Hui tzu le dijo a Chuang:
"Tengo un árbol grande,
de los que llaman árboles apestosos.
el tronco está tan retorcido,
tan lleno de nudos,
que nadie podría obtener una tabla derecha
de su madera. Las ramas están tan retorcidas
que no se pueden cortar en forma alguna
que tenga sentido.
Ahí está junto al camino.
Ni un solo carpintero se dignaría siquiera
mirarlo.
Iguales son tus enseñanzas,
grandes e inútiles."
Chuang Tzu replicó:
¿Has observado alguna vez al gato salvaje?
Agazapado, vigilando a su presa,
salta en ésta y aquella dirección,
arriba y abajo, y finalmente
aterriza en la trampa.
Pero ¿has visto al yak?
Enorme como una nube de tormenta,
firme en su poderío.
¿Qué es grande? Desde luego.
¡No puede cazar ratones!
Igual ocurre con tu gran árbol. ¿Inútil?
Entonces plántalo en las tierras áridas.
En solitario.
Pasea apaciblemente por debajo,
descansa bajo su sombra;
ningún hacha ni decreto preparan su fin.
Nadie lo cortará jamás.
¿Inútil? ¡Eres tú el que debería preocuparse!"
Tomado del libro:
El camino de Chuang Tzu
Thomas Merton
Fotografía del internet
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