domingo, 31 de octubre de 2021

EXPERIENCIAS DE APRENDIZAJE


 

¿POR QUÉ ES TAN DIFÍCIL RELACIONARSE?


-Porque tú todavía no eres. Hay un vacío interior, y el miedo a que si te relacionas con alguien más tarde o más temprano se demostrará que estás vacío. Por eso parece más seguro mantener una distancia con la gente; por lo menos puedes simular que eres. Tú no eres. No has nacido todavía, eres tan sólo una posibilidad. Pero todavía no eres su realización; y sólo dos personas que se hayan realizado pueden relacionarse. Relacionarse significa amar, significa compartir. Pero antes de poder compartir, tienes que tener y antes de poder amar tienes que estar lleno de amor, rebosante de amor. Dos semillas no se pueden relacionar, están cerradas. Dos flores pueden relacionarse, están abiertas, pueden mandar su fragancia de una a otra, pueden danzar bajo el mismo sol y en el mismo viento, pueden tener un diálogo, pueden susurrarse. Pero esto no es posible para dos semillas. Las semillas están totalmente cerradas, no tienen ventanas y entonces, cómo van a relacionarse?

Millones de personas han preferido quedarse en semillas. ¿Por qué? Cuando pueden convertirse en flores y danzar al viento, bajo el sol, bajo la luna, ¿por qué han decidido quedarse en semillas? Hay una razón para esta decisión: la semilla está más segura que la flor. La flor es frágil; la semilla no lo es, la semilla parece más fuerte. La flor puede ser destruida muy fácilmente; sólo un golpe de viento y sus pétalos volarán. La semilla no puede ser destruida por el viento tan fácilmente, la semilla está muy protegida, segura. La flor estará expuesta; una cosa tan delicada, y expuesta a tantos riesgos: puede soplar un viento fuerte, puede llover tormentosamente, el sol puede calentar demasiado, cualquier tonto puede arrancar la flor. Cualquier cosa puede ocurrirle a la flor, le puede pasar de todo; la flor está constantemente en peligro. Pero la semilla está segura; por eso millones de personas han decidido permanecer como semillas. Pero quedarse en semilla es quedarse muerto, quedarse en semilla no es en absoluto vivir. Es seguro, ciertamente, pero no tiene vida. La muerte es segura, la vida es inseguridad. El que realmente quiere vivir tiene que vivir en peligro, en constante peligro.



FUENTE: OSHO: ‘Misterios de la Vida (I)’, tomado del Libro De la Sabiduría, Discurso 27, de la dirección internet www.oshogulaab.com

sábado, 30 de octubre de 2021

EL SUFRIMIENTO COMO MEDIO PARA EMPEZAR A EXPLORAR LA EXPERIENCIA PRESENTE


Cuando considero que el dolor es mío, me pierdo en mi burbuja de sufrimiento personal y me siento desconectado de la vida, aislado y solo con mi desdicha. Pero más allá de la historia personal de mi sufrimiento, descubro que el dolor no es en realidad mi dolor. Es el dolor del mundo. Es el dolor de la humanidad. Cuando pierdo a mi padre, la aflicción que siento no es mi aflicción, sino la aflicción de todo hijo; sufro por, y con, cada hijo que haya perdido a su padre. Cuando mi pareja me abandona, soy cualquiera que haya perdido a alguien a quien amaba. En los más íntimos recesos de la experiencia presente, descubro que yo soy el universo que con tanto ahínco intento salvar; descubro que yo soy la compasión que tanto me esfuerzo por representar fuera, en el mundo; descubro que yo soy todas las demás personas con las que tanto anhelo tener contacto. En las profundidades de lo personal, en medio de las experiencias más intensamente dolorosas e íntimamente personales, descubro la verdad impersonal de la existencia, y en ese momento soy libre. Muchas enseñanzas espirituales hablan de escapar de lo personal y alcanzar cierto estado impersonal en un futuro, pero, como veremos en este libro, lo personal y lo impersonal son íntimamente uno, y no se pueden dividir así. La división es precisamente la raíz de todo el sufrimiento y el conflicto.

A un nivel, este libro no es necesario. Ya estás completo tal como eres. Eres la vida misma, y siempre lo has sido. ¡Esto es todo, el aquí y el ahora! Este momento es cuanto hay, y está completo en sí mismo. No hay nada más que hacer. ¡Enhorabuena!, puedes cerrar el libro y tomarte una taza de té y un bollo.

