Una parte de la ira es comprensible porque está relacionada con personas, con situaciones. Pero cuando se elimina esa capa superficial, entonces te encuentras con una fuente de ira que no está relacionada con nada exterior, que sencillamente es una parte de ti.
Se nos ha enseñado que la ira solo surge en determinadas situaciones tensas. Eso no es verdad. Nacemos con ira, es parte de nosotros. Aparece en ciertas situaciones, y en otras permanece inactiva, pero está ahí.
De modo que primero hay que lanzar la ira que está relacionada, y luego uno se encuentra con la más profunda fuente de ira, que no está relacionada con nada más... con la que nacemos. No va dirigida a nada,
y ahí radica el problema para comprenderla. Pero no hace falta entenderla. Simplemente arrójala... no sobre alguien, sino sobre una almohada, al cielo, a Dios, a mí.