martes, 19 de noviembre de 2019

GUIADOS POR EL MIEDO


PROPAGAR LA FRAGANCIA


Cuando Buda era desdichado se fue al bosque, huyó del mundo. ¿Qué ocurrió tras seis años? Cuando alcanzó el éxtasis regresó, volvió a la ciudad. Lo que había alcanzado había que compartirlo.

En medio de la desdicha eres como una semilla. En el éxtasis te transformas en flor y, naturalmente, has de propagar tu fragancia a los cuatro vientos.

También puedes verlo en tu vida, a pequeña escala. Cuando eres desgraciado cierras las puertas, no quieres ver a tus amigos. No quieres ir a ninguna parte, no quieres participar en nada. Dices: «Dejadme solo. Por favor, dejadme solo». Cuando alguien se siente sumamente desgraciado se suicida. ¿Qué significado tiene eso? ¿Qué es el suicidio? Es simplemente un esfuerzo por alejarse tanto del mundo que ya no se puede volver. Es llegar a la soledad absoluta, irrevocablemente, de modo que ya no puedes volver. En eso consiste el suicidio.

¿Sabes de alguien que se haya suicidado cuando era feliz, extático, cuando estaba bailando? No; cuando surge la danza, estallas, abres las puertas de par en par, llamas a tus amigos, a tus vecinos, y dices: «Venid. Voy a dar una fiesta. Vamos a bailar y a divertirnos. Tengo mucho que compartir y os lo quiero dar a vosotros». Y a quienquiera que llegue a tu puerta, lo recibes, le das la bienvenida. Todo el mundo es bien recibido cuando eres feliz. Cuando eres desgraciado, hasta los que antes eran siempre bienvenidos dejan de serlo.

Si bailas, la existencia entera se convierte en una danza. Ya es una danza. Los hindúes dicen que es un Ras-Leela: Dios está bailando, y alrededor de Dios las estrellas, la luna, el sol y la tierra.

Ésta es la danza que se da continuamente, pero no la conocerás hasta que aprendas las formas de bailar, el lenguaje del éxtasis.

Había un soldado en la Segunda Guerra Mundial que de repente soltaba el fusil en el campo de batalla, se precipitaba sobre cualquier trocito de papel, lo examinaba con avidez, y después movía la cabeza apenado mientras el papel caía revoloteando al suelo. En el hospital permanecía mudo, con su oscura e inexplicable compulsión. Deambulaba tristemente por la sala de psiquiatría, recogiendo trocitos de papel, cada vez con una esperanza evidente, seguida del inevitable rechazo.

Declarado inútil para el servicio, un día recibió la licencia del ejército, y al recoger el impreso, encontró su voz. «¡Esto es!», gritó extasiado.

«¡Esto es!»

El éxtasis es la libertad absoluta. Y entonces se grita de alegría: «¡Esto es! ¡Esto es! ¡Eureka! Lo he encontrado».

Y la ironía es que no hace falta ir a ninguna parte. Ya está ahí. Es tu núcleo mismo, tu ser. Si decides buscarlo, puedes encontrarlo ahora mismo. No tienes por qué retrasarlo ni un solo momento. Una intensa sed puede abrir la puerta. Una gran necesidad puede hacerte libre ahora mismo.



Bibliografía: 
Alegría: Osho
Fotografía tomada de internet

lunes, 18 de noviembre de 2019

ENTERRARSE EN VIDA


CONTROLAR TODO


Muchas personas vienen a verme para decirme que les gustaría liberarse de la desdicha, pero no están dispuestas a pasar a un estado de descontrol. También quieren controlar la alegría. Siempre quieren controlar. Quieren ser siempre el amo, el jefe. Eso es imposible. El jefe tiene que marcharse. La alegría no estallará dentro de ti hasta que haya desaparecido todo control. La alegría no se somete a ningún control; es salvaje.

