domingo, 19 de noviembre de 2017

EL DESPRENDIMIENTO


La única manera de cambiar es cambiando su comprensión. Pero ¿Qué quiere decir comprender? ¿Cómo se hace? Piense en la forma como nos esclavizan varios apegos; tratamos de reorganizar el mundo de manera que podamos conservar esos apegos, porque el mundo los amenaza constantemente. Temo que una amiga deje de amarme, puede preferir a otra persona. tengo que hacerme permanentemente atractivo porque tengo que ganarme a esa persona. Alguien me lavó el cerebro para creer que necesito su amor. Pero realmente no lo necesito. No necesito el amor de nadie; sólo necesito entrar en contacto con la realidad. Necesito escapar de mi prisión, de mi programación de mi condicionamiento, de mis falsas creencias, de mis fantasías. Necesito escapar hacia la realidad. La realidad es amable; es absolutamente encantadora. La vida eterna es ahora mismo. estamos rodeados de ella, como el pez en el océano, pero no lo sabemos. estamos demasiado distraídos por este apego. Pasajeramente, el mundo se reorganiza para adaptarse a nuestro apego, de modo que decimos: "¡Sí, maravilloso, Mi equipo ganó!" Pero espere; cambiará; mañana estará deprimido. ¿Por qué seguimos haciendo esto?

Haga este pequeño ejercicio durante unos pocos minutos: Piense en algo o en alguien a quien esté apegado; en otras palabras, en una casa o una persona sin la cual usted cree que no será feliz. Podría ser su empleo, su carrera, su profesión, su amigo, su dinero, lo que sea. Y dígale a ese objeto o persona, "Realmente no te necesito para ser feliz. Solamente me estoy engañando al creer que sin ti no seré feliz. Pero realmente no te necesito para mi felicidad; puedo ser feliz sin ti. Tú no eres mi felicidad, tú no eres mi alegría". Si su apego es una persona, ella no se sentirá muy feliz al oír esto pero dígalo de todos modos. Puede decirlo secretamente, en el fondo del corazón. En todo caso, usted se pondrá en contacto con la verdad; destrozará una fantasía. La felicidad es un estado en que no hay ilusiones, en que se descarta la ilusión.

O podría probar otro ejercicio: Piense en una ocasión en que su corazón estaba destrozado y usted creía que no volvería a ser feliz (su esposo murió, su esposa murió, su mejor amigo lo abandonó, perdió su dinero). ¿Qué sucedió? El tiempo pasó, y si usted pudo apegarse a otra cosa o encontrar a alguien atractivo o algo atractivo, ¿qué pasó con el viejo apego? Realmente no lo necesitaba para ser feliz ¿no es verdad? Eso debiera haberle enseñado a usted, pero nunca aprendemos. Estamos programados; estamos condicionados. Cómo es de liberador no depender emocionalmente de nada. Si usted pudiera tener esa experiencia durante un segundo, escaparía de su prisión y vería el cielo. Quizás, algún día hasta podrá volar.

Temía decir esto, pero le hable a Dios, y le dije que no lo necesito. Mi primera reacción fue: "Esto es muy opuesto a todas las cosas con que me criaron". Bien, algunas personas quieren hacer una excepción respecto a su apego a Dios. Dicen: "¡Si Dios es el Dios que creo que debe ser no le va a gustar que renuncie a mi apego a él!". Pues bien, si usted cree que no será feliz si no obtiene a Dios, entonces ese "Dios" en que usted piensa no tiene nada que ver con el Dios verdadero.

ALGO MÁS PROFUNDO QUE LA PERSONA


sábado, 18 de noviembre de 2017

LA ACRÓBATA


Yolanda Barnés empezaba el día saludando a sus dos pescaditos, el triste y el entusiasta, en su casa de Los Angeles.

Cuando murió el entusiasta, el triste creció, brilló y pasó del color gris al rojo fuego. A los saltos saludaba y exigía su comida. Así Yolanda descubrió que el pescadito era pescadita, porque esas son cosas que a veces ocurren a las viudas.

La pescadita saltaba cada vez más alto, y daba vueltas en el aire. Una mañana, Yolanda encontró la pecera vacía. En vano buscó a la acróbata por toda la cocina, hasta que por fin la descubrió hundida en un plato de ajos a medio pelar. La devolvió al agua, la pescadita quedó aplastada contra el fondo de la pecera.

