viernes, 31 de enero de 2020

LA IMPERMANENCIA DE LAS EMOCIONES


OBSERVAR LA MENTE EN SILENCIO


CREAR DRAMA


PERMANENCIA DE LAS COSAS


EL MENSAJE DEL ANILLO


El rey dijo a los sabios de la corte:

-He encargado un precioso anillo. Tengo un excelente diamante, y quiero guardar dentro del anillo algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de desesperación total, y que ayude también a mis herederos, y a los herederos de mis herederos, para siempre. Tiene que ser un mensaje pequeño, de manera que quepa bajo la piedra.

Sus oyentes eran sabios, grandes eruditos, y podrían haber escrito extensos tratados; pero componer un mensaje de pocas palabras que le pudiera ayudar al rey en un momento de desesperación era todo un desafío. Pensaron, buscaron en sus libros, pero no pudieron encontrar nada.

El rey tenía un anciano sirviente que también había sido sirviente de su padre. La madre del rey había muerto joven y este sirviente había cuidado de él, por lo que se lo trataba como a un miembro de la familia. El monarca sentía un inmenso respeto por el anciano, y lo consultó. Este le dijo:

-No soy un sabio, ni un erudito, ni un académico, pero conozco un mensaje. Durante mi larga vida en palacio, me he encontrado con todo tipo de gente, y en una ocasión conocí a un místico. Era invitado de tu padre, y yo estuve a su servicio. Cuando se iba, como gesto de agradecimiento me dio este mensaje -el anciano lo escribió en un diminuto papel, lo dobló y se lo pasó al rey-. Pero no lo leas, mantenlo escondido en el anillo. Ábrelo sólo cuando todo lo demás haya fracasado, cuando no le encuentres salida a una situación.

Ese momento no tardó en llegar. El territorio fue invadido y el rey perdió el trono. Estaba huyendo en su caballo para salvar la vida y sus adversarios lo perseguían. De pronto llegó a un lugar donde el camino se acababa y no había salida: se encontraba frente a un precipicio. Ya podía escuchar el trote de los caballos enemigos.

De repente, se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y- encontró el pequeño mensaje: "Esto también pasará". Mientras lo leía, sintió que se cernía sobre él un gran silencio. Los enemigos que lo perseguían debían haberse perdido en el bosque, o quizá habían equivocado el camino, pero lo cierto es que poco a poco dejó de escuchar el trote de las bestias.

El rey se sintió profundamente agradecido con el sirviente y con el místico desconocido, pues aquellas palabras habían resultado milagrosas. Dobló el papel, volvió a guardarlo en el anillo, reunió sus ejércitos y reconquistó el reino. El día que entraba victorioso a la capital, hubo una gran celebración con música y bailes. El anciano, que iba a su lado en el carro, le dijo:

-Señor, lee nuevamente el mensaje del anillo.

-¿Qué quieres decir? -preguntó el rey- Ahora estoy victorioso, la gente celebra mi regreso. No me hallo desesperado, en una situación sin salida.

-Este mensaje no es sólo para situaciones desesperadas, también es para situaciones placenteras. No es sólo para cuando estás derrotado, también es para cuando has triunfado.

No es sólo para cuando eres el último, también para cuando eres el primero.

El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: "Esto también pasará". En medio de la muchedumbre que celebraba y bailaba, sintió la misma paz y el mismo silencio del bosque; el orgullo había desaparecido. Entonces terminó de comprender el mensaje.

-Recuerda que todo pasa -le dijo el anciano. Ninguna situación ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la noche, hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza, porque son la esencia misma de las cosas.





Extracto del libro:
La culpa es de la vaca 1a parte
Lopera y Bernal
Fotografía de Internet

jueves, 30 de enero de 2020

CUANDO LOS EGOS SE JUNTAN


EL TRANCE ANTE EL LENGUAJE


EL LENGUAJE ES UNA INCREÍBLE potencialidad de la mente.
Pero si lo examinamos con cuidado, veremos que aún está en una etapa de desarrollo muy primitiva. Todo el mundo puede reconocer este hecho a partir del simple intento de comunicar con otra persona. Tú sabes lo que has dicho, pero el otro piensa que has dicho otra cosa. Y hay ciertas palabras, como «Dios», «verdad», «eternidad» y «yo» que nos ponen en trance, un trance que tiene su base en nuestros condicionamientos del pasado. Estas palabras tienen una historia detrás que influye profundamente en su significado.

