Una vez aceptas la dicotomía, el opuesto será el resultado. Cristo predica el amor y la Iglesia representa el odio. Cristo dice, «No te resistas ni al mal», y toda la historia de la Iglesia no es más que una larga guerra. Por eso Nietzsche está en lo cierto cuando afirma, «El primer y el último cristiano murieron en la cruz». ¡También el último! Después de Jesús no ha habido otro cristiano. No obstante, San Pablo y otros cristianos no son tan responsables de esto como aparentan serlo. La verdadera responsabilidad recae en la ignorancia de la ley del efecto contrario.
Osho
Tomado del blog:
Osho Despierta
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