A otro nivel, quizá todavía no reconozcas que ya estás completo. Quizá verdades espirituales tan bellas e inspiradoras como «ya estás completo» y «solo hay Unidad» aún te parezcan simplemente bellas e inspiradoras palabras, y todavía no sean para ti una realidad experiencial, viva. Quizá todavía estés batallando con tus sentimientos, con el dolor, las adicciones y los conflictos de pareja. Quizá todavía estés buscando respuestas, amor, aprobación, la iluminación... Quizá aún estés esperando la paz, todavía anheles encontrar una manera de vivir en este mundo que tenga más sentido, en la que haya más amor, que sea más auténtica. Quizá, aunque creas que no estás separado de la vida, todavía te sientas separado de la vida.

El sufrimiento no es una maldición, un castigo, una aberración, ni es señal de que hayas fracasado en modo alguno. El sufrimiento es siempre un gran lugar para empezar a explorar la experiencia presente. Dios sabe que, si no hubiera sufrido como sufrí, nunca habría empezado a cuestionar todo lo que sabía y a descubrir la libertad en todo aquello contra lo que luchaba, en todo aquello de mí de lo que intentaba huir.

No te prometo un estado especial o una experiencia espiritual extraordinaria; eso se lo dejo a los gurús espirituales. Además, los estados y las experiencias vienen y van, y, si de verdad queremos poner fin al sufrimiento, debemos ir más allá de los estados y las experiencias pasajeros, más allá de las cimas espirituales, y descubrir algo que no sea efímero. Algo que esté siempre presente. Algo que está aquí ahora mismo, pero que al parecer siempre ignoramos, empeñados en saborear experiencias futuras y añorantes de retornar a las glorias pasadas.

No me considero un gurú espiritual o un adalid de la autoayuda, un ser especial, despierto o iluminado, ni esencialmente distinto de ti en modo alguno. Me considero más un amigo que te indica con delicadeza cómo retornar a quien realmente eres, que te recuerda lo que, en lo más hondo, ya sabes. Por supuesto, no deseo que te limites a creer todo lo que digo. Quiero que indagues tú mismo, que pongas a prueba todo lo que digo y lo cotejes con tu propia experiencia. Yo no soy una autoridad en materia de la vida (¿quién puede ser una autoridad en que los pájaros canten, en que lata el corazón, en que caiga la lluvia o en que este momento sea como es?), pero quizá las palabras de este libro te devuelvan a una percepción consciente de lo que es realmente verdad en tu experiencia ahora mismo. Tal vez te devuelvan a una profunda aceptación total, a una sencillez y un reposo que son la esencia de todo, que te llevarán más allá de la necesidad de ninguna autoridad externa y te dejarán libre, como un árbol en mitad de la tormenta, mirando a la vida de frente, entregado de lleno a las realidades y los desafíos de la existencia relativa, pero también sólidamente asentado en la inquebrantable certeza de quien de verdad eres, firmemente enraizado en un saber que nunca morirá.



Extracto del libro:
La más profunda aceptación
Jeff Foster
Fotografías tomadas de Internet

CONTEMPLAR NUESTROS PROPIOS MIEDOS


 

viernes, 29 de octubre de 2021

SENTIR EL CENTRO DEL DOLOR


 

21. EL SONIDO DE UNA SOLA MANO


El maestro del templo Kennin era Mokurai, Trueno Silencioso. Tenía un pequeño protegido llamado Toyo que sólo contaba doce años de edad. Toyo veía que los discípulos mayores visitaban la habitación del maestro cada mañana y cada tarde, a fin de recibir instrucción en el sanzen o una guía personal, en la que les facilitaban koanes a fin de detener las divagaciones de la mente.

Toyo también quería practicar el sanzen.

–Espera un poco –le dijo Mokurai–. Eres demasiado joven.

Pero el niño insistía, por lo que el maestro finalmente accedió.

A la hora apropiada, cuando atardecía, Toyo se presentó en el umbral de la sala de sanzen de Mokurai. Hizo sonar el gong para anunciar su presencia, se inclinó respetuosamente tres veces ante la puerta y fue a sentarse ante el maestro en respetuoso silencio.

–Cuando bates palmas oyes el sonido de ambas manos –le dijo Mokurai–. Ahora muéstrame el sonido de una sola mano.

