miércoles, 31 de julio de 2019

EL CIUDADANO Y EL CAMPESINO


Un ciudadano era amigo de un campesino y, todos los años, durante dos o tres meses, le ofrecía hospitalidad. El campesino gozaba de su casa, de su almacén y de su mesa. Sus menores deseos eran satisfechos, antes incluso de ser expresados. Un día, el campesino, dijo al ciudadano:

"¡Oh, maestro! ¡Nunca me has visitado! Ven a mi casa con tu mujer y tus hijos pues pronto llegará la primavera y, en esa estación, los rosales y los árboles frutales están cubiertos de flores. Quédate en mi casa durante tres o cuatro meses para que tengamos también ocasión de servirte."

El ciudadano declinó la invitación, pero el campesino renovó este ofrecimiento durante ocho años sin que el ciudadano se desplazara. En cada una de sus visitas, el campesino reiteraba su invitación y, todas las veces, el ciudadano encontraba una excusa para zafarse. Como la cigüeña, el campesino venía a hacer su nido en la casa del ciudadano y éste gastaba todos sus bienes para no faltar a los deberes de la hospitalidad. En el curso de una de estas visitas, el campesino suplicó de nuevo al ciudadano:

"¡Hace ya diez años que me prometes venir! ¡En nombre de Dios, haz un esfuerzo esta vez!"

Los hijos del ciudadano dijeron a su padre:

"¡Oh, padre! Las nubes, la luna y las sombras viajan. ¿Por qué te niegas? No hay tensiones entre él y tú.

¡Ofrécele la ocasión de saldar la deuda que ha contraído contigo!"

Era su madre la que los había incitado a tomar así la palabra y el ciudadano les dijo:

"¡Oh, hijos míos! ¡Tenéis razón, pero los sabios dicen que hay que desconfiar de la calumnia de aquellos a los que se ha ayudado!"

A pesar de esto, las repetidas invitaciones del campesino acabaron por vencer la reticencia del ciudadano y, un día, después de haber hecho los preparativos y cargado el asno y el buey con lo necesario para el viaje, tomó el camino con su mujer y sus hijos.

Estos se decían:

"Vamos a comer fruta y a jugar en los prados. Tenemos allí un amigo que nos espera. A la vuelta, traeremos trigo y cebollas para el invierno."

Pero el ciudadano les dijo:

"¡No seáis aún tan imaginativos!"

Atravesaron las mesetas llenos de alegría. El sol quemaba su frente. Por la noche, se guiaban gracias a las estrellas. Al cabo de un mes, llegaron al pueblo del campesino en un estado de gran agotamiento. Se informaron para encontrar la casa de su amigo pero, una vez que hubieron llegado a ella, éste se negó a abrirles la puerta. Durante cinco días, permanecieron así ante su casa, sofocados por el calor durante el día y transidos de frío por la noche. Pero ¡ay!, el hambre lleva al león a actuar como buitre y a comer carroña. Y cada vez que él veía al campesino salir de su casa, el ciudadano le decía:

"¿No me recuerdas?"

El campesino respondía:

"¡Seas bueno o malo, ignoro quién eres!

-¡Oh, hermano mío! decía entonces el ciudadano, ¿has olvidado? ¡Tú vienes a mi casa y comes a mi mesa desde hace años!"

El campesino respondía:

"¿Qué significan esas palabras insensatas? ¡No te conozco y ni siquiera sé cómo te llamas!"

Al cabo de unos días, empezaron las lluvias y esta espera se hizo insoportable. El ciudadano llamó a la puerta con todas sus fuerzas preguntando por el amo de la casa.

"¿Qué quieres?" le dijo este último.

El ciudadano respondió:

"Renuncio a todas mis pretensiones y abandono mis ilusiones sobre nuestra amistad. Sólo te pido una cosa. Está lloviendo. Así que, por esta noche al menos, ofrécenos un pequeño rincón de tu casa."