Así pasaron los días. La pescadita continuaba su quieta agonía, echando una burbuja que otra. Yolanda, que se sentía mirada por esos ojos rodeados de orillas de sangre, discó el primer número que le vino a la cabeza, pero era el teléfono de un amigo que entendía de autos y de vacas, y que sólo había visto peces en el plato, fritos o a la plancha.

La pescadita no tenía nombre. Yolanda pensó que era muy triste morirse sin nombre, pero no se le ocurrió ninguno. Pegada al vidrio, le dijo que ella era lo más interesante que había conocido en su vida en materia de peces, y le dijo adiós. Y se marchó a comprar leche y huevos y también un pescadito nuevo. Pero sólo trajo la leche y los huevos.

LA CONCIENCIA


viernes, 17 de noviembre de 2017

LLAMA A LAS PERSONAS POR SU NOMBRE


Supe de un niño pequeño; y me gustaría ser como ese niño pequeño. Era muy vivo. El niñito se perdió durante un paseo dominical. Su madre comenzó una búsqueda desesperada y pronto oyó una voz infantil que llamaba "Estelle, Estelle". Rápidamente la madre divisó al pequeño y se apresuró a tomarlo en sus brazos. 

-Por qué me llamaste por mi nombre, Estelle, en lugar de 'mami'?‘- le preguntó, pues nunca antes la había llamado así. 

-De nada hubiera servido gritarte 'mami'- contestó el chico-. Este lugar está lleno de mamis. 

EL REZO DEL NIÑO


Un pequeño niño estaba rezando y terminó la oración con la siguiente solicitud: ¡Querido Dios, cuida a mi mamá, a mi papá, a mi hermanita, a la tía Emma y al tío John y a la abuelita y al abuelito y por favor, Dios, cuídate tú mismo porque si no, todos estaremos en un lío! 

FUENTE: OSHO: =El Hombre que Amaba las Gaviotas y Otros Relatos‘, Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2003, ISBN 958-04-7279-3, Pag. 6

CON O SIN SILENCIO


jueves, 16 de noviembre de 2017

MEJOR CAMBIEMOS DE TEMA» O «YA ES SUFICIENTE»


Continuación

Señalaré tres modos cognitivos que emplean las mentes simples para reafirmar su insoportable levedad: atribuciones incompletas o infantilismo mental; la vida en blanco y negro; y «mejor cambiemos de tema» o «ya es suficiente»


«Evitar el tema le sirve a las mentes simples para no seguir ahondando en algo que no les gusta o no les conviene. Cuando ven que sus argumentos empiezan a ser insuficientes, deciden evitar la discusión por puro miedo a la contradicción. 

Una madre se negaba a hablar sobre sexo con su hija de doce años porque pensaba que podía crear en la niña «necesidades» que aún no tenía. Cuando le pregunté de dónde había sacado esa idea, me respondió: «Eso está más que comprobado... La sexualidad no es un juego de niños.» Entonces volví a preguntar: «¿Tiene alguna revista o algún dato que pueda facilitarme o la fuente de esas comprobaciones? Me interesaría leerlas...» A lo que ella replicó con firmeza: «¡Pero si eso es de sentido común!» 

Es decir: una decisión tan importante para ella, como era la educación sexual de su hija, la dejaba a expensas de un rumor en vez de investigar el tema seriamente. Se podría pensar que la mujer no quería acercarse a otro tipo de información porque temía que la hicieran cambiar de parecer, pero no. En las siguientes consultas me di cuenta de que estaba realmente a gusto con la teoría que se había montado junto a unas amigas: «Ya es suficiente.» Lo que «sé» me basta y me sobra, aunque esté equivocado.

LA VERDADERA INTELIGENCIA


miércoles, 15 de noviembre de 2017

EL TIGRE QUE BALABA


Al atacar a un rebaño, una tigresa dio a luz y poco después murió. El cachorro creció entre las ovejas y llegó él mismo a tomarse por una de ellas, y como una oveja llegó a ser considerado y tratado por el rebaño. 

Era sumamente apacible, pacía y balaba, ignorando por completo su verdadera naturaleza. Así transcurrieron algunos años. 

Un día llegó un tigre hasta el rebaño y lo atacó. Se quedó estupefacto cuando comprobó que entre las ovejas había un tigre que se comportaba como una oveja más. No pudo por menos que decirle: 

--Oye, ¿por qué te comportas como una oveja, si tú eres un tigre? 

