4to. Recurso Interno: aceptación
Si uno va al diccionario, conformar quiere decir adaptarse a una nueva forma y también adoptar una cosa la forma de otra. Digo yo, entonces, que conformarse debe tener para nosotros también dos significados: uno fuerte y constructivo y otro oscuro y destructivo. La manera positiva del conformarse se llama aceptación y la manera negativa se llama resignación. Yo puedo conformarme aceptando las cosas como son, o puedo conformarme resignándome a que las cosas sean como son.
Cuando yo acepto, digo:
“Esto es así, cómo hago para seguir adelante con esta realidad”.
En cambio, cuando me resigno, lo que hago es apretar los dientes y decir: “¡La puta que lo parió, es así y me la tengo que bancar!”
Esta diferencia se basa en que el conformismo de la aceptación implica la serenidad de la ausencia de urgencias para el cambio, mientras que el conformismo de la resignación implica forzarse a quedarse anclado en la bronca, diciendo que me banco lo que sucede cuando en realidad sólo estoy agazapado esperando la situación y las condiciones para saltar sobre el hecho y cambiarlo, o postergando la demostración de mi enojo.
Hay quienes creen que, en realidad, hay que conformarse de cualquier manera, aceptando o resignándose, y hay quienes creen —como yo— que la aceptación es un camino deseable y la resignación no lo es.
Seguramente, hay cosas en la vida de cada uno, cosas que pasaron, que no podrían ser aceptadas jamás, y en esos casos sólo queda resignarse. Si alguien ha pasado por esos dolores inconmensurables como podría ser la muerte de un ser muy querido, ¿cómo podría, de verdad, aceptarse algo así? En este caso, como en un primer momento lo único que queda es resignarse, el conformismo de la resignación aparece como la única salida. Cuando lleguemos a El camino de las lágrimas será la hora de volver sobre este punto.
Podríamos quedarnos hablando sobre los recursos infinitamente; baste por ahora esta pequeña nómina de las herramientas que encontré en mi cuartito y en el de todos los que conocí:
Recursos Internos:
Autoconciencia
Capacidad de darse cuenta
Asertividad
Habilidades personales
Capacidad afectiva
Inteligencia
Principios morales
Fuerza de voluntad
Coraje
Seducción
Habilidad manual
Histrionismo
Carisma
Mirada estética
Tenacidad
Capacidad de aprender
Creatividad
Percepción
Experiencia
Intuición
Planteo ético
Aceptación
Estas herramientas son nada más que unas pocas de las que están, te aseguro, guardadas en el cuarto
que quizás nunca viste del fondo de tu casa. No importa que no las uses todos los días; no las saques, no
renuncies a ellas, ni siquiera dejes de practicar con cada una de vez en cuando; ellas tienen que estar allí,
quizás las necesites mañana.
Cada uno va a usar estas herramientas para lo que quiera.
Las buenas herramientas no garantizan que el fin para el cual puedan ser utilizadas sea bueno.
Como sucede con todas las herramientas, no sólo hay que saber usarlas, sino que será necesario dirigir
su uso. Esto es, uno puede utilizar los mismos recursos para cosas maravillosas o para cosas terribles. Si
tengo un martillo, un serrucho, clavos, tornillos, maderas y metales, yo puedo utilizarlos para construir una casa
o para fabricar una horca.
El objetivo es personal; la herramienta da la posibilidad, pero la intencionalidad de quien la usa es lo que
vale.
Del libro:
El Camino de la Auto-Dependencia
Jorge Bucay
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