sábado, 26 de marzo de 2022
ESCUCHA, DEJA DE PENSAR
Una vez ocurrió que...Mulla Nasrudin volvía, completamente borracho, al amanecer. Y al pasar por el cementerio se fijó en un cartel, en el que estaba escrito con letras grandes: TOQUE LA CAMPANA PARA LLAMAR AL VIGILANTE; y eso es exactamente lo que hizo.
Al ser tan temprano, el vigilante se molestó. Salió tambaleándose y enfadado; y cuando vio a Nasrudin, absolutamente borracho, se enfadó más aún.
Le preguntó: "¿Pero por qué? ¿Por qué has tocado la campana? ¿Para qué me has despertado? ¿Qué pasa? ¿Qué quieres?". Nasrudin le miró un momento en silencio, luego se volvió hacia el cartel y le dijo: "Pues a mí me gustaría saber: ¿por qué me piden a mí que llame al vigilante?".
El cartel decía: TOQUE LA CAMPANA PARA LLAMAR AL VIGILANTE. Ahora bien, cómo lo interpretes, depende de ti.
No interpretes; escucha. Mientras interpretas no puedes escuchar, porque la consciencia no puede hacer dos cosas opuestas simultáneamente. Si empiezas a pensar, dejas de escuchar. Escucha como escuchas la música; con una forma de escuchar diferente, sin interpretar. No hay significados en los sonidos. Esto también es música. Sosan es un músico no un filósofo. Sosan no está diciendo palabras, está diciendo algo más, más que palabras. Sus palabras tienen un significado pero no significan nada. Son más bien como sonidos musicales. Ve y siéntate cerca de una cascada. Escuchas, pero ¿interpretas lo que la cascada dice? No dice nada... y aún así dice. Dice mucho, mucho que no puede ser dicho.
¿Qué haces cuando estás cerca de una cascada? La escuchas, te quedas quieto y en silencio, absorbes. Permites que la cascada vaya entrando cada vez más profundamente dentro de ti. Entonces todo se calma y se queda en silencio en tu interior. Te conviertes en un templo; lo desconocido entra a través de la cascada. ¿Qué haces cuando escuchas los cantos de los pájaros, o el viento pasando a través de los árboles, o las hojas secas cuando el viento se las lleva? ¿Qué haces? Simplemente escuchas.
Sosan no es un filósofo ni un teólogo ni un sacerdote. No quiere venderte ninguna idea, las ideas no le interesan. No está ahí para convencerte, simplemente florece. Es una cascada, una catarata, un viento soplando a través de los árboles, o tan sólo el canto de los pájaros; sin significado, pero con mucho sentido. Tienes que absorber este sentido, sólo entonces serás capaz de entender. Así que escucha pero no pienses. Entonces es posible que ocurran muchas cosas dentro de ti, porque quiero decirte que este hombre, Sosan, del que no se sabe casi nada, era un hombre de poder, un hombre que llegó a saber. Y cuando dice algo, trae algo de lo desconocido al mundo de lo conocido. Con él entra lo divino, un rayo de luz, en la oscuridad de tu mente.
Antes de que entremos en sus palabras recuerda su sentido, no lo que significan: la música, la melodía; no el significado literal; el sonido de su mente sin ningún sonido, su corazón, no su pensamiento. Tienes que escuchar a su ser, a la cascada.
¿Cómo escuchar? Sólo quédate en silencio. No metas tu mente en ello. No empieces a pensar: "¿Qué está diciendo?". Sólo escucha, sin decidir esto o aquello, sin decir si tiene razón o no, si es verdad o no, si te convence o no. A él no le importa tu convicción, a ti tampoco tiene por qué importarte. Simplemente escucha y disfrútalo. Las personas como Sosan son para deleitarse; son un fenómeno natural.
Una hermosa roca; ¿qué hacer con ella? Te deleitas en ella. La tocas, la recorres, sientes su musgo. ¿Qué haces con las nubes que se mueven en el cielo? Danzas sobre la tierra, las miras, o simplemente te tumbas y te quedas quieto; las miras y las dejas flotar. Te llenan. No solamente el cielo exterior; poco a poco, cuanto más en silencio te quedas, van llenando también tu cielo interior. De repente ya no estás ahí, sólo hay nubes moviéndose, adentro y afuera. La división desaparece, ya no hay ninguna delimitación. Te has convertido en cielo y el cielo se ha convertido en ti.
