miércoles, 31 de enero de 2018

ELECCIÓN DEL CANAL


EL AMOR COMO ADICCIÓN


El corazón enamorado permanece suave y sensible. Pero cuando usted está empeñado en conseguir esto o lo otro, se vuelve despiadado, duro e insensible. ¿Cómo puede amar a las personas cuando las necesita? Solamente puede utilizarlas. Si yo lo necesito a usted para que me haga feliz, tengo que utilizarlo, tengo que manipularlo, tengo que buscar la manera de ganármelo. No puedo dejarlo ser libre. Solamente puedo amar a las personas cuando he liberado mi vida de las personas. Cuando muero a la necesidad de las personas, entonces estoy en el desierto. Al principio se siente horrible, se siente solitario, pero si puede soportarlo por un tiempo, de pronto descubrirá que no está en absoluto solo. Está con la soledad, con el aislamiento, y el desierto comienza a florecer. Entonces por fin sabrá qué es el amor, qué es Dios, qué es la realidad. Pero, al principio renunciar a la droga puede ser muy duro, a menos que usted comprenda muy bien o haya sufrido lo suficiente. Haber sufrido es una gran cosa. Sólo entonces puede cansarse de todo. El sufrimiento debe usarse para acabar con el sufrimiento. La mayoría de las personas sencillamente siguen sufriendo. Esto explica el conflicto que tengo a veces entre director espiritual y el de terapeuta. Un terapeuta dice: "Aliviemos el sufrimiento". El director espiritual dice: "Dejémosla sufrir; se cansará de esa manera de relacionarse con la gente, y, finalmente decidirá escapar de esta prisión de dependencia emocional de otros". ¿Ofreceré un alivio o extirparé el cáncer? no es fácil decidir.

Una persona arroja airadamente un libro sobre la mesa. Déjela que siga arrojándolo sobre la mesa. No le recoja el libro y no le diga que todo está bien. La espiritualidad es consciencia, consciencia, consciencia, consciencia, consciencia, consciencia. Cuando su madre se disgustaba con usted, no decía que algo le pasaba a ella, decía que algo le pasaba a usted; de otra manera no se habría disgustado. Pues bien, hice el gran descubrimiento de que si tú estabas disgustada, mamá, algo te pasa a ti. De manera que es mejor que controles tu ira. Es tuya, no mía. Si a mi me pasa o no me pasa algo, lo analizaré independientemente de tu ira. No me voy a dejar influenciar por tu ira.

¿PARA QUÉ?


lunes, 29 de enero de 2018

LA PERSONA NORMAL


Cuando enseñaba en la universidad, a un famoso siquiatra le preguntó uno de sus estudiantes: 

-Señor, usted nos ha descrito la persona anormal y su comportamiento; pero qué puede decimos sobre la persona normal? 

-Cuando encontramos una -respondió el siquiatra-, la curamos. 

TU KARMA


domingo, 28 de enero de 2018

LA MEDITACIÓN DE LA RESPIRACIÓN



“Al inspirar, sé que estoy inspirando”. El “sé” es muy importante. Tu respiración es como el vínculo entre el cuerpo y la mente. Cuando entre los dos hay este vínculo que los une, es maravilloso, porque entonces estás en contacto con todo cuanto hay en ti, con el cuerpo y la mente. Y en aquel mismo momento eres dueño de ti mismo en cualquier situación. No estás siendo arrastrado por nada ni por nadie, ni siquiera por tus pensamientos. Tu mente está totalmente presente en tu cuerpo y en todo tu ser. Cuando eres consciente de estar inspirando o espirando, te das cuenta de lo que estás haciendo, estés sentado, de pie o andando. Ser consciente es muy importante.

No creas que practicar el budismo es muy difícil, al contrario, es muy fácil. ¿Eres capaz de inspirar y espirar y saber que estás inspirando y espirando? Inspirando y espirando... eso es el ser consciente. Intenta primero ser consciente de la respiración, luego del cuerpo y la mente, y al final lo serás de todo cuanto ocurre a tu alrededor.

Respirar conscientemente y con atención es una práctica muy beneficiosa. En nuestra vida cotidiana si no sabemos respirar así, si no sabemos dejar de pensar, no podremos sentir las cosas maravillosas que la vida nos ofrece como la luz del sol, los ríos, las nubes, la familia y los amigos. Respirar es algo muy bueno.

