Un campesino tomó un día una lancha para irse a vivir a otra población con su familia, y le preguntó al lanchero:
—¿Qué clase de gente es la que vive en la población a donde vamos?
—¿Y qué clase de gente es la de la población que ahora dejan?—, respondió el lanchero. El campesino se extendió en explicaciones, diciendo que todos eran un montón de intratables, egoístas, ambiciosos, explotadores y aprovechados.
—Pues esa es la misma clase de gente que van a encontraren la población a donde van—, replicó el lanchero. Otro campesino con su familia abordó la lancha otro día, e hizo la misma pregunta:
—¿Qué clase de gente es la del pueblo adonde vamos?
El lanchero replicó de nuevo:
—¿Cómo son las del pueblo que ustedes abandonan?
—Las mejores personas del mundo—, respondió el campesino.
—Son consideradas, respetuosas, amables, solidarias, extraordinarias.
—Pues así son las personas del pueblo a donde van—, afirmó el lanchero, y aceleró la marcha para llegar pronto.
El rencor nos vuelve propensos a dolores de cabeza, artritis, cáncer, molestias estomacales y dolores del colon.
Más vale un buen ejemplo, que mil palabras.
Del libro:
Vidas antes de la vida. Gotas del Alma
Aurelio Mejía
Fotografía tomada de internet
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