Trata a Sosan como a un fenómeno natural. Él no es un hombre: es Dios, el Tao, un buda.
Antes de que tratemos de entrar en su trascendencia, primero hay que entender algunas cosas. Te darán un empujón.
LA MENTE ES UNA ENFERMEDAD. Esta es una verdad básica que Oriente ha descubierto. Occidente dice que la mente puede enfermarse, o puede sanarse. La psicología occidental depende de esto: que la mente puede estar sana o enferma. Pero Oriente dice que la mente como tal es la enfermedad, que no puede estar sana. Ninguna terapia psiquiátrica puede servir de ayuda; como mucho puede hacer que esté normalmente enferma.
Así que en relación a la mente existen dos tipos de enfermedades: normalmente enferma (esto es, que tienes la misma enfermedad que otros a tu alrededor) o anormalmente enferma, que quiere decir que padeces algo único. Tu enfermedad no es algo ordinario; es excepcional. Tu enfermedad es algo individual, no colectivo; esta es la única diferencia. O normalmente enferma o anormalmente enferma, pero la mente no puede estar sana. ¿Porqué? Oriente dice que la propia naturaleza de la mente es tal que siempre estará enferma. La palabra "salud" es hermosa, procede de la misma raíz que la palabra "totalidad". Salud, curación, totalidad, sagrado o santo...: todas estas palabras proceden de la misma raíz.
La mente no puede estar sana porque nunca puede estar entera. La mente siempre está dividida; la división es su base. Si no puede estar íntegra ¿Cómo va a poder estar sana?, y si no puede estar sana ¿Cómo va ser sagrada? Todas las mentes son profanas. No existe cosa tal como una mente santa. Un hombre santo vive sin mente porque vive sin división.
La mente es la enfermedad. ¿Cómo se llama esta enfermedad? Su nombre es Aristóteles, o si prefieres que que realmente parezca una enfermedad puedes llamarla "aristotelitis". Así suena totalmente como una enfermedad. ¿Por qué es Aristóteles la enfermedad? Porque dice: "O esto o lo otro. ¡Elige!". Y elegir es la función de la mente; la mente no puede existir sin elegir.
Al elegir caes en la trampa, porque siempre que eliges lo haces en contra de algo. Si estás a favor de algo, tienes que estar en contra de algo; no puedes estar solamente a favor ni puedes estar totalmente en contra. Cuando el "a favor" entra, el "en contra" le sigue como una sombra. Cuando aparece el "en contra", el "a favor" aparece también; oculta o abiertamente.
Del libro:
Hsin Hsin Ming: El libro de la nada
Osho
Fotografía tomada del internet
viernes, 25 de marzo de 2022
jueves, 24 de marzo de 2022
EXPLORANDO EL VACÍO
A veces podríamos sentir una sensación interna de vacío. Cuando buscamos dentro, parece que no hay nada allí, por tanto nos distraemos con algo externo, como la comida o la televisión. Sin embargo, estas distracciones externas pasajeras, llenan el vacío de modo pasajero, capturan nuestra atención solo un momento. Cuando la distracción termina, vuelve el vacío.
¿Qué hay en el vacío que nos motiva a alejarnos de él? ¿En realidad es una mala sensación el vació? Cuando considera el significado literal de vacío, ¿cómo puede ser un problema? ¿Es posible que la ‘nada’ te haga daño? ¿En realidad es incomoda esa sensación de vacío o lo incomodo es la inquietud y la actividad de intentar distraerse o evitar el vació?
Esta es una distinción importante. Estamos acostumbrados a pensar que los sentimientos de carencia, vacío o la sensación de que falta algo, son problemáticos e incómodos. Pero, ¿es el vació la fuente de nuestro desasosiego? ¿O es nuestra reacción al vacío lo que ocasiona el malestar?
Incluyendo las historias que nos hacemos y los juicios que emitimos en relación al hecho de sentir el vació.