Pero el tigre-oveja baló asustado. 

Entonces el tigre lo condujo ante un lago y le mostró su propia imagen. 

Pero el tigre-oveja seguía creyéndose una oveja, hasta tal punto que cuando el tigre recién llegado le dio un trozo de carne ni siquiera quiso probarla. 

PAUSAS ENTRE PENSAMIENTOS


martes, 14 de noviembre de 2017

MENOS FUERA, MÁS ADENTRO


Uno de mis maestros comía muy rápido. Hacía ruidos mientras comía. Aún así nos decía que comiésemos lenta y concienzudamente. Yo solía observarlo y me enojaba mucho. 

Yo sufría, ¡pero él no! Es que yo prestaba atención a la forma exterior. Tiempo después aprendí que algunas personas conducen rápido, pero con cuidado, y que otras conducen con lentitud, pero tienen muchos accidentes. 

No se apegue a las reglas, a la forma exterior. Si presta atención a los otros en un diez por ciento del tiempo y se observa a sí mismo en un noventa por ciento, su práctica está bien.

SERENO, EN PAZ


lunes, 13 de noviembre de 2017

A TRAVÉS DE LA QUIETUD


YO CREO OTRA COSA


ANGULIMALA (collar de dedos)


¿Podemos escapar a nuestro destino?

Hubo una vez un brahmán, consejero del rey, que tuvo un hijo. Como el hombre era supersticioso, examinó atentamente distintos presagios para saber qué sería de su heredero, para poder así actuar del mejor modo. Así supo horrorizado que su retoño se volvería muy violento. Para prevenir esta catástrofe, llamó a su hijo Ahimsaka, que significa “inocente”. Además, le enseñó a ser siempre obediente, de forma que nunca transgrediera las normas del buen decoro. El niño aprendió así el respeto y era un alumno aplicado y brillante, para gran satisfacción de sus padres. Cuando llegó a la edad de continuar sus estudios decidieron enviarle lejos, a casa de un reputado gurú. Antes de partir, su padre no olvidó recordarle que debía obedecer escrupulosamente a su maestro.

El chico confirmó las expectativas de su familia, porque resultó ser disciplinado y trabajador. Pero hete aquí que esta situación acabó por despertar los celos de sus condiscípulos, quienes vieron en él al favorito del profesor. Criticaban su obediencia escrupulosa, su preocupación permanente por adelantarse a los deseos de su maestro. Para vengarse, dejaron correr el rumor de que Ahimsaka, aprovechándose de su familiaridad, quería de hecho desembarazarse del gurú y reemplazarle cuando terminara sus estudios, y que además ya había logrado seducir a la esposa del maestro.

La tradición indicaba que, al finalizar los estudios, todo estudiante ofrecía a su maestro un regalo importante, según el deseo de este último. Para vengarse de este alumno “ambicioso”, el gurú decidió pedirle un horrible tributo: “Matarás a mil personas y me traerás sus pulgares derechos”. Esperaba que de este modo su alumno lograría hacerse matar.

Esta orden provocó un auténtico tumulto en el corazón de Ahimsaka, pero había sido educado para obedecer, y se dispuso a cumplir la tarea que se le había encomendado. Fue a vivir al bosque, asesinando a aquellos que pasaban por él, ya fueran mercaderes o peregrinos, y entrando en las ciudades cuando no encontraba víctimas. Nunca robaba su dinero ni sus bienes, pero conservaba los pulgares en una gruta en la que se había construido su refugio. Desgraciadamente, los animales se comieron los pulgares guardados. Así que Ahimsaka decidió en adelante llevar colgados los pulgares de sus víctimas. De ahí le vino su nuevo nombre: Angulimala, que significa “collar de dedos”.

Los habitantes de la región, aterrorizados, solicitaron ayuda al rey para desembarazarse del feroz criminal. El rey envió una tropa para perseguirle y matarle. Cuando la madre de Angulimala lo supo, decidió ir a prevenir a su hijo para que pudiera huir. Cuando Angulimala vio llegar a la anciana mujer, no la reconoció. Acababa de llegar a los 999 pulgares y no le faltaba más que uno. En este preciso momento el Buda, que pasaba por allí, decidió intervenir a pesar de las advertencias de los lugareños. Felizmente, ya que Angulimala decidió matar al Señor en lugar de a su madre, lo que habría supuesto para él mil años de infierno por matricidio.

sábado, 11 de noviembre de 2017

PARA LA CÁTEDRA DE LITERATURA


Enrique Buenaventura estaba bebiendo ron en una taberna de Cali, cuando un desconocido se acercó a la mesa. El hombre se presentó, era de oficio albañil, a sus órdenes, para servirlo:

—Necesito que me escriba una carta. Una carta de amor.

