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martes, 15 de febrero de 2022

LA MUERTE DE MI PADRE


La muerte de mi padre no fue en absoluto una muerte. O fue la muerte total. Y ambas cosas significan lo mismo. Esperaba que muriese de este modo. Murió de una manera envidiable: murió en samadhi, murió totalmente desprendido del cuerpo y de la mente.

Fui a verlo sólo tres veces durante todo el mes que estuvo en el hospital. Siempre que sentía que estaba justo en el límite, iba a verlo. Las dos primeras veces estaba un poco asustado porque si moría tendría que nacer otra vez; existía un pequeño apego al cuerpo. Su meditación se profundizaba cada día, pero unas pocas cadenas con el cuerpo estaban todavía intactas, no estaban rotas.

Ayer fui a verlo: estaba inmensamente feliz, ahora podía morir con una muerte verdadera. Ya no estaba interesado en el cuerpo. Ayer por la mañana temprano, a las tres, alcanzó su primer vislumbre de lo eterno e inmediatamente se hizo consciente de que ahora se moriría. Esta fue la primera vez que me llamó; las otras dos veces fui por mi propia voluntad. Ayer me llamó pues estaba seguro de que se moriría. Quería decir adiós y lo dijo hermosamente, sin lágrimas en los ojos, sin ningún anhelo por la vida.

Por lo tanto, de alguna manera no es una muerte, sino un nacimiento en la eternidad. Murió en el tiempo y nació en la eternidad. O es una muerte total; total en el sentido de que ya no volverá nunca más. Y ésta es la realización máxima; no hay nada mejor que esto.

Ayer por la mañana él era absolutamente consciente de que la muerte le llegaba. Y me llamó. Esta fue la primera vez que me llamó y en el momento en que lo vi, comprendí que no estaba más en el cuerpo. Todos los dolores del cuerpo desaparecieron. Por esto los doctores estaban desconcertados: el cuerpo funcionaba con absoluta normalidad. Que pudiese morir era lo último que los doctores se podían imaginar. Podía haber muerto cualquier día antes. Tenía un profundo dolor, había muchas complicaciones: su corazón no funcionaba bien, su pulso se estaba debilitando; había coágulos de sangre en el cerebro, en la pierna y en la mano.

Ayer estaba absolutamente normal. Le hicieron un chequeo y dijeron que parecía imposible; ya no había ningún problema, ningún peligro. Pero así es como sucede. El día del peligro, de acuerdo con los médicos, no parecía que fuera a morir. Las primeras veinticuatro horas, cuando fue ingresado en el hospital hace un mes, fueron las más peligrosas; tenían miedo de que muriera. No murió. Entonces, durante las siguientes veinticuatro horas, estaban indecisos, no podían asegurar si lo salvarían o no. Un cirujano sugirió cortarle la pierna completamente, porque si los coágulos de sangre comenzaban a formarse en otras partes sería imposible salvarlo.

Pero yo estaba en contra de que le cortaran la pierna, porque uno tiene que morir algún día, ¿por qué deformar el cuerpo y crear más dolor? Y el vivir, en sí mismo, no tiene ningún significado. Sólo prolongar la vida no tiene ningún sentido. Dije no. Se sorprendieron. Y cuando sobrevivió durante casi cuatro semanas, pensaron que yo tenía razón, que no había ninguna necesidad de cortar la pierna; la pierna estaba renaciendo, viviendo otra vez. También comenzó a caminar, por lo que el doctor Sardesai pensó que era un milagro. No tenía tantas esperanzas de que fuera capaz de caminar.

Ayer estaba perfectamente normal, todo normal. Y esto me dio la indicación de que ahora era posible la muerte. Si la meditación sucede antes de la muerte, todo se normaliza. Uno muere en perfecta salud, porque uno no está realmente muriendo sino entrando en un plano más alto. El cuerpo se convierte en un escalón.

Abandonó el mundo en silencio total, en alegría, en paz. Abandonó el mundo como una flor de loto; merecía la pena celebrarlo. Y estas son las ocasiones en las que aprendes cómo vivir y cómo morir. Cada muerte ha de ser una celebración, pero solamente puede ser una celebración si te conduce a planos más altos de la existencia.


FUENTE: OSHO: ‘Be Still and Know’, Septiembre de 1979, tomado de la dirección internet www.oshogulaab.com

lunes, 7 de febrero de 2022

UNA CASA LLENA DE AMOR


Un fakir que vivía en una pequeña choza. Era alrededor de medianoche y llovía intensamente. El fakir y su esposa estaban durmiendo. De repente llamaron a la puerta. Alguien solicitaba cobijo.