La práctica de respirar de manera consciente es muy agradable y fácil. Mientras te sientas durante algunos minutos y respiras, puedes recitar la siguiente gatha (poema):

Al inspirar, sé que estoy inspirando.
Al espirar, sé que estoy espirando.
Inspirando/Espirando.

Al inspirar, me veo como una flor.
Al espirar, me siento fresco.
Flor/Fresco.

Al inspirar, me veo como una montaña.
Al espirar, me siento sólido.
Montaña/Sólido.

Al inspirar, me veo como el agua en calma.
Al espirar, reflejo las cosas tal como son.
Agua/Reflejo.

Al inspirar, me veo como el espacio.
Al espirar, me siento libre.
Espacio/Libre.

Primero practica inspirando/Espirando tres veces. “Al inspirar, sé que estoy inspirando. Al espirar, sé que estoy espirando.” 

HUELLAS


sábado, 27 de enero de 2018

EL PEZ Y LA TORTUGA


Amanecía. Los primeros rayos del sol se reflejaban en las aguas azules del mar de Arabia. Una tortuga salía de su sueño profundo y se desperezaba en la playa. Abrió los ojillos y, de repente, vio un pez que sacaba la cabeza del agua. Cuando el pez se percató de la presencia de la tortuga, le preguntó:

--Amiga tortuga, presiento que hay sabiduría en tu corazón y quiero hacerte una pregunta: ¿qué es el agua?

La tortuga no repuso al instante.

No podía creer lo que le estaba preguntando aquel pez que estaba cerca de ella. Cuando se dio cuenta de que no estaba durmiendo y el suceso no era parte de un sueño, repuso:

--Amigo pez, has nacido en el agua, en el agua estás viviendo y en el agua hallarás la muerte. Alrededor de tu cuerpo hay agua y agua hay dentro de tu cuerpo. Te alimentas de lo que en el agua encuentras y en el agua te reproduces. ¡Y tú, pez necio, me preguntas qué es el agua!

***

El Maestro dice: Ignorante como ese pez, naces, vives y mueres en el Ser y gracias al Ser y, empero, como ese pez que desconoce el agua en la que mora, tú ignoras la Realidad en la que habitas.

EL AMOR NUNCA SE VA


viernes, 26 de enero de 2018

APRENDER A CALLAR


-Tu hermano pequeño ya aprendió a hablar? 

-Sí claro -respondió Miguelito-. Ahora mis papás le están enseñando a callarse.

UN HOMBRE ERUDITO


Marlene y Florence, dos secretarias de Denver, estaban conversando mientras almorzaban. 

-Anoche me violó un hombre erudito-. Susurró Marlene.

-De veras? -dijo Florence-. Y cómo sabes que era erudito? 

-Porque tuve que ayudarle. 

FUENTE: OSHO: "El Hombre que Amaba las Gaviotas y Otros Relatos", Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2003, ISBN 958-04-7279-3, Pag. 73

REALMENTE NO LO SABEMOS


miércoles, 24 de enero de 2018

OBSERVAR Y DESARROLLAR


EL PORQUÉ ANTES DE NADA


La mayoría de las personas, cuando crean un negocio, se preguntan: ¿qué puedo ofrecer?, ¿cómo lo ofreceré? y ¿para qué?, en este orden. Es decir, parten de una idea cerrada, parten del «qué» y dejan el «para qué» al final.

Sin embargo, para que se genere verdadera prosperidad hay que actuar, curiosamente, siguiendo el proceso inverso. Lo primero que uno debe preguntarse es «¿para qué?», y buscar el sentido profundo de lo que hace. 

Para Steve Jobs, cuya trayectoria analizaremos más adelante, el «para qué» era crear belleza y utilidad sin errores.

Ese era su sentido de la creatividad: hacer piezas diferentes, sencillas, muy bonitas, prácticas y funcionales.

A continuación, Jobs se centró en el cómo: con una tecnología específica, usable, diferencial. Es muy importante invertir en el proceso diferencial.

Por lo tanto, antes de saber qué podemos ofrecer y cómo podemos ofrecerlo, debemos preguntarnos para qué ofrecerlo. Eso movilizará nuestro talento y nuestra pasión, aquello que nos hace levantarnos cada mañana con ilusión aunque estemos agotados. Cuando tiene un sentido, amamos lo que hacemos y, por tanto, lo hacemos de la mejor manera que podemos y sabemos, dando lo mejor de nosotros mismos y aprendiendo continuamente con entusiasmo para mejorar.

