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viernes, 12 de noviembre de 2021

SÓLO CAERSE Y ROMPERSE


Había una vez un eremita de Sungyueh que era conocido con el insondable nombre de Horno Caído y Roto (Po Tsao To). En la montaña de Sungyueh, donde él vivía, había 
una pequeña capilla con un horno dentro. Durante mucho tiempo, muchos peregrinos habían ido allí para ofrecer sacrificios a todos los budas, matando y cocinando miles de animales en el horno.

Un día, el eremita reunió a una multitud de monjes de diferentes lugares para visitar su morada. Al entrar en la capilla, empezó a golpear el horno con una gran maza diciendo:

-¡Esto es sólo un horno hecho de ladrillos! ¿Qué clase de espíritus podrían morar en él? ¿Cómo podría ser que absorbiese la fuerza de todos los sacrificios?

En total repitió sus golpes tres veces; y entonces el horno se cayó y se rompió en pedazos. En su lugar, apareció ante los monjes un ser con una túnica azul y les saludó inclinándose con respeto.

-¿Quién eres? -preguntó el eremita.

-Soy el espíritu del horno -fue la respuesta.- Durante mucho tiempo fui recompensado con muchos sacrificios; hoy, debido a las palabras del venerable Maestro, he abandonado mi previa forma para entrar en el Camino del Cielo. Me arrodillo ante ti, oh Maestro, para darte las gracias y expresarte mi respeto.

-No tengo ningún mérito -protestó Po Tsao To-, ésta es tu naturaleza original.

Como respuesta, el espíritu se inclinó saludando tres veces y después se desvaneció.

Tras ver esto, los demás empezaron a hablar todos a la vez.

-Hace mucho tiempo -decían- nos convertimos en monjes, pero nunca recibimos tus instrucciones. Dinos, ¿qué secreto dijiste al espíritu del horno ante cuya compresión se elevó directamente al cielo?

-Como sabéis, sólo dije que el horno estaba hecho de ladrillos; ¿qué otra cosa podría añadir a esto, hermanos?

La multitud no tuvo nada que responder a esas palabras; entonces, el eremita preguntó de nuevo:

-¿No comprendéis?
-No, no comprendemos.

-Ésa es vuestra propia naturaleza primigenia
-dijo-; ¿era tan difícil verlo?

Todos los monjes se iluminaron al oír esto. Uno tras otro empezaron a dar las gracias al eremita, al tiempo que exclamaban: ¡Sólo caerse y romperse! ¡Simplemente caerse y romperse!

Comentario: El espíritu del horno había disfrutado y dependido de los sacrificios que aceptó durante muchos años a través del horno como su «cuerpo»; al final, gracias al eremita, tuvo la oportunidad de comprender por sí mismo la naturaleza común del espíritu y del cuerpo del horno. Al fin y al cabo, el horno estaba hecho de ladrillos. Los huesos y la carne consisten también en numerosos elementos. En el budismo consisten en los cuatro elementos principales: tierra, agua, viento y fuego. En este punto, la forma del horno es la misma que cualquier criatura. El espíritu de todas las criaturas está basado en huesos, carne y columna vertebral. De esta forma puede verse la estricta conexión entre el horno y su espíritu; son lo mismo.

El eremita guió a los monjes a través de la contemplación de esta Verdad. Su tarea consistía en destruir en su mente los límites relativos entre el «cuerpo» y el «espíritu», el «yo» y «las otras cosas». Al destruir el horno, el Maestro los hizo elevarse al reino de la Vacuidad y ver la naturaleza vacía del ser. 

Se sintió feliz al ver que los monjes habían alcanzado por fin la realización; de aquí que su exclamación «¡Sólo caerse y romperse!» signifique «¡Ni forma ni espíritu!». No había absolutamente nada, en total acuerdo con el principio chan, que decía: «Los Cuatro Grandes Reinos consisten en nada; las Cinco Esferas Ilimitadas sólo contienen Vacío»



Extracto tomado del libro:
100 Koans del budismo Chan
Alexander Holstein
Imágenes tomadas del Internet

martes, 23 de febrero de 2021

LOS PERROS NO TIENEN LA NATURALEZA DEL BUDA


Un monje preguntó al Maestro chan Chao 
Chou:

-¿Tienen los perros la naturaleza del Buda?

