Vivimos en una época en la que hay muchos medios de comunicación sumamente eficaces. La información viaja a la otra punta del planeta con gran rapidez. Pero es precisamente en esta época cuando la comunicación entre la gente, entre padre e hijo, marido y mujer, o madre e hija, se ha vuelto más difícil. Si no podemos restablecer la comunicación entre nosotros, nunca podremos ser felices. En las enseñanzas budistas se presenta con gran claridad la práctica de escuchar compasivamente; de hablar con afecto y de cuidar de nuestra ira. Para restablecer la comunicación y llevar la felicidad a nuestra familia, a nuestra escuela y a nuestra comunidad, hemos de poner en práctica las enseñanzas del Buda relacionadas con escuchar profundamente y hablar con afecto. Y después podremos ayudar a las otras personas del mundo.
Del libro:
LA IRA
(El dominio
del fuego interior)
Thich Nhat Hanh
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