El capitán Camilo Techera siempre andaba con Dios en la boca, buenos días si Dios quiere, hasta mañana, si Dios quiere. Cuando llegó al cuartel de artillería de Trinidad, decubrió que no había ni un solo soldado que estuviera casado como Dios manda y que todos vivían en pecado, retozando en promiscuidad como las bestias del campo.
Para acabar con aquel escándalo que ofendía al Señor, el capitán mandó llamar al cura del pueblo. En un solo día, el cura administró a toda la tropa, cada cual con su cada cuala, el santísimo sacramento del matrimonio, en nombre del capitán, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
El domingo, todos los soldados fueron maridos.
El lunes, un soldado dijo:
—Esa mujer es mía.
Y clavó el cuchillo en la barriga de un vecino que la estaba mirando.
El martes, otro soldado dijo:
—Para que aprendas.
Y retorció el pescuezo de la mujer que le debía obediencia.
El miércoles...
Tomado de:
Cuentos de Galeano en la Jornada
Eduardo Galeano
Fotografía de internet
Eduardo Galeano
Fotografía de internet
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