-No -fue la respuesta.

-Incluso los más diminutos insectos poseen una mente, así que tienen el potencial de convertirse en Bu­das. Entonces, ¿por qué los perros no lo tienen?

-Debido al «aprendizaje» -respondió el Maestro. 

Posteriormente, otra persona le planteó a Chao Chou la misma pregunta:

-¿Tienen los perros la naturaleza del Buda?

-Sí -respondió.

-Pero ¿por qué mordió el perro la bolsa de piel?

-Porque comprendió su potencial para convertirse en Buda y, por ello, hizo lo que estaba prohibido.

Comentario: Chao Chou respondió a la misma pre­gunta de dos formas diferentes. Desde el punto de vista del mundo eso era más bien contradictorio. Sin embargo, para el Maestro chan, era una forma viva de enseñar. En la tradición chan, lo primero que un practicante debe ha­cer es aflorar sus dudas. Si no tiene dudas, nunca alcan­zará la realización. Al responder una pregunta, los maestros chan normalmente tienen que determinar la intención y el estado de mente de la persona que pregunta, antes de dar la respuesta adecuada. 

Cuando Chao Chou respondió «no», estaba aludiendo al hecho de que los perros no alcanzan los Cuatro Niveles Morales (moralidad pura). La respuesta «sí» significaba que los perros, como todos los demás seres, tenían el potencial de convertirse en Buda, pero por el hecho de su aprendizaje deliberado, nunca aparecería la moralidad pura. Es ésta la razón por la que el Maestro dijo «no» la primera vez. Por otra par­te, aunque el perro había comprendido su potencial para convertirse en Buda, rompió la prohibición causando el mal. Ésta fue probablemente la razón por la que fue re­ducido de nuevo a la forma de perro una y otra vez. Pa­rece que la primera respuesta «no» significaba simple­mente que el Maestro estaba en desacuerdo, y respondió en forma negativa. Sin embargo, este «no», según el pensamiento chan, es uno de los que echan abajo todos los pensamientos confusos.




Extracto tomado del libro:
100 Koans del budismo Chan
Alexander Holstein
Imágenes tomadas del Internet

lunes, 14 de septiembre de 2020

¿TODAVÍA TIENES ESO EN MENTE?



Una mañana, una monja budista acudió a visitar al Maestro chan Chao Chou y le preguntó cuál era el significado del «misterio más profundo de todos los misterios». Chao Chou le dio un pellizco como respuesta, la monja se indignó mucho ante este descarado comportamiento. 

-¿Todavía tienes eso en mente?-exclamó. 

-No -clamó el Maestro-. ¡Eres tú quien todavía tienes eso en mente! 

Comentario: «El misterio más profundo de todos los misterios» constituye el principio más importante y elevado de todas las enseñanzas. Es la esencia del logro de la naturaleza del verdadero yo. A través de su pellizco, Chao Chou impulsó a la monja a comprender el hecho de que el misterio más profundo para ella era su propia naturaleza, su cuerpo, su ser. Al decir «todavía tienes eso en mente», demostró su error de dividir a las personas en hombres y mujeres, así como otras cosas en dos mitades opuestas. Alguien que hubiera alcanzado la plena realización no podría haber tenido ningún concepto opuesto de dualidad en su mente. Así pues, la mente iluminada no hace ninguna discriminación entre hombre y mujer. Chao Chou demostró la imposibilidad de alcanzar el misterio cuando se mantienen en la mente dos partes opuestas de la dualidad. Los maestros chan del pasado eran aficionados a decir: «Una mente pura producirá una tierra pura.» 

Quienes buscan desde dentro alcanzan instantáneamente la compresión del «misterio más profundo de todos los misterios».


Extracto tomado del libro:
100 Koans del budismo Chan
Alexander Holstein
Imágenes tomadas del Internet

martes, 8 de septiembre de 2020

EL CULTO DEL BUDA



Había una vez un Maestro llamado Huang Nieh que visitó al Maestro chan Yen Kuang. Al entrar en el templo, se arrodilló respetuosamente ante la estatua del Buda. En ese momento, un joven emperador de la dinastía Tang llamado Hsuan Tsung estaba asistiendo al servicio religioso allí como novicio. Por casualidad, estaba en la sala del Buda y vio todo lo que hizo Huang Nieh. 