El campesino le dijo:

"Hay desde luego un sitio en que puedo alojaros, pero es el refugio en el que suele instalarse el guardián que nos protege de los lobos. ¡Si quieres hacer ese oficio por esta noche, puedes instalarte ahí!

-¡Desde luego! dijo el ciudadano. Dame un arco y flechas y te garantizo que no dormiré. Me basta con que mis hijos estén protegidos del barro y de la lluvia."

La familia se amontonó, pues, en el refugio. El ciudadano, con su arco y sus flechas a mano, se decía:

"¡Oh, Dios mío! ¡Merecemos este castigo! Pues nos hemos hecho amigos de un hombre indigno. Más vale estar a servicio de un hombre sensato que aceptar los favores de un hombre cruel como éste!"

Los mosquitos y las pulgas laceraban su piel, pero el ciudadano no les prestaba atención, concentrado sólo en su tarea de guardián: tanto temía incurrir en los reproches del campesino.

A media noche, cuando estaba agotado, el ciudadano divisó una sombra que se movía. Se dijo:

"¡Ahí está el lobo!"

Y disparó una flecha. El animal, alcanzado, cayó a tierra ventoseando. Inmediatamente, el campesino salió de su casa gritando:

"¡Qué horror! ¡Acabas de matar a la cría de mi burra!

-¡No! dijo el ciudadano. ¡Era un lobo negro y su forma era desde luego la de un lobo!

-¡No! dijo el campesino, ¡lo he reconocido por su manera de ventosear!

-Es imposible, dijo el ciudadano, está demasiado oscuro para ver algo. Ve a cerciorarte.

-Es inútil, dijo el campesino. Para mí está claro como la luz del día. Demasiado bien he reconocido su manera de ventosear. ¡Lo reconocería así entre otros veinte!"

Ante aquellas palabras, el ciudadano se encolerizó y lo sujetó por el cuello:

"¡Oh, imbécil! ¿Qué significa esto? ¡En esta obscuridad, consigues reconocer al hijo de tu asna gracias al ruido de sus pedos, pero no me has reconocido a mí, que soy amigo tuyo desde hace más de diez años!"



150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet

¿CONDICIONES IDEALES?


martes, 30 de julio de 2019

PARTE II: ¿QUÉ TAN IMPORTANTE ES EL AFECTO PARA LA SEXUALIDAD MASCULINA?


2. El equilibrio afectivo-sexual en la vida de pareja Por todo lo dicho hasta aquí, queda claro que la relación que se establece entre sexo y afecto, y las ponderaciones que hombres y mujeres hacemos al respecto, son determinantes para comprender muchos problemas de pareja. Para la mayoría de los hombres una relación afectiva sin sexo es inconcebible, además de insoportable. Para las mujeres, una relación de pareja sin cariño es insostenible y aterradora. No quiero decir que lo sexual no sea importante para ellas sino que, sin afecto, es incompleto. Los problemas comienzan cuando se rompe el equilibrio entre las necesidades de uno y otro.

Mucho amor y nada de sexo, o viceversa, predisponen a la ruptura. 

