sábado, 21 de octubre de 2017
viernes, 20 de octubre de 2017
ACABADO DE NACER
La próxima vez que no encuentres suelo bajo tus pies, no lo consideres un obstáculo en absoluto; considéralo más bien un notable golpe de suerte. No tenemos suelo bajo los pies, y esa misma situación puede suavizarnos e inspirarnos. Finalmente, después de todos estos años, quizá consigamos crecer realmente. Como dijo Trungpa Rinpoche en una ocasión: el mejor de los mantras es: «OM, crece, swaha.»
Estamos en continuo cambio. Podemos apegarnos a nuestra seguridad o podemos exponernos como si acabáramos de nacer, como si acabáramos de surgir al resplandor de la vida y estuviéramos totalmente desnudos.
Quizá esto suene demasiado incómodo u horrendo, pero, por otro lado, es nuestra oportunidad de tomar conciencia de que este mundo terrenal es todo lo que hay; puede que lo veamos con ojos nuevos y al fin despertemos del largo sueño de los prejuicios.
jueves, 19 de octubre de 2017
CAMINANDO EN LA CUERDA FLOJA
Había dos amigos del rey, y ambos fueron declarados culpables de un crimen. Como los amaba a ambos, el rey deseaba ser magnánimo con ellos, pero no podía absolverlos, pues ni siquiera la palabra de un rey puede imponerse a la ley. Entonces pronunció este veredicto: Se extendería una cuerda floja por encima de un profundo precipicio y, uno tras otro, los dos debían cruzar, y al que llegara al lado opuesto se le perdonaría la vida.
Se hizo la voluntad del rey y el primero de los amigos alcanzó el otro lado. El otro, aún parado en el mismo lugar, le gritó al primero:
-Dime, amigo, ¿cómo lograste cruzar?
Y el primero le contestó:
-Sólo sé una cosa: en cuanto sentía que me tambaleaba hacia un lado, me inclinaba hacia el lado opuesto.
miércoles, 18 de octubre de 2017
LOS SOLOS
Lo cazaron en la selva, cuando era muy pichón. A golpes de hacha voltearon el árbol donde tenía su nido. Lo vendieron en la ciudad. Preso en una jaula, entre cuatro paredes pasó toda su vida, hasta que fue abandonado. Lo recogió la familia Schlenker, que en las cercanías de Quito tiene un refugio para animales tristes. Ese guacamayo nunca había visto un pariente. Ahora no se entiende con los demás guacamayos, ni con loro ninguno, ni se entiende con él. Acurrucado en un rincón, tiembla y chilla, se arranca las plumas a picotazos, tiene el pellejo sangrante y desnudo.
Pobre bicho, digo. Más solo, imposible. Pero Abdón Ubidia, que me ha llevado al refugio, me presenta al solo más solo del mundo. Es el último aguti paca, o cuy de monte, que pasa las noches caminando en círculos y pasa los días escondido bajo el tronco hueco de un árbol caído. El es el único de su especie que queda vivo. Todos los suyos han sido exterminados. Mientras espera la muerte, no tiene a nadie con quien conversar.
Tomado de:
Cuentos de Galeano en la Jornada
Eduardo Galeano
Fotografía de internet
Eduardo Galeano
Fotografía de internet
martes, 17 de octubre de 2017
INFANTILISMO MENTAL
El búnker defensivo de la simplicidad: trivialidad e infantilismo
Señalaré tres modos cognitivos que emplean las mentes simples para reafirmar su insoportable levedad: atribuciones incompletas o infantilismo mental; la vida en blanco y negro; y «mejor cambiemos de tema» o «ya es suficiente».
ATRIBUCIONES INCOMPLETAS O INFANTILISMO MENTAL
Las mentes rígidas y simples parecen haberse quedado ancladas en ciertas etapas iniciales del desarrollo infantil. Como señalan algunos autores, las personas que muestran simplicidad mental se encuentran en una etapa de desarrollo preoperacional. Esta etapa, bautizada así por el psicólogo suizo Jean Piaget,100,101 está caracterizada, entre otras cosas, por un pensamiento inmaduro, un razonamiento con escaso nivel de abstracción y esquemas rígidos o primitivos.102
¿Mentes infantiles en cuerpos adultos? Eso parece. Mentes que cuando están en situaciones estresantes o difíciles procesan la información como niños y recurren a explicaciones fragmentarias o superficiales. Un ejemplo típico lo encontramos en el moralismo infantil, que hace referencia a cómo las personas evalúan lo bueno y lo malo tanto en ellas mismas como en los demás.103 Veamos dos casos típicos de atribuciones incompletas: realismo moral y justicia inminente.
Realismo moral
La idea es que podemos calificar la maldad de una persona exclusivamente por sus acciones, sin tener en cuenta las intenciones que la mueven a actuar. Pero no es lo mismo atropellar con el coche a un peatón sin querer, que hacerlo a propósito. Una moral cruda o extremadamente realista nunca tendrá en cuenta los atenuantes. Si robó, es un ladrón, y punto.
En cierta ocasión, presencié cómo un niño de la calle robaba unas manzanas. El comerciante afectado y un policía que se sumó al «operativo de búsqueda» salieron corriendo tras él. Los gritos alentaban a los perseguidores: «¡Deténganlo!», «¡deténganlo!», «¡ahí va!», «¡no lo dejen escapar!». No digo que hubieran tenido que dejarlo ir, pero no es lo mismo perseguir a un niño que ha robado unas frutas que a un vendedor de drogas. Ambas acciones son delitos, pero las causas son distintas. En el caso del muchacho existen muchas variables que inducen al robo: el hambre, el abandono de los padres, el no tener hogar..., en fin. Cuando lo atraparon, el dueño de la verdulería no podía disimular su satisfacción: «Si todos actuáramos así, se acabaría la inseguridad en este país», y muchos asintieron complacidos. Una mujer dijo con preocupación: «¡Pero si sólo es un niño!». «Mejor —replicó el damnificado—: Es más fácil agarrarlos ahora que cuando crezcan.»
La conclusión moral de los «vigilantes» quedó clara: hay gente que es inherentemente mala, y sus delitos no tienen ninguna otra explicación que esa maldad que traen de fábrica. No había atenuantes. El código moral de una mente rígida simplista es: «Si en alguna ocasión te comportas mal, eres malo.»
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