-Para alguien que busca la Verdad-se atrevió a decir Hsuan Tsung-, no es necesario adorar al Buda, hacerse monje o adherirse a ninguna enseñanza. Decidme, Maestro, ¿por qué veneráis la estatua del Buda? 

-Puesto que no necesito ni adorar al Buda, ni hacerme monje, ni adherirme a ninguna enseñanza, lo hago -respondió el Maestro sin dudar-. Me libero a mí mismo, eso es todo. 

Tras reflexionar sobre el asunto un buen rato, el novicio preguntó: 

-Maestro, ¿para qué sirve practicar las formas de culto? 

Huang Nieh le dio una bofetada como respuesta. 

-¿Por qué?, ¡qué brutalidad! -dijo, encolerizado, el joven emperador. 

-¡Qué grosero sois! 

-¿Cómo? -replicó el Maestro-. ¿Todavía te atreves a discutir quién es grosero y quién no lo es? ¡esto ya ha ido demasiado lejos! -afirmó Huang Nieh, para vergüenza de Hsuan Tsung. 

Comentario: En la escuela chan existe una advertencia: «Quienes recitan el nombre del Buda una vez tienen que enjuagarse la boca durante tres días.» Los maestros chan creen que ver la naturaleza del ser y alcanzar la budeidad es un asunto personal. No es posible comprender la Verdad dependiendo de los demás, incluido el Buda. Por otra parte, sabemos con cuánta frecuencia los maestros chan se permiten jurar por el Buda. En la tradición chan existe incluso el ritual de quemar al Buda. Todo esto se utiliza para destruir cualquier distinción entre «yo» y «Buda» en la mente del practicante, pero no para profanar el nombre del Buda. Hsuan Tsung pensó para sí: «Soy el ernperador.» Ésta es la razón por la que, aun siendo novicio, se atrevió a interrumpir la oración del viejo Maestro y fue debidamente reprendido. A través de la bofetada, el Maestro destruyó su concepto de «emperador» y «súbdito», mostrando que el templo era el templo y no la corte imperial. 



Extracto tomado del libro:
100 Koans del budismo Chan
Alexander Holstein
Imágenes tomadas del Internet

jueves, 30 de julio de 2020

ÁRBOL SECO, ESPLÉNDIDO ÁRBOL


En cierta ocasión, cuando el venerable Maestro Yao Shan era abad, estaba paseando por el patio del templo en compañía de sus dos discípulos, Tao Wu y Yun Yen. Ante el templo había dos árboles. Uno estaba seco y el otro se hallaba en todo su esplendor. Señalando los árboles, el Maestro preguntó: 

-¿Cuál de estos árboles está siguiendo el Camino correcto, el seco o el que se halla en todo su esplendor? 

-El que se halla en todo su esplendor -respondió TaoWu. 

-El brillo ciega los ojos -comentó el Maestro, y preguntó de nuevo: 

-¿Cuál es correcto, el árbol seco o el espléndido? 

-El seco -respondió Yun Yen. 

-Está dominado por la inactividad .-explicó el Maestro. 

En este momento se les unió un monje, y Yao Shan le planteó la misma cuestión. 

-Un árbol seco se ajusta a su propia sequedad -respondió el monje-, un árbol espléndido sigue su propio esplendor. , 1 

-¡No! ¡No! -exclamó el Maestro, dirigiéndose a sus discípulos. 

Comentario: En el pensamiento de las personas corrientes, todas las cosas pueden diferenciarse por su nombre y relacionarse en términos de dualidad. En éste caso, «un árbol que se halla en todo su esplendor», y que refleja el concepto positivo de «es», fue la respuesta escogida por Tao Wu. Sin embargo, el Maestro no aprobó esta respuesta. Por otra parte, «un árbol seco», que representa el concepto de negativo o «no es» fue la respuesta preferida por Yun Yen, pero la respuesta del Maestro señaló que su mente se engañaba igualmente. Aunque el monje no escogió ninguno de los dos conceptos opuestos, su respuesta presuponía la existencia de ambos y probaba el hecho de que no se había liberado de la cadena de la muerte y del renacimiento. Ésta es la razón por la que el Maestro no pudo aceptar su respuesta y exclamó: «¡No! ¡No!» No lo hizo sólo para protestar contra el error, sino principalmente para que surgieran las dudas en sus discípulos, que les permitieran llegar a una compresión por sí mismos.