Posiblemente oímos la palabra «Dios» por primera vez en la escuela dominical e imaginamos a un gran padre benevolente que cuidaría de nosotros y nos querría si éramos buenos. Después crecimos y eso quedó atrás, pero aún sigue archivado en algún lugar y continúa influyéndonos.

Dios sigue siendo «alguien». En algún punto, tal vez interpretamos a Dios como una presencia, pero solemos pensar que esa presencia está «en alguna parte».

Lo mismo ocurre, evidentemente, con la palabra «verdad». Oímos la palabra verdad en el contexto de la verdad familiar, de la verdad tribal o de la verdad cultural, y tiene un significado subconsciente particular en cada mente individual.

Esto también es muy aplicable a la palabra «yo». Incluso llegamos a una gran sofisticación y dividimos el yo en un yo superior y un yo inferior, complicando y retorciendo aún más su significado. El yo superior es el «buen» yo, que está orientado hacia Dios, y el yo inferior es el yo «malo», orientado hacia el diablo. Este trance tiene un carácter primitivo y es totalmente condicionado. Para evitar cualquier confusión, me gustaría volver a clarificar a qué me refiero cuando uso ciertas palabras, porque es posible que no me esté refiriendo a lo que tú crees que me refiero.

Cuando uso la palabra «Dios», no hablo de nada que pueda estar separado de cualquier otra cosa. Y lo mismo es válido para «verdad». No estoy hablando de una verdad que está sujeta a cambios u opiniones personales, o que puede someterse a votación. La verdad es inmutable. Cuando uso la palabra «yo» o «tú», estoy hablando a la verdad que eres, que no puede ser pensada, no puede ser contenida, y no puede ser separada en superior e inferior, buena o mala, porque no es una cosa. Tú no puedes estar contenido en ningún pensamiento, bueno o malo, superior o inferior; Dios y verdad tampoco pueden estar contenidos en ningún pensamiento.




Extracto del libro:
El Diamante en tu bolsillo: Descubre tu verdadero resplandor
Gangaji
Imágenes tomadas de internet

miércoles, 29 de enero de 2020

EL QUE OBSERVA


CULTIVAR LA ENERGÍA DE LA PLENA CONSCIENCIA


La plena consciencia es un tipo de energía que puede ayudar a que nuestra mente regrese al cuerpo. Asentados de ese modo en el aquí y ahora, podemos establecer contacto con la vida y sus muchos milagros y vivir auténticamente. La plena consciencia nos permite ser conscientes de lo que está ocurriendo en el momento presente, tanto en nuestro cuerpo como en nuestros sentimientos, en nuestras percepciones y en el mundo. 

Sabemos que la mañana es hermosa. Queremos permanecer en contacto con la belleza de las montañas, la niebla y la puesta de sol y dejar que impregne nuestros corazones. Sabemos que todo eso es muy nutritivo. Pero, a veces, emerge una emoción o un sentimiento que nos impide disfrutar de lo que está ocurriendo aquí y ahora. Mientras que otra persona es capaz de dejar que las montañas, la gloriosa salida del sol y los milagros de la naturaleza impregnen profundamente su cuerpo y su mente, las preocupaciones, los miedos y la ira impiden que la belleza de la salida del sol llegue hasta nosotros. Nuestras emociones impiden que permanezcamos en contacto con los milagros de la vida, con el Reino de Dios y con la Tierra Pura del Buda. 

¿Qué podemos hacer en tales circunstancias? Pensamos que, para ser de nuevo libres y que el hermoso amanecer llegue hasta nosotros, tenemos que eliminar esos sentimientos y esas emociones. 

Entonces consideramos a nuestros miedos, enfados y preocupaciones como enemigos. Creemos que esos sentimientos nos impiden recibir el alimento que necesitamos y que, sin ellos, seríamos libres. 

