sábado, 26 de noviembre de 2022

HOMO UNIVERSUS


Cuando me asomo a la consciencia universal de la mente, curiosamente, lo primero que reconozco es la ignorancia de mi mente humana.

Hoy en día aún miramos el universo como algo ajeno a nosotros, como si fuera un lugar que nos rodea, sin ser conscientes de nuestro verdadero lugar en él. Universo etimológicamente proviene de la palabra universus, que significa el punto donde todo se une y gira; sin división.

Hasta el día de hoy no hemos hecho más que aproximarnos al universo desde un paradigma contrario a su significado original. Lo investigamos a través de artefactos, telescopios, cohetes o bases espaciales como si éste no tuviera nada que ver con nosotros. El universo, visto como algo ajeno a nosotros, nos queda muy en la sombra de nuestro entendimiento.

No conozco a muchas personas que se hayan percatado de que cada instante de sus vidas transcurre dentro de esta vastedad inexplorada. Curiosamente tan vasta y tan inexplorada como lo es nuestra propia consciencia. ¿Serán la misma cosa?

De pequeño, recuerdo que jugaba con la pregunta «¿Qué he sido antes de ser Sergi?», porque la respuesta a la pregunta me fascinaba. Me fascinaba no por el qué había sido, sino porque la respuesta no llegaba en forma de conceptos o imágenes a mi mente, sino en forma de experiencia. Era muy consciente de que esa respuesta era dada. Después de hacerme la pregunta, todo lo que percibía enfrente de mí desaparecía. Era como si la realidad física sucumbiese al autocuestionamiento y se desvaneciera como si fuera niebla, dando lugar a otra realidad. Detrás de esa niebla aparecía un universo.

Esta experiencia resultaba ser paradójica porque yo era el universo que veía y al mismo tiempo mi conciencia viajaba a través de él. Era como si el propio universo fuese un ser que pudiese crear un enfoque de la conciencia con el que poderse conocer a sí mismo. Todos nosotros somos fruto de ese enfoque universal.

Esa experiencia también me enseñó que hay otras formas de pensar, que no requieren un proceso de concatenación de pensamientos ni conceptos. Me mostró que existe una forma de conectar con otros espacios mentales que suelen estar dormidos por no hacernos las preguntas que detonan su activación o despertar.

Debido a que nos hemos creído nuestra percepción, que nos informa de nuestro aislamiento universal, no aparecen en nuestra mente las preguntas que pudieran detonar respuestas sobre nuestra identidad universal. Así que la conquista del espacio, que tanto hemos emulado en las películas de ciencia ficción, no se consigue con naves espaciales, sino con una mirada interna.

Si te conoces a ti mismo, conoces también tu origen, el universo. El físico e inventor Nikola Tesla expresó en una ocasión que reconocía el vínculo de su mente con el universo pero que no tenía tiempo para investigarlo, ya que su función era otra. En una ocasión llegó a afirmar: «Para encontrar los secretos del universo, piensa en términos de energía, frecuencia y vibración», invitándonos con ello a pensar desde otra perspectiva muy distinta a la que estamos habituados.

Tenemos todavía la creencia arraigada de que la realidad es física. Según los datos actuales de la NASA tan sólo el 0,03% del universo que vemos corresponde a cuerpos sólidos, como por ejemplo planetas. El 99,97% restante correspondería a energía oscura, materia oscura, neutrinos, estrellas, hidrógeno libre y helio.

La materia física y el conjunto de nuestra realidad son transparentes a los ojos de una mentalidad universal. Esto es lo que se me mostró desde muy pequeño. Así como también que un pensamiento puede crear una realidad creíble a pesar de no existir dicha realidad.

Cuando soy consciente de la vastedad del universo de la mente, curiosamente, lejos de reconocer el conocimiento universal, lo que reconozco es la ignorancia de mi mente humana. Los humanos de hoy en día, lejos de aceptar nuestra ignorancia, preferimos establecer nuestra propia forma de ver las cosas. Con esta estrategia mental anestesiamos la angustia de no saber nada, pero al mismo tiempo dormimos a nuestra mente, que sueña ávida de reencontrarse con la verdad.