Extracto tomado del libro:
100 Koans del budismo Chan
Alexander Holstein
Imágenes tomadas del Internet

jueves, 2 de julio de 2020

LA UNIDAD DEL MOVIMIENTO Y DE LA INMOVILIDAD


Siendo todavía joven, el Maestro chan Yin Feng estaba muy versado en muchas de las grandes enseñanzas budistas, ya que su instructor había sido el famoso Maestro Ma Tsu. 

Un día, cuando empujaba el carro, Yin Feng fue obligado a detenerse por su Maestro, que estaba sentado en el camino atravesándolo con la pierna estirada. Yin Feng le pidió que retirase la pierna para que pudiera pasar el carro. En lugar de hacerlo, Ma Tsu estiró todo su cuerpo a lo largo del camino diciendo:

-Sólo puedo estirarme, nunca encogerme. 

Yin Feng tampoco quería dar su brazo a torcer, así que dijo: 

-En lo que a mí respecta, sólo puedo avanzar pero nunca retroceder. 

Diciendo esto, empujó su carro por encima de la barrera que formaba Ma Tsu y le hirió gravemente el pie. 

En cuanto el Maestro herido alcanzó el monasterio, tomó un hacha y gritó: 

-¿Quién ha sido el idiota que me ha herido en el camino? ¡Que salga! 

Yin Feng apareció ante el Maestro y puso su cuello bajo el hacha. El resultado fue que Ma Tsu bajó el hacha. 

Comentario: Cuando en la vida cotidiana la gente dice que cierto objeto está en movimiento y otro está inmovil, se debe a la acción de su propia mente. En realidad, todos los fenómenos son creados por nuestra mente, pero los fenómenos en sí no distinguen entre estar en movimiento o estar inmóviles. El chan enseña a las personas a limpiar de su mente cualquier concepto opuesto para obtener la armonía perfecta y la Iluminación. El dicho «sólo puedo estirarme, nunca encogerme» significa «siempre estoy inmóvil y nunca en movimiento». 

Para equilibrar esto, Yin Feng expresó su concepción opuesta: «Estoy en movimiento y nunca inmóvil.» A primera vista las cosas son así. Pero en realidad el Maestro, a costa de su propio pie, probó a su discípulo para ver si era capaz de saltar por encima de la doctrina del movimiento y de la inmovilidad, actuando espontáneamente por sí mismo. Éste necesitó pasar y lo hizo sin respetar al célebre Maestro. Quienes buscan la Verdad con su mente no necesitan modelos ni ídolos. 


Extracto tomado del libro:
100 Koans del budismo Chan
Alexander Holstein
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domingo, 31 de mayo de 2020

LA DEMOSTRACIÓN DEL NOVICIO ENCARGADO


En cierta ocasión, cuando el novicio Yang Shan visitó al Maestro chan Wei Shan, la primera pregunta que el famoso Maestro le hizo fue: 

-¡Eres ya un novicio encargado o todavía no lo eres? 

-Tenéis razón, Maestro -fue la respuesta.- Soy un novicio encargado. 

-¡En qué lugar se encuentra tu cargo? 

Al oír esto, Yang Shan dio varios pasos de oeste a este y se quedó inmóvil. Ante esta demostración, Wei Shan quedó muy complacido. 

Comentario: «Encargado» se refiere a la naturaleza del verdadero yo, y el auténtico significado de la primera pregunta del Maestro fue: «¡Has alcanzado la realización de la naturaleza del verdadero yo o no?» «Lugarx significa Vacío, la naturaleza vacía de todos los dharmas. Así pues, Yang Shan corría el riesgo de perder pie si hubiera intentado responder con palabras. Una vez que se ha pronunciado algo, «se pierde la pista». La lección que aquí se da consiste en que la naturaleza del yo verdadero no es algo de lo que se pueda hablar. Está por todas partes y no puede diferenciarse del movimiento o de la inmovilidad. 

