lunes, 7 de marzo de 2022

SUPERVIVENCIA, SEXO Y PODER PERSONAL


A medida que se produce el cambio desde la capacidad 
proyectiva de la mente hacia su capacidad de descansar, vamos tomando conciencia de que para perpetuar "mi" historia tiene que haber tres grandes líneas arguméntales, tres impulsos. En el punto de cambio puedes empezar a reconocer más claramente la obsesión por estas tres grandes líneas y la fijación en ellas.

Todos los hilos de la historia se basan en la supervivencia. La línea argumental inicial y fundacional guarda relación con la supervivencia del cuerpo, con todas las ramificaciones más evidentes o sutiles de ese impulso primario. A partir de ese fundamento todas las demás líneas arguméntales guardan relación con el sexo y/o con el poder.

Mantienes estos hilos volviendo a contar tu historia innumerables veces, incluso en el mismo día. Inicialmente los hilos se establecen por muy buenas razones. La identificación del "yo" con un cuerpo individual favorece la supervivencia del cuerpo: si el bebé no llora, probablemente morirá. Y se necesita sexo para tener más bebés. También existe la preocupación por la propia posición en el rebaño, de modo que el cuerpo esté protegido (incluso exaltado) para poder sobrevivir.

En este momento, en esta etapa de tu vida, puedes reconocer que estos hilos guardan relación con "mi" historia y con la perpetuación del cuerpo, equiparando el "yo' con el cuerpo.

Ahora bien, puede darse un reconocimiento más profundo de que ciertos pensamientos ya no tienen que continuar siendo pensados. De hecho, el problema del hambre ya está resuelto y no tienes necesidad de pensar, planear u obsesionarte con ello.

Lo mismo es válido para el sexo. La perpetuación de la especie ya no es un problema. La energía sexual puede presentarse, pero sentir la necesidad de obcecarse con ella sólo causa un sufrimiento innecesario.

La obstinación por el poder personal —formar parte del rebaño para estar protegido o llegar a lo más alto para tener más poder — conlleva el mismo sufrimiento.

En este momento tienes la oportunidad de detener esta historia innecesaria, de modo que su continuidad inconsciente pueda hacerse consciente. Cuando es consciente, existe la oportunidad de dejar de obsesionarse, de detener la adicción, de dejar de proyectar la historia, de dejar de ensayarla y de confiar en que todos los mecanismos de supervivencia apropiados ya están en su lugar.

Ahora mismo, en tu vida, tienes la capacidad de reconocer que esta corriente de vida, gracias a las bendiciones y a la suerte, tiene alimento y abrigo, tiene tiempo libre y tiene el apoyo necesario para poder ponerse a considerar aquello que es más profundo y significativo que la supervivencia, la procreación y el poder. Este es un tesoro raro y precioso. A lo largo de nuestra historia, y en nuestra situación mundial actual, la mayoría de la gente no tiene esta oportunidad. Pero para ti, que vives en la abundancia, la supervivencia no es un problema. Por supuesto, puedes convertirlo en ello. Puedes preocuparte por tener una existencia cada vez mejor, con más garantías, pero, si dices la verdad, la supervivencia ya no es una traba para ti. Tienes que convertirlo en un obstáculo. Tienes que perpetuar la lucha, la presión, el llanto, el sufrimiento, la exigencia de garantías. Esa perpetuación es la práctica de contar la historia una, otra, y otra vez —pasado, presente y futuro—, evaluando, comprobando, sopesando y fijando.

Tienes una vida muy privilegiada. Siempre puedes encontrar a otros más favorecidos, pero más fácilmente encontrarás a otros que lo son menos. ¿Qué vas a hacer con este privilegio? ¿Qué vas a hacer con las luchas y con los esfuerzos de tus antepasados para que pudieras tener esta vida afortunada?

¿Cómo vas a pasar tu tiempo? ¿A qué vas a dedicar esta existencia particular? ¿Hacia dónde dirigirás tu atención?

