El lector pone cara de sorpresa, y sonríe preguntándose si estará soñando. La respuesta es que sí, que está participando de un montaje, una interpretación del mundo, de los fenómenos, de las cosas, las situaciones. Está traduciendo según ha sido adiestrado por la cultura (lenguaje-pensamiento-sentimiento-costumbres…) que ha aceptado sin criterio ni reflexión racional alguna.
¿Entonces significa que todo está equivocado? Por un lado, nada de lo que parece obvio e indiscutible existe por sí, independientemente. Yo digo que esta mesa no es una mesa. Es madera. El libro no es papel, es madera, la escultura no es escultura, es madera, y el tronco, la casa, el carro, el banco… Todos son madera. Pero la madera es árbol y el árbol tampoco lo es, sino una sabia y natural combinación irrepetible de tierra, agua, sal, bacterias, lluvia…
Resumiendo: nos hemos ido tragando nombres, conceptos, significados… por imitación, repetición, aprendizaje y no vemos el origen de las cosas “tal como son”, en su talidad. Es un sistema económico pero engañoso. Es la superficie.
Nada existe por sí mismo y aislado sino por interdependencia, todo es familia porque todo es una misma cosa, naturaleza, diversificada en millones de manifestaciones o seres. Carbono.
Bibliografía:
La luciérnaga ciega: Soko Daido Ubalde
Fotografía tomada de internet
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