El fakir despertó a su esposa: «¿Has oído? Hay alguien allí afuera», le dijo. «Será algún viajero, algún amigo desconocido».

¿Te das cuenta?. Le dijo, «¿Algún amigo desconocido?». Ni siquiera somos amistosos con aquellos que conocemos.

La suya fue una actitud de amor. El fakir dijo: «Algún amigo desconocido está esperando afuera. Por favor, abre la puerta». Su esposa le dijo: «No hay espacio; ni siquiera es suficiente para nosotros dos. ¿Cómo va a caber una persona más?».

El fakir le respondió: «Querida, éste no es un palacio de un rico. No puede hacerse más pequeño. El palacio de un rico parece más pequeño cuando llega un nuevo huésped, pero ésta es la choza de un pobre».

Su esposa le dijo: «¿Qué tienen que ver pobres y ricos con esto? La pura realidad es que ésta es una cabaña muy pequeña».

El fakir replicó: «Si hay suficiente espacio en tu corazón, sentirás que la choza es un palacio, pero si tu corazón es angosto, incluso un palacio te resultará insuficiente. Por favor, abre la puerta. ¿Cómo podemos rechazar a un hombre que ha acudido a nuestra puerta? Hasta ahora podíamos estar tumbados. Puede que los tres no podamos estarlo ya, pero al menos podremos sentarnos. Hay un hueco más para estar sentados».

La esposa tuvo que abrir la puerta. El amigo entró, empapado. Le dejaron unas ropas, se sentaron juntos y comenzaron a charlar. Al cabo de un rato, llegaron otras dos personas y llamaron a la puerta.

El fakir dijo: «Parece ser que nuevamente ha venido alguien», y le pidió al nuevo amigo, el más cercano a la puerta, que abriera. El hombre le contestó: «¿Abrir la puerta? No hay espacio suficiente». El hombre, el cual momentos antes había hallado cobijo en esta choza, olvidó que no había sido el amor del fakir hacia él el que le había hecho un hueco, sino que había encontrado cobijo porque había amor en la choza. Ahora, nuevamente, había llegado más gente, y el amor debe acomodar a los recién llegados.

Pero el hombre dijo: «No, no es necesario abrir la puerta. ¿No ves que casi ni podemos estar de cuclillas?»

El fakir dijo: «Amigo, ¿Acaso no te hice a ti un hueco? Se te permitió entrar porque aquí dentro moraba el amor; está aún presente, no se ha agotado contigo. Por favor, abre la puerta. Ahora estamos sentados a cierta distancia unos de otros; tendremos que agrupamos más. Y además, en esta noche fría, puede ser grato sentarse juntos».

Tuvo que abrir la puerta. Dos recién llegados entraron. Todos se sentaron juntos y comenzaron a trabar amistad unos con otros.

Pasó un rato... seguía lloviendo, y la noche transcurría. Entonces llegó un burro y empujó la puerta con su cabeza. El burro estaba empapado; quería abrigo para la noche. El fakir le pidió a uno de los últimos que había llegado, que estaba sentado casi en la puerta, que la abriera: «Ha llegado un nuevo amigo».

Después de atisbar afuera, el hombre dijo: «Este no es un amigo ni nada. Es un asno. No es necesario abrir».

El fakir le dijo: «Quizás no sabes que, a la puerta del rico, los hombres también son tratados como animales. Esta es la choza de un pobre fakir y estamos acostumbrados a tratar incluso a los animales como a seres humanos. Por favor, abre la puerta». Los hombres dijeron, al unísono: «Pero ¡no hay sitio!».

El contestó, «Hay suficiente espacio. En vez de estar sentados, todos nos pondremos de pie y le haremos un hueco. No os inquietéis, si es necesario yo saldré y le dejaré mi sitio. ¿Acaso no puede el amor hacer esto también?»



FUENTE: OSHO: ‘Del Sexo a la Superconsciencia’, Tercera charla, Bombay, 1968, tomado de la dirección internet www.oshogulaab.com

sábado, 5 de febrero de 2022

EL VIAJERO Y EL FAKIR


Un docto viajero fue a ver a un célebre fakir. El hombre, que se hallaba irritado por algún motivo, probablemente debido a las penurias del viaje, se desató airadamente los cordones de los zapatos y lanzándolos a un rincón, abrió la puerta con un fuerte golpe.

Un hombre enojado se quita los zapatos como si éstos fuesen enemigos. Incluso abre una puerta como si hubiese una sólida enemistad entre él y la puerta. El hombre abrió la puerta, entró y ofreció sus respetos al fakir.