—¿Yo?

—Me han dicho que usted puede.

Enrique no era especialista, pero hinchó el pecho. El albañil aclaró que él no era analfabeto:

—Yo puedo escribir. Pero una carta así, no puedo.

—¿Y para quién es la carta?

—Para... ella.

—¿Y usted qué quiere decirle?

—Si lo sé, no le pido.

Enrique se rascó la cabeza.

Esa noche, puso manos a la obra.

Al día siguiente, el albañil leyó la carta:

—Eso —dijo, y le brillaron los ojos—. Eso era. Pero yo no sabía que era eso lo que yo quería decir.

DISCULPAS


viernes, 10 de noviembre de 2017

TIENES RAZÓN, TU TAMBIÉN


¿Podemos estar seguros de lo que decimos?

El maestro acababa de terminar una explicación complicada de conceptos difíciles. Un largo silencio siguió a sus palabras. Algunos monjes se aventuraron a hablar, poco seguros de sí mismos, después comenzaron paulatinamente a envalentonarse, emitiendo opiniones sobre lo que se había dicho, buscando más que nada la aprobación del maestro sobre lo que habían comprendido. Como éste no decía nada, cada uno de los que tomaba la palabra terminaba por afirmar categóricamente la veracidad de su proposición. Finalmente estalló una viva disputa teórica entre dos monjes particularmente testarudos y verbilocuentes.

Como ninguno de los dos lograba convencer a su adversario, decidieron de común acuerdo someterse a “la autoridad”. El primero expuso su argumentación y preguntó al maestro lo que pensaba sobre ello. Tras un momento dubitativo, éste respondió sucintamente: “En efecto, tienes razón”. El joven quedó encantado con la respuesta y, poniendo semblante de gran entendido, lanzó una mirada victoriosa a su adversario y salió de la sala. El segundo monje, algo turbado, lanzó entonces una larga demostración para explicar al maestro su punto de vista. Éste escuchó pacientemente hasta el final, dudó por un instante, y concluyó entonces de igual modo: “Es cierto, tienes razón”. El monje, tranquilizado, quedó también encantado y salió de la sala.

Un tercer monje, que había seguido toda la discusión sin decir nada, muy sorprendido por las dos aprobaciones sucesivas y contradictorias del maestro, se dirigió a él: “No comprendo, maestro. Las dos tesis que hemos escuchado son totalmente opuestas. ¡No pueden ser ciertas las dos al mismo tiempo! ¿Cómo puede decir a esos dos monjes que los dos tienen razón?”

El maestro le miró sonriendo, asintió y respondió: “Tienes razón, tu también”.

Algunas preguntas para profundizar y ampliar.

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jueves, 9 de noviembre de 2017

LA LÓGICA EN LA VIDA


Resulta que un hombre fue acusado formalmente de usar dinero falsificado para pagar una cuenta. En la corte el acusado arguyó que no sabía que el dinero era falso. Cuando se le insistió que lo comprobara, respondió: "Yo lo robé. ¿Me hubiera robado ese dinero a sabiendas de que era falso?"

Tras pensarlo, el juez decidió que la respuesta del hombre tenía sentido; por tanto, lo absolvió del cargo de falsificación y le impuso un nuevo cargo: hurto

-Claro, yo me lo robé-, admitió de buen grado el acusado. Pero el dinero falsificado no tiene ningún valor legal. Desde cuando es un crimen robarse nada? 

Nadie pudo encontrar la menor falla en su lógica, por lo que el acusado fue absuelto. 

Pero la lógica no basta en la vida. No puedes ser absuelto tan fácilmente. Puedes salirte de una trampa de manera legal y lógica. Puedes utilizar la misma lógica para zafarte. Pero en la vida no podrás liberarte por medio de la lógica, ni de la teología, ni de la filosofía, ni por listo que seas para inventar teorías. Puedes salir de la vida o ir más allá de ella solo a través de la experiencia verdadera. 

ACCIONES Y BENEFICIOS


miércoles, 8 de noviembre de 2017

¿DÓNDE ESTA EL AMOR?


