No experimentamos el mundo plenamente a menos que estemos dispuestos a darlo todo. Samaya significa no quedarse con nada, no prepararnos una ruta de escape, no buscar alternativas, no pensar que tenemos mucho tiempo y podemos hacer las cosas más adelante. 
Las enseñanzas del budismo están dirigidas a las personas que no tienen mucho tiempo que perder. Esto nos incluye a todos, seamos conscientes de ello o no. Desde el punto de vista de las enseñanzas, pensar que tenemos mucho tiempo para hacer las cosas es el mayor de los mitos, el mayor de los problemas y el mayor de los venenos. Esto, junto con nuestra continua y arraigada tendencia a tratar de escapar de lo que hacemos, oscurece nuestra percepción y nuestro pensamiento. 
Si supiéramos que  esta noche  íbamos a quedarnos ciegos,  echaríamos una última mirada real y anhelante a cada hoja de hierba, a cada formación nubosa, a cada mota de polvo, a cada arco iris y gota de lluvia, a todas las cosas. Si supiéramos que mañana nos íbamos a quedar sordos, atesoraríamos cada sonido que oyéramos. Las enseñanzas del vajrayana tratan  de  atemorizarnos  haciéndonos  tomar  conciencia del poco tiempo que tenemos y de lo precioso que es el nacimiento humano.