Nadie puede responder a estas preguntas por ti. Cualesquiera que sean tus circunstancias, hay grandes santos, sabios y seres despiertos que pueden llamarte a una vida más profunda. La mayoría de vosotros habéis saboreado todo tipo de placeres sensuales. ¿Dónde está vuestra atención ahora? ¿Está en volver a saborearlos una y otra vez o está liberada para poder hacer una exploración nueva y más profunda?

Ya sabes cómo conseguir comida. Ya sabes cómo conseguir abrigo. Sabes cómo conseguir sexo. Sabes cómo conseguir poder personal. Y sabes que, si tu atención se queda fijada en eso, nunca podrás tener suficiente. Jamás poseerás bastante. Si tu atención está liberada de eso, entonces lo que tienes siempre es más que sobrado. Lo que eres siempre es más que suficiente.

Cuando hablo de libertad estoy hablando de liberar la atención, de permitirle que explore libremente y no de atender obsesivamente aquello de lo que ya te encargaste hace mucho tiempo.

Esa batalla ya ha sido librada y, por fortuna, ganada. Ahora, ¿qué vas a hacer con este tiempo de paz?

La mayoría de la gente generará otra guerra. Eso los hace sentirse vivos. Les da algo que hacer, un enemigo con el que enfrentarse, aliados que reunir. El verdadero reto consiste en ser pacífico, en ser quien eres, en honrar lo que de algún modo ya te ha sido dado en esta vida. Honrarlo es compartirlo. Entonces tu existencia se convierte en paz que reconoces por doquier, independientemente de las circunstancias.



Extracto del libro:
Libertad y resolución
Gangaji
Imágenes tomadas de internet

sábado, 5 de marzo de 2022

LA PAZ QUE ESCONDEMOS DENTRO DE NOSOTROS


 

24. RECITANDO SUTRAS


Un granjero hizo llamar a un sacerdote de la secta Tendai para que 
recitara sutras en memoria de su esposa, que había fallecido. Cuando la lectura terminó, el granjero preguntó: «¿Crees que mi mujer ganará algún mérito con esto?».
«No sólo tu mujer, sino todos los seres vivos se beneficiarán de la recitación de los sutras», contestó el sacerdote.

«Si, como dices, todos los seres vivos se beneficiarán», dijo el granjero, «puede que otros se beneficien de la debilidad de mi mujer, quedándose con los méritos que a ella le corresponden. Le ruego que recite los sutras sólo para ella».

El sacerdote explicó que el anhelo de un budista era ofrecer bendiciones y desear méritos para todo ser vivo.

«Es una enseñanza hermosa», aceptó el granjero, «pero te ruego que hagas una excepción. Tengo un vecino que se comporta de un modo grosero y mezquino conmigo. Exclúyelo de todos esos seres vivos».


Extracto del libro:
Zen flesh. Zen bones
Paul reps y Nyogen senzaki
Fotografía de Internet 

ALGÚN DÍA ESTARÉ COMPLETO


 

UN LUGAR EN EL BOSQUE

En Octubre de 1996 viajé a Nueva York, para empezar mi año 47º con mi "hermano de vida" Ioshúa. Su hermano de vientre David me regaló este cuento jasídico que hoy elijo compartir contigo como regalo de despedida.

Esta historia nos cuenta de un famoso rabino jasídico:

Baal Shem Tov.

Ball Shem Tov era muy conocido dentro de su comunidad porque todos decían que él era un hombre tan piadoso, tan bondadoso, tan casto y tan puro que Dios escuchaba sus palabras cuando él hablaba.

Se había hecho una tradición en este pueblo: Todos los que tenían un deseo insastifecho o necesitaban algo que no habían podido conseguir iban a ver al rabino.

Ball Shem Tov se reunía con ellos una vez por año, en un día especial que él elegía. Y los llevaba a todos juntos a un lugar único, que él conocía, en medio del bosque.