En tales momentos es posible, apelando a la respiración consciente, reconocer amablemente nuestras aflicciones, sin importar que se trate de la ira, de la frustración o del miedo. Si, por ejemplo, nos sentimos preocupados o ansiosos, podemos practicar diciendo: «Inspiro y sé que la ansiedad está en mí. Espiro y sonrio a mi ansiedad». Quizás tengas el hábito de preocuparte y, por más que sepas que no es necesario ni útil, sigues preocupándote. Te gustaría desterrar la preocupación y desembarazarte de ella porque sabes que, cuando estás preocupado, no puedes estar en contacto con las maravillas de la vida ni puedes ser feliz. Por ello te enfadas con tu preocupación y quieres desembarazarte de ella. Pero como la preocupación forma parte de ti, vuelve a presentarse. Por ello, debes saber cómo manejarla amable y tranquilamente, para lo cual es necesaria la energía de la plena consciencia. La atención en la respiración y la meditación caminando pueden ayudarte a cultivar la energía de la plena consciencia, una energía con la que podrás reconocer y abrazar tiernamente la preocupación, el miedo y la ira. 

Cuando tu bebé sufre y llora, no quieres castigarle porque tu bebé eres tú. Tu miedo y tu ira son como tu bebé. No creas que podrás desprenderte fácilmente de ellos. No te enfades con tu ira, con tu miedo ni con tus preocupaciones. La práctica consiste simplemente en reconocer esas emociones. Sigue ejercitando la respiración consciente y la meditación caminando. La energía generada por esa práctica te permitirá reconocer luego los sentimientos intensos, sonreírles y abrazarlos tiernamente. Esta es la práctica de la no violencia ante tus preocupaciones, tu miedo y tu ira. Si te enfadas con tu ira, la decuplicarás. Eso no es inteligente. Ya sufres mucho y, si te enfadas con tu ira, sufrirás más todavía. El bebé puede ser muy molesto cuando llora y patalea, pero cuando su madre lo toma y sostiene tiernamente entre sus brazos, la ternura acaba impregnándolo y al cabo de pocos minutos se siente mejor y deja de llorar. 

Es la energía de la plena consciencia la que te permite reconocer tu dolor y sufrimiento y abrazarlos con ternura. Sientes una cierta liberación y tu bebé está tranquilo. Ahora puedes disfrutar de la hermosa salida del sol y dejarte nutrir por los milagros de la vida que te rodea y que hay en tu interior. 






Extracto del libro:
Miedo
Thich Nhat Hanh
Fotografía tomada de internet

martes, 28 de enero de 2020

¿ESTÁN USTEDES LISTOS PARA ARRIESGARSE?


VIENTRE


«¡El infiel come con sus siete vientres, pero el creyente se contenta con uno solo!». (Hadiz - palabras del profeta).

Un grupo de infieles llegó un día a la mezquita. Dijeron al profeta:

«¡Oh, tú, que eres generoso con todos! Venimos a pedirte hospitalidad. Nuestro viaje ha sido largo. ¡Ofrécenos la luz de tu sabiduría!».

El profeta se dirigió entonces a la concurrencia:

«¡Oh, amigos míos! ¡Repartid a estos invitados entre todos vosotros, pues mis atributos deben también ser los vuestros!».

Cada uno de los miembros que rodeaban al profeta se encargó, pues, de un invitado. Sólo quedó uno, un hombre de gran corpulencia. Nadie lo había invitado y permanecía en la mezquita como queda el poso en un vaso de vino. Fue, pues, el profeta quien se ocupó de él y lo llevó a su morada. Pues bien, el profeta poseía siete cabras que le proporcionaban leche. Tenían la costumbre de acercarse a la casa a la hora de las comidas para ser ordeñadas. El infiel, sin vergüenza, absorbió la leche de las siete cabras, así como todo lo que pudo encontrar como pan y otros alimentos. La familia del profeta se entristeció mucho al ver así devorada la parte de todos. Este hombre extraño, con vientre de timbal, había devorado la comida de dieciocho personas. Cuando llegó la hora de acostarse, el hombre se retiró a su habitación. Una sirvienta, encolerizada con él, lo encerró en ella.

