jueves, 31 de enero de 2013

DECISIONES

Responde a este momento. Eso es la responsabilidad. En este momento, enfrentalo y decide.

A alguien le gustaría casarse contigo. Te desconcierta saber si debes contestar que sí o que no, así que recurres al I Ching (libro de práctica adivinatoria u oracular). 

Es tu vida... ¿por qué dejársela para que decida por ti a alguien que escribió un libro hace cinco mil años? Es mejor decidir por tu propia cuenta. Aunque erres y te extravíes  entonces también es mejor decidir por tu propia cuenta. Y aunque no te extravíes y tengas una vida más exitosa a través del I Ching, entonces eso tampoco es bueno, porque estas eludiendo la responsabilidad. 

Y uno crece a través de la responsabilidad. Asúmela  He aquí algunas formas de evitarla: algunos se la otorgan a Dios, otros al karma, unos al destino, otros al I Ching, pero la gente no para de entregársela a otra persona. 

Una persona se transforma en espiritual cuando carga con toda la responsabilidad sobre sus propios hombros

La responsabilidad es tremenda, y tus hombros son débiles, lo sé. Pero cuando la asumes, se vuelven más fuertes. No hay otra manera de que tus hombros crezcan y se tornen más fuertes. Si juegas con el I Ching y te sientes bien, no hay nada de malo en ello. Pero he de deciros que tampoco hay nada de bueno. No es más que un juego... disfrútalo  es un juego de la mente. Y algún día tendrás que dejarlo.

Del libro:
DÍA A DÍA
OSHO
Día 86

LA LIBERTAD ASUSTA

Equivocadamente, entendemos el desapego como dureza de corazón, indiferencia o insensibilidad, y eso no es así. El desapego no es desamor, sino una manera sana de relacionarse, cuyas premisas son: independencia, no posesividad y no adicción. La persona no apegada (emancipada) es capaz de controlar sus temores al abandono, no considera que deba destruir la propia identidad en nombre del amor, pero tampoco promociona el egoísmo y la deshonestidad. Desapegarse no es salir corriendo a buscar un sustituto afectivo, volverse un ser carente de toda ética o instigar la promiscuidad. La palabra libertad no asusta y por eso la censuramos.

Del libro:
AMAR O DEPENDER
Walter Riso

miércoles, 30 de enero de 2013

LA PROPUESTA DE LA AUTODEPENDENCIA



RIVALIDAD ENTRE HERMANOS

Una madre podría amar más a un niño y menos al otro. Hay favoritos, porque la madre también es humana. No puedes esperar que ame de forma absolutamente igual; no es posible.

Los niños son muy perspicaces. De inmediato son capaces de ver que alguien es más o menos querido, y que la pretensión de la madre de amarlos por igual es falsa. Entonces surge un conflicto, una lucha y una ambición internas. 

Cada niño es diferente. Alguien tiene mucho talento, otro no. Alguien tiene talento para la música, otro no. Alguien tiene talento para las matemáticas, otro no. Alguien es físicamente más hermoso que el otro o uno posee un determinado encanto de personalidad que al otro le falta. Entonces surgen más y más problemas, y se nos enseña a ser amables, nunca a ser sinceros. 

Si a los niños se les enseñara a ser sinceros, lo combatirían luchando, y luchando lo eliminarían. Estarían enfadados, se pelearían y se dirían cosas duras, y entonces habrían terminado, porque los niños se desprenden de las cosas con suma facilidad. Si están enfadados, estarán airados, encendidos, casi volcánicos, pero al siguiente instante se toman de la mano v todo queda olvidado. Son muy sencillos, pero no se les permite esa sencillez. Se les dice que sean amables, a cualquier precio. Se les prohíbe estar enfadados con el otro: «Es tu hermana, es tu hermano. ¿Cómo puedes estar enfadado,». 

Esas iras, esos celos y esas mil y una heridas se van acumulando. Pero si puedes enfrentarlo con ira o celos verdaderos y puedes permitirte el expresarlo... inmediatamente después, siguiendo su estela, surgirá un amor v compasión profundos. Y eso será lo auténtico. 

Del libro:
DÍA A DÍA
OSHO
Día 85

EL APEGO CORROMPE

Amor y apego no siempre deben ir de la mano. Los hemos entremezclado hasta tal punto, que ya confundimos el uno con el otro. Recuerdo un aviso que colocamos a la entrada de un centro de atención psicológica, con la siguiente frase de Krishnamurti: “El apego corrompe”. Para nuestra sorpresa, la consigna, en vez de generar una actitud constructiva y positiva hacia el amor, ofendió a más de un asistente adulto. “No entiendo cómo ustedes están promocionando el desapego”, comentaba una mujer con hijos adolescentes y algo decepcionada de su psicólogo. En cambio, los más jóvenes se limitaban a reafirmarla: “Claro. Eso es así. No cabe duda. ¡Hay que desapegarse para no sufrir!”

Del libro:
AMAR O DEPENDER
Walter Riso
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