No es nuestra culpa la tendencia de evitar la sensación de vacío. Lo aprendimos de todo aquel que nos rodea y hace lo mismo. De hecho, hay una buena razón para evitar sentir un vacío—la sensación de hambre—pues necesitamos comer cuando tenemos hambre. Sin embargo, muchas veces interpretamos la sensación de carencia como una necesidad de comer. ¿Alguna vez ha comido sin tener hambre, para intentar distraerse o aliviar un sentimiento? Es posible vivir las sensaciones de vacío y carencia, y descubrir que no son tan malas. Inténtelo usted mismo:
Ejercicio: ¿Qué sucedería ahora mismo si solo diese cabida a cualquier sensación que tenga de vacío, carencia o de no ser suficiente? ¿Son dolorosas esas sensaciones, o son solo sensaciones? Quizá haya algo en particular que siente carece: fuerza, energía, autoestima; falta de entusiasmo o interés; una sensación de no tener suficiente seguridad; o una sensación de que ahora mismo no hay alegría o felicidad. Y sin embargo, ¿las sensaciones que le dejan saber que estas cosas parecen faltar, son incomodas? ¿Qué sucede si solo deja que esas sensaciones estén presentes un momento?
Claramente, nos simplificaría la vida si no tuviésemos que hacer nada en relación a estos sentimientos de carencia. Dedicamos tanto esfuerzo, actividad y lucha interna para conseguir aquello que pensamos carecer. Pero ¿Qué tal si está bien carecer algo? ¿Qué tal si está bien simplemente sentir vacío? ¡Qué alivio! ¡Mucho menos por hacer!
Aún más sorpresivo es descubrir que podemos disfrutar la sensación de vacío. Hay riqueza en el silencio, en la quietud, en el espacio en sí. Pasamos por alto la riqueza de los espacios de silencio interno. La mayoría de nosotros nos familiarizamos con ellos porque hemos estado evitándolos casi toda la vida. Igual que un catador de vinos puede hacer distinciones claras en el sabor y la calidad del vino, más que una persona que solamente haya probado el vino unas pocas veces, podemos convertirnos en catadores del vacío.
Quizá la mayor sorpresa es cuando descubrimos que precisamente aquello que sentimos carecer en una experiencia, podemos hallarlo justamente en el vacío en sí. Por ejemplo, si se siente débil, sin fortaleza y energía, y permanece presente a esa sensación de debilidad o carencia, puede notar una sensación más profunda y sutil de fortaleza apareciendo en el vacío.
La fortaleza, alegría, paz y amor que podemos encontrar en los espacios vacíos dentro de nosotros mismos, son mucho más sutiles que las emociones generadas por nuestros acostumbrados intentos de sentirnos fuertes, felices o amados. Sin embargo, cuando nos enfocamos en la fortaleza, alegría, paz o amor interno, la experiencia puede ser poderosa y real, a tal punto que supera nuestras expectativas. ¿Quién hubiese dicho que tras esa sensación de carencia, hallaríamos una infinita reserva de paz? ¡Qué sorpresa hallar alegría abundante bajo la sensación seca y vacía de falta de diversión!
Este principio—podemos hallar fortaleza, alegría, paz y amor dentro de la sensación de vacío y carencia—es una perspectiva nueva y radical.
Esta verdad solamente puede ser vista por completo sumergiéndose en sus experiencias de vacío. Ya que hacer esto va totalmente en contra de nuestro condicionamiento previo, debemos desarrollar el hábito de prestar atención a los sentimientos de vacío para poder descubrir las riquezas que allí nos esperan.
Esto sería más fácil de hacer si cada vez que dedicara atención a su sensación de vacío o carencia, de inmediato rebosara la sensación de paz o alegría. Pero la experiencia de vacío, como una cebolla, tiene muchas capas. Así que mientras se adentra a una sensación particular de vacío, puede encontrar un profundo sentido de fortaleza o amor, o podría descubrir una capa más profunda de condicionamiento. Inicialmente, la sensación de vacío o carencia puede empeorar. Al permitir la emoción de no ser suficiente, o de ser inadecuado, podrían surgir recuerdos dolorosos o una fuerte aversión a la sensación, lo cual dificulta mantener su atención en el vacío en sí. Cuando es distraído por algo o se evita la sensación de carencia, puede perder la oportunidad de descubrir algo más sobre la naturaleza de ese vacío, incluyendo cualquier cualidad sutil que pueda estar allí. Necesita desarrollar un nuevo hábito de permanecer con cada nueva capa de sensaciones y memorias, y posiblemente sensaciones más fuertes de vacío y carencia. Nada puede hacer para evocar los sentimiento de paz y alegría, únicamente permanecer con su experiencia, sea cual sea, hasta que surjan la paz y la alegría.