LA SEÑORA THOMPSON


Al inicio del año escolar una maestra, la señora Thompson, se encontraba frente a sus alumnos de quinto grado. Como la mayoría de los maestros, ella miró a los chicos y les dijo que a todos los quería por igual. Pero era una gran mentira, porque en la fila de adelante se encontraba hundido en su asiento, un niño llamado Jim Stoddard. La señora Thompson lo conocía desde el año anterior, cuando había observado que no jugaba con sus compañeros, que sus ropas estaban desaliñadas y que parecía siempre necesitar un baño. Con el paso del tiempo, la relación de la señora Thompson con Jim. Se volvió desagradable, hasta el punto que ella sentía gusto al marcar las tareas del niño con grandes tachones rojos y ponerle cero.

Un día, la escuela le pidió a la señora Thompson revisar los expedientes anteriores de los niños de su clase, y ella dejó el de Jim de último. Cuando lo revisó, se llevó una gran sorpresa.

La maestra de Jim en el primer grado había escrito: "Es un niño brillante, con una sonrisa espontánea. Hace sus deberes limpiamente y tiene buenos modales; es un deleite estar cerca de él".

La maestra de segundo grado puso en su reporte: "Jim es un excelente alumno, apreciado por sus compañeros, pero tiene problemas debido a que su madre sufre una enfermedad incurable y su vida en casa debe ser una constante lucha".

La maestra de tercer grado señaló: "La muerte de su madre ha sido dura para él. Trata de hacer su máximo esfuerzo pero su padre no muestra mucho interés, y su vida en casa le afectará pronto si no se toman algunas acciones".

La maestra de cuarto escribió: "Jim es descuidado y no muestra interés en la escuela. No tiene muchos amigos y en ocasiones se duerme en clase".

La señora Thompson se dio cuenta del problema y se sintió apenada consigo misma. Se sintió aún peor cuando, al llegar la Navidad, todos los alumnos le llevaron sus regalos envueltos en papeles brillantes y con preciosos listones, excepto Jim: el suyo estaba torpemente envuelto en el tosco papel marrón de las bolsas de supermercado.

Algunos niños comenzaron a reír cuando ella sacó de esa envoltura un brazalete de piedras al que le faltaban algunas, y la cuarta parte de un frasco de perfume. Pero ella minimizó las risas al exclamar: "¡Qué brazalete tan bonito!", mientras se lo ponía y rociaba un poco de perfume en su muñeca. Jim Stoddard se quedó ese día después de clases sólo para decir: "Señora Thompson, hoy usted olió como mi mamá olía".

lunes, 6 de noviembre de 2017

KANDATA Y LA ARAÑA


¿Somos responsables de lo que nos sucede?

Hubo una vez un hombre llamado Kandata, un criminal de corazón frío y de una crueldad excepcional. Ladrón, estafador, manipulador, asesino, había terminado por topar a su turno con una muerte violenta. Se encontró entonces en las tinieblas el Infierno, ora pudriéndose en un lago de sangre, ora caminando descalzo sobre una montaña de espinas. A su alrededor la oscuridad se extendía hasta el infinito, en un océano de sufrimiento.

Muy por encima de él, desde alguna parte del cielo, una araña le vio. La araña fue en busca del Buda, el ser absoluto de la luz y del entendimiento, y le dijo:

- Kandata merece ser salvado. Por su única buena acción: un día salvó al minúsculo insecto que soy. En lugar de aplastarme, me dejó vivir.

El Iluminado no respondió, pero accedió con la cabeza. Así que la pequeña araña tejió un largo hilo que dejó descender a lo largo de un pozo que comunicaba con el abismo profundo.

Kandata, doblado por el peso del dolor, sufría con toda su alma cuando de pronto, al levantar la cabeza, percibió un destello. Un minúsculo punto de luz brillaba en lo alto, a lo lejos. Vio también un fino hilo plateado resplandeciendo en la oscuridad. Con el corazón lleno de esperanza, rompió a reír y exclamó triunfante:

- ¡Por fin he hallado el modo de salir de aquí!

Tiró del hilo, que parecía extrañamente resistente. Comenzó entonces a izarse con la fuerza de sus brazos hacia el punto luminoso que se vislumbraba a lo lejos.

