sábado, 10 de junio de 2017
viernes, 9 de junio de 2017
jueves, 8 de junio de 2017
OTRAS PUERTAS
El Ahora puede considerarse la puerta principal. Es un aspecto esencial de todas las otras, incluido el cuerpo interior. Usted no puede estar en su cuerpo sin estar intensamente presente en el Ahora.
El tiempo y lo manifestado están ligados tan inextricablemente como lo están el Ahora sin tiempo y lo No Manifestado. Cuando usted disuelve el tiempo psicológico por medio de la conciencia intensa del momento presente, usted se vuelve consciente de lo No Manifestado tanto directa como indirectamente. Directamente, lo siente como la irradiación y el poder de su presencia consciente, sin contenido, sólo presencia. Indirectamente, usted es consciente de lo No Manifestado a través del reino sensorial. En otras palabras, usted siente la esencia de Dios en cada criatura, en cada flor, en cada piedra y usted comprende "Todo lo que es, es santo". Por eso Jesús, hablando completamente desde su esencia o identidad de Cristo, dice en el Evangelio apócrifo de Tomás: "Rompan un trozo de madera; yo estoy allá. Levanten una piedra y me encontrarán allá".
Otra puerta a lo No Manifestado se produce dejando de pensar. Esto puede empezar con algo muy sencillo, como hacer una respiración consciente o mirar una flor en un estado de alerta intensa, de modo que no haya un comentario mental al mismo tiempo. Hay muchas formas de producir una brecha en la corriente incesante de pensamiento. De eso se trata fundamentalmente la meditación. El pensamiento es parte del reino de lo manifestado. La actividad mental continua lo mantiene aprisionado en el mundo de las formas y se convierte en una pantalla opaca que le impide hacerse consciente de lo No Manifestado, de la esencia sin forma y sin tiempo de Dios que hay en usted y en todas las formas y las criaturas. Cuando usted está intensamente presente, no necesita preocuparse de la detención del pensamiento, por supuesto, porque entonces la mente se detiene automáticamente. Por eso he dicho que el Ahora es un aspecto esencial de cualquier otra puerta.
miércoles, 7 de junio de 2017
TAO TE KING: PRINCIPIO 27
El buen caminante no deja huella.
El buen orador no necesita desmentir.
El que sabe calcular no necesita ábaco.
Quien sabe cerrar no precisa candado ni llaves,
y sin embargo, nadie puede abrir lo que él cierra.
Quien sabe atar no precisa cuerdas ni lazos,
y sin embargo, nadie puede desatar lo que ata.
El Sabio siempre conoce
el modo de salvar a las personas;
por eso, para él, no existen hombres reprobables.
Siempre sabe cómo salvar a las cosas;
por eso, no hay cosas viles para él.
A esto se le llama lucidez innata.
Así, los hombres buenos
son los maestros de los menos buenos,
y estos, la materia de aquellos.
martes, 6 de junio de 2017
EL SUBVERSIVO
Por los caminos anduvo Isaac Libenson, sin casa ni documentos.
De profesión, justiciero: a su paso iba dejando líos, sindicatos y cooperativas. Nunca salió de pobre, ni le interesó ese asunto.
Una medianoche de 1929, en Buenos Aires, nació su hijo Carlos, así llamado en homenaje a cierto barbudo profeta. Seis años después, cuando las profecías del profeta empezaban a cumplirse y estaba crujiendo el mundo, llegó la hora de enviar al hijo a la escuela:
—Vamos a esperar un poco —dijo Isaac—. El socialismo no puede demorar, y así el pibe recibirá una educación solidaria.
—Prefiero un burro capitalista —decidió la mujer, y al día siguiente envió al hijo a la escuela del barrio.
lunes, 5 de junio de 2017
SILENCIO VERDADERO
Maestro
Revelación
Silencio
Mente
Nuestro silencio es igual a la paz que se produce entre dos guerras. No es realmente la paz, sino la preparación para la próxima guerra. ¿Cómo puede ser paz la que se interpone entre dos guerras? La guerra simplemente se produce en forma velada; es una guerra fría, y no la paz. Nuestro silencio es de este tipo.
Entonces, coméntale al maestro: "No puedo quedarme callado y no puedo hablar; dime qué hacer."
No te lances solo, pues hagas lo que hagas estará mal. El diálogo o el silencio, hagas lo que hagas estará mal. Déjalo en las manos del maestro y pregúntale qué se supone que debes hacer. Si te dice que hables, hazlo. Si te dice que te calles, trata de permanecer en silencio. Él sabe y sólo te pedirá lo que te resulte posible.
Finalmente te pedirá lo imposible, pero nunca al comienzo. Te pedirá lo imposible al final, porque entonces también se habrá vuelto posible. Pero, al comienzo, sólo pedirá lo posible. Poco a poco, te empujará hacia el abismo final donde se produce lo imposible. Si dice que hables, hazlo. Entonces, hasta tu charla servirá. Pero entonces en verdad no estarás preguntando, sino hablando a modo de catarsis. Estás sacando tu mente afuera, estás exponiendo tu mente. Te estás abriendo. No estás preguntando, sino que te estás exponiendo. Esta exposición servirá. Te aliviarás de un gran peso.
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