A media noche, el infiel sintió un violento dolor de vientre. Se precipitó hacia la puerta, pero ¡ay! la encontró cerrada, con un cerrojo por fuera. Intentó como un loco abrirla, pero en vano. La presión que habitaba en su vientre le hacía el espacio de la habitación cada vez más estrecho. Como último recurso, volvió a acostarse. En sus sueños, se vio a sí mismo en medio de las ruinas. En efecto, su corazón caía también en ruinas. Esta sensación fue tan fuerte que rompió sus abluciones y ensució su cama.

Al despertar, casi se volvió loco de pesar al ver el desastre. «La tierra entera, se decía, no bastaría para cubrir tal vergüenza. Este sueño ha sido peor que una noche en vela. ¡Lo que como por un lado, lo echo por otro para ensuciar! ¿En qué situación me he puesto?».

Como un hombre en el umbral de la tumba, esperó, lamentándose, el amanecer y la apertura de la puerta. Era como una flecha en un arco tenso, listo para huir corriendo de modo que nadie viese su estado. Por la mañana, el profeta vino a abrirle la puerta y después se ocultó tras una cortina por delicadeza. Aunque estaba al corriente del contratiempo de su huésped, no quería mostrarlo, pues eran la sabiduría y la voluntad de Dios las que habían puesto al hombre en aquella situación. Estaba en su destino conocer semejante contratiempo. La animosidad puede engendrar la amistad y los edificios acaban por caer en ruinas.

Un importuno trajo el lecho sucio al profeta y le dijo:

«¡Mira lo que ha hecho tu invitado!».

El profeta respondió sonriendo:

«¡Tráeme una cántara de agua para que yo limpie esto enseguida!

—¡Oh, don de Dios! exclamaron entonces sus allegados, ¡que seamos sacrificados por ti…! A nosotros es a los que corresponde ocuparnos de esto. ¡No te preocupes! Este trabajo está hecho para la mano y no para el corazón. Ponemos nuestra felicidad en ser tus servidores. Si haces tú mismo el servicio, ¿cuál será nuestra utilidad?

—Comprendo, dijo el profeta, ¡pero hay en todo esto una sabiduría oculta!».

Cada uno esperó, pues, la revelación de este secreto. El profeta limpió el lecho de su huésped con un gran cuidado.

Pues bien, el infiel poseía una estatuilla heredada de sus antepasados. En su camino, advirtió de repente que la había perdido. Lleno de angustia, se dijo: «Seguramente la he olvidado en mi habitación».

Le repugnaba volver al lugar de su vergüenza, pero la avidez fue más fuerte y volvió sobre sus pasos. Llegado a la morada del profeta, vio que éste estaba lavando con sus propias manos el lecho sucio. Inmediatamente, olvidó su estatuilla y se lamentó amargamente. Se golpeó el rostro con las dos manos y la cabeza contra la pared, hasta el punto de que su cara se cubrió de sangre. El profeta quiso calmarlo, pero, alertada por sus gritos, acudió la multitud. El hombre se prosternó ante el profeta diciendo:

«¡Oh, quintaesencia del universo! ¡Tú obedeces las órdenes de Dios! ¡Yo, que no soy más que una ínfima parcela, expreso mi vergüenza ante ti!».

A la vista de esta efusión, el profeta lo tomó en sus brazos y lo calmó. Abrió los ojos de su alma.

Si no lloviera, no resplandecería la hierba. Si el niño no llorase, no le darían leche. Se necesita el ojo que llora. No comas excesivamente pues el pan, por su esencia, no hace sino aumentar la sed.

Emocionado por la ternura del profeta, el hombre se despertó como si saliese de un largo sueño. El profeta le roció el rostro con agua y dijo:

«Ven a mí para encontrar la verdad, porque tienes mucho trecho que recorrer en este camino».





150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet

lunes, 27 de enero de 2020

TU IDENTIDAD NO PUEDE SER CAPTADA POR TU MENTE


SACRIFICIO


SACRIFICIO (Comentario del versículo: "Sacrifica cuatro aves...")

¡Oh, tú! Eres el Abraham de nuestro tiempo. También tú tienes que degollar cuatro aves que, como salteadores, obstaculizan tu camino. Ellas saltan los ojos de los hombres sensatos. Hay en el cuerpo humano cuatro atributos correspondientes a estas aves. Si se sacrifican, se libera el camino del alma.

