¿Y quién es su madre? (habla sobre el bebe llamado ira). La madre es el Buda viviente. La capacidad de ser conscientes, la capacidad de ser comprensivos, afectuosos y solícitos, es el Buda que hay en nosotros. Cada vez que somos capaces de generar la energía de ser conscientes, hacemos que el Buda que hay en nosotros sea una realidad. Cuando el Buda está en ti, no necesitas preocuparte más. Todo irá bien si sabes mantener vivo al Buda que hay dentro de ti.
Es importante reconocer que el Buda siempre está en nuestro interior. Incluso cuando nos enojamos, somos crueles o estamos desesperados, el Buda siempre está en nuestro interior, lo cual significa que siempre tenemos el potencial de ser conscientes, comprensivos y afectuosos.
Necesitamos practicar el respirar y caminar conscientemente para sentir al Buda que hay en nuestro interior. Cuando sientas la semilla de ser consciente que yace en ti, el Buda se manifestará en tu mente consciente y abrazará tu ira. No tienes por qué preocuparte, sigue simplemente haciendo la práctica de respirar o caminar para mantener vivo al Buda que hay en ti. En tal caso, todo irá bien. El Buda reconoce, el Buda abraza, el Buda alivia y observa profundamente la naturaleza de la ira. El Buda comprende, y esta comprensión producirá una transformación.
La energía de ser consciente contiene en ella la energía de la concentración y la de la percepción interior. La concentración te ayuda a centrarte en una sola cosa. Con la concentración, la energía de observar se vuelve más poderosa, y a causa de ello experimentas un gran avance y obtienes percepción interior. Esta siempre tiene la fuerza de liberarte. Si la energía de ser consciente está ahí y sabes mantenerla viva, la concentración también estará presente. Y si sabes mantener la concentración viva, llegará también la percepción interior. Así que la energía de ser consciente reconoce, abraza y alivia. Nos ayuda a observar profundamente para tener percepción interior y dicha percepción es el factor liberador, aquello que nos libera y nos permite transformarnos. La práctica budista de cuidar de la ira consiste en esto.
Extracto del libro:
LA IRA (El dominio del fuego interior)
Thich Nhat Hanh
Thich Nhat Hanh
Fotografía de Internet
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