domingo, 18 de abril de 2021

LA VIDA ESTÁ DONDE MENOS SE LA ESPERA


¿Qué es eso que llamamos "nuestra vida"?

Echa una mirada al mundo y luego te invitaré a echar una mirada a tu propia vida.

Echa una mirada al mundo: pobreza por doquier.

Leí en el New York Times que los obispos de los Estados Unidos afirman que hay 33 millones de personas en el país que viven por debajo del umbral de pobreza, trazado por el propio gobierno.

Si crees que eso es pobreza, deberías ir a otros países a ver la consunción, la suciedad, la miseria. ¿A eso se puede llamar vida?

Pero hay algo asombroso.

Te mostraré que la vida existe aun en esas condiciones.

Alrededor de 12 años atrás me presentaron, en Calcuta, a un hombre que arrastraba un ricksha, un vehículo de tres ruedas de tracción humana...

¡Es terrible! Se trata de un ser humano; no es un caballo el que tira, sino un ser humano.

Estos pobres seres no duran mucho tiempo; viven 10 a 12 años después de que comienzan a tirar del ricksha, pues enferman de tuberculosis.

Pese a su trabajo, Ramchandra - que así se llamaba este hombre- tenía esposa e hijos, e incluso televisión.

En ese entonces había un pequeño grupo de personas dedicadas a una actividad ilegal llamada "exportación de esqueletos", que finalmente fueron apresadas.

¿Sabes qué hacían?

Si una persona era muy pobre, ellos se le acercaban y le compraban el esqueleto por el equivalente de unos 10 dólares.

Así fue como le preguntaron a Ramchandra:

-¿Desde cuánto tiempo atrás trabajas en la calle?

- Desde hace diez años... - respondió Ramchandra.

Entonces ellos pensaron: "No va a vivir mucho más..." Y dijeron:

- Muy bien, aquí está tu dinero.

En el momento en que la persona moría, se apoderaban del cuerpo, se lo llevaban y, luego, cuando el cuerpo estaba descompuesto, mediante un proceso que tenían, descarnaban todo el esqueleto.

Ramchandra había vendido el suyo, tanta era su miseria; estaba rodeado de consunción, pobreza, desgracia, incertidumbre.

Nunca creerías posible encontrar la felicidad allí, ¿no es cierto?

A este hombre, al que nada parecía molestarlo, que estaba perfectamente bien, al que nada parecía preocuparlo, le pregunté un día:

-¿No estás preocupado?

-¿Por qué?

-¿Sabes?, por tu futuro, por el futuro de los niños... - agregué.

- Bueno, hago lo mejor que puedo, pero el resto está en manos de Dios...

- Pero dije yo- ¿y qué hay de tu enfermedad?; te hace sufrir, ¿no es cierto?

- Un poco; tenemos que tomar la vida como viene - fue su respuesta.

Jamás lo vi de mal ánimo.

Pues bien, un día, cuando estaba hablándole, me di cuenta de repente de que estaba en presencia de un místico, me di cuenta que estaba en presencia de la vida.

¡Él estaba allí! ¡Estaba vivo! yo estaba muerto...

Era un hombre que era plenamente él mismo, de acuerdo con aquellas bellas palabras de Jesús: "Mirad los cuervos del cielo, que no siembran ni cosechan...; mirad los lirios del campo, que no hilan ni tejen..." (Lc 12, 24 y 27; Mt 6, 26); ellos no se preocupan ni por un momento del futuro; no como tú.

Ramchandra estaba allí mismo.

No sé, hoy seguramente estará muerto.

Mi encuentro con él fue muy breve, en Calcuta; y después seguí hasta donde vivo ahora, hacia el sur de la India.

¿Qué le sucedió a este hombre? No lo sé.

Pero sé que conocí a un místico.

Era una persona extraordinaria; descubrió la vida, la redescubrió.



Extracto del libro:
Redescubrir la vida
Anthony de Mello
Fotografías tomadas de Internet

EL ENFOQUE DE LOS PODERES DE LA MENTE


 

sábado, 17 de abril de 2021

LA FAMILIARIDAD PUEDE CEGARNOS


 

NO NOS GUSTA LO NUEVO


- No quiero oír nada nuevo, denme las cosas viejas.

No nos gusta lo nuevo; es demasiado molesto, demasiado liberador. Si rechazamos lo nuevo, no estamos dispuestos a escuchar. Pero si lo aceptamos sin discriminar, tampoco estamos escuchando. Buda lo dijo de una manera muy hermosa: "Monjes y discípulos no deben aceptar mis palabras por respeto, sino que deben analizarlas, de la misma manera que un orfebre trabaja el oro: seccionando, raspando, frotando, fundiendo." Así debe ser también con mis palabras.


Extracto del libro:
Redescubrir la vida
Anthony de Mello
Fotografías tomadas de Internet

viernes, 16 de abril de 2021

USTED SABE QUE LAS COSAS "VAN MAL" MUY A MENUDO

 


25.LAS PREGUNTAS DE BUDA.


