En el mismo momento en que empiezas a desear la felicidad, te alejas del presente. Te alejas de lo existencial, te trasladas al futuro, que no está en ninguna parte, que aún no ha llegado. Te metes en un sueño.
Cierto que los sueños pueden resultar muy satisfactorios. Tu deseo de felicidad es un sueño, y el sueño es irreal. Nadie puede llegar a lo real por mediación de lo irreal. Te has equivocado de tren.
El deseo de felicidad simplemente demuestra que no eres feliz en este momento. El deseo de felicidad simplemente demuestra que eres una persona infeliz. Y una persona infeliz proyecta en el futuro que alguna vez, algún día, será feliz. Esa proyección procede de la desdicha, lleva en sí las semillas mismas de la desdicha. Es algo que sale de ti; no puede ser algo distinto de ti. Es tu hijo: su cara será como la tuya; tu sangre circulará por su cuerpo. Será tu continuidad.
Hoy eres infeliz. Proyectas que el mañana será feliz, pero ese mañana es una proyección tuya, de lo que eres hoy. Eres infeliz; el mañana surgirá de esa infelicidad y serás aún más infeliz. Y naturalmente, con tanta infelicidad volverás a desear más felicidad futura. Te verás atrapado en un círculo vicioso: cuanto más infeliz eres, más desearás la felicidad; cuanto más desees la felicidad, más infeliz serás. Es como la pescadilla que se muerde la cola.
En el zen tienen una frase para eso. Dicen que es como dar latigazos al carro. Si los caballos no andan y le das latigazos al carro, no te servirá de nada. Si te sientes desdichado, cualquier cosa que sueñes, cualquier cosa que proyectes, te producirá más desdicha.
De modo que lo primero que hay que tener en cuenta es no soñar, no proyectar. Lo primero es estar aquí y ahora. Sea lo que fuere, tienes que estar aquí y ahora, y entonces se producirá una revelación formidable.
Esa revelación consiste en que nadie puede ser infeliz en el aquí y el ahora.
¿Te has sentido alguna vez desgraciado en el aquí y el ahora? En este mismo momento... ¿existe alguna posibilidad de que te sientas desgraciado ahora mismo? Si piensas en el día de ayer te puedes sentir desgraciado. Si piensas en el día de mañana puedes sentirte desgraciado.
Pero en este mismo momento... en este momento palpitante, vibrante, real... ¿puedes sentirte desgraciado? ¿Sin pasado y sin futuro?
Puedes extraer la infelicidad del pasado, de los recuerdos. Ayer alguien te insultó y aún te sientes herido, y te sientes mal por eso. ¿Por qué? ¿Por qué te pasó eso? ¿Por qué te insultó esa persona? Te has molestado tanto por esa persona, siempre has intentado ayudarla, como un amigo... ¡y va y te insulta! Estás jugando con algo que ya no existe. El ayer se ha ido.
O puedes sentirte mal por el día de mañana. Mañana no tendrás dinero... ¿adonde irás? ¿Qué comerás? Mañana no tendrás dinero... y ahí entra en juego la infelicidad. O viene del día de ayer o del día de mañana, pero nunca del ahora y el aquí. En este mismo momento, ahora, la infelicidad es imposible.
Si has logrado aprender todo esto, puedes ser un Buda. Entonces nadie obstaculizará tu camino. Entonces podrás olvidarte de todos los Freud del mundo, entonces la felicidad no es sólo posible, sino que ya se ha dado. La tienes delante de ti y no te das cuenta porque sigues mirando hacia los lados.
Bibliografía:
Alegría: Osho
Fotografía tomada de internet
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