domingo, 7 de junio de 2020

OLVIDO


EL AGUIJÓN


Hubo un santo que tenía el don de hablar el lenguaje de las hormigas. 

Se acercó a una que parecía más enterada y le preguntó: «¿Cómo es el Todopoderoso? ¿Se parece de algún modo a las hormigas?». 

La docta hormiga le respondió: «¿El Todopoderoso? En absoluto. Las hormigas, como puedes ver, tenemos un solo aguijón. Pero el Todopoderoso tiene dos». 

Escena sugerida por el anterior cuento: 

Cuando se le preguntó cómo era el cielo, la sabia hormiga replicó solemnemente: «Allí seremos igual que Él, con dos aguijones cada uno, aunque más pequeños». 

Existe una fuerte controversia entre las distintas escuelas de pensamiento religioso acerca de dónde exactamente se hallará ubicado el segundo aguijón en el cuerpo glorioso de la hormiga.



Del libro:
Anthony de Mello 
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

sábado, 6 de junio de 2020

¿POR QUÉ LLORAR? ¿POR QUÉ SUFRIR?


NO ERES TUS EMOCIONES


LAS EMOCIONES NO SON MÁS QUE EMOCIONES


La meditación tiene dos facetas diferentes. La primera de ellas consiste en parar y calmarse y la segunda consiste en observar profundamente para, de ese modo, transformar. Cuando la plena consciencia te proporciona la suficiente energía, puedes observar profundamente cualquier emoción hasta descubrir su verdadera naturaleza. Si eres capaz de hacer eso, podrás transformar la emoción. 

Las emociones hunden, obviamente, sus raíces profundamente en nosotros. Son tan poderosas que a veces pensamos que, si las dejamos ser, no sobreviviremos. Es entonces cuando las negamos y reprimimos. Pero de ese modo nos condenamos a que acaben explotando y dañando a los demás y a nosotros mismos. Sin embargo, las emociones no son más que emociones. Aparecen, permanecen un rato y acaban desvaneciéndose. ¿Por qué, entonces, deberíamos dañarnos a nosotros mismos o a los demás? Nosotros somos mucho más que nuestras emociones. 

El ejercicio de la observación profunda nos permite identificar y arrancar las raíces de nuestras emociones dolorosas. La simple práctica de abrazar las emociones puede resultar, en este sentido, muy útil. Si durante los momentos más difíciles en que nuestra emoción está presente, sabemos cómo y dónde refugiarnos y somos capaces de inspirar y espirar, durante quince, veinte o hasta veinticinco minutos, centrando nuestra atención en el ascenso y descenso del abdomen, la tormenta acabará amainando y tendremos la certeza de que sobreviviremos. Y cuando logramos sobrevivir a una emoción poderosa, experimentamos una mayor paz mental. Una vez adquirida la pericia de la práctica, dejaremos de tener miedo, de modo que la próxima ocasión en que aparezca una emoción poderosa todo resultará más sencillo. Ya sabremos de antemano que podremos sobrevivir. 

Si cuando aparecen emociones poderosas, sabemos relajarnos, dejaremos de transmitir el miedo a nuestros hijos y a las generaciones futuras. Si permanecemos, en cambio, con el miedo, reprimiéndolo y permitiéndole explotar, estaremos compartiendo el miedo con las generaciones más jóvenes que nos rodean que a su vez acabarán haciéndolo suyo y transmitiéndolo a otros. Pero si sabemos cómo tratar nuestro miedo, estaremos en condiciones más adecuadas para ayudar a que nuestros seres queridos y nuestros jóvenes traten mejor su propio miedo. En tal caso, podemos acompañarles y decirles: «Ahora inspira y espira conmigo. Presta atención al ascenso y descenso de tu abdomen».  

Y como ya te habrán visto hacerlo antes, es más probable que te hagan caso. Tu presencia, tu estabilidad y la energía de la plena consciencia harán que tu hijo o tu pareja sean capaces de atravesar la marejada de la emoción. Esa persona sabrá que, contando con la presencia de un ser querido, también puede, como tú, sobrevivir a las emociones poderosas. Al dar ejemplo de calma frente al miedo y enseñar a los jóvenes a atravesar sus propias tempestades, estaremos enseñando una habilidad sumamente valiosa que en un futuro podría llegar incluso a salvar su vida.


Extracto del libro:
Miedo
Thich Nhat Hanh
Fotografía tomada de internet

viernes, 5 de junio de 2020

ANALIZA TU SUFRIMIENTO


AUTENTICIDAD


Pocos son los que ven con sus propios ojos y sienten con su propio corazón.
(Albert Einstein)

Tener una visión propia es sinónimo de autenticidad, lo cual no está reñido con aprender de los demás y seguir el ejemplo de aquellos a quienes admiramos. Significa vivir conscientemente lo que decidimos y hacemos, así como tomar responsabilidad de las consecuencias.