El fakir le dijo: «No, no acepto tus respetos. Primero, ve y discúlpate con la puerta y con los zapatos».

«Qué ocurre? Disculparme con una puerta y unos zapatos? Son acaso seres vivos?».

El fakir replicó: «No pensaste en eso mientras te enfadabas con esos objetos inanimados. Arrojaste los zapatos como si tuvieran vida, como si tuvieran la culpa de algo. Abriste la puerta como si ésta fuera tu enemiga. No, puesto que reconoces su individualidad al enfadarte con ellos, deberás rogar su perdón. Por favor, ve y ofrece tus disculpas, de lo contrario, no estoy dispuesto a entrevistarme contigo».

El viajero pensó: «Si he venido de tan lejos a ver a este ilustre fakir, sería ridículo que nuestra entrevista finalizara debido a un asunto tan trivial», de modo que se acercó a los zapatos con las manos enlazadas y les dijo, « Amigos, perdonen mi insolencia». Le dijo a la puerta: «Lo siento, cometí un error al empujarte así, con esa rabia».

Qué momento para él!. El viajero escribió en sus memorias que se sintió muy ridículo al principio, pero al terminar de disculparse algo nuevo surgió en él. Se sintió tan calmado, tan sereno, tan sosegado... Se hallaba más allá de las posibilidades de su imaginación el concebir que un hombre pudiera sentirse tranquilo, sereno y alegre por haberle pedido disculpas a una puerta y unos zapatos.

Entró y se sentó al lado del fakir. Este comenzó a reírse y le dijo: «Ahora está bien. Estás a tono; podemos hablar. Puesto que has mostrado algo de amor, ahora te hallas desahogado. Ahora puede haber una comunicación entre nosotros».



FUENTE: OSHO: ‘Del Sexo a la Superconsciencia’, Tercera charla, Bombay, 1968, tomado de la dirección internet www.oshogulaab.com

lunes, 31 de enero de 2022

HUI-HAI, EL PINTOR


A Hui-Hai, un pintor zen, el Emperador de la China le encargó que pintara algunas flores para su palacio. Hui-Hai dijo, «Entonces tendré que vivir con las flores».

Pero el Emperador le dijo, «No hay porqué. En mi jardín están toda clase de flores. Ve y pinta!»

Hui-Hai dijo, «A menos que sienta las flores, ¿cómo voy a poder pintarlas? He de conocer su espíritu. Y ¿cómo voy a conocer el espíritu a través de los ojos? Y ¿cómo puede tocarse el espíritu con las manos? Por eso tendré que vivir íntimamente con ellas. A veces, con los ojos cerrados, sentado a su lado, percibiendo el aroma que comunica, percibiendo el perfume que llega, puedo permanecer en una silenciosa comunión con ellas. A veces la flor es sólo un capullo, a veces la flor florece. A veces la flor es joven y su humor es distinto, y a veces la flor se vuelve vieja y le ronda la muerte. Y a veces la flor es feliz y gozosa, y a veces la flor está triste. ¿Cómo voy simplemente a ir y pintar? Tengo que vivir con las flores. Y esa flor que nació, un día morirá. Debo conocer toda su biografía. Debo vivir con ella desde su nacimiento hasta su muerte, y debo percibirla en su multiplicidad de estados.

He de percibir cómo se siente por la noche con la oscuridad rondándola, y cómo se siente por la mañana cuando el sol ha salido, y cómo cuando un pájaro vuela y otro canta; cómo se siente la flor entonces. Cómo se siente cuando llegan los vientos tormentosos, y cómo se siente cuando todo está silencioso... Debo conocerla en su multiplicidad de ser, íntimamente, como un amigo, como un participante, como un espectador, como un amante. ¡He de relacionarme con ella! Únicamente entonces puedo pintarla y así y todo no puedo prometer nada porque una flor es una cosa tan vasta que puede que no sea capaz de pintarla. Por eso no puedo prometer nada, sólo puedo intentarlo».

Pasaron seis meses y el Emperador se puso impaciente. Entonces preguntó, «¿Dónde está ese Hui-Hai? ¿Está todavía tratando de estar en comunión?»

El jardinero contestó, «No podemos molestarle. Ha intimado tanto con los árboles que, a veces, al pasar junto a su lado no sentimos que haya allí un hombre. Se ha convertido en un árbol. Sigue en contemplación».

Habían pasado seis meses. El Emperador llegó y dijo, «¿Qué estás haciendo? ¿Cuándo vas a pintar?»

