viernes, 21 de enero de 2022

DE LA GENEROSIDAD, AL AMOR RECÍPROCO


Los siguientes valores guía (solidaridad, reciprocidad y autonomía) te servirán para ubicar el amor en un sitio mejor y más gratificante. La ausencia de cualquiera de ellos hace insostenible cualquier relación, por más buena voluntad, que tengan los implicados.

Segundo valor: De la generosidad, al amor recíproco.

Les guste o no a los dadores compulsivos, debe existir un intercambio básico para que el amor de pareja pueda funcionar. Si le eres fiel a tu pareja, esperas fidelidad; si eres tierno, esperas ternura; si das sexo, esperas sexo, en fin: esperas. Aunque pueda haber momentos especiales en los que te desligues de cualquier retribución futura, una de las expectativas naturales que acompaña el amor de pareja es la reciprocidad. El amor recíproco va más allá del puro dar, que caracteriza a la generosidad, y propone una relación basada en el "dar" y el "recibir". La generosidad es moralmente superior, pero la reciprocidad es el motor de la vida en pareja. La comunicación y la capacidad de resolver problemas quedan incompletas sin la correlación dador-receptor.

No es posible aceptar una relación desigual, si queremos mantener un amor constructivo y saludable. Un joven me decía, no sin tristeza: "Mi novia cree que es una reina. Hay que atenderla, darle gusto, contemplarla. A mí antes me nacía, pero ya llevo mucho tiempo dando dando sin recibir nada a cambio... No se preocupa por mí como yo lo hago por ella. Necesito que alguien me consienta, necesito sentirme querido. Por ejemplo, cuando tenemos sexo, me toca a mí hacerlo todo... Ya no es placentero, sino extenúante. Tengo una amiga nueva que es lo opuesto...

Posiblemente quiera más a mi novia, pero prefiero empezar una relación de igual a igual con alguien más". Es difícil no darle la razón. No estoy diciendo que haya, que ser milimétrico en las relaciones, ya que no todos tenemos las mismas necesidades ni las, mismas capacidades (no somos idénticos) o que haya que tirar la generosidad a la basura. Lo que sugiero es mantener una correspondencia equitativa que nos haga sentir bien. La reciprocidad positiva está relacionada con la percepción de equilibrio y armonía, con el sentimiento le imparcialidad y justicia.

Haciendo una analogía con el pensamiento de Aristóteles y santo Tomás, un amor justo es él que combina tanto la justicia distributiva (repartir cargas y beneficios proporcionalmente entre los miembros de la pareja). Como la justicia conmutativa (evitar la estafa y el fraude en cualquiera de sus formas). No es que no podamos cambiar de opinión, pero es mejor hacerlo de manera honesta, tratando de salvaguardar el bien común y produciendo el menor daño posible. La reciprocidad supera el placer de la gratitud o el "celo de amor" del que hablaba el filósofo Baruch de Spinoza, es decir, hacer el bien a aquél que nos lo ha hecho, devolver el bienestar recibido.

Por su parte, Alain propuso (citado por Comte-Sponville en su Diccionario Filosófico) una máxima de cómo ser justo en las relaciones interpersonales: "En cualquier contrato y en cualquier intercambio, ponte en el lugar del otro, pero con todo lo que sabes, y, suponiéndote tan libre de necesidades como un hombre puede serlo, mira si en su lugar, aprobarías ese intercambio o ese contrato". Si pudiéramos aplicar la sugerencia de Alain, sin resquemores ególatras y de corazón, nuestras relaciones afectivas estarían libres de explotación y maltrato.

Tu relación se basa en la reciprocidad cuando:

El intercambio afectivo y material es equilibrado y justo.
Los privilegios son distribuidos equitativamente.
El acceso a los derechos y deberes es igual de parte y parte.
Ninguno de los miembros intenta sacar ventajas o explotar al otro.
No hay la sensación de "estafa" afectiva.
No tienes que recordarle a tu pareja lo que necesitas.
Ninguno piensa que merece más que el otro.
Existe una correspondencia mutua sobre lo fundamental.

Tu pareja no es recíproca, si no le importa lo que piensas y sientes. En el amor, el que da, casi siempre espera recibir o tiene expectativas al respecto, Es el equilibro natural del amor justo y equitativo.



Extracto del libro:
Los límites del amor
Walter Riso
Fotografías tomadas de Internet

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