Los humanos vivimos para crear y amar. Si nuestra vida tiene sentido, lo tiene porque sabemos que hay alguien a quien amamos y algo a lo que amamos. Si amamos de verdad, cuidamos lo que amamos, nos entregamos a ello en cuerpo y alma, y de este modo las oportunidades aparecen solas y continuamente, porque nuestra sintonía con el mundo nos hace ver oportunidades donde otros, simplemente, no ven nada.

martes, 23 de enero de 2018

DE LAS RELACIONES ADICTIVAS A LAS RELACIONES ILUMINADAS


¿Podemos convertir una relación adictiva en una verdadera?

Sí. Estando presentes e intensificando la presencia al prestar atención más profundamente al Ahora: sea que usted viva solo o con una pareja, esa sigue siendo la clave. Para que el amor florezca, la luz de su presencia debe ser lo suficientemente fuerte para que no vuelva a ser dominado por el pensador o el cuerpo del dolor y los confunda con quien es usted. Conocerse a sí mismo como el Ser que hay bajo el pensador, la quietud que hay bajo el ruido mental, el amor y la alegría que hay bajo el dolor, es libertad, salvación, iluminación. Dejar de identificarse con el cuerpo del dolor es traer presencia al dolor y así transmutarlo. Dejar de identificarse con el pensamiento es ser el observador silencioso de sus pensamientos y su conducta, especialmente los patrones repetitivos de su mente y los roles representados por el ego. 

Si usted deja de darle "identidad", la mente pierde su calidad compulsiva, que básicamente es el impulso de juzgar y así resistirse a lo que es, que crea conflicto, drama y dolor nuevo. De hecho, en el momento en el que el juicio se detiene por la aceptación de lo que es, usted está libre de la mente. Usted ha dejado sitio para el amor, para la alegría, para la paz. Primero usted deja de juzgarse a sí mismo: después deja de juzgar a su pareja. El mayor catalizador para el cambio en una relación es la aceptación completa de su pareja como es, sin necesidad de juzgar o de cambiarla de ninguna manera. Esto lo lleva a usted inmediatamente más allá del ego. Todos los juegos de la mente y todo apego adictivo se acaban entonces. No hay más víctimas ni victimarios, ni acusadores y acusados. Este es también el final de toda dependencia mutua, de ser arrastrado a los patrones inconscientes de otro y por lo tanto hacer posible que continúen. Ustedes entonces, o bien se separarán -en el amor- o entrarán juntos más profundamente en el Ahora, en el Ser. ¿Puede ser tan simple? Sí, es así de simple. 

El amor es un estado del Ser. Su amor no está afuera: está profundamente dentro de usted. Usted nunca puede perderlo y él no puede dejarlo. No depende de otro cuerpo, de otra forma externa. En la quietud de su presencia usted puede sentir su propia realidad sin forma y sin tiempo como la vida no manifestada que anima su forma física. Usted puede entonces sentir la misma vida en lo profundo de todos los demás seres humanos y de todas las criaturas. Usted mira más allá del velo de la forma y la separación. Esa es la realización de la unidad. Ese es el amor. 

MÉTODO PARA OBTENER LO QUE NECESITAS


lunes, 22 de enero de 2018

SI DAÑAS, ME DAÑAS


Parvati es una de las diosas más amorosa, benevolente y misericordiosa del panteón hindú. Es la consorte de Shiva y se manifiesta como extraordinariamente compasiva. Cierto día, uno de sus hijos, Kartikeya, hirió a una gata con sus uñas. De regreso a casa, corrió hasta su madre para darle un beso. Pero al aproximarse al bello rostro de la diosa, se dio cuenta de que ésta tenía un arañazo en la mejilla.

--Madre -dijo Kartikeya-, hay una herida en tu mejilla. ¿Qué te ha sucedido?

Con sus ojos de noche inmensa y profunda, la amorosa diosa miró a su querido hijo. Era su voz melancólica y dulce cuando explicó:

--Se trata de un arañazo hecho con tus uñas.

--Pero, madre -se apresuró a decir el joven-, yo jamás osaría dañarte en lo más mínimo. No hay ser al que yo ame tanto como a ti, querida madre.

Una refrescante sonrisa de aurora se dibujó en los labios de la diosa.

