En todo tipo de situaciones podemos averiguar la verdad simplemente estudiando todos nuestros rincones y escondrijos, cada agujero negro y cada punto brillante, sea lóbrego, tétrico, espeluznante, espléndido, espantoso, pavoroso, alegre, inspirador, pacífico o iracundo. Podemos mirarlo todo. Hacerlo nos da muchos ánimos, y el método que hemos de seguir es el de la meditación. Cuando me topé con el budismo me sentí muy aliviada al comprobar que éste no consistía sólo en enseñanzas, sino que también ofrecía una técnica que podía usar para explorar y verificar esas enseñanzas. Desde el primer día me dijeron que, como Bodhidharma, tenía que encontrar la verdad por mí misma.
Sin embargo, sentarnos a meditar y mirar nuestras mentes honestamente tiende a convertirse en un proyecto más bien mórbido y deprimente. Podemos perder el sentido del humor y sentarnos con la torva determinación de llegar al fondo de todo nuestro horrible lío. Cuando la gente practica con esta actitud, después de cierto tiempo empiezan a sentirse tan culpables y alterados que entran en crisis y podrían decir a alguien de confianza: «¿Dónde está la alegría en medio de todo esto?»
Por eso, junto a la clara visión hay otro elemento importante que es la bondad. Parece que sin claridad y honestidad no progresamos, nos quedamos atascados en un círculo vicioso. Pero la honestidad sin bondad nos hace sentirnos lóbregos y oscuros, y muy pronto tenemos el aspecto de haber estado chupando limones. Nos quedamos tan atrapados en la introspección que perdemos toda la alegría y la gratitud que podríamos tener. La sensación de estar irritados por nosotros mismos y nuestras vidas, así como por la idiosincrasia y peculiaridades de los demás, se vuelve agobiante. Por eso debemos poner mucho énfasis en la bondad.
A veces la bondad se expresa como un despertar del corazón. A menudo se le llama gentileza; otras veces, cordialidad ilimitada. Pero bondad es básicamente la forma práctica y cotidiana de describir este importante ingrediente que equilibra todo el cuadro y nos ayuda a conectar con la felicidad incondicional. Como dice el profesor vietnamita Thich Nhat Hanh: «Sufrir no es suficiente».
Extracto del libro:
Cuando Todo Se Derrumba
Pema Chödron
Fotografía de Internet
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