Amor y apego no siempre deben ir de la mano. Los hemos entremezclado hasta tal punto, que ya confundimos el uno con el otro. Recuerdo un aviso que colocamos a la entrada de un centro de atención psicológica, con la siguiente frase de Krishnamurti: “El apego corrompe”. Para nuestra sorpresa, la consigna, en vez de generar una actitud constructiva y positiva hacia el amor, ofendió a más de un asistente adulto. “No entiendo cómo ustedes están promocionando el desapego”, comentaba una mujer con hijos adolescentes y algo decepcionada de su psicólogo. En cambio, los más jóvenes se limitaban a reafirmarla: “Claro. Eso es así. No cabe duda. ¡Hay que desapegarse para no sufrir!”
Del libro:
AMAR O DEPENDER
Walter Riso
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