G. y R. llevaban 15 años de casados. Ella (G.) era una mujer de 35 arios, arquitecta y excelente madre de tres hijos. Él (R.) un profesional de las finanzas de 37 años, económicamente exitoso y muy buen padre. Pese a tener todas las condiciones a favor, algo andaba mal, o muy mal. R. se sentía sexualmente insatisfecho: "Ella es una mujer muy fría... No es que no acceda a tener relaciones, incluso pone de su parte, sino que no se suelta ...Yo no la veo disfrutar... No toma la iniciativa... Imagínese que lo hacemos una vez por mes... Creo que nunca ha logrado el orgasmo... Me gustaría que fuera más sensual, más atrevida... más ardiente… Me sueño con una mujer más apasionada, a quien le guste ser creativa en la cama y que no vea la relación sexual como una obligación, sino como el mejor de los disfrutes ...El otro día le pedí que me hiciera un striptease y casi me mata... Me pregunto, ¿qué le cuesta hacerlo si sabe que eso me hace feliz?... Es como si yo tuviera hambre y ella no quisiera darme el pan que le sobra. ..Ya estoy cansado de esta situación... Usted entiende que si la cosa sigue así, no respondo...". G. estaba igual o peor de insatisfecha, pero por otra razón: "A veces lo odio... Él no ha podido entender que las mujeres necesitamos cariño y afecto... No sé si seré muy anticuada, pero a mí me motivan los ambientas románticos... Eso de venir y montarla a una como un animal, no me gusta... Yo necesito ternura, cariño... Sentir que me admira y me quiere... No entiendo por qué no me da lo que necesito... A veces pienso que no me quiere ... (llanto prolongado).

Si quiere a alguien que le haga locuras en la cama, ¡que se busque una prostituta!... Nunca tiene una palabra linda para mí... Los hombres me miran y yo sé que soy atractiva, pero soy fiel ...Yo lo amo de verdad, pero si la cosa no cambia creo que es mejor que nos separemos...".

Ellos estaban inmersos en la disputa de nunca acabar: sexo vs afecto. Alguien tenía que empezar a ceder. Pero R. se había criado en una familia muy poco comunicativa y expresiva. Su manera de expresar afecto estaba bastante restringida, y no era una persona asertiva en el amor. G. había sido educada bajo el patrón religioso tradicional y su familia era archiconservadora. Mostraba cierta timidez social y una evidente inhibición a todo lo que tuviera que ver con lo sexual. Para ella, el afecto era una especie de refugio para manejar su ansiedad y poder vivir más tranquilamente su sexualidad. La paralización era de lado y lado. El verdadero miedo de fondo era el mismo: no satisfacer a la pareja. ¿Quién debería dar el primer paso?

Al cabo de varias citas, R. reconoció que era él quien debería iniciar el proceso terapéutico. Los bloqueos psicológicos que presentaba G, necesitaban de mucha paciencia y tiempo, y aunque los impedimentos afectivos de R. también mostraban un grado de dificultad considerable, era más fácil para él abrazar, besar y acariciar, que para ella liberarse sexualmente. El afecto es la puerta que primero debe abrirse en todos los casos de pareja. Cuando R. fue cambiando, G. también. A veces había retrocesos, pero lentamente y guiados por el vínculo que los mantenía unidos, lograron acoplarse. Creo que G. jamás bailará la "danza de los siete velos" o visitará a escondidas un pornoshow, pero logró avanzar significativamente en su capacidad y exploración sensorial. R. tuvo que hacer un esfuerzo para comprender que "sexo no es igual a orgasmo", y ampliar su vivencia de la sexualidad para darle cabida a más cosas; su entrenamiento consistió en entender el funcionamiento sexual femenino desde una nueva perspectiva. Aprendió a crear los ambientes previos propicios para que G. se sintiera cómoda, a acariciarla, a convertir la paciencia en parte fundamental del placer y a ver la sexualidad como parte del amor. R. asimiló una nueva manera de disfrutar. De hecho, al ver que ella sentía placer, más se motivaba a seguir con las recomendaciones, que más que ejercicios sexuales tipo Masters y Johnson eran estrategias de acercamiento afectivo. R. descubrió algo muy importante para cualquier ser humano, pero especialmente para el hombre: si se desea recibir, hay que dar.

Para la gran mayoría de las mujeres, el afecto puede ser tan incitante como la más poderosa de nuestras fantasías. En verdad, si creamos un vínculo afectivo sólido, todo es posible. Si el varón se convierte en un dador sincero de afecto, estará abriendo puertas desconocidas. Y si además cuenta con algo de suerte hallará que, detrás de su apacible y mesurada mujer, posiblemente se esconda una Afrodita alocada, con un toque de Cleopatra y mucho de Mesalina.



