viernes, 10 de julio de 2020

LA FRUSTRACIÓN DEL ABURRIMIENTO

Pregunta 12:

Me siento atrapado. La frustración del aburrimiento aumenta cuando pienso que cualquier cosa que yo haga es un frenesí absurdo.
¿Qué es exactamente el aburrimiento?


Osho responde:


El aburrimiento es una de las cosas más importantes de la vida humana. Sólo el hombre es capaz de aburrirse; ningún otro animal puede aburrirse. El aburrimiento existe únicamente cuando la mente empieza a aproximarse a la iluminación. El aburrimiento es el polo opuesto de la iluminación. Los animales no pueden alcanzar la iluminación, y por tanto, tampoco pueden aburrirse.

El aburrimiento simplemente demuestra que estás tomando conciencia de la inutilidad de la vida, de su rueda repetitiva. Ya has hecho todas esas cosas; nada funciona. Ya has hecho todos esos viajes; nada sale de ellos. El aburrimiento es la primera señal de que estás logrando una gran comprensión de la inutilidad, del sinsentido de la vida.

Puedes reaccionar ante el aburrimiento de dos maneras. Una es lo que hace la mayoría de las personas: escapar de él, evitarlo, no mirarlo a la cara, no enfrentarse con él, dejarlo atrás y huir, dedicarte a cosas que te mantengan ocupado, que puedan convertirse en obsesiones, que te alejen tanto de las realidades de la vida que no vuelvas a ver surgir el aburrimiento.

Por eso se han inventado el alcohol, las drogas. Son formas de escapar del aburrimiento. Pero en realidad no se puede escapar de él; sólo se puede evitar una temporada. El aburrimiento volverá una y otra vez, y cada vez con más fuerza. Puedes escaparte entregándote al sexo, a comer demasiado, a la música, a miles de cosas, pero el aburrimiento volverá. No es algo que pueda evitarse; forma parte del desarrollo humano. Hay que enfrentarse a él.
La otra respuesta es enfrentarse con él, meditar sobre él, ser él. Eso es lo que hizo Buda bajo el árbol bodhi, eso es lo que llevan haciendo los que practican el zen desde hace siglos.

¿Qué es exactamente la meditación? Enfrentarse al aburrimiento es meditación. ¿Qué es lo que hace el meditador? Sentado en silencio, o controlando la respiración, ¿crees que se entretiene con esas cosas? ¡Se aburre terriblemente! Por eso el maestro zen va con un bastón en la mano, porque los que se aburren se quedan dormidos. No hay otra escapatoria; por lo menos pueden dormirse. No pueden escapar. Se inician en la disciplina zen por voluntad propia; no pueden escapar. Pero siempre hay una posibilidad de escapar: dormir, y olvidarse de todo. Por eso nos sentimos somnolientos durante la meditación.

En la meditación hay que esforzarse únicamente por una cosa: abúrrete pero no escapes, y mantente alerta, porque si te duermes has escapado. ¡Mantente alerta! Observa, sé testigo. Si está ahí, está ahí. Hay que mirarlo, penetrar en el núcleo.

Si sigues indagando en el aburrimiento sin escapar, llegará la explosión. Un día, de repente, al adentrarte en las profundidades del aburrimiento, penetrarás en tu propia nada, El aburrimiento es la tapadera, el contenedor de tu nada interior. Si escapas del aburrimiento, escaparás de tu nada. Si no escapas del aburrimiento, si empiezas a vivir con él, si empiezas a aceptarlo, a recibirlo… En eso consiste la meditación: en aceptar el aburrimiento, en adentrarte en él tú solo, sin esperar a que llegue, sino buscándolo.

Si te pasas sentado horas enteras en una postura de yoga, controlando la respiración, te aburres mortalmente. Y la enseñanza de la meditación contribuye al aburrimiento. En un monasterio zen tienes que levantarte todas las mañanas a la misma hora; todos los días, año tras año. Igual da que sea verano o invierno. Tienes que levantarte temprano, a las tres, y bañarte. Tienes que tomar el mismo té, sentarte… Los mismos gestos una y otra vez. Y durante todo el día la misma rutina; desayunar a una hora determinada, después volver a meditar, a continuación comer, también a una hora concreta… ¡y la misma comida! Todo contribuye al aburrimiento.

Y la misma ropa, el mismo monasterio, el mismo maestro todos los días circulando con el bastón. Todas las tardes tienes que asistir a una sesión con el maestro. Y las preguntas que te plantea para que medites son así de aburridas: «¿Cuál es el sonido de una mano dando palmadas?». Sólo de pensarlo te vuelves loco. «¿Cuál es el sonido de una mano dando palmadas?». No tiene respuesta, y tú lo sabes; todo el mundo sabe que no hay respuesta. Pero el maestro insiste: «Repítelo, medita sobre ello».