El poeta de la dinastía Tang, Wei mo Chieh, dijo en cierta ocasión: 
Parece estar aquí aunque no ha venido. 
Parece estar allí aunque no se ha ido. 
Me pregunto qué es. Y me respondo a mí mismo: 
Está aquí sólo porque nunca pretende venir; 

Está allí sólo porque nunca pretende irse. 
Es lo más invisible porque todo el mundo puede verlo. 
Quizás sea ésta la definición humanamente más clara posible de la naturaleza del ser. 



Extracto tomado del libro:
100 Koans del budismo Chan
Alexander Holstein
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martes, 26 de mayo de 2020

EL EFECTO MÁGICO DE NO HACER NADA


El Maestro Tao Shu era miembro de la escuela chan del Norte, fundada por Shen Hsiu. En cierta ocasión, él y un grupo de discípulos fueron a hacer un retiro a las montañas para practicar el chan en soledad. 

Un espíritu maligno empezó a acosarlos día y noche, apareciéndoseles bajo diversos aspectos, como un sucio mendigo, un Buda, un bodhisattva o un monje, o produciendo luces y sonidos mágicos. Los jóvenes monjes estaban asustados y a punto de volverse locos a causa de lo exagerado de muchas de sus travesuras diabólicas. Pero una mañana, tras diez años de inventar estratagemas, el espíritu desapareció de repente. 

-Ese malabarista hizo muchas de sus estratagemas con el propósito deliberado de engañar vuestra mente -explicó el Maestro.- Sólo había un recurso contra sus estratagemas: no hacer nada. Esto significa no ver nada, no oír nada. Incluso una infinidad de estratagemas tienen finalmente que agotarse, pero el método de no hacer nada es infinito y puede ser empleado siempre. 

Comentario: Si Tao Shu hubiera intentado defenderse contra las estratagemas del demonio recurriendo a sus propias capacidades de transformación, se hubiera producido probablemente una interminable batalla entre dos magos. Sólo al adherirse a no hacer nada fue posible vencer al demonio, anulando su habilidad De hecho, el método de no hacer nada puede producir algo duradero, plenamente de acuerdo con la enseñanza Lao Tse de que la no existencia produce lo que existe. Todo tiene sus límites, e incluso las cosas más grandes y más fuertes no son inmortales. Pero la nada es ilimitada porque no tiene forma y, debido a ello, puede ser utilizada universalmente. En la mente chan ocurre lo mismo con el «vacío», que resulta ser la más útil y significativa de las cosas Verdaderas. 




Extracto tomado del libro:
100 Koans del budismo Chan
Alexander Holstein
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viernes, 1 de mayo de 2020

EL GRAN SECRETO A VOCES


El Maestro chan Tsu Hsin y el poeta Huang Shan Ku eran buenos amigos. En cierta ocasión, el poeta pidió a Tsu Hsin que lo iniciase en el secreto más misterioso del Camino.

-¿No has oído el viejo dicho de Confucio: «No me preocupa el que los adivinos predigan mi verdadero futuro o no ... Sólo estoy seguro de algo y es de que mi destino se desarrollará según su propia voluntad»? Dime, ¿qué piensas de esto?  -preguntó el Maestro. 

Cuando el poeta Huang estaba a punto de responder, fue detenido por un gran grito «¡no!», que lo dejó un poco confuso. 

Poco después, durante la estación de floración de las moreras, los amigos estaban paseando en medio de las montañas. 

-¿No hueles la fragancia de las moreras en flor?
-preguntó Tsu Hsin. 

-Por supuesto que sí. 
-Ya ves, no te oculto nada. 

Al oír esto, el poeta comprendió por sí mismo y empezó a expresar su agradecimiento al Maestro. 

-Oh, Maestro, tu corazón es tan amoroso como el de un abuelo ... 


Sonriendo, Tsu Hsin hizo la siguiente observación: 
-Deseo que vuelvas a casa. 

