domingo, 3 de noviembre de 2013

EL HOMBRE: NATURALEZA SOLITARIA O VIDA SOCIAL PARTE VII

CONTINUAMOS ALGO DE HISTORIA SOBRE LA NATURALEZA DEL HOMBRE:.....

¿Pensar al hombre como un ser solitario por naturaleza (como decía Montaigne o como dice también el psicoanálisis en un principio) o como un ser esencialmente gregario y de alguna manera incompleto cuando está solo y que necesita de los demás para sentirse completo (como sostenía Rousseau)?.

En este debate, los filósofos han preferido predominantemente la idea del ser humano como solitario. Sin embargo, hay un pensador ruso contemporáneo llamado Todorov, un señor de rulitos que vive en Francia, que tiene un planteo muy interesante sobre este asunto.

Todorov dice que la historia de la filosofía ha tomado prioritariamente la idea del individuo en soledad por tres razones.

La primera, porque el filósofo es un individuo solitario y se toma a sí mismo como referencia.

La segunda, porque la pelea y la rivalidad hegeliana ciertamente encaja mejor con el origen de la humanidad ligado a los mitos (Caín y Abel, Cronos y Zeus). Todorov dice que la historia de la humanidad siempre empieza con una lucha porque los que la escribieron son hombres y no mujeres. Es decir, la maternidad, que es el verdadero origen de la humanidad, está excluida de la historia, y de estar incluida haría un origen no belicoso.

Pero el hombre no pare los hijos, el hombre no pelea, entonces la filosofía escrita por hombres ha generado una historia de la humanidad originada en mitos de pelea y rivalidad y no en mitos de parto y amores.

El tercer punto que me interesa de Todorov es el siguiente: la soledad del hombre es como una postura amarillista, simplificadora, porque es fácil pensar que primero fue la ameba y que los seres multicelulares aparecieron después. Es decir, él cree que es una postura facilista pensar primero el individuo solo y después la vida en sociedad, ¿por qué no pensar que aparecieron simultáneamente? Todorov opina que la humanidad le gusta autocriticarse, leer los crímenes, los asesinatos, la prensa amarilla.

Entonces es mucho mas atractivos pensar que el ser humano es destructivo y cruel, que pensarlo necesitado de los demás. Y yo modestamente coincido. Pensar que el ser humano necesita del otro para que lo mire y lo quiera tiene mala prensa. Es mas popular decir que el hombre es básicamente malo que decir que es esencialmente bueno.

Después de Freud, Adler retoma a Hegel para cuestionar al maestro. Adler sostiene que la rivalidad del triángulo edípico no comienza con la sensación de desvalorización del niño frente a su madre, sino cuando aparece el padre. Es la aparición del tercero lo que trae la rivalidad, porque hasta ese momento la relación entre la madre y el hijo es de puro amor. En efecto, contrariando a Hegel, la relación entre madre e hijo es un vínculo entre dos que no plantea la competencia por la admiración ni el sometimiento del otro.

La discusión es terna, y se relaciona con la otra idea arquetípica del psicoanálisis: el trauma del nacimiento.

Para Freud, nacer es abandonar un lugar maravilloso que es el útero materno, donde somos acunados, alimentados y protegidos. Dicho así, suena muy terrible. Sin embargo, esta conclusión es producto de una interpretación de Freud, pero no es la única interpretación posible. Porque el útero materno es un lugar maravilloso hasta el cuarto o quinto mes, después empieza a ser tan incómodo que si el bebé no nace a los nueve meses se muere por falta de oxígeno.

Yo creo que el bebé nace porque ya no soporta mas, porque necesita liberarse de este lugar que en realidad está asfixiándolo, apretándolo, en cuanto el cuello del útero se dilata el bebé se toma un trabajo muy grande para nacer. Nace para liberarse de una situación que alguna vez fue maravillosa y que hoy es de terror, así que nacer es el alivio de una situación de cárcel donde si se queda se muere.

En la vida hay situaciones muy parecidas. Te sentís mal hasta que tocás fondo y entonces decidís hacer un 
esfuerzo, un movimiento, buscando la salida. 

Quizás sea tan parecido, que a veces no nos animamos a pensar 
que es lo mismo que nos pasó en la panza de nuestra madre: que una vez fue maravilloso y que ahora es 
asfixiante, y nos quedamos ahí porque una vez fue maravilloso.

Aprender que el parto es un hecho liberador nos enseña a revisar si las situaciones actuales que vivimos no 
han dejado de ser maravillosas, y por haber sido antes placenteras las seguimos considerando así aunque hoy 
sean desastrosas.

De alguna forma, es tan difícil cuestionar a Rousseau como no acordar con Hegel. En última instancia, 
cuando pensamos y decimos, ponemos en palabras cosas contradictorias con lo que otros piensan y dicen. Lo 
novedoso de nuestro tiempo es que, en el estado actual de nuestro conocimiento, podemos admitir que 
planteos opuestos entre si pueden ser ciertos aunque se contradigan. Quiero decir, toas las ideas coexisten y 
quizás todas sean en parte verdaderas, aunque esto no debe evitar que tomemos una posición personal en 
cada punto.

Personalmente, yo creo que Rousseau tenía razón: 

si no existe otro en nuestra vida, aparece la sensación de 
incompletud.

La definición de la identidad personal pasa necesariamente por el hecho de que haya habido otro que diga: 
éste sos, como en el caso de Aristófanes.

Un otro que simpatice conmigo, que me dé su reconocimiento y que me haga saber de su aprobación.

Extracto del libro:
El Camino del Encuentro
Jorge Bucay

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