El universo se relaciona íntimamente con todo aquello que existe en él. Dicha intimidad es tan profunda que se convierte en un gran misterio para aquellos cuya mentalidad es superficial y temerosa. Es extraño que ocurriendo esta íntima relación dentro del universo, la mayoría de las personas no sea consciente de esta hermosa relación. Tan inconscientes somos, que incluso ni nos llama la atención en comparación con la atención que ponemos en otras cuestiones. Cuando la atención migra de esta manera, la pregunta «¿quién soy?» se transforma en «¿cómo puedo sentirme mejor?» Ahí empieza el sufrimiento.

Redescubrir esta íntima relación universal y devolverle nuestra atención implica replantear de raíz nuestro punto de vista de la realidad; una realidad humana, fuertemente atesorada y protegida por todos aquellos que creyeron ser hijos de las creencias de esta época actual.

Atender a esta relación implica saber que nosotros no existimos como entidades separadas del universo y a su vez reconocer también que somos pensamientos pensados por él. Esta inconmensurable conciencia eterna no es «definible» bajo una perspectiva humana. Más bien ella nos define a nosotros y, en su definición, nos incluye junto a todo lo existente.

Nuestra psique proviene de un todo universal. Por esta razón la psique humana, vista de forma aislada, no es comprensible y vivirla así termina siendo muy doloroso. Es decir, los procesos psicológicos humanos no se comprenden totalmente sin una visión inclusiva dentro del universo infinito del que nacen. Y esa incomprensión sostenida nos lleva a la depresión.

Uno puede empezar a ver y a pensar como piensa un universo cuando en un primer paso se abre a cuestionar sus ideas personales acerca del mundo, la vida y de sí mismo. Este paso implica un cuestionamiento amable, pero comprometido, de todo cuanto uno piensa y percibe. Sin rechazar lo que uno ve, puede llegar a comprender que eso no es verdad, sino que es una mera opción dentro de un sinfín de posibilidades.

Escuchar los pensamientos del universo implica conocerse a uno mismo de forma integrada en Él y por lo tanto uno desaparece como individuo. En el proceso, las fronteras delimitadas por la percepción personal quedan trascendidas por la experiencia universal del ser que se sabe uno con todo. Es en ese instante cuando las interpretaciones pierden valor y se disuelven, y la mente contemplativa despierta el recuerdo universal.



Extracto del libro:
¿Me acompañas?
Sergi Torres
Fotografía de Internet

viernes, 11 de noviembre de 2022

LO QUE EN VERDAD SOY


 

OPORTUNIDADES


Somos lo que hacemos, y no lo que la suerte nos ofrece. Quien sea que parta en la vida 
con la idea «llegaré», llega irremediablemente, porque hace todo lo necesario para llegar.

Si una sola oportunidad pasa cerca de él, él la vislumbra por un mínimo rastro, y la agarra por ese mínimo rastro que la oportunidad tiene. Además, hace nacer con frecuencia, inconscientemente o no, los eventos propicios a su idea.

Aquel que, por el contrario, duda siempre de sí mismo, jamás llega a nada. Puede nadar en un océano de oportunidades provistas de caballeros absalonianos, y no las verá, no agarrará ni una sola, mientras que bastaría con extender la mano y hacerla, hacer la oportunidad. Y si hace nacer eventos, serán siempre nocivos. No acusen entonces a la suerte, no se juzguen sino a ustedes mismos.

Émile Coué



Extracto del libro:
365 semillas de conciencia para una vida plena
Fotografías tomadas de Internet

miércoles, 9 de noviembre de 2022

¿QUÉ PODRÍA DIOS QUERER, NECESITAR O REQUERIR?