¡Oh Abraham! Degüéllalas, si quieres que se liberen tus pies. ¡Si deseas resucitar al pueblo y hacerlo eterno, tendrás que degollarlas vivas! Estas aves son el pavo real, el pato, el cuervo y el gallo. Simbolizan cuatro tipos de caracteres.

El gallo representa el deseo carnal, el pavo real la vanidad, el cuervo el deseo de longevidad y el pato la avidez.


150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet

viernes, 24 de enero de 2020

EL DOLOR NO TE ABANDONA


CREAR EL CAMINO


EL PESO DEL RENCOR


El tema del día era el resentimiento, y el maestro nos había pedido que lleváramos papas y una bolsa de plástico. Debíamos tomar una papa por cada persona a la que guardáramos resentimiento escribir su nombre en la papa y guardarla en la bolsa. Algunas bolsas eran realmente pesadas. El ejercicio consistía en llevar la bolsa con nosotros durante una semana. Naturalmente, la condición de las papas se iba deteriorando con el tiempo.

La incomodidad de acarrear esa bolsa en todo momento me mostró claramente el peso espiritual que cargaba a diario y me señaló que, mientras ponía mi atención en ella para no olvidarla en ningún lado, desatendía cosas más importantes. Descubrí entonces que todos tenemos papas pudriéndose en nuestra "mochila" sentimental.

Este ejercicio fue una gran metáfora del precio que pagaba a diario por mantener el resentimiento derivado de cosas pasadas, que no pueden cambiarse. Me di cuenta de que cuando dejaba de lado los temas incompletos o las promesas no cumplidas, me llenaba de resentimiento. Mi nivel de estrés aumentaba, no dormía bien y mi atención se dispersaba. Perdonar y "dejar ir" me llenó de paz, alimentando mi espíritu.

La falta de perdón es como un tóxico que tomamos a gotas cada día, hasta que finalmente termina por envenenarnos. Muchas veces pensamos que el perdón es un regalo para el otro, y no nos damos cuenta de que los únicos beneficiados somos nosotros mismos.

El perdón es una declaración que puedes y debes renovar a diario. Muchas veces la persona mas importante a la que tienes que perdonar es a ti mismo, por todas las cosas que no fueron de la manera como pensabas. La declaración de magnanimidad es la clave para liberarte. ¿Con qué personas estás resentido? ¿A quiénes no te es posible perdonar? ¿Eres infalible, y por eso no puedes perdonar los errores ajenos? Perdona, y así serás perdonado. Recuerda que con la vara que mides serás medido.

Aliviar nuestra carga nos da mayor libertad para movernos hacia nuestros objetivos.





Extracto del libro:
La culpa es de la vaca 1a parte
Lopera y Bernal
Fotografía de Internet

miércoles, 22 de enero de 2020

108 KLESHAS (DESEOS MUNDANOS)


De acuerdo con el budismo, el ser humano nace con 108 deseos terrenales, que nos torturan a lo largo de nuestra vida, el objetivo final debía ser perderlos todos y así llegar al nirvana.

  • abuso
  • afán de poder
  • agresión
  • aislamiento
  • alcoholismo
  • ambición
  • apego
  • arrogancia
  • avaricia
  • bajeza
  • blasfemia
  • burla
  • calcular
  • capricho
  • celos
  • censura
  • codicia
  • confusión
  • crítica
  • crueldad
  • daño
  • descaro
  • desenfreno
  • deseo de fama
  • deseo sexual
  • desinterés
  • desmesura
  • desprecio
  • discordia
  • divergencia
  • dogmatismo
  • dominio
  • dureza de corazón
  • egoísmo
  • engaño
  • enojo
  • ensañamiento
  • envidia
  • estafar
  • falsedad
  • falta de atención
  • falta de comprensión
  • falta de fe
  • ferocidad
  • flojo
  • gula
  • hipocresía
  • hostilidad
  • humillación
  • ignorancia
  • impetuosidad
  • impostura
  • indiferencia
  • inflexibilidad
  • ingratitud
  • iniquidad
  • insaciabilidad
  • insatisfacción
  • insidia
  • intolerancia
  • intransigencia
  • ira
  • irrespeto
  • irresponsabilidad
  • juego
  • lascivia
  • locuacidad
  • maldecir
  • malignidad
  • manipulación
  • masoquismo
  • murmurar
  • negatividad
  • obsesión
  • obstinación
  • odio
  • opresión
  • orgullo
  • ostentación
  • pesimismo
  • poco generoso
  • prejuicio
  • prepotencia
  • presunción
  • pretensión
  • prodigalidad
  • rabia
  • rapacidad
  • reniego
  • reñir
  • ridículo
  • sabelotodo
  • sadismo
  • sarcasmo
  • seducción
  • sigilo
  • sinvergüenza
  • tacañería
  • temperamento violento
  • testarudez
  • tramposo
  • vanidad
  • vengativo
  • violento
  • voluptuosidad