--Hijo mío -dijo-, ¿acaso has olvidado que esta mañana arañaste a una gata?

--Así fue, madre -repuso Kartikeya.

--Pues, hijo mío, ¿es que no sabes ya que nada existe en este mundo excepto yo? ¿No soy yo misma la creación entera? Al arañar a esa gata, me estabas arañando a mí misma.

EL LADO HUMORÍSTICO DE LAS COSAS


domingo, 21 de enero de 2018

LIBERAR LA RISA


EVITAR CAER EN EL AUTORITARISMO


Para ser flexible

No te confíes demasiado. Dentro de cada ser humano puede permanecer oculto un tirano dispuesto a imponer su voluntad. Una manera de evitar caer en el autoritarismo es identificar en uno mismo la actitud dogmática y comprender que es una vulnerabilidad que se activará cuando la rigidez no te deje pensar. 

Si tratas de doblar un riel de acero no cederá un milímetro; y si lo hace, se romperá. Esa misma incapacidad la tiene la mente rígida. Si alguien sacara a relucir alguna contradicción profunda en tu manera de pensar, ¿qué harías si tuvieras el poder? ¿Aceptarías el dilema o el error con humildad? ¿Lo enmendarías tranquilamente o harías uso del poder para arrinconar al otro y hacerle callar?

Los buenos líderes no necesitan la imposición o el castigo para defender sus ideas: la fuerza de los argumentos es suficiente. No seguirte en una idea no implica estar contra ti, sino manifestar un desacuerdo. ¿Por qué te ofendes entonces? ¿Acaso no eres mucho más que tus creencias, tus reglas o tu supuesto saber? ¿No te parece estúpido molestarse tanto porque alguien no piensa igual que tú? El tirano que llevamos dentro es como un Mr. Hyde que desplaza al bueno del Dr. Jekyll, especialmente cuando la rigidez nos trastorna. Darle a un dogmático el poder total es como activar una bomba. Antes o después explotará. ¿La solución? Flexibilidad y aprender a perder. O mejor, autocontrol para valientes: «Entrego el poder porque haré mal uso de él; existe “otro yo” en mí, que es mejor dejarlo quieto.»

sábado, 20 de enero de 2018

NO DEJE AL MAESTRO


Si pudiésemos darnos cuenta de la enseñanza del Buda fácilmente, no necesitaríamos tantos maestros. Cuando entendemos las enseñanzas sólo hacemos lo que se requiere de nosotros. Pero lo que hace a las personas tan difíciles de instruir es que no aceptan las enseñanzas y polemizan con el maestro y con las enseñanzas. Frente al maestro se comportan un poco mejor, ¡pero a sus espaldas se convierten en ladrones! La gente de veras es difícil de enseñar.

No enseño a mis discípulos a vivir ni a practicar con desatención. Pero eso es lo que 
hacen cuando no ando cerca. Cuando la policía anda cerca, los ladrones se comportan 
como se debe. Cuando les preguntan si hay ladrones alrededor, por supuesto que todos 
dicen que nunca han visto a ninguno. Pero tan pronto como el policía se ha ido, todos 
ellos están allí de nuevo. Incluso es como en los tiempos del Buda. De modo que ponga 
atención a sí mismo y no se preocupe por lo que hacen otros.

El verdadero maestro solamente habla de las dificultades en la práctica, de 
renunciamiento o del desprendimiento del "yo". Frente a cualquier cosa que pase, no 
deje al maestro. Permita que lo guíe, por que es fácil olvidarse del Camino.

EN ACCIÓN


jueves, 18 de enero de 2018

¿DEPREDADOR O JARDINERO?


Un requisito para la riqueza es tener una visión generosa, amplia, positiva, nunca depredadora. El depredador devora, el jardinero siembra.

Si queremos crear un paraíso de plenitud y prosperidad debemos ejercer de jardineros, lo cual significa:

  1.  Amar, cuidar y respetar lo que hacemos.
  2. Dar a cada persona lo que realmente necesita.
  3. Ser humildes y agradecidos.
  4. Invertir y ahorrar con criterio.
  5. Tener claros los objetivos.
  6. Trabajar sin miedo.
  7. Tener voluntad de aprendizaje continuo.
  8. Alimentar el esfuerzo con ilusión, pasión y determinación.
  9. Tener voluntad de ser útil.
  10. Mirar siempre el mundo con ojos nuevos y con esperanza.