Hui-Hai dijo, «No me molestes. Si tengo que pintar debo olvidarme del pintar completamente. ¡No me lo recuerdes de nuevo! ¡No me molestes! ¿Cómo voy ha vivir en intimidad si albergo algún propósito? ¿Cómo va a ser posible la intimidad si permanezco aquí como pintor y tratando de intimar únicamente porque he venido a pintar? ¡Qué tontería! No hay lugar para negocios aquí; no vuelvas otra vez. Cuando llegue el momento vendré por mí mismo, pero no puedo prometerlo. Puede que el momento adecuado llegue o puede que no llegue».

Y durante tres años el Emperador esperó. Entonces Hui-Hai se presentó en la corte real y le dijo al Emperador: «He venido para decirte que no puedo pintar porque el hombre que deseaba pintar ha desaparecido».



FUENTE: OSHO: ‘La Alquimia Suprema’, Volumen 1, tomado de la dirección internet www.oshogulaab.com

miércoles, 26 de enero de 2022

ENVIDIA


Un viejo granjero estaba enojado mirando los daños de la inundación.

-Hiram -gritó el vecino- todos tus cerdos se desbarrancaron por el arroyo.

-¿Y los cerdos de Thompson? -preguntó el granjero-.

-También se fueron.

-¿Y los de Larsen?

-También.

-Mmn! -Soltó el granjero, contento-. No es tan malo como pensé.



FUENTE: OSHO: ‘La Envidia’, tomado de la dirección internet www.oshogulaab.com

lunes, 24 de enero de 2022

EDAD-VEJEZ


Bernard Shaw, en los últimos años de su vida, abandonó la vida urbana y se fue a vivir a un pequeño pueblo. Alguien le preguntó, «¿Por qué has escogido este pueblo?» El contestó:

-Pasaba por el cementerio cuando me encontré con una lápida en la que estaba escrito: «Este hombre murió a la edad de ciento diez años. Su muerte fue intempestiva». Así que pensé que en este pueblo merecía la pena vivir. Si la gente aquí piensa que ciento diez años es una edad intempestiva, es bueno vivir aquí».

Y verdaderamente vivió durante largo tiempo.



FUENTE: OSHO: ‘La Alquimia Suprema’, Volumen 1, de la dirección internet www.oshogulaab.com

lunes, 17 de enero de 2022

KAMAL


Kabir envió a su hijo al campo cierto día. Las vacas de Kabir no tenían de qué comer, así que envía a su hijo al campo a cortar un poco de hierba. El hijo se va y no vuelve. Llega la tarde y llega la noche y Kabir aguarda y las vacas están hambrientas. ¿Dónde se ha ido su hijo? Entonces Kabir decide ir a buscarle.

El hijo está en un campo de hierba. El sol se está poniendo, el viento sopla, la hierba ondula como las olas, y el hijo está ahí cimbreándose con la hierba. Todo el día se lo ha pasado así, y Kabir llega y le dice: «¿Te has vuelto loco?. ¿Qué es lo que haces?»

De repente el hijo es traído de vuelta a un mundo diferente y dice, «¡Oh! Olvidé quien soy. Me volví como la hierba. Dejé de ser! Me volví hierba! Me moví con ella, bailé con ella y olvidé el por qué había venido aquí. Dímelo ahora, ¿a qué vine?»

Kabir le dice, «¡A cortar hierba!»

Entonces su hijo se ríe y le contesta, «¿Cómo puede uno cortarse a sí mismo? Hoy no es posible. Volveré otra vez y lo probaré, pero no puedo prometerte nada porque he conocido una dimensión distinta. Un mundo diferente se ha abierto ante mí».

Kabir, desde este día, llamó a su hijo, Kamal, que significa «un milagro».

Este es el milagro! Si puedes absorberte totalmente en algo, el milagro sucede. Y esto es aplicable a todo. ¡Sé total! ¡Muévete totalmente! No te dividas. Nunca te dividas. Cualquier división es un desperdicio de energía, cualquier división es suicida. ¡No dividas! Si amas, ama totalmente, no te contengas. Si escuchas, escucha totalmente, no retengas nada.



FUENTE: OSHO: ‘La Alquimia Suprema’, Volumen 1, de la dirección internet www.oshogulaab.com

jueves, 13 de enero de 2022

LA MEMORIA DE LOS BRAHMANES


Un brahman fue llevado a la corte del rey Akbar y allí había estudiosos de sánscrito, árabe, persa, pali -otro viejo idioma- ya que él también era muy estudioso y quería a los más cultos cerca de él. Había treinta personas que sabían treinta idiomas distintos.

