La próxima vez que no encuentres suelo bajo tus pies, no lo consideres un obstáculo en absoluto; considéralo más bien un notable golpe de suerte. No tenemos suelo bajo los pies, y esa misma situación puede suavizarnos e inspirarnos. Finalmente, después de todos estos años, quizá consigamos crecer realmente. Como dijo Trungpa Rinpoche en una ocasión: el mejor de los mantras es: «OM, crece, swaha.»
Estamos en continuo cambio. Podemos apegarnos a nuestra seguridad o podemos exponernos como si acabáramos de nacer, como si acabáramos de surgir al resplandor de la vida y estuviéramos totalmente desnudos.
Quizá esto suene demasiado incómodo u horrendo, pero, por otro lado, es nuestra oportunidad de tomar conciencia de que este mundo terrenal es todo lo que hay; puede que lo veamos con ojos nuevos y al fin despertemos del largo sueño de los prejuicios.