Comentario: El Maestro deja que su amigo el poeta Huang Shan Ku «vuelva a casa», y «casa» quería decir la naturaleza original del verdadero yo. En la tradición chan, dichos como «un viejo anfitrión» o «los verdaderos ojos de la paz y del silencio» tienen el mismo significado que «casa» y «naturaleza del verdadero yo». Los ríos y las montañas están ante los ojos allí donde miremos. No hay lugar alguno en el que no se exprese el Camino. Éste es el gran secreto a voces del universo, nada es inexplicable. Sin embargo, el poeta Huang no lo veía. Buscaba la llave para abrir para siempre la puerta de la naturaleza del verdadero yo. Utilizando la parábola de la floración, el Maestro le mostró el Camino exacto hacia la naturaleza primigenia del ser. Le señaló el Camino de regreso a casa que, por su constante errar, Huang Shan Ku había abandonado hacía tiempo. 



Extracto tomado del libro:
100 Koans del budismo Chan
Alexander Holstein
Imágenes tomadas del Internet

sábado, 18 de abril de 2020

BEBER EL RÍO HSICHIANG DE UN SOLO TRAGO


Había una vez un monje llamado Pan Yun que, al visitar por primera vez al Maestro chan Shih Tou, le hizo una pregunta: 

-¿Qué clase de hombres son aquellos que evitan la compañía de todos los dharmas?

Al plantear la pregunta, el Maestro le tapó la boca con la mano. Sin embargo, el monje no comprendió totalmente la Verdad del gesto del Maestro. Así que fue a visitar al venerable Maestro Ma Tsu para plantearle la misma cuestión. 

-Muéstrame cómo puedes beberte el río Hsichiang de un solo trago y entonces te responderé -fue la respuesta. 

Al oír esto, Pan Yun alcanzó la plena realización. 

Comentario: El Maestro chan Shih Tou interrumpió al monje cubriéndole la boca con la mano, para mostrarle lo absurdo de esa tonta pregunta, respondiendo que era lo mismo que beber el agua de un gran río de un solo trago. Aquí tenemos otro buen ejemplo de la imposibilidad y de la futilidad de servirse de las palabras para describir la naturaleza del verdadero yo. Es probable que tras alcanzar la verdadera naturaleza del yo, incluso beberse todo un río ya no sea gran problema. Los hombres a los que el monje preguntó no eran ni más ni menos que la naturaleza en sí misma. En realidad, era algo que no se podía expresar con palabras. Por esta razón, los maestros chan acostumbraban a utilizar esos gestos y parábolas, con el objeto de hacer que los discípulos comprendieran por sí mismos las sutilezas de la naturaleza del verdadero yo.


Extracto tomado del libro:
100 Koans del budismo Chan
Alexander Holstein
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sábado, 15 de febrero de 2020

ABANDONAR LOS OPUESTOS


Un día, Chi Hsien, el famoso Maestro chan, estaba probando a un grupo de discípulos. 

-Cuando buscamos el Camino -dijo-, somos como un hombre agarrado con los dientes a la rama de un gran árbol. Otro hombre sentado bajo el árbol le plantea la siguiente cuestión: ¿Cuál es el significado del Patriarca que viene del oeste [¿a China?]. Parecerá torpe si no se atreve a contestar, pero si abre la boca, sin duda caerá y morirá. Decidme ~preguntó el Maestro-, ¿qué habría que hacer para encontrar una solución? 

Entre los discípulos había un monje llamado Hu Tou Chao (el más aventajado de Hu) que se levantó y respondió: 

-No nos importa lo que está haciendo ese hombre en el árbol. Queremos que nos digas quién era y qué es lo que hacía antes de trepar al árbol. 

Tras escuchar esta respuesta, Chi Hsien estalló en una carcajada, sintiéndose totalmente satisfecho. 

Comentario: La mayoría de las personas están acostumbradas a pensar como si existieran dos mitades distintas o conceptos opuestos, como «ser» y «no ser», «es» y «no es», «tener» y «no tener». La tarea de un Maestro chan es destruir este tipo de conceptos en la mente de sus discípulos. El mundo se vuelve ilimitado cuando se destruye la frontera relativa que separa dos conceptos opuestos. 