Según el psiquiatra Enrique Rojas, la persona auténtica es aquella que tiene en sí misma su propio fundamento, que lucha por ser coherente —de pensamiento, palabra y acto—;es decir, que «la persona auténtica vive como piensa: es lo contrario de la doble vida o moral. Es rectitud, vivir con responsabilidad, ser capaz de ir contracorriente cuando el entorno social se vuelve permisivo y asoma el todo vale, el haz lo que quieras, o lo que se expresa en el lenguaje de la calle como “vive el momento y no pienses más”».

Una persona con su propia visión es sencilla y natural, sin trampas ni máscaras, pues se muestra tal como es. Esto no es fácil, puesto que la sencillez es un ejercicio de humildad que requiere esfuerzo y constancia.

Según Enrique Rojas, la autenticidad va ligada a:

  • Ser verdadero con uno mismo. «Su comportamiento es claro, nítido, y cuando dice una cosa dice lo que siente y lo hace siendo responsable de esa afirmación.»
  • Poner la verdad por delante. «El que es auténtico llama a las cosas por su nombre y es capaz de ir contracorriente aunque la mayoría diga otra cosa, evita la mentira y la personalidad múltiple, así como el cambio de chaqueta y la psicología del rumor malintencionado.»
  • Eliminar las contradicciones. «No hay verdadero progreso personal sin lucha, sin esfuerzo por limar y pulir lo que estorba, lo que no va bien. Se tarda en llegar a ser auténtico, no es un camino carretero sino empinado, pero al final del mismo se encuentra la alegría.»
  • Saber hacia dónde vas. «Tiene una orientación general en cada circunstancia para vivir desde sí mismo. Depende poco de lo de fuera y mucho de lo de dentro, de sus propios criterios. La presión externa le influye poco, y no dice que algo es verdad porque lo digan la mayoría o las estadísticas».
  • Ser íntegro. «Huye de la apariencia de dar una imagen hacia fuera y una distinta hacia dentro, sabe defender en cualquier ambiente sus ideas y creencias, aunque caigan mal, o no estén de moda, o no sean políticamente correctas. Esa es su grandeza y también su exigencia.»

Llegar a nuestro propio punto de vista, a la autenticidad a pesar de lo que los demás puedan pensar o decir, es un camino difícil y largo, pero que aporta paz mental, autonomía y la alegría de ser coherentes con nosotros mismos, dedicados a lo que nos da sentido realmente.




Tomado del libro:
Einstein para despistados
Allan Percy
Fotografía de Internet

jueves, 4 de junio de 2020

SOLAMENTE EN ESTE INSTANTE


CONVERTIRSE EN UN INSTRUMENTO PARA SATISFACER A OTROS


El sacrificio que se exige en nombre del amor puede ser una excusa para utilizar al otro para los propios fines. En muchas culturas, el usufructo realizado en nombre del amor ha sido visto como una consecuencia natural del matrimonio: si lo tuyo es mío y lo mío es tuyo, si establecemos una relación sobre la base de la despersonalización y el canibalismo afectivo e intelectual, entonces tu cuerpo es mío, tu mente me pertenece, tu libertad es parte de mi patrimonio, y viceversa. Intercambio de identidades: definitivamente tenebroso.

Tanto los golpes físicos como el maltrato psicológico afectan la dignidad. Sin embargo, mientras que el castigo físico deja marcas y queda registrado en la piel, el maltrato psicológico suele ser invisible para cualquier observador.

Juana se quejaba porque su marido la obligaba a tener relaciones sexuales cuando ella no quería. No le pegaba, sino que la hacía sentir culpable o la amenazaba con que la iba a dejar. En una cita, el esposo me comentó: "Esto no es abuso, ni violación ni nada por el estilo. Simplemente es mi mujer y tengo derechos...". El hombre había perdido el norte. ¡Obviamente era abuso! Al considerar solamente sus "pretendidos" derechos y olvidar los de su pareja, cosificaba a su mujer, la utilizaba como un objeto sexual.


Si dejas que tu pareja se aproveche de ti o te explote en algún sentido, has traspasado los límites del amor digno. Una cosa es decir que vivo con mi pareja (afirmación democrática respetuosa) y otra muy distinta que vivo mediante ella (afirmación utilitarista y manipuladora).

De todas maneras, debemos reconocer que cuando la vida está en juego, no siempre es fácil defender la dignidad, pese a que la historia de la humanidad está repleta de personas que lo arriesgaron todo antes de aceptar un trato indigno. No olvides que nadie puede utilizarte y convertirte en un instrumento sin tu consentimiento.


Extracto del libro:
Los límites del amor
Walter Riso
Fotografías tomadas de Internet
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