EN FRECUENCIA


domingo, 5 de noviembre de 2017

RELACIONES DE AMOR/ODIO


Hasta que no entre en la frecuencia de conciencia de la presencia, todas las relaciones y particularmente las relaciones íntimas serán profundamente defectuosas y en últimas disfuncionales. Pueden parecer perfectas por un tiempo, como cuando está "enamorado", pero invariablemente esta perfección aparente se interrumpe cuan­do las discusiones, los conflictos, la insatisfacción y la violencia emocional o incluso física ocurren cada vez con mayor frecuencia. Parece ser que la mayoría de las "relaciones amorosas" se convierten en relaciones de amor/odio muy pronto. El amor puede convertirse entonces en un ataque salvaje, en sentimientos de hostilidad o en el abandono completo del afecto en un abrir y cerrar de ojos. Esto se considera normal. La relación entonces oscila por un tiempo, unos meses o unos años, entre las polaridades del "amor" y el odio, y le proporciona tanto placer como dolor. No es poco común que las parejas se vuelvan adictas a esos ciclos. Su drama los hace sentir vivos. Cuando se pierde el equilibrio entre las polaridades positiva y negativa y los ciclos negativos, destructivos, ocurren con frecuencia e intensidad crecientes, lo que tiende a ocurrir tarde o temprano, no pasará mucho tiempo antes de que la relación finalmente fracase. 

Puede parecer que si usted simplemente pudiera eliminar los ciclos negativos o destructivos, todo iría bien y la relación florecería hermosamente, pero esto no es posible. Las polaridades son mutuamente interdependientes. Usted no puede tener una sin la otra. Lo positivo ya contiene en sí mismo, aunque todavía sin manifestar, lo negativo. Los dos son de hecho aspectos diferentes de la misma disfunción. Estoy hablando aquí de lo que se llama comúnmente relaciones románticas, no del verdadero amor, que no tiene contrario porque surge de un lugar más allá de la mente. El amor como un estado continuo es todavía bastante raro, tan raro como los seres humanos conscientes. Sin embargo son posibles breves y elusivos atisbos de amor, siempre que hay una ruptura en la corriente de la mente.

El lado negativo de una relación es, por supuesto, más fácilmente reconocible como disfuncional que el positivo. Y también es más fácil de reconocer la fuente de la negatividad en su pareja que en usted mismo. Puede manifestarse en muchas formas: posesividad, celos, control, retraimiento y resentimiento no ma­nifestado, la necesidad de tener la razón, insensibilidad y enfrascamiento, reclamos emocionales y manipulación, la necesidad de discutir, criticar, juzgar, culpar o atacar, ira, revancha inconsciente por el dolor pasado infligido por un padre, rabia y violencia física. En el lado contrario, usted está "enamorado" de su pareja. Este es al principio un estado profundamente satisfactorio. Usted se siente intensamente vivo. Su existencia se ha vuelto repentinamente significativa porque alguien lo necesita, lo desea y lo hace sentir especial, y usted siente lo mismo por él o ella. Cuando están juntos, se sienten completos. El sentimiento puede volverse tan intenso que el resto del mundo se desvanece en la insignificancia.

EN LA INCERTIDUMBRE


sábado, 4 de noviembre de 2017

EL VIAJERO SEDIENTO


Lentamente, el sol se había ido ocultando y la noche había caído por completo. Por la inmensa planicie de la India se deslizaba un tren como una descomunal serpiente quejumbrosa.

Varios hombres compartían un departamento y, como quedaban muchas horas para llegar al destino, decidieron apagar la luz y ponerse a dormir. El tren proseguía su marcha. Transcurrieron los minutos y los viajeros empezaron a conciliar el sueño. Llevaban ya un buen número de horas de viaje y estaban muy cansados. De repente, empezó a escucharse una voz que decía:

--¡Ay, qué sed tengo! ¡Ay, qué sed tengo!

Así una y otra vez, insistente y monótonamente. Era uno de los viajeros que no cesaba de quejarse de su sed, impidiendo dormir al resto de sus compañeros. Ya resultaba tan molesta y repetitiva su queja, que uno de los viajeros se levantó, salió del departamento, fue al lavabo y le trajo un vaso de agua. El hombre sediento bebió con avidez el agua. Todos se echaron de nuevo. Otra vez se apagó la luz. Los viajeros, reconfortados, se dispusieron a dormir. Transcurrieron unos minutos. Y, de repente, la misma voz de antes comenzó a decir:

--¡Ay, qué sed tenía, pero qué sed tenía!

