jueves, 7 de abril de 2022
EL DIOS-ALIMENTO
Una vez decidió Dios visitar la tierra y envió a un ángel para que inspeccionara la situación antes de su visita.
Y el ángel regresó diciendo:
«La mayoría de ellos carece de comida; la mayoría de ellos carece también de empleo».
Y dijo Dios: «Entonces voy a encarnarme en forma de comida para los hambrientos y en forma de trabajo para los parados».
Del libro:
Anthony de Mello
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet
miércoles, 6 de abril de 2022
EL AMOR DIGNO
Ninguno de los tres valores mencionados (solidaridad, reciprocidad, autonomía) tendría sentido si no existiera el respeto a los derechos del otro. Expresiones como: "Me perteneces" o "Eres mía o mío" no son otra cosa que la sintomatología de una necesidad imperiosa de posesión que suele traducirse en emociones destructivas, como los celos, el rencor, la ansiedad o la depresión.
Aunque no siempre sea fácil lograrlo, el amor digno se ubica en un punto medio entre "ser totalmente para el otro" y "ser totalmente para sí". No es excluyente, sino asertivo, en tanto es capaz de discernir claramente el territorio de sus reivindicaciones y de marcar límites. El concepto del amor digno descansa sobre dos pilares que la cultura del amor incondicional ha desechado: el respeto y la defensa de los derechos humanos. La máxima que lo rige es tajante: "Si no eres capaz de amar y que te amen con dignidad, mejor no ames".
De la tolerancia al respeto ¿Hay que tolerarlo todo? Obvio que no. Al igual que cualquier principio de vida, la tolerancia tiene sus límites.
Karl Popper planteó en su momento la paradoja de la tolerancia: "Si somos absolutamente tolerantes, incluso con los intolerantes, y no defendemos la sociedad tolerante contra sus asaltos, los tolerantes serán aniquilados y junto con ellos la tolerancia". ¿Habría que tolerar la violación o los asesinatos? ¿Qué liaríamos si viéramos a un hombre golpeando a su pequeño hijo? ¿Debemos tolerar el abandono infantil, los genocidios, las estafas o el maltrato? Hay amores intolerables y relaciones insoportables, a nadie le quepa duda.
Una persona tolerante es permisiva, paciente y no impositiva.
Sin embargo, estas virtudes llevadas al extremo pueden resultar peligrosas si no están acompañadas de amor propio y algo de sabiduría. Si alguien dijera: "Yo tolero a mi pareja", en vez de decir: "Yo amo a mi pareja", no daríamos un peso por esa relación. "Tolerar", según el Diccionario de sinónimos de Aguilar, también quiere decir: "soportar, aguantar, sufrir, resistir, sobrellevar, cargar con, transigir, ceder, condescender, compadecerse, conformarse, permitir, tragar saliva y sacrificarse. Un" vínculo afectivo que se ubicara en este contexto semántico parecería más una reunión de masoquistas anónimos que una relación amorosa. Soportar con indulgencia las agresiones no es sinónimo de amor.
Pero la palabra tolerancia también tiene una acepción más positiva y no tan referida al sacrificio, como es: "Disposición a admitir en los demás una manera de ser, de obrar o de pensar distinta a la propia". Es decir, la tolerancia como un valor que promulga el pluralismo entre las personas, en tanto acepta que éstas tienen derecho a expresarse con libertad de culto y opiniones. ¿Tu relación de pareja se rige por el pluralismo? De todas maneras, si consideramos que la libertad del otro es un derecho, esta libertad no tendría que ser tolerada sino respetada. El respeto modula el amor, pone una distancia cognitiva útil y conveniente entre los enamorados y permite pensar sobre lo que piensa el otro, para no maltratar ni ser maltratado. Por eso, para que la tolerancia no viole los derechos ajenos debe ser limitada: si la persona que amas es peligrosa para tu integridad física o psicológica, la tolerancia está contraindicada.
Así como nos indignamos frente a la injusticia ajena, también tenemos la responsabilidad de indignarnos cuando nuestros derechos personales se vulneran. No debemos tolerar los abusos, vengan de donde vengan y así estén patrocinados por el amor. Para el abuso no hay disculpas.
Recuerda: de la tolerancia a la estupidez sólo hay un paso, y es la ingenuidad.
No quiero tolerarte (¡Dios me libre!), lo que quiero es amarte en la convivencia, en los acuerdos y en los desacuerdos. No quiero tolerarte, sino amarte y respetar tu esencia.
Extracto del libro:
Los límites del amor
Walter Riso
Fotografías tomadas de Internet
martes, 5 de abril de 2022
LOS OPUESTOS
En verdad, lo opuesto no es lo contrario. Es sólo un ritmo, el ritmo de lo mismo; obedeces y luego desobedeces; es sólo un ritmo. Porque si no, estar siempre solamente obedeciendo y obedeciendo hace que todo se vuelva monótono y sin vida.
La monotonía es la naturaleza de la muerte, porque lo opuesto no está ahí. La vida está viva. Lo opuesto está ahí, hay un ritmo. Te vas, vuelves; te despides, llegas; desobedeces, y luego también obedeces; amas y odias. Así es la vida, pero no la lógica. La lógica dice que si amas no puedes odiar. Que si amas, ¿cómo vas a enfadarte? Si amas de esa forma amas de una forma monótona, siempre lo mismo. Pero entonces te pondrás tenso, te será imposible relajarte. La lógica cree en un fenómeno lineal: se mueve en una línea. La vida cree en círculos: la misma línea sube, baja y se convierte en un círculo.