Este hombre traído de la aldea lucía como un aldeano, un simple brahman. El arreglo que hizo el rey fue que cada uno debería mantener en la mente una frase de su propio idioma. Así, había 30 frases en treinta idiomas y aquel hombre sólo hablaba un idioma, el sánscrito, y en esos treinta idiomas, el sánscrito no estaba incluido.

El primer hombre diría, en su idioma, la primera palabra de su frase y luego un gong golpearía. Luego, seguiría el segundo hombre que diría su primera palabra y luego otro gong y así iría a treinta personas una y otra vez: segunda rueda, segunda palabra, un gong: tercera rueda, tercera palabra... hasta que todas las frases estuvieran completas. Entonces había que repetir las treinta frases... y para asombro de todos, él lo hizo.

Debe haber sido un tremendo computador! ¿Pero si los computadores pueden hacerlo, por qué no la mente? Si la mente creó al computador... no he escuchado aún que un computador haya creado una mente. La mente tiene mucho poder y se puede disciplinar en muchas formas.



FUENTE: OSHO: ‘De la Inconsciencia a la Conciencia’, capítulo 19, de la dirección internet www.oshogulaab.com

martes, 4 de enero de 2022

ALEJANDRO MAGNO Y LAS VEDAS


¿Qué poder tienen los brahmanes? Ellos no son reyes, no tienen ejércitos, no tienen poder temporal de ninguna clase. Pero tienen una mente disciplinada que se hace más y más disciplinada en cada generación.

Alejandro Magno lo recuerda en sus memorias. Él llegó a la India antes que Jesucristo y eso fue lo que más le impresionó; naturalmente él venía de cruzar miles de cosas que lo impresionaron, pero esto fue mucho más.

Él era discípulo de Aristóteles. Cuando partía a la India, recuerda que Aristóteles le había pedido: ‘’Al volver, trae los cuatro Vedas que los hindúes piensan que son los únicos libros escritos por dioses y por cierto, son los libros más antiguos del mundo; así, escritos por dioses o no, son el tesoro más antiguos. Trae contigo esos 4 Vedas, no quiero otra cosa’’.

Él preguntó: ¿Encontraré a una persona que tenga los 4 Vedas? La gente dijo que sí. "En el pueblo hay un gran anciano, muy, muy viejo, quizá de 200 años, y él tiene los cuatro Vedas. Como se heredan, no hay cuidado de que les haya sucedido algo malo. Tienen miles de años... los puede obtener de él”.

Alejandro fue hacia el brahman, solicitó al viejo. El nunca había visto a un hombre tan viejo. El hombre lo miró a los ojos y le dijo ‘’Está bien. Mañana al salir el sol, le daré los Vedas.”

Alejandro se puso muy contento inmediatamente. Le dijo: “Lo que quieras pedirme, lo haré, me has hecho un favor tan grande... porque me habían dicho que ningún brahman me daría los Vedas aún si le diera todo un imperio, ningún brahman entregaría los Vedas... y usted no pide nada..."

Él respondió: “No, ningún brahman pide nada, lo que sea que quiera, lo consigue. Los que ruegan no son brahmanes. Venga mañana en la mañana y verá”.

La noche entera pasó Alejandro sin dormir. ¿Qué iba a suceder a la mañana siguiente? ¿Qué clase de hombre era ése? El anciano tenía cuatro hijos, los llamó y se sentó alrededor del fuego, el cual había sido mantenido por miles de años, ardiendo 24 horas al día, día a día, año tras año. Todos se sentaban alrededor del fuego, y el padre les dijo: ‘’Cada uno de ustedes tome una Veda, lea una página y tírela al fuego. Luego lea otra página y tírela al fuego también. Antes que llegue la mañana habrán terminado con los cuatro Vedas”.

Hicieron lo que el padre les dijo y a la mañana siguiente, cuando llegó Alejandro Magno, y llegó muy temprano pues estaba muy curioso, no pudo entender lo que vio. ¿Qué estaba pasando? Estaban echando las últimas páginas al fuego.

Alejandro dijo: “¿Qué sucede?”

-Nada. Tomé a mis cuatro hijos. Estos son los cuatro Vedas. Esta es Rig Veda, este es Yajur Veda, este es Sam Veda, este es Athrva Veda”.

-Pero, le estoy preguntando por los libros -dijo Alejandro-.

El contestó:

-Ellos recuerdan cada palabra. Eso es lo que hicieron toda la noche.

-¿Cómo puede una persona memorizar el libro entero en una noche? -Preguntó Alejandro-.

El viejo dijo: "Usted no conoce a los brahmanes, es nuestra disciplina. Toda nuestra disciplina es formar la memoria de tal forma que una vez que se lee algo, no hay forma de olvidarlo.’’



