martes, 2 de julio de 2013

PUREZA


La pureza que reside en el corazón es incorruptible; lo que haces no la afecta en absoluto.

Hasta el mayor pecador permanece puro en el núcleo más profundo de su ser. De modo que incluso el pecador más profundo sigue siendo un santo; el pecado solo puede tocar la periferia, la circunferencia. No puede ir hasta tu núcleo porque el acto está en la superficie, el ser está en el núcleo. 

Y cuando empiezas a mirar el ser de las personas, entonces nadie es un pecador, nadie lo ha sido jamás. Eso es imposible. La pureza es tan absoluta que todo lo que hacemos no es más que sueños; ese es el enfoque oriental. Este no le presta mucha atención a lo que haces. Dice que sin importar lo que hayas hecho, simplemente puedes ir al interior y tener un contacto con el ser, que siempre es cristalino y siempre puro, y esa fuente permanece impoluta. En la periferia solo están las caras: santo y pecador, bueno y malo, el famoso y el notorio. Solo son actos, como si se representara un drama. Alguien se ha convertido en un Jesucristo y alguien en un Judas. Los dos son necesarios: Jesús no puede ser sin Judas, ¿y qué sería Judas sin Jesús? Ambos son necesarios para que acontezca toda la historia de Cristo. Pero detrás del escenario se sientan juntos para beber té y fumar. 

Esa es la realidad. Todo este mundo es un vasto escenario, un gran drama representado.

Así que no te preocupes demasiado al respecto. Sea cual fuere el papel que te haya correspondido, desarrollalo con el máximo gozo posible, y recuerda siempre que en lo más hondo permaneces puros.

Del libro:
DÍA A DÍA
Osho
Día 147

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