Tomado de internet

LA CALDERA DE ESTE MUNDO


Los deseos de este mundo son como una caldera y los temores de aquí abajo son como un baño. Los hombres piadosos viven por encima de la caldera en la indigencia y en la alegría. Los ricos son los que aportan excrementos para alimentar el fuego de la caldera, de modo que el baño esté bien caliente. Dios les ha dado la avidez. 

Pero abandona tú la caldera y entra en el baño. Se reconoce a los del baño por su cara, que es pura. Pero el polvo, el humo y la suciedad son los signos de los que prefieren la caldera. 

Si allí no ves suficientemente bien como para reconocerlos por su rostro, reconócelos por el olor. Los que trabajan en la caldera se dicen: «Hoy, he traído veinte sacos de boñiga de vaca para alimentar la caldera». 

Estos excrementos alimentan un fuego destinado al hombre puro y el oro es como esos excrementos. 

El que pasa su vida en la caldera no conoce el olor del almizcle. Y si, por azar, lo percibe, se pone enfermo.



150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet

martes, 21 de enero de 2020

UTILIZA MÁS EL QUIZÁ


FUENTE DE SEGURIDAD Y/O PLACER


VERSOS GEMELOS (PAR #7)


13. Así como en la casa mal techada penetra la lluvia, así, en la mente inquieta penetran las pasiones.

14. Y así como en la casa bien techada no penetra la lluvia, así, en la mente serena(1) del que cultiva la meditación no penetran las pasiones.


1 Bhâvitam: la mente cultivada a través de la práctica de la concentración que lleva a su purificación y conduce a la contemplación. Una mente habituada a la meditación logra sobreponerse de mejor modo a los embates de las pasiones.




Extracto del libro:
Dhammapada Buda
Imágenes tomadas de Internet

lunes, 20 de enero de 2020

IMPRESCINDIBLE


TAO TE KING: PRINCIPIO 56


¡No hay como transmitir la verdad solamente
a través de las palabras! ¡El que espera hacerlo no
entiende completamente de qué se trata!(*)

El que arroja los deseos personales, se libra de
las pasiones «terrenales», reduce sus necesidades,
logra la comprensión clara, no aspira a la fama,
permanece en el estado estable y sutil de la conciencia,
con Él Mismo representa al Profundísimo
Tao Primordial.

Es imposible tentarlo, ofenderlo, forzarlo, persuadirlo
a que Lo alaben. ¡Nadie puede dañarlo!

¡Él resplandece como el sol! ¡Él es como una
fuente de la que cada uno puede tomar!
¡Él es el Tesoro Supremo entre las personas!


(*)Uno puede entender totalmente la verdad sólo realizando
en la práctica todo lo que se dice aquí.



Extracto del libro:
Lao-Tsé
Tao Te King
Fotografía tomada de internet

domingo, 19 de enero de 2020

DUDA MÁS


LA INCITADORA


Un día, un sufí volvió a su casa de improviso. Ahora bien, su mujer recibía a un extranjero, procurando incitarlo.