 

EL EGO SE AFERRA A LO CONOCIDO, EL SER REQUIERE EXPLORAR


El ego se aferra a lo conocido porque eso le proporciona seguridad y afirma su identidad 
(ambas ilusorias, por supuesto). En cambio, cuando uno vive a nivel del Ser quiere explorar y descubrir lo que todavía no conoce. No es una búsqueda de novedad que provenga de la necesidad de llenado, ni una búsqueda de placer o de excitación exterior poco duradera. Es una voluntad de descubrir lo desconocido, un deseo de saber más, de comprender mejor, una motivación que empuja a la personalidad a ampliar su percepción y su comprensión de las cosas.

En particular, el mecanismo de querer tener razón se diluye en la energía del alma. 

Así como el ego se aferra a lo conocido queriendo tener razón y tratando de imponer su punto de vista, así a nivel del Ser se interesa uno por los puntos de vista de los demás e intenta ampliar el suyo propio. Cuando uno se alimenta de la fuente del Ser, siempre está aprendiendo. Su espíritu está atento, sabe escuchar, está abierto y siempre presto a ampliar su manera de percibir las cosas tras haber observado y reflexionado. Esta actitud supone un cambio importante en la consciencia y es evidente que conlleva una gran calidad en las relaciones humanas.

Un espíritu saturado de conocimientos, encerrado en los hechos, ¿es acaso susceptible de aceptar lo nuevo, lo repentino, lo espontáneo? Si el espíritu está lleno de lo conocido, ¿queda sitio en él para lo desconocido?

La apertura al aprendizaje implica la apertura al cambio, incluso en las cosas más pequeñas de la vida. Cuando uno vive en la consciencia del Ser, tiene una gran flexibilidad y una enorme capacidad de adaptación que puede parecer debilidad a los ojos ignorantes, pero en realidad aporta mucho poder y eficacia a la acción. Es una flexibilidad adecuada y correcta que procede de la adaptación inteligente a los acontecimientos.

Annie Marquier



Extracto del libro:
365 semillas de conciencia para una vida plena
Fotografías tomadas de Internet

¿ESTAS BEBIENDO AGUA DE MANERA CORRECTA?


 

martes, 8 de noviembre de 2022

INTELIGENCIA PURA (DIOS)


 

LA VERDADERA NATURALEZA DE DIOS (CONTINUACIÓN)


En marzo de 2007 impartí en Tokio un satsang en el que debatí la 
verdadera identidad de Dios. Al principio del programa había descrito a Dios de la manera siguiente:

«Dios no es un Ser Superior que está en el Cielo y que tiene las mismas tendencias y necesidades emocionales que los seres humanos, entre ellas la necesidad de amor y de venganza. Dios es la Energía Esencial de la vida.

Podríamos llamar a esta energía Inteligencia Pura.

»A la Inteligencia le da igual que tú creas en Ella o no. Le da igual que la utilices a propósito o no. Si la utilizas a propósito, también le da igual el cómo.

No hace juicios de valor respecto de nada de esto. De hecho, no hace juicios de valor respecto de nada en absoluto.

»La Inteligencia Pura no desea nada, no necesita nada, no busca nada.

Simplemente, Es. Existe de una manera tal que se permite a sí misma ser usada.

Hace esto, permite esto, hace posible esto, a base de ponerse a sí misma dentro de Todo.

»Mires donde mires, encontrarás Inteligencia Pura. Se encuentra en la base de todas las cosas que existen. En los copos de nieve se refleja la Inteligencia Pura. En los átomos más minúsculos se refleja la Inteligencia Pura. En las amplias regiones del firmamento se refleja la Inteligencia Pura. La Inteligencia Pura se refleja en el proceso mismo de la vida, a cualquier nivel que lo examinemos.

»La energía que llamo aquí Inteligencia Pura la puede utilizar, la está utilizando, la Vida Misma a todos los niveles de la vida. Tú estás utilizando esta energía, tú estás enfocando esta energía, en cada segundo de cada minuto de cada hora de cada día... normalmente, sin saberlo.

»La existencia de esta energía, y el modo de enfocarla para utilizarla en beneficio propio, es lo que han llamado «el secreto». El año pasado se estrenó una película de este mismo título que ahora se está viendo en todo el mundo.