Extracto tomado del libro:
Intimidades masculinas
Walter Riso
Imágenes tomadas de internet

PROLONGAR Y ELUDIR


lunes, 29 de julio de 2019

ELIAS


Erase un hombre que comía todas las noches golosinas invocando el nombre de Dios. Un día, Satanás le dijo:

"¡Hombre sin dignidad, cállate! ¿Hasta cuándo repetirás el nombre de Dios? ¡Ya ves que no te responde!"

Al hombre se le partió el corazón ante estas palabras y se durmió en ese estado de espíritu. Tuvo entonces un sueño y vio a Elías que le decía:

"¿Por qué has dejado de repetir el nombre de Dios?"

El hombre respondió:
"¡Porque no he tenido ninguna respuesta y he temido que me haya echado de su puerta!"

Elías dijo entonces:
Dios nos ha dicho: "Porque he aceptado tu plegaria es por lo que sigo manteniéndote en esta preocupación".

Tu temor y tu amor son pretextos para conservar tu intimidad con Dios. El solo hecho de que sigues rezando te anuncia que son aceptadas tus oraciones.


150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet

BUSCANDO LEJOS AQUELLO QUE ESTÁ MUY CERCA


sábado, 27 de julio de 2019

SÓLO SE MUERE UNA VEZ PERO SE VIVE A DIARIO

DETRÁS DE TODA PREOCUPACIÓN


Por otro lado, usted podría simplemente relajarse y darte cuenta de que, detrás de toda la preocupación, la denuncia y la desaprobación que pasa en tu mente, el sol siempre está llegando por la mañana, moviéndose a través del cielo, y bajando por la noche. 


Pema Chödrön
The Wisdom of No Escape
Fotografía tomada de Internet

jueves, 25 de julio de 2019

DECIR LA VERDAD


UNA EXPRESIÓN DE LA AUTOINDAGACIÓN es “decir la verdad”. He percibido que la gente a veces expresa una verdad relativa: por ejemplo, “estoy enfadado” o “me haces daño”, y después se limitan a aceptar que la cosa no va más allá. La verdad relativa e inmediata puede muy bien ser que te sientes enfadado o dolido, pero ésa no es toda la verdad. Eso es lo que estás sintiendo. Lo que sientes en el momento puede ser la verdad relativa, pero no es la verdad más profunda.

Normalmente, interpretamos lo que sentimos y lo experimentamos como toda la verdad, y nuestra interpretación perpetúa los ciclos de sufrimiento.

Nuestros sentimientos, pensamientos, emociones y circunstancias son los componentes de la historia personal. Creemos que la historia personal es la verdad. Tanto si nuestra historia emocional es de angustia como si es de dicha, no es la verdad final. Ser capaz de distinguir entre la historia y la verdad es un aspecto de la sabiduría selectiva, que a su vez es un producto secundario natural de la autoindagación.

Nos identificamos erróneamente con el cuerpo físico, el cuerpo emocional y el cuerpo mental, y ello produce una gran confusión. Cuando el cuerpo físico experimenta dolor, decimos: “Me duele, me siento mal”. Esta es nuestra manera habitual de utilizar el lenguaje. Decir: “Mi cuerpo siente dolor” tiene un significado muy diferente. Cuando el cuerpo emocional se encuentra inmerso en un vendaval, decimos: “Estoy molesto, estoy desesperado, estoy enfadado”, en lugar de: “Mis emociones son un vendaval, el enfado empieza a aparecer, la desesperación empieza a aflorar”.

Tanto si estás triste como si estás feliz tienes la oportunidad de decir la verdad sobre aquello que es más profundo que el sentimiento. Esto suele darse de forma radical en la mayoría de la gente, porque cuando se sienten tristes, lo que quieren es volver a sentirse alegres. La mayoría no van más allá de este deseo natural. O si se sienten felices, pretenden mantener siempre esa felicidad, y eludir para siempre la tristeza.