Extracto del libro:
Eso es eso
aka Nirmala
Fotografía tomada de internet
miércoles, 23 de marzo de 2022
PROGRAMAR CADA ESCALA
Richard C. Cushing
Cuanto más ambicioso sea el objetivo que nos hemos fijado, mayor debe ser nuestra preparación para el camino que tenemos por delante.
Independientemente del tesoro que aspiremos a alcanzar, hay una serie de factores que debemos considerar previamente a nuestro viaje:
1. Las cosas siempre se ven más fáciles antes de que las llevemos a cabo.
2. Si se trata de una inversión, debemos estar seguros de la misma y tener en cuenta el siguiente principio: cualquier persona aceptará nuestro dinero a cambio de bienes, pero lograr el intercambio en el sentido inverso es extremadamente difícil.
3. Una vez que has dado el paso, ya no hay vuelta atrás.
Además de estas tres leyes, al concretar nuestro plan de navegación debemos prever una reserva suficiente de recursos, así como un plan B para todas aquellas cosas que pueden salir mal.
Los secretos del guerrero interior
Así como los que libran guerras externas se procuran provisiones y armas para la lucha, adquirir la disposición de un guerrero interior nos puede ayudar a no desalentarnos antes de llegar a la meta:
• Definir los objetivos. Es inútil ponernos en camino si antes no clarificamos adónde queremos llegar. Tal vez la principal misión de nuestra vida sea justamente descubrir cuál es esta misión y entregarnos a ella sin demora.
• Conocer nuestros puntos fuertes y débiles. Cada guerrero tiene virtudes diferentes y debe diseñar su camino a partir de ellas. Asimismo, conocer las propias debilidades nos ayuda a perfeccionar los aspectos de nuestra personalidad que frenan nuestro progreso.
• Actuar de dentro hacia fuera. El guerrero debe marcarse metas interiores, pero, al mismo tiempo, salir al mundo para experimentar y aprender de él. Todos tenemos en el día a día ocasiones de descubrir, corregir errores y superarnos.
• Unir acción y pensamiento. Para no disipar nuestras fuerzas, nuestros pensamientos deben orientarse a la acción inmediata y no divagar sobre lo que podría haberse hecho o lo que queda por hacer. El guerrero actúa aquí y ahora, aprovechando las oportunidades que se le presentan.
• Comprometerse en cada pequeña batalla. Para lograr una gran meta hay que entregarse previamente a muchos pequeños objetivos. Cada uno de ellos exigirá toda nuestra energía. Sin lo pequeño no se llega a lo grande.
• No temer la derrota. Todo camino de superación está sembrado de fracasos más o menos sonados. El guerrero interior debe decidir si da media vuelta o los acepta como regalos de un viaje de superación y mejora personal.
• Estar dispuesto a morir. Dentro de una misma vida, hay momentos en los que debemos tener el valor de cerrar una etapa para dar nacimiento a otra nueva, con otras prioridades y objetivos.
Fluir con las dificultades
Cuando se afronta una etapa difícil, si fluimos con los acontecimientos sin juzgarlos ni desesperar, las dificultades se irán diluyendo y las oportunidades se multiplicarán.
Hay dos clases de actitudes respecto al flujo:
1. La de las personas que culpan de sus calamidades a todo lo que les rodea, como si vivieran en un campo minado.
2. Las que sacan partido de ese mismo tejido con el que está hecha la realidad, que tanto sirve para hacer una escalera como una cuerda para ahorcarse.
Las primeras no saldrán del fracaso hasta que no se gradúen las gafas —las de detrás de los ojos, que son las que cuentan—, ya que en última instancia el éxito depende de cómo la mente interpreta las experiencias cotidianas.
Antes de lanzarse a fluir es aconsejable, como los nadadores antes de entrar en la piscina, tomar una buena ducha que haga caer todos los prejuicios, ideas preconcebidas y autolimitaciones que vamos cargando por el mundo. Sólo así, ligeros de equipaje, podremos navegar por los rápidos de la vida.
Del libro:
El mapa del tesoro
Álex Rovira/
Francesc Miralles
Fotografía tomada de internet
martes, 22 de marzo de 2022
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