El éxtasis es salvaje; no puedes controlarlo. Tienes que perder todo control. Tienes que lanzarte al abismo, y es un abismo insondable. Caes y caes y nunca llegas al fondo porque la alegría no tiene fin. Es un proceso interminable, eterno. Y tan enorme que, ¿cómo vas a controlarlo? La sola idea parece absurda. Cuando bailes enloquecidamente, cuando cantes enloquecidamente, cuando sientas una alegría sin control, sin tu presencia, cuando tu alegría sea plena, desbordante, cuando te sientas inundado por ella y abandones todo control, verás un milagro. La vida y la muerte bailarán juntas, porque desaparecerá toda dualidad. Si tú estás dividido, aparece la dualidad. Si no estás dividido, desaparece la dualidad.

Cuando estás desdoblado, el mundo entero se desdobla. Es tu propio desdoblamiento lo que se proyecta en la pantalla del universo. Cuando no estás desdoblado, sino en un estado integrado, único, orgánico, orgásmico, desaparece toda dualidad. Entonces vida y muerte no son dos, dos opuestos, sino complementarios que bailan juntos, de la mano.

Entonces el bien y el mal no son dos: bailan juntos, de la mano. Entonces materia y consciencia no son dos. Eso es lo que ocurre en tu interior: el alma baila con el cuerpo; el cuerpo baila con el alma. No son dos. Son uno, absolutamente uno, manifestaciones de la unidad. El cuerpo no es sino el alma visible, y el alma no es sino el cuerpo invisible.

Y Dios no está allá arriba, en los cielos. Está aquí, ahora, en los árboles, las piedras, en ti, en mí, en todo. Dios es el alma de la existencia, el núcleo invisible más recóndito. Lo interior baila con lo exterior. Lo sublime baila con lo blasfemo. Lo sagrado baila con lo profano y el pecador con el santo.

En cuanto te haces uno, toda dualidad desaparece de repente. 

Por eso digo que una persona realmente sabia también es estúpida; tiene que serlo, porque la estupidez y la sabiduría bailan juntas. Y un verdadero sabio, un verdadero santo, es también un sinvergüenza; tiene que serlo, no se puede evitar. Dios y el diablo no son dos. ¿Os habéis parado a pensar en la palabra «diablo»? Deriva de la misma raíz que «divino»; son de la misma raíz, del sánscrito «diva», del que deriva «deva», y de ahí «divino» y «diablo».

En el fondo, el árbol es uno. Las ramas son muchas, moviéndose en diferentes direcciones y dimensiones; las hojas, millones. Pero cuanto más profundizas, llegas a un árbol único, uno solo.

Cuando bailas, todo baila contigo. Sí, el antiguo dicho es cierto: cuando lloras, lloras solo; cuando ríes, el mundo entero ríe contigo.

Cuando eres desdichado, estás separado de todo lo demás.

La desdicha te separa; la separación te hace desdichado. Ambas cosas van juntas; forman un solo paquete. Siempre que te sientes desdichado, de repente te separas. Por eso el ego no puede permitirse ser feliz, porque si eres feliz el ego deja de existir, dejas de ser alguien aparte. El egoísta no puede permitirse ser extático. ¿Cómo va a permitírselo? Porque en el éxtasis el ego no está. Es demasiado para él.

Prefiere seguir sufriendo. Provocará mil y una desdichas a su alrededor para seguir estando ahí. ¿Lo has observado? Cuando eres realmente feliz, tu ego desaparece. Cuando eres realmente feliz, sientes de repente una profunda unidad con el todo. Cuando eres desdichado quieres estar solo; cuando eres feliz quieres compartir.



Bibliografía: 
Alegría: Osho
Fotografía tomada de internet

domingo, 17 de noviembre de 2019

LA ALEGRÍA ES UNA LOCURA


Antes iba a nadar a un río, y me encantaba. Siempre que volvía, me observaba un vecino mío y se daba cuenta de que estaba en éxtasis. Un día me preguntó:

-¿Qué ocurre? Siempre te veo ir al río, y te pasas allí horas nadando.

También voy a ir yo, porque pareces muy feliz.

Yo le dije:

-Por favor, no vayas. No lo entenderás, y el río se pondrá muy triste.

No, no vayas, porque tu motivación será una barrera. Nadarás, pero estarás esperando a que te inunde esa sensación de felicidad. Nunca te ocurrirá, porque sólo ocurre cuando no eres.

Nadar puede ser meditación, como correr... cualquier cosa puede ser meditación si tú no eres. El éxtasis es algo del corazón, de la totalidad.