No hay partes distintas, ni límites relativos de dualidad. En consecuencia, no existen obstáculos en el Camino hacia la naturaleza del verdadero yo. Sólo el monje Hu Tou Chao fue capaz de verlo, alcanzando un elevado estado de mente. El Maestro vio el potencial del monje para la realización inmediata y por ello quedó muy satisfecho con la respuesta de su discípulo.



Extracto tomado del libro:
100 Koans del budismo Chan
Alexander Holstein
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lunes, 13 de enero de 2020

LA MISIÓN DE LOS MAESTRO CHAN


Cuando Shih Tou encontró por primera vez al Maestro chan Ching Yuan, éste lo probó diciendo: 

-Eres discípulo del Patriarca Tsao Hsi (Hui Neng), ¿no es así? Dime, ¿qué es lo que no tenías ante ti cuando te enseñaba Tsao Hsi? 

-Al recibir las enseñanzas del Patriarca no había nada  que no tuviera delante -fue la respuesta. 

-Supongamos que fue así -asintió el Maestro-; en este caso, ¿por qué pides las enseñanzas de Tsao Hsi? 

-Si no lo hiciera -llegó la respuesta-, ¿cómo podría estar seguro de que no había nada que no tenía delante cuando era enseñado por el Patriarca? 


Comentario: Aquí vemos la esencia de la misión de los maestros chan.  Éstos fuerzan a sus discípulos a centrar su pensamiento o su conciencia, y después les piden que encuentren su propio Camino. En esta situación, si se puede atravesar la barrera de la propia mente, puede verse la naturaleza del verdadero yo y alcanzar la Budeidad insondable que lo impregna todo. Los maestros virtuosos del pasado solían decir: «Una persona viril tiene la determinación de atravesar el cielo y no seguirá el Camino del Buda». Esta clase de espíritu pionero es la base de la enseñanza chan. No ser arrastrado por los demás; mantener la propia responsabilidad para practicar; buscar el verdadero yo; alcanzar la autoperfección, etc. Todo esto simplemente prueba el hecho de que la práctica del chan depende totalmente de uno. Nadie puede enseñar el chan, La misión del Maestro chan es actuar como un médium a través del cual el practicante es lanzado a buscar por sí mismo en el mundo de la Verdadera Mente.




Extracto tomado del libro:
100 Koans del budismo Chan
Alexander Holstein
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martes, 7 de enero de 2020

LA BUDEIDAD ES NUESTRA VERDADERA MENTE


Un cierto Wu Yeh, de Fengchou, era un devoto budista que solía leer una gran cantidad de Escrituras budistas. Cuando encontró por primera vez al célebre Maestro chan Ma Tsu, éste se burló de él, al observar su elegante aspecto y escuchar su engolada voz. Sirviéndose de una imagen, el Maestro dijo: 

La fachada externa es como un elevado templo, en cuyo interior, ni siquiera hay una pequeña estatua del Buda. 

Al escuchar esto, Wu Yeh se arrodilló ante el Maestro y dijo: 

-Yo buscaba los Tres Vehículos del budismo, y logré mi propia comprensión. Pero para la esencia del chan, la Budeidad es nuestra Verdadera Mente, que es algo que no puedo entender con la mente. 

-Escucha -dijo el Maestro-, quiero que te des cuenta de que sólo esa mente, a través de la que uno no puede entender, y ninguna otra, es la Verdadera Mente del Buda de la que hablas. 

En esa ocasión, Wu Yeh no entendió. Estaba un poco aturdido y no se le ocurrió nada que decir. Por último, haciendo un gran esfuerzo de voluntad preguntó:

-¿Cuál es el significado del patriarca que viene del oeste? 

Ma Tsu se limitó a mirarle fijamente. Después exclamó: 

-¡Oh, querido sucesor! ¡Ya está bien de tonterías! 
¡Vete y vuelve de nuevo! 

En el momento en que Wu Yeh intentaba dejar al Maestro, se oyó un grito repentino: 
-¡Oh, sucesor! 

Wu Yeh volvió la cabeza para mirar atrás, y en ese momento el Maestro exclamó: 
-¡¡Qué!? 

Al percatarse de la Verdad de este gesto, Wu Yeh se arrodilló respetuosamente ante el Maestro y le dio las gracias. 