Y una vez allí, cuenta la leyenda, que Ball Shem Tov armaba con ramas y hojas un fuego de una manera muy particular y muy hermosa, y entonaba después una oración en voz muy baja... como si fuera para él mismo.

Y dicen...

que a Dios le gustaban tanto esas palabras que Baal Shem Tov decía, se fascinaba tanto con el fuego armado de esa manera, quería tanto a esa reunión de gente en ese lugar del bosque... que no podía resistir al pedido de Baal Shem Tov y concedía los deseos de todas las personas que ahí estaban.


Cuando el rabino murió, la gente se dió cuenta de que nadie sabía las palabras 
que Baal Shem Tov decía cuando iban todos juntos a pedir algo...

Pero conocían el lugar en el bosque. Sabían cómo armar el fuego.

Una vez por año, siguiendo la tradición que Baal Shem Tov había instituido, todos los que tenían necesidades y deseos insastifechos se reunían en ese mismo lugar en el bosque, prendían el fuego de la manera en que habían aprendido del viejo rabino, y como no conocían las palabras cantaban cualquier canción o recitaban un salmo, o sólo se miraban y hablaban de cualquier cosa en ese mismo lugar alrededor del fuego.

Y dicen...

que Dios gustaba tanto del fuego encendido, gustaba tanto de ese lugar en el bosque y de esa gente reunida... que aunque nadie decía las palabras adecuadas, igual concedía los deseos a todos los que ahí estaban.

El tiempo ha pasado y de generación en generación la sabiduría se ha ido perdiendo...

Y aquí estamos nosotros.
Nosotros no sabemos cuál es el lugar en el bosque.
No sabemos cuáles son las palabras...
Ni siquiera sabemos cómo encender el fuego a la manera que el Baal Shem Tov lo hacía...
Sin embargo hay algo que sí sabemos:
Sabemos esta historia,
Sabemos este cuento...

Y dicen...

que Dios adora tanto este cuento...
que le gusta tanto esta historia...
que basta que alguien la cuente...
y que alguien la escuche...
para que él, complacido,
satisfaga cualquier necesidad
y conceda cualquier deseo
a todos los que están compartiendo ese momento...

Así sea...



Extracto del libro:
Cuentos para pensar
Jorge Bucay
Fotografía de Internet

jueves, 3 de marzo de 2022

LA PERSONA CORRECTA, EN EL LUGAR CORRECTO, DE LA MANERA CORRECTA


 

LADRÓN JUZGA POR SU CONDICIÓN


Un campesino tomó un día una lancha para irse a vivir a otra población con su familia, y le preguntó al lanchero:

—¿Qué clase de gente es la que vive en la población a donde vamos?

¿Y qué clase de gente es la de la población que ahora dejan?, respondió el lanchero. El campesino se extendió en explicaciones, diciendo que todos eran un montón de intratables, egoístas, ambiciosos, explotadores y aprovechados.

Pues esa es la misma clase de gente que van a encontraren la población a donde van—, replicó el lanchero. Otro campesino con su familia abordó la lancha otro día, e hizo la misma pregunta:

—¿Qué clase de gente es la del pueblo adonde vamos?
El lanchero replicó de nuevo:
¿Cómo son las del pueblo que ustedes abandonan?
—Las mejores personas del mundo—, respondió el campesino.

—Son consideradas, respetuosas, amables, solidarias, extraordinarias.

Pues así son las personas del pueblo a donde van, afirmó el lanchero, y aceleró la marcha para llegar pronto.


El rencor nos vuelve propensos a dolores de cabeza, artritis, cáncer, molestias estomacales y dolores del colon.

Más vale un buen ejemplo, que mil palabras.




Del libro:
Vidas antes de la vida. Gotas del Alma
Aurelio Mejía
Fotografía tomada de internet
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