La ley de las circunstancias cambiantes es, evidentemente, una de las leyes básicas que regulan este planeta. Cada cosa está sujeta a cambios -todos los objetos, pensamientos, sentimientos, estados mentales, la salud e incluso los gobiernos-continuos; todas las circunstancias cambian. El cambio regula los cinco elementos del universo. El cambio regula la meteorología, las estaciones, las horas del día. Si podemos rendirnos a estas condiciones cambiantes en lugar de resistirnos a ellas, entonces nuestros sentimientos de infelicidad simplemente son eso, sentimientos de infelicidad. No tienen más significado que el de ser lo que son. Después de este reconocimiento, puedes experimentarlos como experimentar el sol o la lluvia. No siempre tiene que lucir el sol; de hecho, no está siempre brillando. Ante cualquier cosa que surja, lo que te dices es: “Así es como son las cosas”.

Toda cosa está sujeta a cambios. ¿Qué no está sujeto a cambios? Tu verdadera naturaleza. Cualquier cosa que creas ser, comprueba si está sujeta a cambios. Si lo está, entonces, como experimento, descarta esa creencia y di la verdad sobre el resto. ¿Qué es lo que no cambia con el cambio corporal? ¿Qué es lo que no cambia con los cambios de circunstancias? ¿Qué es lo que no cambia cuando cambian tus emociones?

Di la verdad de fondo. No te conformes con una verdad superficial y relativa. Di la verdad de fondo hasta que te conozcas como inmutablemente presente.

Decir la verdad ha de ser aún más importante que la iluminación, más importante que la felicidad. Por medio de la devoción a decir la verdad, y después a las sucesivas verdades cada vez más profundas, se revelará que tu historia personal, con todas sus sorprendentes y recónditas dimensiones, no tiene una realidad definitiva.

La identificación con el cuerpo, o con un estado o condición cambiante, es la raíz de todo sufrimiento personal. Al mismo tiempo, inmediatamente debajo de cualquier experiencia de sufrimiento, la verdad de quien eres espera ser revelada. Eres conciencia resplandeciente y libre. Cuando la conciencia resplandeciente y libre queda oscurecida por la identificación con un cuerpo, con un pensamiento, una emoción o circunstancia, vives en una mentira; y la mentira siempre va acompañada de sufrimiento.

Muchos vivimos nuestras vidas superficialmente. Sufrimos por esa superficialidad, porque dentro de cada uno de nosotros vive una profundidad de ser que quiere darse a conocer, que quiere ser sentida, que quiere expresarse y comunicarse. Mientras nos conformemos con las verdades superficiales, nos perderemos trágicamente la revelación más profunda.

En este planeta experimentamos un enorme sufrimiento colectivo, y sin embargo, en cualquier momento, tenemos plena capacidad de detenernos y decir la verdad: ¿qué es lo que siento? ¿Qué es lo que hay aquí? Es posible que aquí haya tristeza, es posible que haya ira; pero ¿qué más hay aquí?

¿Qué es más profundo que eso? En cualquier momento tenemos la oportunidad de retirar nuestra atención del pasado y el futuro y dirigirla hacia este momento para poder indagar verdaderamente en aquello que es definitivo, en lo que siempre está presente.



Extracto del libro:
El Diamante en tu bolsillo: Descubre tu verdadero resplandor
Gangaji
Imágenes tomadas de internet

AHÍ NO ESTA LA RESPUESTA


miércoles, 24 de julio de 2019

LA BOCA DE MOISÉS


Dios ordenó un día a Moisés:

"¡Oh, Moisés! ¡Que no haya pecado en tu boca cuando te dirijas a mí para rezar!

-¡Pero, Señor! ¡No poseo tal boca!"

