Como ya sabemos, hay diferentes intensidades en los vínculos afectivos que establecemos con los demás.
En un extremo están los vínculos cotidianos sin demasiado compromiso ni importancia, a los que mas que encuentros prefiero llamar genéricamente cruces. Y los llamo así porque funcionan como tales: el camino de un hombre y de una mujer se acerca, y se acercan hasta que consiguen tocarse, pero en ese mismo instante de unión empiezan a alejarse, alejarse y alejarse.