martes, 24 de octubre de 2017

EL TAMBOR MÁGICO


¿Mis poderes sobrenaturales, mis poderes maravillosos? 
Son sacar agua y traer leña. 
P'ang Yun (740-811) 

Érase una vez un muchacho llamado Gengoró. Era un desharrapado, un golfo, un vagabundo, que arrastraba por los caminos sus harapos y no tenía padre, ni madre, ni casa. Una mañana de verano se despertó a la orilla de un río y descubrió entre la espesura un pequeño tambor mágico, abandonado por algún dios de las aguas. Muy contento con esa ganga, lo cogió, lo ató a su cinturón y quiso verificar inmediatamente sus poderes: 

-¡Nariz, crece, crece! -dijo, tocando el tambor, y su nariz creció y creció, y cuanto más tocaba el tambor más se alargaba su nariz. Su apéndice pronto cruzó el río y, con gran regocijo por su parte, salió por encima de la copa de los árboles, al otro lado del agua. 

-¡Nariz, encógete, encógete!-dijo entonces tocando el tambor, y su nariz volvió a su medida normal. 

Era un juego muy distraído, y Gengoró, que era un bromista, lo habría prolongado un buen rato. Pero, mientras caminaba, reflexionaba. Utilizado con tino, ese tam bor mágico podía procurarle gloria y fortuna. En aquel momento pasaba por delante de la residencia de un gran señor que tenía, decían, una hija bella como el sol, en edad de casarse. Gengoro, con su tambor mágico sujeto al cinto, merodeó por los alrededores. Finalmente descubrió un agujero en un seto, se metió en él y, después de atravesar varios patios, se encontró en el gineceo. Allí, una muchacha bellísima, como sólo existen en sueños, estaba sentada al borde de un estanque y contemplaba en el agua una flor de loto. Gengoró se acercó y murmuró, tocando su tambor mágico: 

-Nariz de muchacha, encógete, encógete ... 

LOS OPUESTOS


lunes, 23 de octubre de 2017

LA EXISTENCIA ES PARADÓJICA


La existencia es paradójica. La paradoja es su esencia misma. Se manifiesta a través de los opuestos; es un equilibrio de opuestos. Y quien aprende el equilibrio logra saber lo que es la vida, lo que es la existencia, lo que es Dios. El secreto está en el equilibrio. 

Si Aristóteles hubiera tenido razón, sólo habría hombres y no habría mujeres, o sólo mujeres y ningún hombre. Si el mundo hubiera sido creado según Aristóteles, habría sólo luz y no habría oscuridad, o sólo oscuridad y no luz. Lógico: habría vida o muerte, pero no ambas. Pero la vida no se basa en la lógica aristotélica, y tiene de ambas. La vida es posible porque existen ambos, los opuestos: hombre y mujer, yin y yang, día y noche, nacimiento y muerte, amor y odio. La vida consiste en ambos. 

El amor es una especie de pelea, es una pelea. Sin esta pelea el amor no puede existir. Parece un contrasentido porque pensamos que los amantes no deberían pelear. Es lógico: si amas a alguien, cómo puedes pelear con esa persona? Es absolutamente claro y obvio para el intelecto que los amantes no deberían pelear. Pero lo hacen. Es más, son enemigos íntimos; pelean constantemente. Es en la pelea misma que se libera la energía que llamamos amor. 

EXPRES-ARTE


domingo, 22 de octubre de 2017

ECOS


Sonaba como el zumbido de los mosquitos en verano, aunque no era verano. Aquella noche de 1964, Arno Penzias y Robert Wilson no podían trabajar tranquilos. Desde una montaña de Nueva Jersey, los dos astrónomos estaban tratando de medir las ondas emitidas por alguna galaxia, pero la antena captaba un zumbido que no los dejaba en paz. El zumbido atormentaba los oídos, como ocurre cuando las hembras de los mosquitos, hambrientas, enloquecidas por el calor, llaman a sus machos y acosan a la gente.

Después, se supo. Por increíble que pueda parecer, el zumbido era el eco de la tremenda explosión que había dado origen al universo hace 15 mil millones de años, días más, días menos. Aquella vibración de la antena no venía de las hembras de los mosquitos, sino del estallido que había fundado el tiempo y el espacio y los astros y todo los demás. Y quizá, quién sabe, digo yo, un suponer, el eco estaba todavía allí, resonando, zumbando en el aire, porque quería ser escuchado por nosotros, terrestres personitas, que al fin y al cabo también somos eco de aquel remoto llanto del universo recién nacido.

TU PROPIA VIDA


viernes, 20 de octubre de 2017

ACABADO DE NACER


La próxima vez que no encuentres suelo bajo tus pies, no lo consideres un obstáculo en absoluto; considéralo más bien un notable golpe de suerte. No tenemos suelo bajo los pies, y esa misma situación puede suavizarnos e inspirarnos. Finalmente, después de todos estos años, quizá consigamos crecer realmente. Como dijo Trungpa Rinpoche en una ocasión: el mejor de los mantras es: «OM, crece, swaha.»

Estamos en continuo cambio. Podemos apegarnos a nuestra seguridad o podemos exponernos como si acabáramos de nacer, como si acabáramos de surgir al resplandor de la vida y estuviéramos totalmente desnudos.

Quizá esto suene demasiado incómodo u horrendo, pero, por otro lado, es nuestra oportunidad de tomar conciencia de que este mundo terrenal es todo lo que hay; puede que lo veamos con ojos nuevos y al fin despertemos del largo sueño de los prejuicios.
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