»La energía a la que llamo Inteligencia Pura, y que os digo que es otra manera de llamar a Dios, no alberga opiniones acerca de nada. Esto es así porque no necesita nada. Carece notablemente de necesidades, por el sencillo motivo de que es todo lo que existe bajo cualquier forma. En esto no sólo se incluyen las cosas físicas sino también las metafísicas. Se incluyen todas las cosas espirituales y cualquier otra cosa, de cualquier forma, que simplemente ES... incluso los pensamientos, las emociones, los sentimientos, las ideas y, sí, los agujeros negros del espacio.

»Pensadlo. Si Dios es, verdaderamente, todo lo que existe bajo cualquier forma, ¿qué podría Dios querer, necesitar o requerir? ¿Por qué nos iba a castigar Dios por no darle lo que imaginamos que quiere, que necesita o que requiere?

»La respuesta a estas preguntas es evidente. No hará falta debatirla con gran detalle, pues la lógica más sencilla nos desvela claramente cómo hemos caído en poder de las mitologías de nuestra propia cultura y de su pasado.

»La oportunidad que tenemos delante, y que tienen delante todos los seres sensibles, es aprovechar la Energía Esencial de la Inteligencia Pura dándole el empleo para el que fue diseñada.

No todas las cosas que existen en el universo pueden utilizar conscientemente esta Energía Esencial. Es decir, no la pueden utilizar con conciencia e intención plenas. Sólo pueden utilizarla los elementos de la Vida Misma que son autoconscientes, es decir, conscientes de sí mismos.

»Debo enmendar esto último. Ni siquiera todos los elementos de la vida que son autoconscientes pueden utilizar conscientemente la Energía Esencial. No es sólo una cuestión de ser conscientes; también es una cuestión del nivel de consciencia que ha alcanzado un ser o una especie. Por ejemplo, aunque un perro es un ser muy inteligente, no tiene (que nosotros sepamos) la autoconsciencia suficiente para poder utilizar la Energía Esencial de manera intencionada.

»Los seres humanos no sólo son conscientes de sí mismos, sino que son conscientes de que son conscientes; por ello, han ascendido al menos al segundo nivel de la consciencia. Este nivel de la consciencia permite a los seres sensibles advertirse a sí mismos, e incluso advertir que se advierten a sí mismos. Es decir, podemos situarnos «fuera de nosotros mismos» y observarnos hacer lo que hacemos y pensar lo que pensamos y decir lo que decimos.

»Hasta podemos observar cómo nos observamos. Podemos salir al pasillo de la consciencia y asomarnos a las puertas que tenemos por delante y por detrás; y, según dicen algunos, llegar a ver y a vivir nuestro Yo Divino y Sagrado.»

Cuando terminé de hacer estos comentarios, me pareció que había hecho una definición de Dios bastante «prudente» (dejé para más adelante el tema de que Dios y nosotros somos Uno); por eso me sorprendió que mi descripción sumiera en la desesperación a un miembro del público; pero ahora me doy cuenta de que debería habérmelo esperado.



Del libro:
Dios es felicidad
Convierte tu vida en una experiencia extraordinaria
Neale Donald Walsh
Foto tomada de internet

lunes, 7 de noviembre de 2022

AQUÍ ESTOY EN ESTE MOMENTO, RESPIRANDO


 

13. AMOR Y DIOS


Cierta tarde, el diálogo fue iniciado por un joven canadiense que vestía a la usanza hindú. Dijo que tenía 
veintitrés años, pero parecía salir apenas de su adolescencia. De su cuello pendía una delicada cadena con una cruz de plata pequeña y elegante. Mencionó que había encontrado el libro Yo soy Eso en una librería de Bombay hacía un par de días y que una mirada rápida a algunas de las páginas lo había inducido a querer ver personalmente a Maharaj. Había examinado ya el libro en detalle leyéndolo casi de corrido, durante toda la tarde y también la noche, y había terminado de leer ambos volúmenes hacía unas cuantas horas.