FUENTE: OSHO: ‘De la Inconsciencia a la Conciencia’, capítulo 19, de la dirección internet www.oshogulaab.com

jueves, 30 de diciembre de 2021

NADA ES PROPIO


Un hombre se fue fuera de la cuidad al volver encontró que su casa se estaba incendiando. Era una de las casas más bonitas en la cuidad, él amaba su casa. Mucha gente estaban listas de pagar el doble de precio por su casa pero el nunca estuvo de acuerdo con ningún precio, y ahora se está quemando ante sus ojos. Miles de personas se han reunido, pero nada se puede hacer.

El fuego se había esparcido tan lejos que si tratabas de apagarlo nada sería salvado, Entonces se entristeció. Su hijo vino corriendo y le susurró algo en el oído: "No te preocupes. Yo la vendí ayer, y a un buen precio ― tres veces más... La oferta era tan buena que no te podía esperar. Perdóname."

Pero el papá dijo, "Bueno, si la has vendido por tres veces más el precio de la casa." En ese momento el papá es un observador. Sólo un momento antes no era un observador, él estaba identificado. Es la misma casa, el mismo fuego, todo es lo mismo ― pero ahora no le concierne. Él lo está disfrutando como todos los demás lo están disfrutando.

Después el segundo hijo viene corriendo, y le dice al padre, "¿Qué estás haciendo? Tú estás sonriendo ― y la casa se está incendiando?"
El papá dijo, "Tú no sabes, tu hermano la vendió."
Él dijo, El ha hablado de venderla, pero nada ha sido arreglado todavía y el hombre no la va a comprar ahora. Otra vez, todo cambió. Lágrimas que habían desaparecido, volvieron a los ojos del padre, su sonrisa no está más allí, su corazón está latiendo rápido. El observador se ha ido. Está otra vez identificado.

Después el tercer hijo vino, y dijo, "Ese hombre es un hombre de palabra. Yo vengo de donde él. Él dijo, no importa si la casa está quemada o no, es mía. Voy a pagar el precio que se había establecido. Ni ustedes sabían ni yo sabía que la casa podría incendiarse." Otra vez el padre es un observador. La identidad no está allí. Realmente nada ha cambiado; Sólo la idea de "Yo soy el dueño, me estoy identificando de alguna manera con la casa," hace toda la diferencia. En el momento siguiente siente,"Yo no estoy identificado. Alguien la ha comprado, no tengo nada que ver con ella, deje que la casa se queme."

Este simple método de observar la mente, de que no tienes nada que ver con ella....La mayoría de los pensamientos no son tuyos pero son de tus padres, tus maestros, tus amigos, los libros, las películas, la televisión, el periódico. Sólo cuenta cuantos pensamientos son tuyos, y te sorprenderás de que ningún pensamiento es tuyo. Todos son de otras fuentes, todos son prestados ― descargados sobre ti por otros o tontamente tú mismo te los descargas, pero no son tuyos.

La mente está allí, funcionando como un computador, literalmente es un computador biológico, tu no te identificarás con un computador. Si el computador se calienta, tú no te calientas. Si el computador se pone bravo y empieza a dar señales en palabra de cuatro letras (malas palabras), tú no estarás preocupado, verás que está mal, cuando algo está mal. Pero permaneces separado.



FUENTE: OSHO: ‘De la Inconsciencia a la Conciencia’, capítulo 19, de la dirección internet www.oshogulaab.com

martes, 28 de diciembre de 2021

EL MÉTODO GRUDJIEFF


Cuando enseñaba en la Universidad, un alumno estaba muy interesado en Gurdjieff, así que me dijo: No me pregunto si Gurdjieff estaba en lo correcto o equivocado, sólo explíqueme el método que usaba y como puedo usarlo.

El método es simple: haga cualquier cosa, por ejemplo correr. Hay un momento en que Ud. creerá que no puede más. Ahora, en ese momento, tiene que correr más. Y de repente se sorprenderá porque si sigue corriendo liberará una nueva energía... cuando Ud. pensaba que era imposible correr nunca más.

Hay tres capas de energía. Una: la ordinaria, común, que usan en su vida diaria: comer, caminar, trabajar, escribir, esto y aquello. Sólo superficialmente. Más allá está la capa con más cantidad de energía. Si uno, haciendo cualquier cosa, llega al punto en que se termina, eso no significa que la energía de uno se acaba, sólo que la capa se acaba, entonces el segundo esfuerzo le dice: ’Un momento, no pares, continúa.’’ Así la segunda capa se abre y se hace disponible. ¡Ud. pensaba que no podían más correr y ahora puede correr por horas!

