jueves, 13 de octubre de 2016
miércoles, 12 de octubre de 2016
EL NÉCTAR DE LA COMPASIÓN
Antes de acercarte a alguien para reconciliarte, debes alimentarte con el néctar de la compasión. La compasión nace de la comprensión, de comprender que la otra persona también sufre, algo que tendemos a olvidar. Sólo vemos nuestro sufrimiento y lo exageramos pensando: «Nadie sufre como yo; soy el único que sufre tanto». Pero con una comunidad que te apoye, podrás observar la situación con más profundidad y ver que la otra persona también sufre muchísimo.
Podría ser que al no haber tenido la otra persona suficiente apoyo, no pudiera progresar en el camino de la práctica, y que tú tampoco la hubieras ayudado.
martes, 11 de octubre de 2016
DAR Y RECIBIR
Vida
Equilibrio
Aceptación
Conciencia
Dios está disponible, la verdad está disponible, la luz está disponible; ¡pero tú eres tan miserable para recibir! No sólo eres miserable para dar, también lo eres para recibir. Un miserable debe serlo en cualquier cosa que haga. No puedes dar; no puedes recibir. ¿Qué clase de vida llevas? Dar y recibir son las dos caras de una misma moneda. Si puedes dar, también puedes recibir. Por eso, tanta insistencia en el hecho de dar (dar a la gente lo que puedas dar), dar por amor. Tanta insistencia de parte de todas las religiones: dar. Da más y más. ¿Por qué? Para que puedas recibir más y más.
Recuerda: es como la inhalación y la exhalación. Si exhalas con profundidad, automáticamente inhalarás con profundidad. Si quieres inhalar profundamente, tienes que exhalar profundamente: no hay otra manera. Y la vida es un equilibrio entre la exhalación y la inhalación. Si tienes miedo de la exhalación, tu respiración se tornará superficial: tu inhalación no podrá ser muy profunda; será imposible. La exhalación es dar; dar lo que puedas dar. Y, cuanto más das, más capacidad tienes de recibir. Y el momento en que puedes dar por completo, en forma total y absoluta, es el momento de la aceptación.
lunes, 10 de octubre de 2016
EL MIEDO ORIGEN DE LA VIOLENCIA
Algunos dicen que solamente hay dos cosas en el mundo: Dios y el miedo; el amor y el miedo son las únicas dos cosas. Solamente hay un mal en el mundo: el miedo. Solamente hay un bien en el mundo: el amor. A veces le dan otros nombres. A veces lo denominan felicidad o libertad o paz o gozo o Dios o lo que sea. Pero el rótulo realmente no importa. Y no hay un solo mal en el mundo que no se origine en el miedo. Ni uno solo.
La ignorancia y el miedo, la ignorancia causada por el miedo, de ahí viene todo el mal, de ahí viene la violencia. La persona que realmente no es violenta, la que es incapaz de la violencia, es la persona que no tiene miedo. Usted se enoja solamente cuando tiene miedo. Piense en la última vez que se enojó y busque el miedo subyacente. ¿Qué temía perder? ¿Qué temía que le quitaran? De ahí viene la ira. Piense en una persona furiosa, tal vez en alguien a quien usted teme. ¿Puede ver todo el miedo de esa persona? Tiene mucho miedo, realmente lo tiene. Está muy asustada o no estaría furiosa. En el último análisis solamente hay dos cosas, el amor y el miedo.
domingo, 9 de octubre de 2016
PERSONALIDADES ENCAPSULADAS
Las personalidades encapsuladas son víctimas de un control excesivo de sí mismas y de un temor a dejar salir el otro yo y sus emociones. La necesidad de control emocional es la creencia de que si no tengo bajo control todas mis emociones deberé considerarme una persona débil, inadecuada o irracional. Los que poseen esta idea, piensan que la represión de los afectos y pensamientos es una muestra de su grado de fortaleza, mientras que la liberación de las emociones es vista como un exabrupto o un signo de estupidez o de mal gusto. Su filosofía es «no demostrar lo que siento y pienso», aunque me asfixie en el intento.
Judith era una mujer de mediana edad que había sido remitida a mi consulta porque presentaba un trastorno de ansiedad generalizada. Rápidamente me di cuenta de que estaba ante una personalidad encapsulada. Cada movimiento suyo estaba calculado fríamente y cada palabra, pensada y repensada. El recato y la formalidad que manifestaba eran tales que uno terminaba inconscientemente comportándose de manera similar para no incomodarla. Expresaba muy pocas emociones y se sentía muy molesta si las personas eran simpáticas y afectuosas con ella (esposo e hijos incluidos). Consecuentemente, el humor o cualquier otra manifestación de alegría no tenían cabida en su vida.
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