Tercer Categoría de Humillación:
La tercera tiene que ver con dejarse explotar. Si la persona acepta que se aprovechen de ella sin chistar, como una forma de asegurar su fuente de apego, ha entrado a los fangosos terrenos de la prostitución. En este tipo de relaciones, el usufructo no siempre debe estar relacionado con lo económico. Un señor viudo de sesenta años había adoptado el papel de Cupido motorizado con su flamante novia, los hijos de ella y su futura suegra. El papel de chofer ya casi no le dejaba tiempo para sus obligaciones, pero no era capaz de negarse. Con el tiempo, la familia también le fue endosando tareas de mensajero, las cuales terminó asumiendo con resignada vocación de mártir. Para colmo, si llegaba tarde o fallaba en alguna diligencia, la reprimenda no se hacía esperar. En una cita me confesó su temor: “No soporto la soledad…Ya no estoy tan joven… Yo sé que a veces se aprovechan de mí, pero no me importa… Unas cosas por otras… No sé qué haría si ella me deja”. La trampa era fatal y altamente masoquista: cuanto más lo utilizaban, más dependiente se volvía.
Del libro:
AMAR O DEPENDER
Walter Riso