Sobre esto último, el secreto de algunas personas prósperas es que miran su realidad con la curiosidad de un niño y con atención, y descubren cosas que a la mayoría de los adultos se les escapan.

Para tener ideas que resulten exitosas, los buscadores de tesoros deben adquirir un conocimiento diferenciado, por lo que es preciso formarse, adquirir aptitudes y desarrollar actitudes para hacer realidad la utopía: trabajo, visión, propósito, longanimidad y, finalmente, la voluntad de compartir la riqueza para generar más riqueza.

SER TOTAL


miércoles, 17 de enero de 2018

LA MADERA DE SÁNDALO


Era un hombre que había oído hablar mucho de la preciosa y aromática madera de sándalo, pero que nunca había tenido ocasión de verla. Había surgido en él un fuerte deseo por conocer la apreciada madera de sándalo. Para satisfacer su propósito, decidió escribir a todos sus amigos y solicitarles un trozo de madera de esta clase. Pensó que alguno tendría la bondad de enviársela. Así, comenzó a escribir cartas y cartas, durante varios días, siempre con el mismo ruego: “Por favor, enviadme madera de sándalo”. Pero un día, de súbito, mientras estaba ante el papel, pensativo, mordisqueó el lápiz con el que tantas cartas escribiera, y de repente olió la madera del lápiz y descubrió que era de sándalo.

***

El Maestro dice: Si la percepción está embotada, se estrella en las apariencias de las cosas.

SOBRE EL SUFRIMIENTO


LO QUE CREES ES LO QUE CREAS


Vale la pena ser conscientes de cómo miramos al mundo y ser cuidadosos con nuestra mirada, porque el mundo acaba siendo como lo miramos. En realidad, nuestras creencias acaban deviniendo realidades, es decir, lo que creemos tiende a ser lo que creamos. Si somos capaces de ver el mundo como un lugar de posibilidades extraordinarias donde hay muchas cosas por hacer, un universo lleno de oportunidades que se pueden traducir en soluciones que mejoren la vida de miles de millones de personas que tanto lo necesitan, y trabajamos con buen criterio y eficacia para aplicar tales soluciones de una manera distinta, que aporte valor añadido diferencial y beneficio para todos, la prosperidad tiene muchas posibilidades de materializarse.

Cada uno de nosotros construye la realidad en la que cree, y es que la realidad no es lo que ocurre en el exterior, sino lo que ocurre dentro de nosotros y, en definitiva, para cada uno de nosotros solo es posible lo que somos capaces de imaginar. Conviene prestar atención a cómo miramos al mundo, porque será exactamente como lo miremos. Este es un punto de partida muy importante que debe tener en cuenta cualquiera que salga en busca de su tesoro.

LA RISA Y EL TIEMPO


martes, 16 de enero de 2018

LA VENTOLERA


Aquella mañana Diego López cumplía cuatro años y le brincaba en el pecho la alegría, la alegría era una pulga saltando sobre una rana saltando sobre un canguro saltando sobre un resorte, mientras las calles de Montevideo volaban al viento y el viento batía las ventanas de la casa. Y Diego abrazó a su abuela Gloria y en secreto, al oído, le ordenó:

—Vamos a entrar en el viento.
Y la arrancó de la casa.

FELICIDAD Y EL SUFRIMIENTO


lunes, 15 de enero de 2018

EL HOMBRE ECUÁNIME


Era un hombre querido por todos.

Vivía en un pueblo en el interior de la India, había enviudado y tenía un hijo. Poseía un caballo, y un día, al despertarse por la mañana y acudir al establo para dar de comer al animal, comprobó que se había escapado. La noticia corrió por el pueblo y vinieron a verlo los vecinos para decirle:

--¡Qué mala suerte has tenido!

Para un caballo que poseías y se ha marchado.

--Sí, sí, así es; se ha marchado -dijo el hombre.

Transcurrieron unos días, y una soleada mañana, cuando el hombre salía de su casa, se encontró con que en la puerta no sólo estaba su caballo, sino que había traído otro con él. Vinieron a verlo los vecinos y le dijeron:

--¡Qué buena suerte la tuya! No sólo has recuperado tu caballo, sino que ahora tienes dos.

--Sí, sí, así es -dijo el hombre.

