jueves, 18 de enero de 2018

¿DEPREDADOR O JARDINERO?


Un requisito para la riqueza es tener una visión generosa, amplia, positiva, nunca depredadora. El depredador devora, el jardinero siembra.

Si queremos crear un paraíso de plenitud y prosperidad debemos ejercer de jardineros, lo cual significa:

  1.  Amar, cuidar y respetar lo que hacemos.
  2. Dar a cada persona lo que realmente necesita.
  3. Ser humildes y agradecidos.
  4. Invertir y ahorrar con criterio.
  5. Tener claros los objetivos.
  6. Trabajar sin miedo.
  7. Tener voluntad de aprendizaje continuo.
  8. Alimentar el esfuerzo con ilusión, pasión y determinación.
  9. Tener voluntad de ser útil.
  10. Mirar siempre el mundo con ojos nuevos y con esperanza.

Sobre esto último, el secreto de algunas personas prósperas es que miran su realidad con la curiosidad de un niño y con atención, y descubren cosas que a la mayoría de los adultos se les escapan.

Para tener ideas que resulten exitosas, los buscadores de tesoros deben adquirir un conocimiento diferenciado, por lo que es preciso formarse, adquirir aptitudes y desarrollar actitudes para hacer realidad la utopía: trabajo, visión, propósito, longanimidad y, finalmente, la voluntad de compartir la riqueza para generar más riqueza.

SER TOTAL


miércoles, 17 de enero de 2018

LA MADERA DE SÁNDALO


Era un hombre que había oído hablar mucho de la preciosa y aromática madera de sándalo, pero que nunca había tenido ocasión de verla. Había surgido en él un fuerte deseo por conocer la apreciada madera de sándalo. Para satisfacer su propósito, decidió escribir a todos sus amigos y solicitarles un trozo de madera de esta clase. Pensó que alguno tendría la bondad de enviársela. Así, comenzó a escribir cartas y cartas, durante varios días, siempre con el mismo ruego: “Por favor, enviadme madera de sándalo”. Pero un día, de súbito, mientras estaba ante el papel, pensativo, mordisqueó el lápiz con el que tantas cartas escribiera, y de repente olió la madera del lápiz y descubrió que era de sándalo.

***

El Maestro dice: Si la percepción está embotada, se estrella en las apariencias de las cosas.

SOBRE EL SUFRIMIENTO


LO QUE CREES ES LO QUE CREAS


Vale la pena ser conscientes de cómo miramos al mundo y ser cuidadosos con nuestra mirada, porque el mundo acaba siendo como lo miramos. En realidad, nuestras creencias acaban deviniendo realidades, es decir, lo que creemos tiende a ser lo que creamos. Si somos capaces de ver el mundo como un lugar de posibilidades extraordinarias donde hay muchas cosas por hacer, un universo lleno de oportunidades que se pueden traducir en soluciones que mejoren la vida de miles de millones de personas que tanto lo necesitan, y trabajamos con buen criterio y eficacia para aplicar tales soluciones de una manera distinta, que aporte valor añadido diferencial y beneficio para todos, la prosperidad tiene muchas posibilidades de materializarse.

Cada uno de nosotros construye la realidad en la que cree, y es que la realidad no es lo que ocurre en el exterior, sino lo que ocurre dentro de nosotros y, en definitiva, para cada uno de nosotros solo es posible lo que somos capaces de imaginar. Conviene prestar atención a cómo miramos al mundo, porque será exactamente como lo miremos. Este es un punto de partida muy importante que debe tener en cuenta cualquiera que salga en busca de su tesoro.

LA RISA Y EL TIEMPO


martes, 16 de enero de 2018

LA VENTOLERA


Aquella mañana Diego López cumplía cuatro años y le brincaba en el pecho la alegría, la alegría era una pulga saltando sobre una rana saltando sobre un canguro saltando sobre un resorte, mientras las calles de Montevideo volaban al viento y el viento batía las ventanas de la casa. Y Diego abrazó a su abuela Gloria y en secreto, al oído, le ordenó:

—Vamos a entrar en el viento.
Y la arrancó de la casa.

FELICIDAD Y EL SUFRIMIENTO


lunes, 15 de enero de 2018

EL HOMBRE ECUÁNIME


Era un hombre querido por todos.

Vivía en un pueblo en el interior de la India, había enviudado y tenía un hijo. Poseía un caballo, y un día, al despertarse por la mañana y acudir al establo para dar de comer al animal, comprobó que se había escapado. La noticia corrió por el pueblo y vinieron a verlo los vecinos para decirle:

--¡Qué mala suerte has tenido!

Para un caballo que poseías y se ha marchado.

--Sí, sí, así es; se ha marchado -dijo el hombre.

Transcurrieron unos días, y una soleada mañana, cuando el hombre salía de su casa, se encontró con que en la puerta no sólo estaba su caballo, sino que había traído otro con él. Vinieron a verlo los vecinos y le dijeron:

--¡Qué buena suerte la tuya! No sólo has recuperado tu caballo, sino que ahora tienes dos.

--Sí, sí, así es -dijo el hombre.

Al disponer de dos caballos, ahora podía salir a montar con su hijo. A menudo padre e hijo galopaban uno junto al otro. Pero he aquí que un día el hijo se cayó del caballo y se fracturó una pierna. Cuando los vecinos vinieron a ver al hombre, comentaron:

--¡Qué mala suerte, verdadera mala suerte! Si no hubiera venido ese segundo caballo, tu hijo estaría bien.

--Sí, sí, así es -dijo el hombre tranquilamente.

Pasaron un par de semanas. Estalló la guerra. Todos los jóvenes del pueblo fueron movilizados, menos el muchacho que tenía la pierna fracturada. Los vecinos vinieron a visitar al hombre, y exclamaron:

--¡Qué buena suerte la tuya! Tu hijo se ha librado de la guerra.

--Sí, sí, así es -repuso serenamente el hombre ecuánime.

EL PRINCIPIO O EL FIN


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