Comentario: La Verdadera Mente no es la única que discrimina o razona sobre la multitud de cosas que nos rodean. La Verdadera Mente trasciende toda existencia tangible, aunque se manifiesta en toda la existencia. Incluso las cosas más ordinarias están llenas de sutileza de Budeidad. El simple grito de «¿¡Qué!?» hizo a Wu Yeh darse cuenta espontáneamente de que no se puede encontrar la budeidad, que está en todas partes, fuera de la propia mente. Fue su Verdadera Mente la que respondió al «qué» del Maestro de forma instantánea. Fue así como Wu Yeh entró en la Verdadera Mente. 



Extracto tomado del libro:
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Alexander Holstein
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jueves, 26 de diciembre de 2019

REALIZAR LA VÍA A TRAVÉS DE LA VIDA COTIDIANA


Había una vez un joven Maestro llamado Lung Tan, que visitó al Maestro chan, Tao Wu.

-En el lugar de donde vengo -dijo a Tao Wu- nunca pensé que fueras tú quien supuestamente formaste mis aspiraciones en lugar de ser yo.

-En el lugar de donde vienes -respondió el maestro- no hubo ni un solo momento en el que yo no formase tus aspiraciones.

No estando de acuerdo, Lung Tan, mostró descontento.

-¿Qué quieres decir con esto?

-Tal como son las cosas -razonó Tao Wu-, cuando me envías tu té, lo recibo; cuando me traes tu arroz, lo acepto. Ahora bien, cuando te inclinas saludándome, respondo con una inclinación de cabeza. Dime, ¿qué ocurre?, ¿te atreves a decir que yo no formo tus aspiraciones allí donde estés?

Lung Tan no pudo encontrar ninguna respuesta. Bajó la cabeza reflexionando y se mantuvo en silencio bastante tiempo.

-Quienes se realizan totalmente no tienen la menor duda de si se trata de la verdadera Iluminación o no -dijo Tao Wu.

Tras oír esto, Lung Tan alcanzó la realización instantánea. Entonces preguntó al Maestro:

-Desde ahora, ¿qué debo hacer para conservar este estado de Iluminación?

-No cuesta nada hacerlo -respondió el Maestro-, sigue simplemente la naturaleza de tu verdadero yo. Cuando quieras estar ocioso y libre de preocupaciones, por favor, viaja a los Cuatro Mares corno una nube flotante. Adáptate a las circunstancias y no te preocupes de sus efectos. A la luz de la vida cotidiana, limpia tu mente y nunca analices tus actividades para ver si son ignorantes o sabias. Eso es todo.

Comentario: Al buscar el Camino, no se necesita hacer nada sobrenatural. El método más simple de entrar en el Camino es realizarlo a través de la vida cotidiana, al vestirse, comer, estar de pie o pasearse. De este modo, no deben temerse los problemas terrenales, porque se dice que el Camino no puede encontrarse fuera del mundo ordinario. El inicio del Sutra del Diamante describe cómo el Buda se ponía la túnica, llevaba su cuenco y pedía limosna. «Iba a las grandes ciudades mendigando comida. Después volvía a su lugar y comía A continuación dejaba de lado la túnica y el cuenco y se bañaba. Si tenía un refugio para pasar la noche, iba allí a dormir.. » Esto especifica que no existe ninguna diferencia entre la vida ascética y las vidas de las personas ordinarias. Sin embargo, el estado mental de un ser ordinario es netamente diferente del estado mental de un ser Iluminado al hacer cada tarea cotidiana. La pregunta para aquellos que buscan el Camino no es «¿Quién eres?», sino «¿Cómo vas a realizarlo en la vida cotidiana?».

Realmente no se necesita aislarse de la sociedad para practicar el Camino. Como se dice en la obra clásica Chung Yung. «El Camino no es algo que aliene a la gente. La idea de alienación se debe a aquellos que se aíslan de la comunidad para entrar supuestamente en el Camino, cuando en realidad se están alejando cada vez más de la Verdad.»


Extracto tomado del libro:
100 Koans del budismo Chan
Alexander Holstein
Imágenes tomadas del Internet
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