Al disponer de dos caballos, ahora podía salir a montar con su hijo. A menudo padre e hijo galopaban uno junto al otro. Pero he aquí que un día el hijo se cayó del caballo y se fracturó una pierna. Cuando los vecinos vinieron a ver al hombre, comentaron:

--¡Qué mala suerte, verdadera mala suerte! Si no hubiera venido ese segundo caballo, tu hijo estaría bien.

--Sí, sí, así es -dijo el hombre tranquilamente.

Pasaron un par de semanas. Estalló la guerra. Todos los jóvenes del pueblo fueron movilizados, menos el muchacho que tenía la pierna fracturada. Los vecinos vinieron a visitar al hombre, y exclamaron:

--¡Qué buena suerte la tuya! Tu hijo se ha librado de la guerra.

--Sí, sí, así es -repuso serenamente el hombre ecuánime.

EL PRINCIPIO O EL FIN


domingo, 14 de enero de 2018

SEMBRANDO LAS SEMILLAS DE LA FELICIDAD


En ti hay tanto semillas de felicidad como de infelicidad que han sembrado tus padres, tus antepasados o tus amigos. Cuando las semillas de la felicidad se manifiestan, te sientes muy contento. Pero cuando se manifiestan las semillas del sufrimiento, la ira y el odio, te sientes muy infeliz. La cualidad de nuestra vida depende de la cualidad de las semillas que hay en nuestra consciencia.

Cuando practicas el respirar, el sonreír y el contemplar las bellas cosas que hay a tu alrededor, estás sembrando las semillas de la belleza y la felicidad. Por eso hacemos la práctica de inspirar y vernos como una flor y de espiral y sentirnos frescos; de inspirar y vernos como una montaña y de espirar y sentirnos sólidos como una montaña. Esta práctica nos ayuda a sembrar las semillas de la estabilidad y el frescor en nosotros. Cada vez que caminamos con calma y tranquilidad, o que sonreímos y nos relajamos, estamos sembrando las semillas que fortalecerán nuestra felicidad. A cada paso feliz que damos, sembramos una semilla de la felicidad.

ESPACIO PARA EL NO SABER


sábado, 13 de enero de 2018

CREO EN LOS LIBROS, NO EN LOS PROFESORES


Cuando era estudiante universitario, nunca asistía a las clases de mis profesores. Desde luego, se sentían ofendidos. Un día el decano de mi facultad me llamó y me dijo: ¿Por qué ha venido a la universidad? Nunca lo vemos, nunca asiste a las clases. Recuerde: cuando llegue la hora de los exámenes, no nos solicite una certificación de asistencia, pues para acceder a los exámenes tiene que poder demostrar una asistencia de al menos setenta y cinco por ciento. 

Entonces tomé al viejo de la mano y le dije: Venga conmigo, quiero mostrarle dónde he estado y por qué vine a la universidad. El hombre tenía un poco de miedo, pues no sabía a dónde lo llevaba ni por qué. Además, se sabía que yo era un tanto excéntrico. Me preguntó: ¿A dónde me está llevando?‘ 

Le contesté: Le demostraré que tiene que certificarme el ciento por ciento de asistencia. Venga conmigo‘. Lo llevé a la biblioteca y le dije al bibliotecario: Cuéntele a este señor: ¿ha habido un solo día en que no haya estado yo en la biblioteca?‘ Y en bibliotecario respondió: 

Ha estado aquí aun en los días feriados. Si la biblioteca no está abierta, este estudiante se sienta en el jardín de la biblioteca, pero siempre viene. y todos los días tenemos que decirle: Por favor, tiene que irse porque ya es hora de cerrar. 

Entonces le dije al decano: Encuentro los libros mucho más claros que los así llamados profesores. Además, éstos no hacen más que repetir lo que está escrito en los libros, entonces, ¿de qué me sirve ir a escuchar de boca de otros lo que está en los libros? ¡Yo puedo consultar los libros directamente! 