El sufí llamó a la puerta. No era su costumbre abandonar la tienda y regresar tan pronto a la casa, pero, dominado por un presentimiento, había decidido regresar ese día por sorpresa. La mujer por su parte, estaba muy segura de que su marido no volvería tan pronto. Dios pone un velo sobre tus pecados para que un día te avergüences de ellos. Pero ¿quién puede decir hasta cuándo dura este privilegio? En la morada del sufí no había escondrijo alguno ni otra salida que la puerta principal. Ni siquiera había una manta bajo la cual habría podido ocultarse el extranjero. Como último recurso, la mujer vistió al extranjero con un velo para disfrazarlo de mujer. Después abrió la puerta.

El extranjero con su disfraz parecía un camello en una escalera. El sufí preguntó a su mujer:

«¿Quién es esta persona con la cara velada?».

La mujer respondió:
«Es una mujer conocida en la ciudad por su piedad y su riqueza».

«¿Hay algún favor que podamos hacerle?» —preguntó el sufí.

La mujer dijo:
«Quiere emparentar con nosotros. Tiene un carácter noble y puro. Venía a ver a nuestra hija, que, desgraciadamente, está en la escuela. Pero esta señora me lo ha dicho: “¡Sea o no hermosa, quiero tenerla como nuera!” pues tiene un hijo incomparable por su belleza, su inteligencia y su carácter».

El sufí dijo entonces:
«Somos gente pobre y esta mujer es rica. Semejante matrimonio sería como una puerta hecha mitad de madera y mitad de marfil. Ahora bien, un vestido hecho a medias de seda y de paño avergüenza a quien lo lleva».

«Es justamente lo que acabo de explicarle —dijo la mujer— pero me ha respondido que no le interesan los bienes ni la nobleza. No ambiciona acumular bienes en este bajo mundo. ¡Todo lo que desea es tratar con gente honrada!».

El sufí invocó otros argumentos, pero su mujer afirmó haberlos expuesto ya a su visitante. A creerla, aquella señora no tomaba en cuenta su pobreza, aunque ésta fuese extremada. Finalmente, dijo a su marido:

«Lo que busca en nosotros es la honradez».

El sufí añadió:

«¿No ve nuestra casa, tan pequeña que no podría esconderse en ella ni una aguja? En cuanto a nuestra dignidad y nuestra honradez, es imposible ocultarlas pues todo el mundo está al corriente. ¡Tiene, pues, que suponer que nuestra hija no tiene dote!».

Te cuento esta historia para que dejes de argumentar. Pues nosotros conocemos tus vergonzosas actividades. Tu creencia y tu fe se parecen, hasta confundir a cualquiera, a los discursos de esta mujer. Eres un mentiroso y un traidor como la mujer de este sufí. Te avergüenzas incluso ante gente que no tiene rostro limpio. ¿Por qué no habrías de avergonzarte, por una vez, ante Dios?


150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet

sábado, 18 de enero de 2020

USTED PODRÍA ESTAR MUERTO


INCOMPETENCIA EN EL CONTROL


LA VIRTUD BASE DE LA CARIDAD


La atención y el esfuerzo correcto no tienen que ver con lo que se hace externamente, sino con la percepción interna constante y la atemperación. Así, la caridad, si se realiza con buena intención, puede traer felicidad a uno mismo y a los demás. Pero, para ser pura, la virtud debe ser la base de esta caridad.



Extracto del libro:
No Ajahn Chah
Reflexiones
Fotografía de Internet

miércoles, 15 de enero de 2020

LA NO-MENTE ES CONCIENCIA SIN PENSAMIENTO


LOS GRANDES PRINCIPIOS DE LA VIDA


CAPITULO 9
LOS GRANDES PRINCIPIOS DE LA VIDA

La capacidad de crear tu realidad es una expresión de la Divinidad. Por eso funciona siempre. Es imposible que no funcione, es un principio fundamental del universo. Es la naturaleza de las cosas.

Acabo de decir que la «atracción» es una herramienta cuya eficacia es máxima cuando se emplea para el propósito para el que fue concebida. Es decir, suele producir los resultados deseados cuando se le da el uso para el que fue diseñada. Pero siempre está produciendo algún resultado, pues siempre se está usando, de manera consciente o inconsciente por parte de los que la usan.
Éste es el gran don de Dios: energía continua, encendida continuamente.

Aquí estamos hablando de un proceso sistemático de causas y efectos que no se apaga nunca.

