jueves, 12 de noviembre de 2015

SI NO AMAMOS


SI NO VIVES EN PAZ, AMAR NO ES SUFICIENTE


Un hombre joven que sufría de depresiones llegó a mi consulta y expresó así su malestar: «Estoy casado con una mujer muy difícil... Me es infiel hace mucho tiempo y no quiere tener sexo conmigo. Cada vez que puede me dice que soy un fracasado, me considera un inútil y se burla de mi físico. Tenemos un hijo y prácticamente yo soy el que lo cría porque ella nunca está en casa. Odia a mi familia y a mis amigos. Vivo triste y amargado [llanto]. A veces quiero quitarme la vida...». Llevaba cinco años en esta mezcla de tragedia e indignidad y aunque sobrevivía a base de medicamentos y ayudas psicológicas, no era capaz de tomar la decisión de dejarla. Cuando le pregunté por qué seguía con ella, su respuesta fue: «La amo». Es difícil de entender cómo el desamor se resiste tanto en situaciones como éstas: si mi paciente hubiera dejado de amarla, la tortura no habría durado tanto. Sin embargo, se sentía atado por un sentimiento que seguía vivo como el primer día. Más allá de sus motivaciones psicológicas y las explicaciones clínicas, quiero señalar que el mismo «argumento afectivo» de persistencia («La amo» o «Lo amo»), mantiene atrapadas en relaciones enfermizas a millones de personas. Se ha vendido tanto la idea de que el principal motivo de la unión conyugal es el amor, que su sola presencia justifica cualquier cosa.

martes, 10 de noviembre de 2015

¿VER O CARGAR?


Si su mente es feliz, entonces usted es feliz en cualquier lugar al que vaya. Cuando la sabiduría se despierte dentro de sí, verá la Verdad dondequiera que mire, en todo lo que hay. Es como cuando usted aprendió a leer —usted ahora puede leer dondequiera que va.

Si usted es alérgico a un lugar, será alérgico a todos los lugares. Pero no es el lugar externo el que le está causando problemas. Es el "lugar" dentro suyo.

UNA CÁRCEL


domingo, 8 de noviembre de 2015

¿CÓMO TE SIENTES AL CULPAR, AL RECHAZAR, AL ODIAR O AL ESTAR INDIGNADO?


En la enseñanza mahayana*1 hay un lema que dice: 

«Dirige toda la culpa hacia ti mismo.» La esencia del lema es: «Si algo me duele mucho es porque me estoy aferrando muy intensamente.» No quiere decir que debamos golpearnos a nosotros mismos, no aboga por el martirio. Lo que el lema indica es que el dolor procede del apego a hacer las cosas a nuestro modo, y que cuando nos sentimos incómodos porque estamos en un lugar o situación en la que no queremos estar, una de las principales salidas que tomamos es culpar a alguien o algo. 

Generalmente erigimos una barrera llamada culpa que nos impide comunicar de manera genuina con los demás, y la fortificamos con nuestras ideas sobre quién tiene razón y quién no. Es algo que hacemos con las personas cercanas, con los sistemas políticos y con todo lo que no nos gusta de nuestros asociados o de la sociedad. Culpar a los demás es una herramienta muy común, antiquísima y muy perfeccionada con la que tratamos de sentirnos mejor. Culpar es una forma de proteger nuestros corazones, de proteger lo suave, lo abierto y lo tierno que hay dentro de nosotros. En lugar de adueñarnos de nuestro propio dolor, lo que hacemos es tratar de ponernos cómodos.

GOTA A GOTA


sábado, 7 de noviembre de 2015

CREAR UNA FUERZA POLICIAL COMPASIVA


Ser bueno no significa ser pasivo, y ser compasivo no significa que te dejes pisotear o destruir. Has de protegerte a ti mismo y a los demás. Si necesitas encarcelar a alguien porque es peligroso, debes hacerlo, pero con compasión. Tu motivación es evitar que esa persona siga su curso de destrucción y alimente su ira.

Para ser compasivo no necesitas ser un monje, puedes ser un policía, un juez o el guardia de una prisión. Pero como policía, juez o guardia de una prisión, necesitamos que seas un Bodhisatva, un ser con una gran, compasión. Aunque tengas que ser muy firme, mantén siempre viva la compasión que hay en ti.

Y si practicas el vivir conscientemente, has de ayudar a que el policía actúe movido por la compasión y no por el miedo. En nuestra época los policías están llenos de miedo, cólera y estrés porque han sido agredidos en muchas ocasiones. La gente que odia a los policías y los insulta, lo hace porque no los comprende. Por la mañana, cuando un policía se pone el uniforme y se ajusta el revólver, no está seguro de si volverá a casa vivo por la noche. Los policías sufren mucho, y sus familias también. No disfrutan pegando a la gente ni disparándole, pero como no saben manejar los bloques de miedo, sufrimiento y violencia que hay en ellos, se convierten en víctimas de la sociedad como les ocurre a otras personas. Si eres un jefe de policía que comprende de verdad la mente y el corazón de la gente que trabaja en la fuerza policial, te prepararás de tal modo que nacerá la compasión y la comprensión en tu corazón. En tal caso, podrás educar y ayudar a los hombres y mujeres policías que han de patrullar por la calle cada mañana y cada noche, para realizar la dura tarea de velar por la paz de la ciudad.

BUSCANDO SEGURIDAD


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