lunes, 5 de junio de 2017

SILENCIO VERDADERO

Maestro 
Revelación
Silencio 
Mente

Nuestro silencio es igual a la paz que se produce entre dos guerras. No es realmente la paz, sino la preparación para la próxi­ma guerra. ¿Cómo puede ser paz la que se inter­pone entre dos guerras? La guerra simplemente se produce en forma velada; es una guerra fría, y no la paz. Nuestro silencio es de este tipo.

Entonces, coméntale al maestro: "No puedo quedarme callado y no puedo hablar; dime qué hacer."

No te lances solo, pues hagas lo que hagas estará mal. El diálogo o el silencio, hagas lo que hagas estará mal. Déjalo en las manos del maes­tro y pregúntale qué se supone que debes ha­cer. Si te dice que hables, hazlo. Si te dice que te calles, trata de permanecer en silencio. Él sa­be y sólo te pedirá lo que te resulte posible.

Finalmente te pedirá lo imposible, pero nun­ca al comienzo. Te pedirá lo imposible al final, porque entonces también se habrá vuelto posi­ble. Pero, al comienzo, sólo pedirá lo posible. Poco a poco, te empujará hacia el abismo final donde se produce lo imposible. Si dice que ha­bles, hazlo. Entonces, hasta tu charla servirá. Pero entonces en verdad no estarás preguntan­do, sino hablando a modo de catarsis. Estás sa­cando tu mente afuera, estás exponiendo tu mente. Te estás abriendo. No estás preguntan­do, sino que te estás exponiendo. Esta exposición servirá. Te aliviarás de un gran peso.

Cuando un maestro está cerca de ti, si realmente puedes ser sincero y decir todo lo que se te ocurra, por más que sea irrelevante, incoherente, sin preocuparte por ti mismo, sin controlarlo ni manejarlo... Cuando un maestro está cerca de ti, puedes decir cualquier cosa que se te ocurra. Se transfor­mará en algarabía. Si no lo consigues, será como la conver­sación de un loco. Pero, cuando el maestro está cerca de ti, si eres franco, sincero y veraz, y expones tu mente, el maes­tro incursionará en ti por la puerta del fondo. Por la puerta de adelante, tu mente está saliendo; por la puerta de atrás, el maestro se está metiendo en ti.

Entonces, cuando te acerques a mí, en el prado, sé since­ro y veraz. No hagas preguntas intelectuales: no sirven. La metafísica es lo más inútil del mundo. No hagas ninguna pregunta metafísica. No son reales; no te pertenecen. Tal vez las hayas escuchado, o leído, pero no forman parte de ti. Arroja tus ideas carentes de sentido, cualesquiera que sean. Y no intentes manejarlas. No trates de racionalizarlas y pu­lirlas. Déjalas existir tan crudas como se pueda porque, ante un maestro, debes estar desnudo. No tienes que usar ro­pa y no debes esconderte.

Eso es una exposición y, si puedes hablar como una re­velación y no como un interrogatorio (abriendo tu corazón, sin pedir nada), entonces se producirá el silencio pues, cuando has expuesto tu mente y has pasado por un proce­so catártico, el silencio te llega. Ésta es otra especie de silen­cio y no es un silencio forzado, controlado, no es un silen­cio que implique algún esfuerzo de tu lado.

Cuando has expuesto por completo tu mente, cuando has liberado todo lo que allí existe, un si­lencio te llega, desciende sobre ti, te invade; un silen­cio que va más allá de la comprensión, un silencio que va más allá de ti: un silencio que pertenece al todo ,y no al individuo.


Referencia:
El dios de todos (Osho)
Un camino espiritual para descubrir a Dios
Fotografía tomada de internet

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