Maharaj: Eres muy joven. Me pregunto desde qué edad has estado interesado en la búsqueda espiritual. 

Visitante: Señor, desde que yo recuerdo he tenido un profundo interés en el amor y en Dios; y he sentido con intensidad que no son diferentes. Cuando me pongo a meditar, a menudo...

Espera un momento. ¿Qué entiendes exactamente por meditación?

No lo sé en realidad. Lo que hago es simplemente sentarme con las piernas cruzadas, cierro los ojos y me quedo tranquilo por completo. Siento a mi cuerpo relajarse, casi desvanecerse, y que mi alma, mi ser, o como quiera que se le llame, se funde en el espacio mientras poco a poco se suspende la sucesión de pensamientos.

Esto está bien. Continúa por favor.

Muy a menudo, durante la meditación, surge en mi interior una abrumadora sensación de amor extático junto con una efusión de bienestar. No sé lo que es. Fue durante uno de estos momentos de embeleso que me sentí inspirado para visitar la India, y aquí estoy.

¿Cuánto tiempo permanecerás en Bombay?

No lo sé en realidad. Rara vez hago planes. Tengo dinero suficiente para vivir modestamente durante unos quince días y tengo ya mi boleto de regreso.

Ahora dime, ¿qué es exactamente lo que quieres saber? ¿Tienes alguna pregunta?

Cuando llegué a Bombay era un hombre muy confundido. Casi sentí que iba a perder el juicio. En realidad no sé qué me llevó a la librería, pues no suelo leer mucho. Al momento de tomar el primer volumen de Yo soy Eso, experimenté la misma sensación abrumadora que tuve durante mi meditación. Conforme fui leyendo el libro parecía como si me quitara un peso de encima, y ahora que estoy sentado frente a ti, siento como si hablara conmigo mismo.

Y lo que me estoy diciendo a mí mismo parece una blasfemia. Estaba convencido de que Dios es amor. 

Pero ahora pienso que el amor ciertamente es un concepto y si el amor es un concepto, Dios debe de ser también un concepto.

¿Y qué hay de malo en ello?

(Riendo): Bueno, lo dices como si no hubiera culpabilidad alguna en transformar a Dios en un concepto.

En realidad tú dijiste que Dios es amor. ¿A qué te refieres con la palabra amor? ¿Quieres dar a entender amor como lo opuesto de odio? ¿O quieres decir algo más? Aunque, claro está, ninguna palabra puede ser adecuada para describir a Dios.

No, no. Con la palabra amor ciertamente no me refiero a lo opuesto a odio. Me refiero al amor como abstención de discriminar entre "mí" y lo "otro".

En otras palabras, ¿a la unidad del ser?

Sí, en efecto. ¿Qué es entonces "Dios", a quien se suponía yo debía orar?

Hablemos más tarde sobre la oración. ¿Qué es, entonces, exactamente este "Dios" del que estás hablando? ¿No es la conciencia misma -el sentido de "ser" que tenemos-, en virtud de la cual puedes hacer preguntas? "Yo soy" es en sí mismo Dios. ¿Qué es lo que más amas? ¿No es acaso ese "yo soy", la presencia conciente, aquello que deseas preservar a cualquier costo? La búsqueda en sí misma es Dios. Al indagar descubres que "tú" eres independiente de este complejo cuerpo-mente. ¿Existiría el mundo para ti si no fueras conciente? ¿Habría alguna idea de un Dios? Y, ¿acaso son diferentes la conciencia en ti y la conciencia en mí? Son independientes sólo en tanto conceptos, que buscan la unidad no concebida, y ¿no es ésta amor?

Ahora entiendo lo que quiere decir "Dios está más cerca de mí de lo que estoy yo de mí mismo".

Recuerda también que no puede haber ninguna prueba de la Realidad que no sea serla. De hecho tú eres ella y siempre lo has sido. La conciencia se marcha con el final del cuerpo (y está, por lo tanto, sujeta al tiempo) y con ella se marcha la dualidad que es la base de la conciencia y de la manifestación. ¿Qué es entonces la oración y cuál es su propósito?