Cuando Sidharta, el que después sería Buda, (antes había habido desde seis a 
veintisiete) salía de su casa a observar la noche y encontraba enfermos, viejos, muertos, heridos, hambrientos, huérfanos, gentes miserables, abandonadas, delincuentes, locos, desaprensivos, ladrones…, se entristecía pero también se preguntaba por el sentido de todo aquello, de tantos sufrimientos, ¿qué podría hacerse, cómo vivir una existencia atacada por tantos males, de los que no podemos escapar, del temor a padecerles y finalmente a la muerte segura?

¿Cómo vivir sin quejas, sin amargura, sin resentimiento, sin agresividad, sin codicia…? ¿Cómo vivir en Paz?

Entonces Sidharta se hizo un buscador del secreto de la liberación de todo eso. 

Abandonó todos sus privilegios, su familia y se marchó a los bosques a donde iban tradicionalmente los que, habiendo cumplido con los deberes sociales les había llegado el momento de ocuparse de sí mismos, sin ataduras, comiendo frugalmente de lo que la gente les daba mientras pedían por las puertas.

Esta Práctica existe todavía. En Japón se llama TAKUHATSU. Yo mismo la he realizado con el maestro Moriyama en mi segunda estancia en aquel país y en su templo de montaña Zuigakuin. En algunas estaciones se ven monjes vistiendo el Colomo negro, sombrero cónico de paja, getas de madera en los pies, cantando el sutra con la mirada baja, una mano en gassho y la otra sosteniendo el cuenco. La gente al pasar, a veces deja caer una moneda.

El sutra del monje mendicante se canta con una campanilla ante cada puerta y dice, en español: Homenaje a todos los Budas, y a la Enseñanza que permite comprender que no hay obstáculo real (para la iluminación). Actúa con firmeza, que se queme la ilusión y brote. ¡Desapégate y observa!



Bibliografía:
La luciérnaga ciega: Soko Daido Ubalde
Fotografía tomada de internet

jueves, 15 de abril de 2021

PONTE A PRUEBA

 


CUENTO ZEN #21


Maestro, sé que no has acumulado nada para vivir en tu 
vejez. ¿Qué vas a hacer? Hijo, cuando me llegue la vejez, espero no estar viviendo. Mientras viva, sigo generando y construyendo. La vejez me llegará cuando no sea capaz de levantarme ni de comunicarme ni de convencer; para ese entonces, cerraré los ojos, me despediré de los que amo, y me iré al otro lado a esperarlos. 
¿Qué llamas vida? ¿Estar respirando sentado en una silla sin poderse valer? Eso no es vida.



Tomado del libro:
Cuentos Zen para la Vida Diaria y los Negocios
Diálogos para una aproximación zen a una vida plena
Mariano Merino
Fotografía tomada de internet

miércoles, 14 de abril de 2021

EL ÚNICO OBSTACULO


 

PARÁBOLA 002: DOS DÍAS MÁS PARA LLEGAR AL MONTE WU-T’AI


Hace tiempo, en T’ang China, había un viejo monje que iba de peregrinación al Monte Wu-t’ai, la morada de Manjusri, el Bodhisattva de la Sabiduría. Anciano y débil, caminaba a lo largo del polvoriento sendero solo, pidiendo limosna por el camino. Tras largos meses, una mañana miró fijamente hacia arriba y vio la majestuosa montaña en la distancia. Al borde del camino, había una mujer mayor trabajando el campo. “Por favor dígame,” le preguntó, “¿cuánto más debo continuar hasta llegar al Monte Wu-t’ai?” La mujer simplemente le miró, profirió un sonido gutural y volvió a su azada. Él repitió la pregunta una segunda y una tercera vez, pero seguía sin haber respuesta.

Pensando que la mujer debía ser sorda, decidió adelantarse. Tras haber dado una docena de pasos, oyó a la mujer decirle, “Dos días más, le llevará dos días más.”

Algo molesto, el monje respondió, “Pensé que era sorda. ¿Por qué no me respondió a la pregunta antes?” La mujer respondió, “Usted hizo la pregunta mientras estaba parado de pie, Maestro. ¡Tenía que ver cómo de rápido era su paso, cómo de decidido su caminar!”

Un practicante está en la misma posición que el viejo monje de esta historia. A medida que practica el Dharma, buscando ayudarse a sí mismo y a los demás, a veces se pregunta por qué nadie viene en su ayuda. No obstante, los otros tal vez están sencillamente intentando evaluarle, medir su fuerza y su determinación. Este proceso puede llevar cinco años, veinte años o incluso una vida entera. Por tanto, buscadores del Camino, ¡no os desaniméis, seguid avanzando!

Editor: no aplica



Del libro:
Parábolas y Relatos Buddhistas
Fotografía tomada del internet
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