FUENTE: OSHO: "El Hombre que Amaba las Gaviotas y Otros Relatos", Grupo Editorial Norma, Bogotá, 2003, ISBN 958-04-7279-3, Pag. 70

ESPACIOS


viernes, 12 de enero de 2018

EL TIRANO QUE LLEVAMOS DENTRO


La premisa es: si acorralas a un dogmático, se volverá autoritario. O dicho de otra forma: una persona rígida, cuando se siente presionada, sacará a relucir al tirano que lleva dentro.112, 113 

Hace unos años, en una prestigiosa Universidad privada hubo un incidente entre un grupo de estudiantes que asistían a una carrera técnica. Fui invitado por el vicerrector al comité disciplinario para analizar los hechos y aportar el punto de vista psicológico. El problema fue el siguiente: En la cafetería de la Universidad, a una hora de máxima asistencia, uno de los estudiantes (al cual llamaré Juan) agredió físicamente a dos de sus compañeros y les causó lesiones menores. El altercado se debió a una discusión entre un pequeño grupo «progresista» y el estudiante agresor, debido a que este último era miembro activo del Opus Dei y hacía abierto proselitismo de sus ideas. Durante los últimos dos años, había sido blanco de críticas y burlas por varios de sus compañeros y estudiantes de otros cursos. Ese día en especial, el «grupo disidente» rayó sus cuadernos, abrió su mochila y rompió unos pasquines en los que se promocionaba la imagen del líder de la organización. Uno de ellos le empujó, otro le pegó un coscorrón y finalmente Juan, que era un joven bastante corpulento, pegó a ambos. De inmediato, la gente intervino tratando de apaciguar los ánimos, hasta que las autoridades universitarias se hicieron cargo del asunto.

El vicerrector era un hombre joven, amable y bastante exitoso en su gestión. Tenía fama de ser inflexible y algo dogmático en sus ideas, pero también de ser justo y recto en sus decisiones. En la primera reunión del comité disciplinario, todo el mundo tuvo una disposición flexible y abierta. Los asistentes fueron: un profesor, una trabajadora social, el jefe de estudios, el vicerrector y yo mismo. Sin embargo, en el segundo encuentro el ambiente cambió debido a una diferencia de criterios entre el vicerrector, por un lado, y el profesor y yo por otro. El desacuerdo fue a causa del tipo de sanción propuesta por la Universidad (la directiva quería expulsar a todos los implicados). La opinión del profesor y la mía era que la expulsión era una medida exagerada y que, de alguna manera, se estaban dejando a un lado los atenuantes que podían explicar y hacer más comprensiva la reacción de Juan. Él había sido víctima de discriminación por sus ideas religiosas, independientemente de que las compartiéramos o no. ¿Había que evaluar a todos con el mismo rasero? 

PEDAZOS QUE DESPUÉS SE VUELVEN A JUNTAR


jueves, 11 de enero de 2018

CAMINARES


Tengo el cuerpo todo lleno de palabras. En los análisis de sangre, siempre aparecen más palabras que glóbulos:

—El colesterol está dentro de los límites, pero las palabras... —me dice el médico, y frunce el ceño.

Las palabras me caminan adentro, mientras yo camino. En mis ires y venires a lo largo de la costa de Montevideo, las palabras van y vienen todo a lo largo de mí: ellas se buscan, se encuentran, se juntan, y juntas crecen y se van convirtiendo en cuentos que quieren ser contados. Entonces las palabras golpean a las puertas de mi cuerpo, la puerta de la boca, la puerta de la mano, queriendo salir, queriendo darse, mientras yo me dejo ir por la orilla del río ancho como mar. Fue a la orilla de ese río-mar donde alguna vez también yo golpeé a las puertas de un cuerpo, queriendo salir, queriendo darme, y fui nacido.

TIEMPO DE PRUEBA Y CURACIÓN


miércoles, 10 de enero de 2018

LA VERDAD... ¿ES LA VERDAD?


El rey había entrado en un estado de honda reflexión durante los últimos días. Estaba pensativo y ausente. Se hacía muchas preguntas, entre otras por qué los seres humanos no eran mejores. Sin poder resolver este último interrogante, pidió que trajeran a su presencia a un ermitaño que moraba en un bosque cercano y que llevaba años dedicado a la meditación, habiendo cobrado fama de sabio y ecuánime.

Sólo porque se lo exigieron, el eremita abandonó la inmensa paz del bosque.

--Señor, ¿qué deseas de mí? -preguntó ante el meditabundo monarca.

--He oído hablar mucho de ti -dijo el rey-. Sé que apenas hablas, que no gustas de honores ni placeres, que no haces diferencia entre un trozo de oro y uno de arcilla, pero todos dicen que eres un sabio.

--La gente dice, señor -repuso indiferente el ermitaño.