Con «corazón» me refiero a la unidad orgánica, total.

Y baila hoy, no mañana. Que la danza sea aquí y ahora, y que venga de tu totalidad. Abandónate; emborráchate.

Sí, la alegría es una locura, y sólo los locos pueden permitírsela. La persona cuerda, normal y corriente, es tan lista, tan astuta y calculadora que no puede permitirse la alegría, porque no la puede controlar. Igual que he dicho que la sociedad no puede controlar a una persona alegre, he de decir lo siguiente: que no puedes controlar tu alegría, no puedes controlar tu éxtasis. Si quieres seguir manteniendo el control, nunca serás alegre, sólo desdichado. Sólo la desdicha puede ser controlada, por la sociedad o por ti.



Bibliografía: 
Alegría: Osho
Fotografía tomada de internet

ESTADO DE DEPENDENCIA


sábado, 16 de noviembre de 2019

SER Y LLEGAR A SER


¿QUÉ ES EL ÉXTASIS? ¿Algo que hay que alcanzar? No. ¿Algo que tienes que ganar? No. ¿Algo que tienes que llegar a ser? No. El éxtasis es ser y llegar a ser, es el sufrimiento. Si quieres llegar a ser algo, serás desdichado. Llegar a ser es la raíz misma de la desdicha. Si quieres ser extático, tiene que ocurrir ahora, en este mismo momento. En este mismo momento puedes ser feliz; nadie te lo impide. La felicidad es tan evidente, tan fácil... Es tu carácter mismo. La llevas en ti. Dale la oportunidad de salir a la superficie, de florecer.

Y recuerda que el éxtasis no es un asunto de la cabeza, sino del corazón. El éxtasis no es una cuestión de pensamientos, sino de sentimientos. Y a ti te han privado de los sentimientos, te han aislado de los sentimientos. No sabes lo que es el sentimiento. Incluso si dices «Siento», sólo piensas que sientes. Cuando dices «Me siento feliz», obsérvalo, analízalo, y descubrirás que, en realidad, crees ser feliz.

Incluso los sentimientos tienen que pasar por el pensamiento, por la censura del pensamiento. Sólo se permiten cuando los aprueba el pensamiento. Si el pensamiento no los aprueba, se arrinconan en el inconsciente, en el sótano de tu ser, y se olvidan.

Sé más corazón y menos cabeza. La cabeza es solamente una parte de ti; el corazón, en el sentido que yo le doy a la palabra, es todo tu ser. 

El corazón es tu totalidad, de modo que cuando funcionas en tu totalidad funcionas con el sentimiento. Cuando funcionas parcialmente, lo haces con la cabeza.

Observa a un pintor pintando; ésa es la diferencia entre un verdadero artista y un técnico. Si el pintor es un simple técnico que conoce la técnica de la pintura, que sabe cómo hacer las cosas, que sabe de colores, pinceles, lienzos y que ha realizado el aprendizaje, funcionará con la cabeza. Será un técnico. Pintará, pero sin poner todo de sí en la pintura. Observa a un verdadero artista que no es un técnico. Se ensimismará en la pintura, como borracho. No sólo pintará con la mano, ni sólo con la cabeza. Pintará con todo su ser, con las entrañas, participarán sus pies, su sangre, sus huesos, su médula, todo en él participará. Puedes observarlo, verlo, sentirlo, que está plenamente en su tarea, perdido. No existe nada más. Está borracho. En ese momento, deja de ser. No es un hacedor. La cabeza es hacedora. En ese momento de ensimismamiento absoluto, no es hacedor; es un conducto, como si el todo pintara a través de él.

Cuando te encuentras con un bailarín, un verdadero bailarín, no un simple intérprete, verás que no baila. En él baila algo del más allá. Está completamente metido en ello.

Cuando estás completamente metido en algo, vives el éxtasis.

Cuando te metas parcialmente, seguirás siendo desdichado, porque una parte de ti se moverá al margen del todo. Se producirá una división, una escisión, una tensión, una angustia.

Si amas con la cabeza, tu amor no te proporcionará una experiencia extática. Si meditas con la cabeza. 


Bibliografía: 
Alegría: Osho
Fotografía tomada de internet

EL ESTRÉS Y LA CAPACIDAD DE APRENDER


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