La oración, según se la entiende comúnmente, no es más que pedir algo. Pero en realidad, la oración significa comunión, unión, yoga.

Todo es muy claro ahora, como si de pronto se hubiese eliminado de mi sistema un montón de escombros, como si hubiesen perdido realidad.

¿Quieres decir que ahora todo te parece claro?

¡No, no "parece"! Ahora es claro, tan claro que estoy asombrado de no haberlo visto antes. Varias frases que he leído en la Biblia, que parecían importantes pero me eran incomprensibles, ahora son diáfanas, frases como: Antes de que Abraham fuera, Yo soy; Yo y mi padre somos uno; Soy lo que soy.

Bien. Ahora que lo has comprendido, ¿qué sadhana seguirás para lograr liberarte de tu "esclavitud"? 

¡Ah, Maharaj! Seguramente te ríes de mí. ¿O me estás poniendo a prueba? Sin duda es eso, ahora estoy seguro de que he comprendido quejo soy eso; soy lo que siempre he sido y lo que seré siempre. ¿Qué queda por hacer? ¿O deshacer? ¿Y quién va a hacerlo? ¿Con qué finalidad?

¡Excelente! Sólo sé. Sin duda lo haré.

Así pues, el joven canadiense se postró ante Maharaj con los ojos llenos de lágrimas de gratitud y gozo. 

Maharaj le preguntó si volvería y el muchacho le dijo: "Honestamente, no lo sé".

Cuando se marchó, Maharaj se sentó un momento con los ojos cerrados y la más dulce de las sonrisas en los labios. Y dijo entonces muy suavemente: "Alguien excepcional"; yo apenas pude entender sus palabras.

Nunca volví a ver al joven canadiense y a menudo me pregunto qué fue de él.



Tomado del libro:
El buscador es lo buscado
Puntos clave de la enseñanza de Nisargadatta Maharaj
Ramesh Balsekar
Imágenes de Internet

sábado, 5 de noviembre de 2022

SUFRIR CONSCIENTEMENTE


 

CUANDO NADA ES ALGO


Recientemente tuve una conversación con alguien que había 
pasado por un periodo de sufrimiento. Varias veces, durante nuestros encuentros, esa persona dijo: "Pero ya sé que no es nada. Entiendo que no es nada". Esa es la verdad, no es nada, pero estaba claro que esa persona no había tomado verdadera conciencia de ello. Para evitar ese descubrimiento directo estaba usando este mantra: Ya sé que no es nada, que no importa; realmente no es nada, en realidad no está pasando nada. Éste es el peligro, tomar la verdad y filtrarla a través de la mente hasta que se convierta en otro mecanismo de defensa. Esto es algo que cabe esperar, de modo que mantente alerta a este peligro. Decir que el sufrimiento no es nada, o incluso recordar una experiencia en la que se reveló que no era nada, es inútil.

Asume que es algo, asume que es real y después mira: ¿qué es?

La manera habitual de lidiar con la incomodidad, desde la más leve hasta la más extrema, es intentar esconderse o escapar de ella. Ese escape asume muchas formas distintas. Conoces bien esas formas. Generalmente hay un culpar. Culpas a otros por tus faltas, o por las faltas de otro, o por las del mundo. Hay justificación. Te inventas excusas por regodearte en el sufrimiento y en la negatividad. Das peso, preeminencia e importancia a la excusa. Hay una negación del sufrimiento.

Actúas como si no pasara nada, entras en una especie de trance disociado y vas caminando por ahí como una piedra diciendo: "No me pasa nada".

