Un requisito para la riqueza es tener una visión generosa, amplia, positiva, nunca depredadora. El depredador devora, el jardinero siembra.
Si queremos crear un paraíso de plenitud y prosperidad debemos ejercer de jardineros, lo cual significa:
- Amar, cuidar y respetar lo que hacemos.
- Dar a cada persona lo que realmente necesita.
- Ser humildes y agradecidos.
- Invertir y ahorrar con criterio.
- Tener claros los objetivos.
- Trabajar sin miedo.
- Tener voluntad de aprendizaje continuo.
- Alimentar el esfuerzo con ilusión, pasión y determinación.
- Tener voluntad de ser útil.
- Mirar siempre el mundo con ojos nuevos y con esperanza.
Sobre esto último, el secreto de algunas personas prósperas es que miran su realidad con la curiosidad de un niño y con atención, y descubren cosas que a la mayoría de los adultos se les escapan.
Para tener ideas que resulten exitosas, los buscadores de tesoros deben adquirir un conocimiento diferenciado, por lo que es preciso formarse, adquirir aptitudes y desarrollar actitudes para hacer realidad la utopía: trabajo, visión, propósito, longanimidad y, finalmente, la voluntad de compartir la riqueza para generar más riqueza.