Está todo bajo un perfecto control. Hay que crear el aburrimiento… un aburrimiento mortal. Hay que dar entrada al aburrimiento lo más posible, fomentarlo, apoyarlo por todos lados. Las mismas tardes, la misma tarea, entonar los mismos mantras. La misma hora para ir a acostarte… Y así sucesivamente, la misma rueda. Al cabo de unos días te aburres terriblemente y no puedes escapar. No hay forma de escapar. No puedes ir a ver una película, no puedes ver la televisión, no tienes nada que te ayude a evitarlo. Te ves sumido en lo mismo una y otra vez.

Hace falta mucho valor para afrontarlo. Es casi como la muerte, más duro que la muerte, porque la muerte sobreviene cuando te quedas inconsciente. Y estás provocando todo tipo de aburrimiento. ¿Qué ocurre? En eso consiste el secreto de toda meditación: si observas, si no dejas de observar, el aburrimiento aumentará, se intensificará, hasta llegar al culmen. Nada dura eternamente; llega un punto en que la rueda se vuelve hacia el otro lado. Si puedes llegar hasta el otro extremo, al punto culminante, entonces se produce el cambio, la transformación, la iluminación, el satori o como queramos llamarlo. Y de repente un día el aburrimiento resulta excesivo. Te sientes ahogado, como si estuviera a punto de matarte. Estás rodeado por un mar de aburrimiento. Te sientes desbordado y no ves forma de escapar. Y la rueda gira. De repente el aburrimiento desaparece y llega el satori, el samadhi. Has entrado en tu nada.

Ya no habrá más aburrimiento. Has visto la nada misma de la vida. Has desaparecido… ¿Cómo vas a aburrirte? ¿Con qué? Has dejado de existir. Estás aniquilado.

Me preguntas: «¿Qué es exactamente el aburrimiento?».

Un gran fenómeno espiritual. Por eso no se aburren los búfalos; parecen contentos, felices. Sólo el ser humano se aburre. Y entre los humanos, únicamente las personas muy inteligentes, con mucho talento. Los tontos no se aburren. Se sienten felices con su trabajo, ganando dinero, engrosando su cuenta corriente, criando a sus hijos, reproduciéndose, comiendo, viendo una película, yendo a un restaurante, participando en esto y lo otro. ¡Disfrutan! No se aburren. Son los tipos más bajos; en realidad pertenecen al mundo de los búfalos. Todavía no son humanos.

Una persona se hace humana cuando empieza a sentirse aburrida. No hay más que verlo: el niño más inteligente es el que más se aburre, porque nada puede mantener su interés durante mucho tiempo. Tarde o temprano se topa con esa realidad y pregunta: «Bueno, ¿y qué? ¿Ahora qué? Ya está. He visto este juguete, lo he investigado, lo he abierto, lo he analizado, y ya está». Cuando llega a la juventud, ya está aburrido.
Buda estaba mortalmente aburrido. Abandonó su reino a la edad de veintinueve años, en la flor de la vida. Estaba mortalmente aburrido, de las mujeres, del vino, de las riquezas, de su reino, de todo. Lo había visto todo, lo había visto todo una y mil veces. Estaba aburrido. Recuerda que no renunció al mundo porque el mundo esté mal. Se suele decir que renunció al mundo porque el mundo es malo, pero eso es una tontería. Renunció al mundo porque estaba aburrido de él.

El mundo no es ni bueno ni malo. Si eres inteligente, te aburres. Si eres tonto, puedes seguir adelante. Es como un tiovivo, en el que pasas de una sensación a otra. Te interesan las banalidades, las repites una y otra vez y no eres consciente de la repetición, no te das cuenta de que ayer estabas haciendo esto, hoy lo mismo y mañana piensas hacer lo mismo. Debes de ser muy poco inteligente. ¿Cómo puede evitar la inteligencia el aburrimiento? Es imposible. Tener inteligencia significa ver las cosas como son.

Buda dejó el mundo por aburrimiento; mortalmente aburrido, huyó del mundo. ¿Y qué hizo en los bosques durante seis años? Aburrirse todavía más. ¿Qué puedes hacer todo el día sentado entre árboles, controlando la respiración, mirándote el ombligo, un día tras otro, un año tras otro? Llevó ese aburrimiento al culmen, y una noche desapareció. El aburrimiento desaparece porque sí.

Si llegas al culmen… se produce el giro. Claro que se produce. Y con ese giro, la luz penetra en tu ser… tú desapareces y sólo queda la luz. Y con la luz llega el gozo. Te llenas de alegría… no eres, pero estás lleno de alegría, sin razón alguna. Sencillamente, la alegría brota a borbotones en tu ser.

La persona normal y corriente está alegre por alguna razón, porque se ha enamorado de un hombre o una mujer y se siente alegre. Esa alegría es momentánea. Esa persona mañana estará harta de la otra y empezará a buscar de nuevo. La persona normal y corriente está contenta porque tiene un coche nuevo; mañana tendrá que empezar a buscar otro coche. Y así una y otra vez… y no se da cuenta de que al final, siempre se aburre.

Hagas lo que hagas, al final te aburrirás, porque todo produce aburrimiento. La persona inteligente lo ve, y cuanto antes lo veas más inteligente demostrarás que eres.

