miércoles, 7 de junio de 2017

TAO TE KING: PRINCIPIO 27


El buen caminante no deja huella.
El buen orador no necesita desmentir.

El que sabe calcular no necesita ábaco.
Quien sabe cerrar no precisa candado ni llaves,
y sin embargo, nadie puede abrir lo que él cierra.

Quien sabe atar no precisa cuerdas ni lazos,
y sin embargo, nadie puede desatar lo que ata.

El Sabio siempre conoce
el modo de salvar a las personas;
por eso, para él, no existen hombres reprobables.

Siempre sabe cómo salvar a las cosas;
por eso, no hay cosas viles para él.

A esto se le llama lucidez innata.
Así, los hombres buenos
son los maestros de los menos buenos,
y estos, la materia de aquellos.

EXPERIENCIA O CONCEPTO


martes, 6 de junio de 2017

EL SUBVERSIVO


Por los caminos anduvo Isaac Libenson, sin casa ni documentos.

De profesión, justiciero: a su paso iba dejando líos, sindicatos y cooperativas. Nunca salió de pobre, ni le interesó ese asunto.

Una medianoche de 1929, en Buenos Aires, nació su hijo Carlos, así llamado en homenaje a cierto barbudo profeta. Seis años después, cuando las profecías del profeta empezaban a cumplirse y estaba crujiendo el mundo, llegó la hora de enviar al hijo a la escuela:

—Vamos a esperar un poco —dijo Isaac—. El socialismo no puede demorar, y así el pibe recibirá una educación solidaria.

—Prefiero un burro capitalista —decidió la mujer, y al día siguiente envió al hijo a la escuela del barrio.

CONCEPTO Y REALIDAD


lunes, 5 de junio de 2017

SILENCIO VERDADERO

Maestro 
Revelación
Silencio 
Mente

Nuestro silencio es igual a la paz que se produce entre dos guerras. No es realmente la paz, sino la preparación para la próxi­ma guerra. ¿Cómo puede ser paz la que se inter­pone entre dos guerras? La guerra simplemente se produce en forma velada; es una guerra fría, y no la paz. Nuestro silencio es de este tipo.

Entonces, coméntale al maestro: "No puedo quedarme callado y no puedo hablar; dime qué hacer."

No te lances solo, pues hagas lo que hagas estará mal. El diálogo o el silencio, hagas lo que hagas estará mal. Déjalo en las manos del maes­tro y pregúntale qué se supone que debes ha­cer. Si te dice que hables, hazlo. Si te dice que te calles, trata de permanecer en silencio. Él sa­be y sólo te pedirá lo que te resulte posible.

Finalmente te pedirá lo imposible, pero nun­ca al comienzo. Te pedirá lo imposible al final, porque entonces también se habrá vuelto posi­ble. Pero, al comienzo, sólo pedirá lo posible. Poco a poco, te empujará hacia el abismo final donde se produce lo imposible. Si dice que ha­bles, hazlo. Entonces, hasta tu charla servirá. Pero entonces en verdad no estarás preguntan­do, sino hablando a modo de catarsis. Estás sa­cando tu mente afuera, estás exponiendo tu mente. Te estás abriendo. No estás preguntan­do, sino que te estás exponiendo. Esta exposición servirá. Te aliviarás de un gran peso.

NOMBRAR


domingo, 4 de junio de 2017

SOBREGENERALIZACIÓN


Cuatro sesgos o distorsiones que terminan alimentando al monstruo y haciéndolo cada vez menos poderoso: catalogar o etiquetar a las personas; polarización caprichosa: «Los otros son todos iguales»; sobregeneralización; y siempre alerta (o la paranoia del fanático). 

SOBREGENERALIZACIÓN 

Se generaliza el hecho aislado pensando que si ocurrió una vez seguirá ocurriendo indefectiblemente. Es el origen del cliché. Se simplifica la realidad por extensión. Por ejemplo: si llegaste tarde una vez, eres impuntual. Si una vez te vestiste mal, tienes mal gusto. Si conoces un escritor con ínfulas de sabelotodo, concluyes que los escritores no pueden con su ego. Si un soviético se emborracha en un hotel, la deducción es que todos los rusos consumen mucho alcohol.

La generalización excesiva puede ser de comportamientos o de personas: «Mi pronóstico es que tu comportamiento se mantendrá per secula seculorum» o «La conducta de tu amiga me demuestra claramente que las divorciadas son un mal ejemplo para las mujeres casadas.» Los estereotipos son producto de generalizaciones desmedidas, que se sustentan y alimentan de éstas.

MÁS ALLÁ DE LA MENTE


sábado, 3 de junio de 2017

SEAMOS CONCRETOS


Cada vez que tengo un concepto, es algo que podría aplicarse a varios individuos. No nos referimos a un nombre concreto, particular, como María o Juan, los cuales no tienen un significado conceptual. Un concepto se aplica a numerosos individuos, a incontables individuos. Los conceptos son universales. Por ejemplo la palabra "hoja" podría aplicarse a cada una de las hojas de un árbol; la misma palabra se aplica a todas esas hojas individuales. Además, la misma palabra se aplica a todas las hojas de todos los árboles, las grandes, las pequeñas, las tiernas, las secas, las amarillas, las verdes, a las hojas de plátano. De manera que si yo le digo que esta mañana vi una hoja, usted no tiene idea realmente de lo que vi.

Veamos si ustedes pueden comprender eso. Ustedes sí tienen una idea de lo que no vi. No vi un animal, no vi un perro. No vi a un ser humano. No vi un zapato. De manera que ustedes tienen una idea vaga de lo que vi, pero no es particular, no es concreta. "Seres humanos" no se refiere al hombre primitivo, ni al hombre civilizado, ni a un hombre adulto, ni a un niño, ni a un hombre o a una mujer, ni a esta edad particular ni aquella, ni a esta cultura o a la otra, sino al concepto. El ser humano se encuentra concreto; ustedes nunca encuentran un ser humano universal como el concepto que ustedes tienen. De manera que el concepto señala, pero nunca es enteramente preciso; le falta la unicidad, la concreción. El concepto es universal.

Cuando les doy un concepto, les doy algo, y, sin embargo, qué poco les he dado. el concepto es tan valioso, tan útil para la ciencia. Por ejemplo, si digo que aquí todos somos seres animales, eso sería perfectamente preciso desde un punto de vista científico. Pero somos algo más que animales. Si digo que María Juan es un animal, eso es verdad; pero como omití algo esencial sobre ella, es falso; eso es una injusticia. Cuando digo que una persona es mujer, eso es verdad; pero hay muchas cosas en esa persona que no se ajustan al concepto de "mujer". Ella siempre es esta mujer particular, concreta, única, de quien se puede tener una experiencia, pero no un concepto. A la persona concreta la debo ver yo mismo, tengo que experimentarla yo mismo, intuirla yo mismo. Se puede intuir el individuo pero no conceptualizarlo.
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