Seguramente habrás visto el símbolo chino del yin y el yang. La vida es así: el encuentro de los opuestos. Este círculo del yin y el yang es mitad blanco y mitad negro. En la parte blanca hay un punto negro, y en la parte negra hay un punto blanco. El blanco se mueve hacia el negro, y el negro se mueve hacia el blanco; es un círculo. La mujer moviéndose hacia el hombre, el hombre moviéndose hacia la mujer...: así es la vida. Y si lo observas minuciosamente, lo verás dentro de ti.
Un hombre no es un hombre las veinticuatro horas del día, no puede serlo; a veces es una mujer. Y una mujer no es una mujer las veinticuatro horas; a veces ella es también un hombre. Se trasladan a lo opuesto. Cuando una mujer se enfada ya no es una mujer; se vuelve más agresiva y más peligrosa que cualquier hombre, porque su masculinidad es más pura y además está sin usar. Así que cuando la usa, tiene una intensidad con la que ningún hombre puede competir. Es como un terreno que no ha sido usado durante muchos años: arrojas unas semillas, ¡y surge una abundante cosecha'.
A veces una mujer se vuelve hombre, y cuando lo hace ningún hombre puede competir con ella; se vuelve muy peligrosa, por lo que entonces es mejor que el hombre se rinda. Y eso es exactamente lo que hacen todos los hombres: se vuelven sumisos, se rinden. Porque el hombre tiene que convertirse inmediatamente en mujer, pues si no, habrá problemas. Dos espadas en el mismo lugar causarán problemas. Si la mujer se ha convertido en hombre, si ella ha cambiado el rol, inmediatamente el hombre se convierte en mujer. Así todo se restablece. Y de nuevo el círculo se completa.
Y siempre que un hombre se somete y se rinde, su rendición tiene una pureza con la que ninguna mujer puede competir; porque ordinariamente el hombre nunca adopta esta postura, este juego. Normalmente él se levanta y lucha. Normalmente él es voluntad, no sumisión. Pero cuando se rinde posee una inocencia con la que ninguna mujer puede competir. Mira a un hombre enamorado; se vuelve como un niño pequeño.
Pero es así como se mueve la vida. Y si lo entiendes ya no te preocupas en absoluto. Entonces sabes que aunque el amante se haya ido, volverá; que aunque la amada esté enfadada, te amará.
Entonces tienes paciencia. Con Aristóteles no puedes tener ninguna paciencia, porque si el amante se ha ido, se ha ido en un viaje lineal, sin regreso; no es un círculo. Pero en Oriente creemos en el círculo; por el contrario, en Occidente se cree en la línea. La mente occidental es lineal, la mente oriental es circular. Por eso en Oriente un amante puede esperar. Sabe que la mujer que le ha dejado volverá. De hecho ya está en camino, debe de estar arrepintiéndose, ya debe de haberse arrepentido, debe de estar viniendo; tarde o temprano llamará a la puerta. Sólo espera.,., porque lo opuesto está siempre presente.
Y siempre que una mujer vuelve, después del enfado, el Amor es nuevo. Ha dejado de ser una repetición. El intervalo de la ira ha destruido el pasado. Ahora ella es de nuevo una joven, una muchacha virgen. Se vuelve a enamorar otra vez; y todo se vuelve nuevo.
Si entiendes esto, entonces no estás en contra de nada. Entonces sabes que hasta la ira tiene su hermosura, que hasta una pelea de vez en cuando le da tono a la vida. Y que todo contribuye a su riqueza. Entonces aceptas, y cuando aceptas profundamente tienes paciencia, entonces no hay ni impaciencia ni prisa. Entonces puedes esperar, rezar, tener esperanza y soñar.
De otra forma, si la vida es lineal, como piensa Aristóteles o Bertrand Russell (dado que el pensamiento occidental se ha movido desde Aristóteles a Bertrand Russell), entonces la vida se vuelve muy impaciente. Nadie va a volver; entonces estás siempre temblando, con miedo, y empiezas a suprimir tus sentimientos. Entonces puede que estés con una mujer durante diez años o diez vidas, pero estarás con una extraña. Tú te controlas, ella se controla, y no hay encuentro.
Del libro:
Hsin Hsin Ming: El libro de la nada
Osho
Fotografía tomada del internet
lunes, 4 de abril de 2022
27. LA VOZ DE LA FELICIDAD
Tras la muerte de Bankei, un hombre ciego que vivía cerca del templo del maestro le dijo a un amigo: «Desde que soy ciego, no puedo ver el rostro de una persona, así que debo juzgar su carácter por el sonido de su voz. Habitualmente, cuando oigo a alguien felicitar a otro por su buena suerte o su éxito, oigo también un secreto tono de envidia.
Cuando se expresa condolencia por la desgracia de otro, oigo placer y satisfacción, como si el que se conduele estuviera contento viendo el fracaso del otro como algo a ganar para sí mismo».
«En toda mi experiencia, sin embargo, la voz de Bankei siempre fue sincera. Siempre que expresaba felicidad, no oí nada más que felicidad, y cuando expresaba tristeza, tristeza era todo lo que oía».
Extracto del libro:
Zen flesh. Zen bones
Paul reps y Nyogen senzaki
Fotografía de Internet
domingo, 3 de abril de 2022
APRENDE A CONOCERTE A TI MISMO
El hombre tiene en sí muchas pieles que cubren las profundidades de su corazón. El hombre sabe muchas cosas; pero no se conoce a sí mismo. Treinta o cuarenta pieles o cueros, como de buey o de oso, gruesas y duras, cubren el alma. Entra en tu propio terreno y aprende allí a conocerte a ti mismo.
MAESTRO ECKHART
Extracto del libro:
365 semillas de conciencia para una vida plena
Fotografías tomadas de Internet
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