domingo, 26 de julio de 2015

RELACIONES IMBERBES


¿Qué podemos decir de aquellas relaciones de pareja en las que los enamorados son casi unos niños y se han ido a vivir juntos? Me refiero a los matrimonios imberbes, patrocinados o no por los padres. Hemos dicho que el amor no tiene edad, pero a veces hay que ponerle pañales. Si apenas puedo con mi vida, ¿cómo voy a congeniar con otra? He atendido a muchos jóvenes, casi adolescentes, que intentaban llevar una vida de pareja adulta imposible. Mi conclusión no es optimista: la mayoría de estas relaciones no funcionan o requieren de mucha ayuda profesional para salir adelante.

Hay un tiempo cronológico y mental para sentar cabeza y otro para volar sin freno, y por eso crear «madurez» o «juventud» en el consultorio es imposible. 

QUIERO SABER SI TODAVÍA COTIZO


«Quiero saber si todavía cotizo»

Esta motivación se desprende de un problema más complicado. Podríamos llamarlo el síndrome del actor o la actriz en decadencia. Por ejemplo, muchas personas que fueron famosas convierten la edad de oro en una tragedia porque se apegan a lo que fueron y ya no son. He conocido actores y actrices maduros que sin ser ancianos se avergonzaban de sus arrugas y pasaban gran parte de su tiempo encerrados mirando vídeos y fotos del pasado (recordemos a Greta Garbo). Entregar el poder personal a los demás y dejar que la aprobación social, los aplausos, la fama o los piropos le den sentido a nuestra vida es depositar nuestra felicidad en los demás.

En otros casos, negarse a envejecer y a pasar de moda hace que algunas personas pierdan el sentido de la proporción, sobre todo de la estética, y desarrollen actitudes ajenas a su edad tratando de recuperar la juventud perdida. Te los encuentras en cualquier parte y es como si llevaran un anuncio: «Yo me mantengo joven, ¿y tú?». A lo cual yo respondería: «¡Yo no, afortunadamente!». ¿Cuál es el indicador que toman para escamotearle años o meses a la madurez y el envejecimiento natural?: la conquista, el acto de generar deseo en los demás. Es verdad que social y médicamente hablando los cincuenta de hoy se parecen a los treinta de antes, sin embargo, también es cierto, como ya dije, que cada edad tiene su encanto, si la aceptamos con naturalidad.

NO TE ROBES


sábado, 25 de julio de 2015

CRECER


Desde el principio mismo hasta el final, mirar en nuestro propio corazón para descubrir la verdad no es sólo cuestión de honestidad, sino también de compasión y de respeto por lo que vemos.

EN MI OFICINA TENGO un rollo de pergamino con una caligrafía japonesa y un cuadro de Bodhidharma, el maestro Zen. Bodhidharma es un hombre gordo, con aspecto enojado y las cejas muy pobladas. Parece que tuviera indigestión. La caligrafía dice: «Encuentras al Buda mirando directamente a tu propio corazón.»

Escuchar charlas sobre el dharma y sobre las enseñanzas del Buda o practicar la meditación no es otra cosa que estudiarnos a nosotros mismos. Estemos comiendo, trabajando, meditando, escuchando o hablando, la única razón por la que estamos en este mundo es para estudiarnos a nosotros mismos. De hecho, se ha dicho que el estudiarnos a nosotros mismos nos proporciona todos los libros que necesitamos.

Quizá la razón por la que existan charlas y libros sobre el dharma sea la de ayudarnos a entender esta enseñanza tan simple: que toda la sabiduría acerca de cómo nos causamos sufrimiento a nosotros mismos, y toda la sabiduría sobre lo alegres, vastas y simples que son nuestras mentes —ambas cosas: la comprensión de lo que podríamos llamar neurosis y la sabiduría de la verdad incondicionada— sólo pueden hallarse en nuestra propia experiencia.

RETRATO DE UN PERSEVERANTE


La historia dice que este hombre fracasó en los negocios y cayó en bancarrota en 1831. Fue derrotado para la Legislatura de 1832. Su prometida murió en 1835. Sufrió un colapso nervioso en 1836. Fue vencido en las elecciones de 1836 y en las parlamentarias de 1843, 1846, 1848 y 1855. No tuvo éxito en su aspiración a la Vicepresidencia en 1856, y en 1858 fue derrotado en las elecciones para el Senado.

LA VIDA ES SIMPLE


viernes, 24 de julio de 2015

TEORÍA DEL 1 + 1 = 3


El amor saca de su aislamiento a la personalidad individual conduciéndola a “nosotros” de la completud. La idea de la media naranja, fantasía de la pareja como una unidad, se apoya en esta concepción de ser uno con el otro, de que los dos renunciemos a nuestra identidad para construir un yo superior mas elevado y poderoso.

Platón cuenta que los seres humanos fueron alguna vez mitad masculinos y mitad femeninos, de hecho tenían dos caras, cuatro manos y genitales de ambos sexos. Esta unidad, parece ser, los volvía extremadamente poderosos, y estos hermafroditas empezaron a desafiar a los dioses. El Olimpo no era un lugar donde vivían deidades capaces de tolerar las rebeldías, así que los dioses decidieron matar a los humanos. Cuenta el mito que a último momento una toma de conciencia narcisista los frenó: “Si los matamos a todos no habrá quien nos adore y nos ofrezca sacrificios”. Zeus ideó la solución: “Cortaré a cada uno de los humanos en dos mitades con vida propia, así su fuerza disminuirá y no habrá mas desafíos”. La idea fue aplaudida y la escisión tuvo lugar. Apolo volvió invisibles las heridas. Y los humanos divididos en hombres y mujeres empezaron a poblar la tierra. Sin embargo, cuenta la leyenda que el esfuerzo de todo el Olimpo no puedo evitar que quedara algo del recuerdo de aquella unidad y que por eso los seres humanos siguen buscando permanentemente su otra mitad, para recuperar su fuerza y completud.

TEORÍA DEL ENRIQUECIMIENTO ESPIRITUAL.


La visión espiritualista del amor incorpora las nociones místicas de todos los tiempos y culturas.

Encontramos al otro con quien compartimos la sensación de ser incompletos y nos valemos de nuestras ventajas para completarnos, para complementarnos, para formarnos. El contacto con el otro nos permite indagar en nuestras carencias, buscar, formarnos, darnos cuenta, cambiar, crearnos, descubrirnos mejores.

La pareja permite que yo descubra y tenga el placer de ayudar a que el otro se descubra.

La pareja constituye, pues, un encuentro privilegiado en mi camino hacia mi mismo, un encuentro simultáneo con lo otro y con lo mismo. Se parte de uno para llegar a la unidad.

El encuentro en pareja da lugar a la novedad, un espacio compartido que propicia el conflicto y la creación de nuevos paradigmas.

Si, como ya dije, el encuentro con el otro es siempre una nueva oportunidad para encontrarse con uno mismo, el vínculo de pareja es en ese sentido el mejor de los encuentros.

En este encuentro los dos marchamos hacia la meta de la individualidad pero juntos.


Extracto del libro:
El Camino del Encuentro
Jorge Bucay
Fotografía  tomada de internet

SIN REMORDIMIENTO DE CONCIENCIA


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