Dios respondió:

"Entonces, reza por boca de algún otro. ¡Porque es imposible que cometas un pecado con una boca distinta de la tuya!"

¡Tú también, anda! ¡E intenta que, día y noche, haya bocas que recen en tu lugar!


150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet

LO QUE VIENE DE FUERA


martes, 23 de julio de 2019

CARNE PROHIBIDA


Había en la India un hombre muy sabio. Un día, vio llegar a un grupo de viajeros. Al ver que estaban hambrientos, les dijo:

"No hay duda de que tenéis la intención de cazar para alimentaros. Pero ¡cuidado, noble gente! ¡No cacéis la cría del elefante! Es ciertamente fácil de coger y su carne es abundante. Pero no olvidéis a su madre que lo vigila, pues sus gritos y lamentos se oirán desde lejos. ¡Conservad este consejo como una joya si queréis evitar catástrofes!"

Y, con estas palabras, se marchó. Los viajeros, cansados por su largo camino, no tardaron en encontrar un elefantito muy gordo y, olvidando los consejos que se les habían dado, se lanzaron sobre él como lobos. Sólo uno de ellos decidió obedecer el consejo del sabio y no tocar la carne del elefantito. Los demás, hartos de carne, no tardaron en dormirse.

De pronto, un elefante encolerizado se precipitó sobre ellos. Se dirigió primero hacia el único que no dormía. Olfateó su boca pero no encontró ningún olor acusador. Por el contrario, habiendo comprobado que todos los que dormían tenían el olor de su pequeño en el aliento, los aplastó bajo sus patas. ¡Oh, tú que te alimentas con el fruto de la prevaricación! ¡Estás comiéndote el elefantito! No olvides que su madre vendrá a vengarlo. Pues la ambición, el rencor y el deseo despiden un olor tan fuerte como el de la cebolla. Te será imposible ocultar que has abusado del bien del prójimo



150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet

LO QUE NO SE PUEDE CAMBIAR


domingo, 21 de julio de 2019

VIRTUD


Tenga cuidado al observar nuestros preceptos. La virtud es un sentido de vergüenza. Si tenemos dudas respecto a algo, no deberíamos hacerlo o decirlo.

La pureza consiste en estar más allá de toda duda.


Hay dos niveles de práctica. El primer nivel constituye el fundamento, que es el desarrollo de la virtud, los preceptos, con el propósito de traer felicidad y armonía entre la gente. El segundo nivel es la práctica del Dhamma con el único objetivo de liberar al corazón. Esta liberación es la fuente de la sabiduría y la compasión y el verdadero cimiento de las enseñanzas del Buda. Comprender estos dos niveles es el principio básico de la verdadera práctica.

La virtud y el comportamiento ético son la madre y el padre del Dhamma que crece dentro de nosotros. Ellos le proporcionan los nutrientes apropiados y su guía.





Extracto del libro:
No Ajahn Chah
Reflexiones
Fotografía de Internet

BUEN TRATO


TESTOSTERONA


viernes, 19 de julio de 2019

PAN Y CIRCO


LO QUE NORMALMENTE CONSIDERAMOS ALEGRÍA no es tal alegría; en el mejor de los casos podemos llamarlo entretenimiento. Es simplemente una forma de evitarte a ti mismo. Es una forma de intoxicarte, de sumergirte en algo para olvidarte de tu sufrimiento, de tus preocupaciones, de tu angustia.

Se piensa que todo tipo de entretenimiento te trae alegría, pero no es así. Todo lo que venga de fuera no es alegría, ni puede serlo. Todo lo que depende de algo no es ni puede ser alegría. La alegría surge de tu interior. Es algo completamente independiente de las circunstancias externas. Y no es una huida de sí mismo; es encontrarse consigo mismo.

La alegría surge únicamente cuando vuelves a casa.

De modo que lo que se suele llamar alegría es justo lo contrarío, lo diametralmente opuesto: no es alegría. En realidad buscas diversiones porque no estás alegre.