HIJOS


jueves, 2 de noviembre de 2017

A MI VERDADERO HOGAR


Introducción de Thich Nhat Hanh

Escucha, escucha, este maravilloso sonido me devuelve a mi verdadero hogar.

Cuando yo tenía nueve años vi en la portada de una revista una imagen del Buda sentado sobre la hierba con una expresión muy serena. En aquel momento supe que yo también quería estar tan tranquilo y feliz como él. Dos años más tarda, mientras cinco amigos estábamos sentados charlando sobre lo que queríamos ser de mayores, nos planteamos muchas profesiones distintas: uno de nosotros dijo que quería ser médico; otro, ingeniero, y otro, ejercer alguna otra profesión. Pero después de un rato nos dimos cuenta de que ninguna de aquellas profesiones nos atraía de veras.

Mi hermano Nho dijo entonces: “Quiero ser monje”. En una idea nueva, pero yo sabía que también quería serlo. En parte debido a la imagen que había visto en la portada de la revista.

Uno de los chicos exclamó: “¿Por qué no nos hacemos todos monjes?”. Fue una conversación infantil, pero en realidad acabamos los cinco siendo monjes. Uno se hizo monje católico, y los cuatro restantes nos hicimos monjes budistas. Y hasta el día de hoy, tres de nosotros seguimos siéndolo. Las semillas para hacerme monje se sembraron profundamente en mí después de aquella conversación. Yo quería de veras serlo, pero sabía que a mis padres les costaría aceptarlo, porque la vida de monje es muy modesta y ellos querían que sus hijos disfrutaran del bienestar de una buena posición económica en la vida. Sabía que debía irles preparando para darles esta noticia con mucha delicadeza.

En aquella época escribía un diario y de vez en cuando anotaba en él mi deseo de ser monje. Un día le pedí a mi madre que se lo leyera a mi padre para que él se fuera acostumbrando a la idea, ya que me resultaba demasiado difícil decírselo personalmente. De esa forma, paso a paso, poquito a poco, fui ganándome la aprobación de mis padres hasta que me permitieron ingresar en un templo. A los dieciséis años me convertí en un novicio.

CORRECTO-EQUIVOCADO


miércoles, 1 de noviembre de 2017

ACTOS DE AMOR


MOVIMIENTO CONTINUO


LOS REFLEJOS EN LA TINAJA

 ¿ Es la identidad una ilusión?

El hijo de un noble acababa de contraer matrimonio y los nuevos esposos se amaban mucho. El hombre dijo a su mujer: “Ve a la cocina y trae vino de la tinaja para brindar”. La mujer fue la cocina y al abrir la tinaja se vio reflejada en el vino y pensó que había en ella otra mujer escondida. Enfurecida volvió donde estaba su marido y le dijo: “Ya tenías una esposa, y la has metido en la tinaja para poder venir a pedirme en matrimonio”.

El marido fue él mismo a la cocina para ver qué sucedía. Abrió la tinaja y vio su propia imagen reflejada. Volvió con su mujer y se lanzó contra ella acusándola de haber escondido a un hombre. Ambos estaban furiosos el uno contra el otro, cada uno de ellos convencido de tener razón.

En estas estaban cuando un brahmán llegó para visitar a la pareja. Preguntó cuál era la causa de la disputa, y fue a su turno a ver de qué se trataba, encontrando también él su propia imagen. Se irritó entonces con el hijo del noble que, pensaba, había escondido a uno de sus amigos en la tinaja y luego había fingido discutir con su mujer. Así que inmediatamente se fue.

Más tarde, una monja a quien el noble hacía donaciones vino y se enteró de cuál era su discusión. Ella quiso conocer el problema por sí misma, y encontró con gran sorpresa una monja en la tinaja, marchándose encolerizada ella también.

Un sabio que pasaba por allí, curioso ante esta historia, quiso mirar, pero él sí comprendió que se trataba de un simple reflejo. Suspiró: “Los hombres de este mundo, ignorantes y estúpidos, toman el vacío por la realidad”. Llamó entonces a los esposos para que vinieran a mirar juntos. Les dijo: “Voy a hacer salir para vosotros a las personas que están en la tinaja”. Cogió entonces una gran piedra y rompió la tinaja. Cuando todo el vino se hubo derramado, no quedó nada en ella. En ese momento el entendimiento de las dos personas despertó y ambos comprendieron que habían discutido por un vulgar reflejo de su propia persona, y ambas se sintieron muy confusas.
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