Toyo hizo una reverencia y fue a su habitación para reflexionar sobre esta cuestión. Hasta su ventana llegaba la música de las geishas.

–¡Ah, ya lo tengo! –exclamó.

A la mañana siguiente, cuando su maestro le pidió que ilustrara el sonido de una sola mano, Toyo empezó a tocar la música de las geishas.

–No, no –le dijo Mokurai–. Eso nunca servirá, no es el sonido de una sola mano. No lo has comprendido en absoluto.

Pensando que aquella música podría interrumpirle, Toyo se trasladó a un lugar tranquilo y meditó de nuevo. «¿Cuál puede ser el sonido de una mano?» Entonces acertó a oír el goteo de agua. «Ya lo tengo», imaginó Toyo.

Cuando se presentó de nuevo ante su maestro, Toyo imitó el goteo del agua.

–¿Qué es eso? –le preguntó Mokurai–. Eso es el sonido del agua que gotea, pero no el sonido de una mano. Vuélvelo a intentar.

En vano Toyo meditó para oír el sonido de una sola mano. Oyó el suspiro del viento, pero su maestro lo rechazó.

Oyó el ulular de un búho, pero tampoco le fue aceptado.

El sonido de una mano no era el de la cigarra.

Toyo visitó más de diez veces a Mokurai con diferentes sonidos. Todos eran erróneos. Durante casi un año reflexionó sobre cuál podría ser el sonido de una mano.

Finalmente Toyo emprendió la verdadera meditación y trascendió todos los sonidos.

–No pude reunir más –explicó más tarde–, así que llegué al sonido insonoro.

Toyo había comprendido cuál era el sonido de una sola mano.



Extracto del libro:
Zen flesh. Zen bones
Paul reps y Nyogen senzaki
Fotografía de Internet

jueves, 28 de octubre de 2021

¿QUE TE CAUSA FELICIDAD?


 

¿LA ESPIRITUALIDAD EVITA EL SUFRIMIENTO?

¿CAMBIAR O AMAR?


Ves, pues, que todos estamos embarcados en el cambio. Queremos cambiarnos a 
nosotros mismos; queremos cambiar el mundo. Eso es lo que nuestra estúpida programación nos ha inculcado. Tenemos que cambiar todo, sin antes haber entendido nada. Lo que necesitas no es cambiar, es comprender. Compréndete a ti mismo; comprende a los demás. Voy a decirte algo absolutamente escandaloso pero que ¡es verdad! No estás aquí para cambiar el mundo, ¡estás aquí para amarlo! ¡Maldición! Tú no quieres amar el mundo, quieres cambiarlo. ¿Sabes qué significa amar? "Amar" significa ¡ver!, ¡comprender! ¿Cómo puedes amar lo que ni siquiera ves? Y, ¿cómo puedes comprender si estás perturbado?

¿Cómo puedes comprender - ahí viene otro shock- si se interpone alguna emoción positiva o negativa? Dicen que el amor es ciego. ¡Falso! No hay nada tan clarividente como el amor; es lo más clarividente del mundo. El apego es ciego porque es estúpido, porque está basado en una creencia falsa. Y a eso lo llaman "amor".

- Estoy enamorado de ti. Te amo.

-¿Qué? ¿Me amas o te amas a ti mismo?

-¿Sabes qué significa estar "enamorado"? Estar "enamorado" significa "te quiero para mí". Estar "enamorado" significa que tengo sentimientos de posesividad hacia ti. "Estar enamorado de ti" significa "te quiero para mí; no seré feliz sin ti; dependo emocionalmente de ti; no puedo ser feliz sin ti". ¡Eso es una droga, es una enfermedad! Tu cultura y la mía nos dicen que esa es la virtud suprema. ¡Falso! Pero, ¿quién se atreve a decir lo siguiente?: Cuando estás enamorado estás ciego, estás lleno de ti mismo. ¿Has pensado en eso? No ves a la otra persona. Has proyectado sobre esa persona una imagen ilusionada, y eso es lo que amas: una ilusión. Cuando no esperamos nada de la otra persona, no decimos que estamos enamorados. ¡Vaya!, tienes muchísimo para meditar sobre esto.



Extracto del libro:
Redescubrir la vida
Anthony de Mello
Fotografías tomadas de Internet
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