Entonces ¿qué queda? Entonces lo único que queda es el aburrimiento, y hay que meditar sobre eso. No hay forma de huir. Es mejor adentrarse, ver hasta dónde te lleva. Y si puedes seguir adentrándote, te llevará a la iluminación.

Sólo el ser humano puede sentir el aburrimiento, y sólo el ser humano puede alcanzar la iluminación.



Bibliografía: 
Alegría: Osho
Fotografía tomada de internet

jueves, 9 de julio de 2020

DEJA DE LUCHAR CONTRA LOS CICLOS DE ENERGÍA BAJA


EMERGER


Truenos y lluvia por la noche.
El crecimiento viene con conmoción.
La expresión y la duración
Aparecen en el primer momento.

Las cosas no pueden permanecer en calma por siempre. Puede que las tormentas invernales destruyan algunas cosas, pero también preparan el camino para la vida.

Si hay cosas que son arrasadas, es apropiado. Tiene que haber una oportunidad para las nuevas cosas vivas de emerger y comenzar su propio ciclo.

Todo crecimiento viene con una conmoción. Cuando un brote quiebra su envoltura y fuerza su camino hacia la superficie de la tierra, es el clímax de una larga y profunda acumulación de fuerza vital. Podemos pensar que pasó súbitamente, pero en realidad, emergió como producto de ciclos sutiles y ocultos.

Cuando aparece el brote, lleva en sí el patrón completo para su crecimiento, quizás incluso el potencial de un árbol enorme. Aunque sea necesario tiempo y las condiciones correctas, ninguno de estos factores agrega nada a la naturaleza inherente del brote. Él encarna completamente su destino. Por lo tanto, el crecimiento y el carácter de la planta –y su vida misma- están del todo presentes al momento del emerger.




Extracto del libro:
365 Meditaciones Tao
Fotografía tomada de internet

miércoles, 8 de julio de 2020

SU ENERGÍA FÍSICA TAMBIÉN ESTÁ SUJETA A CLICLOS


LA BÚSQUEDA DEL ASNO


Todo el mundo se asustó al ver al Mullah Nasruddin recorrer apresuradamente las calles de la aldea, montado en su asno. 

«¿Adónde vas, Mullah?, le preguntaban. «Estoy buscando a mi asno», respondía Nasruddin al pasar. 

En cierta ocasión vieron a Rinzai, el Maestro de Zen, buscando su propio cuerpo. Ello hizo que se rieran mucho sus más estú­pidos discípulos. 

¡Llega uno a encontrarse con gente seriamente dedicada a buscar a Dios! 


Del libro:
Anthony de Mello 
El Canto del Pájaro
Fotografía tomada del internet

lunes, 6 de julio de 2020

ÉXITOS VACÍOS


RECORTAR Y MOLDEAR EL EGO


Recortas y moldeas tu cabello pero casi siempre olvidas recortar y moldear el ego.
(Albert Einstein)

El ego es un mecanismo de defensa que afianza nuestra identidad y nos mantiene con vida. Pero una vez que lo consigue, la siguiente meta del ego es la comodidad, y para ello antepone nuestros deseos y necesidades a los de los demás.

Por ese motivo, no es posible erradicar el ego, pero sí controlarlo para que sea nuestro compañero de viaje y no nuestro dueño.

Según el maestro budista Thich Nahn Hahn, «la arrogancia o el orgullo injustificado son dos formas de autoengaño. La persona arrogante se engaña a sí misma al creerse más capacitada, poderosa, íntegra, popular o atractiva de lo que es realmente». Pero no solo el arrogante tiene un problema con su ego, sino también el que se autodesprecia, puesto no son más que dos caras de la misma moneda, teniendo en común que, en ambos casos, la persona está totalmente obsesionada consigo misma.

Para vencer al ego enfermizo, Tich Nahn Hahn recomienda cultivar la humildad y la ecuanimidad, es decir, ser capaz de valorar las cosas con tranquilidad y templanza, alejando de nuestra vida sentimientos como el odio. «El cultivo de las virtudes morales no admite que nos repleguemos en nuestro propio yo, nos cerremos a los demás y vivamos en un laberinto de odio, resentimiento, depresión y ansiedad.»

Algunos trucos para reducir el ego:

  • No te lo tomes a pecho. Resta importancia a las cosas, porque si quieres sentirte ofendido, siempre podrás encontrar motivos.
  • ¿Quién tiene la razón? No existen verdades absolutas, así que no luches por imponerte ante los demás y aprende de otros puntos de vista.
  • Renuncia a ambiciones absurdas. Lo fundamental es crecer y ser mejores cada día, sin importar a qué nos dediquemos o qué coche tengamos.
  • Libérate de la necesidad de gustar. Rompe con la adicción a las opiniones ajenas y vive tranquilo disfrutando de tus pasiones.




Tomado del libro:
Einstein para despistados
Allan Percy
Fotografía de Internet
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