Máximo Gorki, uno de los grandes novelistas rusos, fue a América. Le enseñaron un montón de cosas que habían inventado los americanos para divertirse, para olvidarse de sí mismos. El guía de Gorki esperaba que le encantara todo aquello. Pero cuanto más le enseñaban a Gorki, más triste parecía.

El guía le preguntó:

-¿Qué ocurre? ¿No lo entiende?

Gorki dijo:

-Lo entiendo... y por eso estoy triste. Parece que en este país no existe la alegría, porque si no, no necesitarían tantas diversiones.

Sólo las personas tristes necesitan diversiones. Cuanto más triste se hace el mundo, más necesitamos la televisión, las películas, las ciudades de oropel y tantas y tantas cosas. Cada día necesitamos más el alcohol, cada día necesitamos más clases de drogas, para evitar la desdicha en la que vivimos, para no enfrentarnos a la angustia en la que vivimos, para olvidarlas. Pero olvidando no se consigue nada.

La alegría tiene que entrar en tu ser. Al principio resulta difícil, arduo.

Al principio tendrás que enfrentarte al sufrimiento. El camino es montañoso, pero cuanto más te adentres en él, mayor será la compensación, mayor la recompensa.

Una vez que hayas aprendido a enfrentarte a la desdicha, empezarás a sentirte alegre, porque por el hecho de enfrentarte empieza a desaparecer la desdicha y tú empiezas a integrarte.

Un día tienes ante ti la desdicha y te enfrentas a ella, y de repente, se produce el cambio: ves la desdicha como algo distinto de ti, como algo ajeno a ti; era una simple ilusión, una identificación en la que te habías metido. Ahora sabes que no eres eso, y se produce un estallido de alegría, una explosión de alegría.


Bibliografía: 
Alegría: Osho
Fotografía tomada de internet

NUESTRAS LAS PÉRDIDAS


jueves, 18 de julio de 2019

LA MÚSICA


Era un mago del arpa. En los llanos de Colombia no había fiesta sin él. Para que la fiesta fuera fiesta, Mesé Figueredo tenía que estar allí, con sus dedos bailanderos que alegraban los aires y alborotaban las piernas. 

Una noche, en algún sendero perdido, lo asaltaron los ladrones. Iba Mesé Figueredo camino a una boda, a lomo de mula, en una mula él, en la otra el arpa, cuando unos ladrones se le echaron encima y lo molieron a golpes. 

Al día siguiente alguien lo encontró. Estaba tirado en el camino, un trapo sucio de barro y sangre, más muerto que vivo. Y entonces aquella piltrafa dijo, con un resto de voz: 

—Se llevaron las mulas. 

Y dijo: 

—Y se llevaron el arpa. 

Y tomó aliento y se rió: 

—Pero no se llevaron la música.



Tomado de:
Cuentos de Galeano en la Jornada
Eduardo Galeano
Fotografía de internet

EL HOMBRE ENTRA POR EL SEXO, LA MUJER ENTRA POR EL AMOR


miércoles, 17 de julio de 2019

CUATRO MONEDAS DE ORO


Un hombre había dado a cuatro personas una moneda de oro a cada una.

El primero dijo:
"¡Vamos enseguida a comprar ENGUR!"

El otro, que era árabe, dijo:
"¡No, ENGUR no. Yo quiero INEB!"

El tercero, que era griego, exclamó:
"¡Yo habría preferido ISTAFIL!"

El cuarto, un turco:
"Yo quiero uzuM (uva)."

Estalló así una querella insensata entre los cuatro amigos. Discutían por ignorar la significación de lo que deseaba cada uno. Si hubiese estado allí un sabio, habría dicho:

"Con vuestro dinero, podéis satisfacer todos vuestro deseo. Para vosotros, cada palabra es una fuente de desacuerdo. Pero, para mí, cada palabra es una guía hacia la unión. Vosotros queréis todos uva sin saberlo."