Dios es ese proceso. Dios es ese sistema. Esto es lo que quiere decir Dios cuando nos dice: «Yo estaré siempre con vosotros, hasta el fin de los tiempos».

Es una faceta de Dios que en general no se entiende y que rara vez se explica. Casi nunca se explica en relación con el tema de la Creación Personal.

Debemos poner ahora en su contexto esta cuestión de la «atracción».
La Energía de Atracción forma parte de un sistema más amplio de causas y efectos del universo.

Hablar de la «atracción» como si fuera una ley por sí misma sería un poco como hablar de la gravedad sin debatir los efectos físicos de la gravedad y sus causas. Vale, las cosas se caen, ¿y qué?

Vamos a estudiar, pues, y a fondo, los grandes principios de la vida.

La vida se expresa por medio de:
  1. La Energía de Atracción, que te otorga poder.
  2. La Ley de los Opuestos, que te otorga oportunidades.
  3. El Don de la Sabiduría, que te otorga discernimiento.
  4. La Alegría de la Maravilla, que te otorga imaginación.
  5. La Presencia de los Ciclos, que te otorga eternidad.

Este sistema más amplio regula el Proceso de la Creación Personal. Hasta podrías dar a este sistema, y a este proceso, el nombre de «Dios».

Esta idea es nueva para muchas personas. Invítate a ti mismo a explorar esta idea de momento. ¿Es posible que «Dios», a fin de cuentas, sea en realidad un proceso? ¿Y es posible que este proceso sea la experiencia llamada Vida? ¿Es que el Proceso de la Creación Personal no es más que el devenir de la vida según se expresa de manera natural?

He llegado a entender que la Vida es Dios. Es Dios siendo Dios y convirtiéndose en lo que va a ser Dios a continuación. Se trata de un sistema complejo y extraordinario que incluye un proceso que produce una expresión llamada vida.

Este sistema es un círculo. Represéntate mentalmente este círculo. En el círculo, el proceso de la vida produce la expresión de la vida; la expresión de la vida crea la vivencia de la vida, y la vivencia de la vida crea el proceso de la vida.

Una cosa conduce a otra, la otra a otra más, y se cierra un círculo que no termina nunca. Todo es Uno.

La vida, al ser creada, es el proceso; la vida, al aparecer, es la expresión, y la vida, al afectarnos, es la vivencia. El modo en que nos afecta viene determinado por nosotros; y esto es una cosa que no entiende la mayoría de la gente.

El ciclo eterno del proceso/expresión/vivencia es la Divinidad Misma. Es Dios, diosando.

Esta es la manifestación de la Presencia de los Ciclos. Todas las cosas responden a esta presencia. Todas las cosas existen en ciclos. Todas las cosas tienen su ser dentro del sistema, y fuera de este sistema no hay nada.

La atracción forma parte de este sistema, así como los otros grandes Principios de la Vida. El empleo consciente de los Principios que constituyen la base del Proceso de la Creación Personal produce una Expresión de la vida que conduce a la Vivencia de la Divinidad.

¿Me sigues hasta aquí? No me pierdas de vista. No dejes de seguirme.
Vuelve a releer un poco si quieres. No dejes de seguirme.

Ahora bien... del mismo modo que la física explica y controla los aspectos físicos de nuestras vidas, también la metafísica explica y controla los aspectos y los elementos de nuestras vidas que son superiores a lo físico.

La atracción forma parte de esta metafísica. Es un imán de energía. Atrae hacia sí todo lo semejante a sí mismo. Sigue por completo el principio que dice que lo semejante atrae a lo semejante.

Este imán de energía, este poder que procede de Dios, lo estamos utilizando nosotros en el Proceso de la Creación Personal; y lo estamos utilizando constantemente, seamos conscientes de ello o no, lo reconozcamos o no.

De manera que, cuando debatamos nuestro propio poder de producir nuestra propia realidad, ya no tendremos que preguntarnos: «¿Dónde interviene Dios en todo esto?».

Ahora ya lo sabemos.




Del libro:
Dios es felicidad
Convierte tu vida en una experiencia extraordinaria
Neale Donald Walsh
Foto tomada de internet
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