Todas estas estrategias tienen su lugar en el desarrollo de la conciencia individual. A una mente inmadura le pueden ocurrir cosas que sean demasiado grandes para poder manejarlas y por eso se inventa estrategias para sobrellevarlas. No hay nada malo en ello. Son apropiadas en ciertos momentos y lugares. Pero cuando un individuo llega a un nivel de madurez particular, surge el deseo de conocer la verdad. El ansia de ver con claridad muestra la futilidad de todas las estrategias. La madurez descubre que no es posible escaparse encubriendo, negando, expresando desconsoladamente o culpando. Uno reconoce que el sufrimiento evitado mediante las estrategias no hace sino agrandarse, porque intervienen más pensamientos, más historias y más emociones. En ese momento uno puede desilusionarse y sentirse incapaz de huir. Esta decepción es el comienzo del potencial que tiene la mente para abrirse y descubrir que es posible afrontar el sufrimiento plena y directamente.

Si el padecimiento vuelve a aparecer, el reto consiste en afrontarlo sin recordar lo ocurrido en el último encuentro con él. Afrontar el sufrimiento con mente abierta es sufrir conscientemente. Y ello es liberarse de la reacción de escapar.

Cuando te liberas de la tendencia a huir, puedes darte cuenta, finalmente, de qué es realmente el sufrimiento.

En un verdadero encuentro se produce una explosión de amor, claridad y verdad. La esencia de uno mismo se revela de profesor a alumno, de amigo a amigo, de amante a amante, de padre a hijo, de mente a sufrimiento. Si empiezas a imaginarte qué te traerá el próximo encuentro, el verdadero encuentro se pierde, porque ahora es propiedad del pasado y la tendencia a evitar el sufrimiento empieza a enraizarse de nuevo. Al principio puede ser sutil y después, a medida que es fertilizada por la negación, la justificación, la culpa o la conceptualización de que no es nada, el sufrimiento se intensifica.

Este es el filo. Mientras haya un cuerpo funcionando y existiendo en este mundo aparente, habrá mente. No puede haber un cuerpo sin mente. Esa mente puede ser pacífica, abierta, sáttvica, acogedora, investigadora, o puede estar cerrada, disociada, ser una mente culpante y fabricadora de estrategias. En esta vida tenemos la oportunidad de decir la verdad sobre lo que está ocurriendo en la mente.

Debes ser consciente de la tendencia de la mente a tomar cualquier enseñanza y convertirla en otra estrategia, en otra excusa o en otro intento de escapar. No hay nada malo en eso.

No es que esté equivocada o sea mala. Sólo está siguiendo su naturaleza. De hecho, esto es muy útil. Darte cuenta de esto te lleva a sentir humildad. Es el antídoto contra cualquier noción de arrogancia, superioridad o del intento de alcanzar algún lugar donde no puedas ser tocado. Cuando estás dispuesto a sentir y a decir: "He sido tocado por esto, duele, ¿qué es?", entonces verás lo que no puede ser tocado, pero no antes. Si es antes, es un truco de la mente, que es una gran especialista en todo tipo de ardides. Si te gusta el juego duro, entonces es una delicia.

Evidentemente, te gusta recrearte estoicamente.

La vigilancia exigida es estar dispuesto a decir despiadadamente la verdad sobre la identificación. A decirla sobre cualquier historia que pase por la mente. Si hay emociones Fuertes y continuas tienes que reconocer que se está contando una historia, aunque no seas consciente de su contenido. Tal vez sea sub-verbal. Tal vez no llegue a ser consciente, pero sigue habiendo cierta historia de sufrimiento y sobre un sufridor.

Estando dispuesto a decir la verdad tienes la oportunidad de encontrarte con cualquiera de los dos. Ambos encuentros son autoindagación. Los dos revelan la inexistencia del sufrimiento y la inexistencia del sufridor. Pero esto sólo se desvela en un verdadero encuentro, no en un concepto. El concepto es simplemente un apoyo para creer en un sufridor que dice que no cree en el sufridor. Decir que no está pasando nada en realidad favorece que ese algo crezca todavía más.

Las emociones no son un problema. Las emociones forman parte de la textura de la vida. Enfado, miedo, pena y tristeza son como la meteorología cambiante. Pero la continuidad de cierta emoción a lo largo del tiempo indica que la mente está fabricándose cierta historia, con pensamientos sutiles o no tan sutiles, y que después va añadiendo otros sobre los primeros. 