150 Cuentos sufíes
Maulana Jalāl al-Dīn Rūmī
Fotografía tomada de internet

EMPIEZA CON LOS QUE TIENES


lunes, 15 de julio de 2019

SÓLO ATRACCIÓN


¿QUIÉNES SOMOS?: EL GRAN MISTERIO


Cuando mi hijo estaba en una escuela Waldorf, alguien me contó una historia que me encantó.

Los niños estaban en clase de arte, sentados en varias mesas, trabajando en sus proyectos. Una niña estaba trabajando muy bien, enfocándose completamente en lo que tenía delante suyo. La profesora se acercó para ver qué hacía. Después de observar por un rato, le preguntó qué estaba dibujando.

Con mucha confianza, la niña dijo, “Estoy dibujando a Dios.”

La profesora se rió y dijo, “Pero cariño, nadie sabe cómo se ve Dios.”

Sin ningún titubeo y sin levantar la cabeza, la niña respondió, “¡Se sabrá en un momento!”

Esta historia me hizo pensar. ¿Qué nos pasó? ¿Dónde se fue nuestro espíritu? El estado salvaje de Dios, del espíritu, como dice el escritor John O’Donahue. Es como si se nos olvida o nos desconectamos de la espontaneidad y el ánimo que expresa la esencia de nuestro espíritu.

Probablemente la pregunta más profunda en cualquier tradición espiritual es: ¿Quién soy? Si miramos más allá que los papeles que hacemos y las imágenes que nuestra cultura nos da, más allá que las ideas que interiorizamos por nuestra familia, ¿Quién está aquí de verdad? ¿Quién está leyendo ahora? ¿Quién está mirando todo por estos ojos? ¿Quién es el que escucha los sonidos que están alrededor mío?

El Buddha dice que sufrimos porque no sabemos quiénes somos. Se nos ha olvidado quiénes somos. Sufrimos porque nos identificamos con un ser ilusorio que es mucho más estrecho que la verdad, mucho menos que la totalidad de quiénes somos. Muy a menudo nos limitamos a los papeles que nos tocan vivir, ser padres, ayudantes, jefes, pacientes, víctimas, jueces. Resulta que nos enganchamos a nuestra apariencia, nuestro cuerpo. Nos aferramos fácilmente a nuestra personalidad, nuestra inteligencia. Nombramos y contamos nuestros logros. Todo esto forma nuestra identidad, quién creamos que somos. Y la verdad es que esta mezcla, esta constelación, es mucho más pequeña que la verdad. No incluye toda la presencia y todo el amor que está aquí. La esencia sagrada dentro de nosotros es mucho más grande.

Mi amigo, un pastor, me contaba acerca de una reunión interreligiosa que empezó con la siguiente pregunta: ¿De qué manera debemos referirnos al Espíritu o la Divinidad? ¿Qué nombre debemos ponerle? Enseguida alguien preguntó:

“¿Deberíamos llamarle Dios?”

“De ninguna manera,” responde una mujer que era Wiccan. “¿Qué tal Diosa?” ella dice.

“Uf, responde un pastor de denominación bautista. Él propone, “Espíritu divino.”

“No,” declara rotundamente un ateo.

La discusión sigue así por un rato más. Al final, un indígena norteamericano propone llamarle el gran misterio, y todos se ponen de acuerdo. Estaban de acuerdo porque al llamarlo así no importaban los conceptos de sus religiones. Todos podrían reconocer que lo divino, lo sagrado es un misterio.

Cuando vamos por la vida dándonos cuenta que pertenecemos a este gran misterio, y que este misterio vive dentro de nosotros y fluye por nuestros cuerpos, ocurre un despertar en nuestra alma que nos otorga libertad y vida nueva.


Fuente: Tomado del blog "Meditación con Tara Brach"
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