Cierto día el gobernador de la provincia preguntó a Mu-chou (780-877): «El zen, ¿qué objetivo tiene?». Mu-chou respondió: «Acércate, acércate».
El gobernador se acercó. Mu-chou le dijo: «¡Cuántas estupideces puedes llegar a decir!».
El gobernador se quedó mudo de asombro. Finalmente Mu-chou preguntó: «¿A quién has visto?».
El gobernador respondió que había visto a tal maestro, un anciano adepto. Mu-chou preguntó: «¿Y qué más?». El gobernador contestó que había leído las escrituras. Mu-chou golpeó de repente la silla y dijo: «En las enseñanzas ¿qué nombre le dan a esto?».
El gobernador dijo: «En las enseñanzas no se habla de ello».
Mu-chou replicó: «Las enseñanzas dicen "El trabajo productivo como medio de vida no
es contrario a la verdad". ¿Qué te parece?».
El gobernador no pudo responder nada.
Tomado del libro: Las Enseñanzas de Zen
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