Este es el desafío más complicado. Es un reto espiritual. Antes de esto, son simplemente ir tirando, mantenerse de una pieza, encontrar un escape. Este es otro nivel de reto, y no es para encontrar una huida, no es mantenerse de una pieza, no es para hacer que todo sea tranquilo y seguro. Este desafío es nada menos que la invitación a la verdadera vigilancia.



Extracto del libro:
Libertad y resolución
Gangaji
Imágenes tomadas de internet

viernes, 4 de noviembre de 2022

MÚSICA PARA SORDOS



Yo antes estaba completamente sordo. Y veía a la gente, de pie y dando toda clase de vueltas. Lo llamaban baile. A mí me parecía absurdo… hasta que un día oí la música. Entonces comprendí lo hermosa que era la danza.

Ahora veo la absurda conducta de los santos.

Pero sé que mi espíritu está muerto. De manera que suspendo mi juicio hasta que esté vivo. Tal vez entonces comprenda.

Veo también el disparatado comportamiento de los que aman. Pero sé que mi corazón está muerto.

De modo que, en lugar de juzgarlos, he comenzado a orar para que un día mí corazón llegue a vivir.



Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

BUSQUE LO QUE CONOCE COMO LO MÁS ALTO

 


jueves, 3 de noviembre de 2022

ERES UN PROCESO CONTINUO

 


AÑOS DE MADUREZ


Vivo en una soledad que podría ser dolorosa 
para un joven, pero que es una delicia en los años de madurez.
Albert Einstein

Paulo Coelho dijo que «un guerrero de la luz usa la soledad, pero no es usado por ella». Nos han enseñado que lo normal y sano es vivir en pareja, formar una familia, pasar el tiempo con amigos y colegas. Pero vivir o pasar nuestro tiempo en soledad, de forma voluntaria, puede ayudarnos a descubrir una nueva forma de felicidad en nuestro interior.

La soledad es en realidad algo natural; como dijo un pensador, «al final todos estamos solos» y esto no es malo dado que nosotros somos la mejor compañía que podemos disfrutar. No estamos hablando de convertirnos en unos ermitaños. La vida social y compartir con los demás son totalmente necesarios, pero gozar de tiempo en soledad es igual de imprescindible.

Lo que resulta primordial es comprender que se está solo únicamente porque se tienen problemas. No te sientas culpable por no tener pareja o por vivir en soledad.

Vivimos a contrarreloj, pero cuando estamos solos podemos disfrutar de nuestros propios gustos, ritmos y pensamientos. Aprende a escuchar a tu voz interior, reflexiona y medita en paz, y descubrirás que la soledad es una gran compañera.

San Juan de la Cruz dijo que la soledad es lo más maravilloso, pero para la mayoría de las personas no lo es.

Hay que aprender a apreciarla, hay que saber estar solo, para luego ser una compañía fértil para los demás.

Volviendo a H. D. Thoreau, en su libro Walden o de la vida en los bosques, este pionero americano afirmaba lo siguiente sobre la soledad: «Encuentro saludable el hallarme solo la mayor parte del tiempo. Estar en compañía, aunque sea la mejor, se convierte pronto en fuente de cansancio y disipación. Me encanta estar solo. Nunca encontré una compañía tan compañera como la soledad. Casi siempre solemos estar más solos cuando estamos entre los hombres que cuando nos quedamos en nuestras habitaciones. Un hombre que piensa o trabaja está siempre solo, se encuentre donde se encuentre. La soledad no se mide por las millas espaciales que separan a un hombre de sus semejantes».



Tomado del libro:
Einstein para despistados
Allan Percy
Fotografía de Internet

EL DESEO DE SER DISTINTOS DE COMO NOS VEMOS


 

CONOZCA A SU PROPIO CUERPO, CORAZÓN Y MENTE

 


Conozca a su propio cuerpo, corazón y mente. Conténtese con poco. No esté aferrado a las enseñanzas. No vaya y se aferre a grandes emociones.


Extracto del libro:
No Ajahn Chah
Reflexiones
Fotografía de Internet
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