Entonces de nuevo llega al punto en que Ud. siente: ‘’Si sigo corriendo un poco más, me desmayaré y moriré’ No sólo es cansancio... es casi fallecer. Al principio era cansancio, ahora es casi morir. Es la tercera capa en uno, la cual es enorme. Si Ud. continúa y dice: ‘bien, si viene la muerte, está bien, pero seguiré sin parar” la tercera capa se abre y nunca se verá energía mayor en Ud.

Lo que accidentalmente les sucede a ustedes: están cansados, todo el día trabajando y todo eso... y de repente, su casa está en llamas. Usted había pensado que lo único que quería era tumbarse a la cama y olvidarse del mundo, y ahora su casa en llamas!

Usted se olvida del cansancio y, de repente, está fresco y joven... tanto como jamás lo ha estado. Corre de aquí para allá, hace toda clase de cosas... tal vez tome toda la noche apagar el fuego. Y usted lo hará y no se cansará.

¿Qué pasó? Lo mismo que Gurdjieff estaba tratando de hacer metódicamente. Pero, una vez que uno se da cuenta de estas tres capas, con cada capa se integra un nuevo poder.

Fue entonces cuando le dije que trabajara método y él comenzó a hacerlo. Era hijo de un cortador de leña, así es que le dije: Vaya con su padre y corte toda la madera que pueda y cuando sienta que se va a desmayar, que ya no puede levantar el hacha, en ese momento es cuando tiene que hacerlo de nuevo. Y ese es el momento exacto para empezar a trabajar. El cansancio anterior era sólo superficial. Allí comienza Gurdjieff.





FUENTE: OSHO: ‘De la Inconsciencia a la Conciencia’, capítulo 19, de la dirección internet www.oshogulaab.com

viernes, 24 de diciembre de 2021

EL SOL Y LA OSCURIDAD


Un día la oscuridad se acercó a Dios y le dijo: ‘’Nunca le he hecho daño al sol, pero sigue torturándome. Donde voy, me alcanza y tengo que huir de ahí. Ni siquiera puedo descansar. No es que me esté quejando, pero ya es suficiente. Hasta cuando deberé soportarlo? Y soy absolutamente inocente, nada he hecho en contra del sol y nunca he dicho nada en contra del sol. Es la primera vez que hable de esto.’’

Dios inmediatamente llamó al sol.

El sol estaba callado y Él le preguntó: “Por qué torturas y molestas a la oscuridad?”

El sol dijo: ‘’De qué me hablas? Nunca me he encontrado con nadie que se llame oscuridad’’.

Y Dios miró alrededor y no vio a nadie. Dónde se había ido la oscuridad? Había desaparecido. El sol dijo:

-Cuando quieras, trae a la oscuridad frente a mí y me disculparé o como Tú digas. Pero, no lo sé, tal vez sin darme cuenta, inconscientemente la he herido, por lo menos déjame ver a esa persona... la persona que se queja de mí.

La historia dice que el archivo de este caso en contra del sol todavía está pendiente pues Dios no ha podido traer a las dos partes frente a El. Algunas veces la oscuridad viene, otras el sol llega, pero no ha podido juntarlos a ambos y a menos que las dos partes estén presentes este caso no puede ser resuelto.


FUENTE: OSHO: ‘De la Inconsciencia a la Conciencia’, capítulo 19, de la dirección internet www.oshogulaab.com

jueves, 23 de diciembre de 2021

SÓLO HAY UN PECADO Y SÓLO UNA VIRTUD


Los escritos tibetanos dicen: ‘Se debe tomar al menos una vez al año, un baño’. Cuando el Dalai Lama y su gente escaparon del Tíbet a la India, muchos vinieron a verme. Los hábitos son difíciles de dejar. No se bañaban o duchaban, aún en India seguían usando la misma ropa que en el Tíbet. Tuve que decirles:

-Soy muy alérgico a los olores, así que siéntense en la otra esquina de la sala, a menos que aprendan a limpiar su cuerpo y cambiar sus ropas diariamente.

Ellos respondieron:

-Diariamente! Pero, si las escrituras religiosas dicen que una vez al año es suficiente!



FUENTE: OSHO: ‘De la Inconsciencia a la Conciencia’, capítulo 19, de la dirección internet www.oshogulaab.com

lunes, 20 de diciembre de 2021

RAMAN MAHARSHI


Raman Maharshi fue un místico de la calidad más elevada, pero un maestro de la calidad más baja. Y tienes que entender que ser un místico es una cosa y ser un maestro es totalmente diferente.