--A propósito de la gente quiero preguntarte -dijo el monarca-. ¿Cómo lograr que la gente sea mejor?

--Puedo decirte, señor -repuso el ermitaño-, que las leyes por sí mismas no bastan, en absoluto, para hacer mejor a la gente. El ser humano tiene que cultivar ciertas actitudes y practicar ciertos métodos para alcanzar la verdad de orden superior y la clara comprensión. Esa verdad de orden superior tiene, desde luego, muy poco que ver con la verdad ordinaria.

El rey se quedó dubitativo. Luego reaccionó para replicar:

--De lo que no hay duda, ermitaño, es de que yo, al menos, puedo lograr que la gente diga la verdad; al menos puedo conseguir que sean veraces.

El eremita sonrió levemente, pero nada dijo. Guardó un noble silencio.

El rey decidió establecer un patíbulo en el puente que servía de acceso a la ciudad. Un escuadrón a las órdenes de un capitán revisaba a todo aquel que entraba a la ciudad. Se hizo público lo siguiente: “Toda persona que quiera entrar en la ciudad será previamente interrogada. Si dice la verdad, podrá entrar. Si miente, será conducida al patíbulo y ahorcada”.

Amanecía. El ermitaño, tras meditar toda la noche, se puso en marcha hacia la ciudad. Su amado bosque quedaba a sus espaldas. Caminaba con lentitud. Avanzó hacia el puente. El capitán se interpuso en su camino y le preguntó:

--¿Adónde vas?

--Voy camino de la horca para que podáis ahorcarme -repuso sereno el eremita.

El capitán aseveró:

--No lo creo.

--Pues bien, capitán, si he mentido, ahórcame.

EL DOLOR NO SE VA AISLÁNDOTE


martes, 9 de enero de 2018

EL HOMBRE QUE FUE A PEDIR SU PARTE A DIOS


Un hombre muy desgraciado se preguntaba un día qué habría hecho Dios, justo y bueno, con su parte de felicidad, y resolvió que Lo iría a ver y Se la reclamaría. Dicho y hecho, se puso en camino. 

Llegado a un pueblecillo, pidió hospitalidad en nombre de Dios a una mujer, que le dijo que su marido había matado ya a noventa y nueve personas, y que él corría el peligro de convertirse en la centésima víctima. De todas formas, ocultó al viajero en un cobertizo fuera de la casa, tras haberle dado de comer. 

Una vez vuelto su esposo, le contó la mujer lo que había pasado, pero le suplicó que no matase a aquel viajero que había partido para reclamar a Dios su parte. El marido lo prometió, hizo que le trajera al viajero a su casa y lo trató con generosidad durante tres días, después de lo cual le encargó decirle al Señor que, si bien había matado noventa y nueve hombres, a él no le había hecho daño alguno, y que imploraba Su perdón. El viajero aceptó dar aquel recado. 

Después llegó a un bosque donde había un ermitaño que vivía en penitencia y a quien, cada noche, mandaba Dios alimento milagrosamente. 

El ermitaño invitó al viajero a compartir la cena, que aquella noche resultó estar compuesta de dos platos, enviados, como siempre, por el Cielo. Como uno de los platos era más refinado que el otro, lo comió el ermitaño, dejando el menos bueno para su huésped. Cuando éste le dejó, a la mañana siguiente, el ermitaño le encargó que le preguntara a Dios qué lugar le reservaba en el más allá después de la muerte. 

El viajero llegó luego a un desierto en el que distinguió a un hombre de delgadez esquelética, completamente desnudo, que se escondía en un agujero cavado en la arena. Le preguntó al peregrino cuál era su destino y, enterado, le pidió que le dijese a Dios que aquel que no tenía para cubrirse otra cosa que arena le enviaba decir que estaba dispuesto a aceptar una desgracia más, proclamando, esto, con aire desafiante. 

Finalmente, el viajero terminó por encontrarse a un ángel que le preguntó a dónde iba, y que le informó que a él había encargado Dios dar a cada hombre lo suyo. El se encargaría de pedir las respuestas. El hombre respondió que había venido a pedir su parte, pues no había recibido nada en este mundo. En cuanto a aquellos que había encontrado, uno era un hombre que, habiendo matado a noventa y nueve, le había dado hospitalidad y solicitaba el perdón de Dios. El segundo era el ermitaño. El tercero el solitario que vivía en un agujero del Sáhara. 
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