De mil místicos, quizás uno es un maestro. Novecientos noventa y nueve deciden permanecer en silencio, viendo la dificultad que cualquier cosa que ellos han comprendido es imposible comunicarla de cualquier manera posible a otros, y que no sólo es difícil de comunicarla; se presta también a ser mal interpretada.

Naturalmente, uno que ha llegado a la última cima de la consciencia decidirá probablemente ya no preocuparse por el mundo. Ha sufrido durante centenares de vidas viviendo con esta gente miserable, sumido en todo tipo de equivocaciones, a tientas en la oscuridad sin hallar nada. Y estas personas ciegas que nunca han visto la luz creen que ellos saben qué es la luz.

Desde la antigüedad, un filósofo se ha definido como un hombre que es ciego, en una casa que está completamente oscuras y en busca de un gato negro que no está allí. Y la búsqueda sigue.

Después de una larga jornada, larga, tediosa, alguien ha alcanzado la cumbre de la relajación; por primera vez está a gusto con la existencia, y decide no involucrarse con las personas ciegas, personas prejuiciadas, personas sordas que van a entenderlo mal, que van a interpretarlo mal, que van a crucificarlo, que van a envenenarlo, que van a hacer todas las estupideces posibles en su contra. ¿Por qué molestarse?

No puedes culpar a esos novecientos noventa y nueve místicos que deciden permanecer callados. No es su responsabilidad, no es su compromiso. No deben nada al mundo; ¿por qué deben entrar innecesariamente en el enredo, en el manicomio, que es el mundo?

Raman Maharshi permaneció en su cueva en las montañas de Arunachala su vida entera, indiferente con el mundo. Estaba absolutamente cansado de él. Naturalmente, nadie estaba contra él.

Él nunca dijo algo contra ninguna superstición, contra ninguna creencia que esté basada en mentiras. Él nunca criticó a ninguna religión, a ninguna política. Él no era un revolucionario. Él no estaba interesado en transformar a los seres humanos y crear una sociedad mejor. Él no estaba interesado en compartir ni tan solo una pizca de su experiencia.

Él era como un pozo -si estás sediento, tendrás que encontrar la manera, tendrás que encontrar un cubo, tendrás que encontrar una soga, tendrás que alcanzar el agua. El agua no está interesada en ti o en tu sed.

Naturalmente no hay nadie que criticará a Raman Maharshi. Él vivió silenciosamente, apaciblemente, no contra intereses creados sin proponer en forma alguna a un nuevo hombre, a una nueva humanidad. Él está realizado y contento; él terminó con el mundo.



FUENTE: OSHO: ‘Sobre Zorba el Budha’, tomado de ‘Sermones sobre las Piedras’, Capítulo 1, de la dirección internet www.oshogulaab.com/

martes, 14 de diciembre de 2021

HISTORIA


He oído una hermosa anécdota sobre Adolf Hitler. A través de sus amigos se enteró de que existía una mujer judía, una gran astróloga, y que todo aquello que predecía siempre se cumplía. Hitler se resistía un poco a ir porque la mujer era judía. Entonces le asaltó una idea; no pudo dormir durante días, “Si la mujer puede predecir verdaderamente el futuro, entonces vale la pena consultarla incluso aunque sea judía”.

La mujer fue llamada en secreto. Hitler le preguntó, “¿Puedes decirme cuándo voy a morir?” La mujer cerró sus ojos, entró en contemplación y dijo, “En una fiesta judía”. Hitler le dijo, “¿Qué quieres decir? ¿Qué fiesta?” Ella le contestó:

-Eso carece de importancia. Mueras cuando mueras, siempre será una fiesta judía.



FUENTE: OSHO: ‘Yoga, la Ciencia del Alma’, Volumen 4, tomado de la dirección internet www.oshogulaab.com

viernes, 3 de diciembre de 2021

¿POR QUÉ NECESITA VALOR PARA VIVIR?


 

CIELO


Le preguntaron al gran místico tibetano, Marpa: ‘Estás seguro que cuando mueras iras al cielo?” Él contestó, “¡Absolutamente!” El hombre le dijo, “Pero ¿cómo puedes tener tanta seguridad? Aún no has muerto y desconoces lo que Dios alberga en su mente”. Marpa le dijo:

-No me preocupa lo que Dios piense; eso es cosa suya. Estoy seguro debido a lo que yo pienso. Esté donde esté, seré feliz; y allí donde esté, éste será el cielo. De modo que no importa si me llevan al infierno o al cielo. Es irrelevante”.



FUENTE: OSHO: ‘Yoga, la Ciencia del Alma’, Volumen 4, tomado de la dirección internet www.oshogulaab.com
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