martes, 24 de diciembre de 2024

COLÓCATE EN EL CAMPO DE LA BATALLA


Los jefes militares han pensado en este asunto desde que los ejércitos existen: ¿cómo motivar a los soldados, volverlos más agresivos, más temerarios? Algunos generales han confiado en la oratoria ardiente, y los particularmente buenos en esto han alcanzado cierto éxito. Pero hace más de dos mil años, el estratega chino Sun Tzu terminó por creer que escuchar discursos, por vehementes que fueran, era una experiencia demasiado pasiva para tener un efecto duradero. 

Sun Tzu se refirió en cambio al “campo de la muerte”, un lugar en el cual poner a un ejército contra un accidente geográfico como una montaña, río o bosque y sin vía de escape. Sin una vía de retirada, argumentaba Sun-tzu, un ejército pelea con el doble o triple del espíritu que tendría en descampado, porque la muerte está visceralmente presente. 

Sun Tzu abogaba por apostar deliberadamente a los soldados en el campo de la muerte para darles el filo temerario que hace que los hombres peleen como demonios. El mundo está regido por la necesidad: la gente cambia de conducta sólo si tiene que hacerlo. Sentirá urgencia sólo si su vida depende de eso.

Ley cotidiana: Ponte en situaciones donde te sea demasiado riesgoso perder tiempo o recursos: si no puedes permitirte perder, no lo harás. Colócate en el “campo de la muerte”, donde tengas la espalda contra la pared y tengas que pelear como perro para salir vivo.

Las 33 estrategias de la guerra, Estrategia 4: Genera una sensación de urgencia y desesperación. La estrategia del campo de la muerte.

***Las leyes para todos los días: Meditaciones sobre poder, seducción, maestría, estrategia y naturaleza humana. Robert Greene.

domingo, 15 de diciembre de 2024

CREA UNA CONCIENCIA FÍSICA DE LA MUERTE


Para los samuráis japoneses, el centro de nuestros nervios más sensibles y nuestra conexión con la vida era el estómago, las vísceras; ése era también el centro de nuestra conexión con la muerte, y ellos meditaban en esa sensación lo más posible, para crear una conciencia física de la muerte. Más allá de esto, también podemos sentir algo similar en los huesos cuando nos fatigamos. A menudo percibimos esa misma sensación física antes de caer dormidos: sentimos por unos segundos que pasamos de una forma de conciencia a otra, y ese deslizamiento tiene el sabor de la muerte. No hay nada que temer en esto; de hecho, si seguimos esa dirección, disminuiremos en gran medida nuestra ansiedad crónica.

Ley cotidiana: También podemos usar nuestra imaginación para esto, visualizando el día que nos llegue la muerte, dónde podría ser, cómo podría venir. Debemos hacer esto tan vívido como sea posible. Podría ser mañana.

Las leyes de la naturaleza humana, 18: Medita en nuestra mortalidad común. La ley de la negación de la muerte.


***Las leyes para todos los días: Meditaciones sobre poder, seducción, maestría, estrategia y naturaleza humana. Robert Greene.











domingo, 5 de noviembre de 2023

EL ALMA ES ILIMITADA


 

ENAMORARSE

En algún momento de tu vida, probablemente hayas tenido la experiencia de enamorarte. De repente, en presencia de otra persona (o de una obra de arte, una flor, una pieza musical, una puesta de sol..., ¡porque puedes enamorarte de infinidad de maneras!), hay un simple asombro, fascinación, admiración. El pasado y el futuro desaparecen, la ilusión del tiempo se derrumba, y solo hay lo que es..., y es un milagro inefable. Ves realmente a quien, o a lo que, tienes delante. Sientes que por fin has encontrado lo que buscabas. Lo que siempre habías buscado está justo aquí, delante de ti. Es como volver a casa, como si algo de ti hubiera encontrado reposo.

Pero la verdad es que no has encontrado el amor. Nadie ha encontrado el amor jamás..., ¡como si, de entrada, el amor fuera algo que uno puede perder! En realidad no has encontrado lo que buscabas; lo que ha sucedido es que, por un momento, tu búsqueda de amor se ha acallado. No es que el buscador haya encontrado el amor, ¡sino que el buscador ha desaparecido! Se ha detenido la búsqueda. Has dejado brevemente de buscar amor, y el amor que siempre había estado aquí se ha revelado. De repente, no había buscador, ni tiempo en el que buscar. De repente, no había nadie que estuviera separado de la vida. Había únicamente vida, en todo su misterio, su grandeza y su sencillez atemporal.

«Amor» es una palabra tan apropiada como cualquier otra para referirnos a lo que queda cuando la separación entre nosotros y los demás se disuelve. «Amor» hace referencia a la intimidad que palpita en lo más profundo de la experiencia presente, una intimidad que está siempre aquí, pero que rara vez advertimos.

La ilusión de la separación empieza cuando el pensamiento dice: «Te amo». En otras palabras, yo, una persona separada, te amo a ti, otra persona separada. Tú me das el amor que buscaba. Tú completas mi búsqueda de amor. Tú eres el final de mi búsqueda. Es grandioso y sobrecogedor estar en presencia de alguien que encama de este modo el final de tu búsqueda. Es como estar cara a cara con Dios. No es de extrañar que cuando estás enamorado te flaqueen las piernas en presencia de tu amante o de tu gurú espiritual. No es de extrañar que a veces el sentimiento no quepa en ti. No es de extrañar que sientas que tienen sobre ti un extraño poder, ya que, inconscientemente, proyectas en ellos un poder que no poseen.

«Yo» no me enamoro de «ti». Lo que en realidad sucede es que la ilusión del «yo» y del «tú» cae, se desprende de golpe...; eso es el amor. Por eso, a «enamorarse» en inglés lo llamamos falling in love, literalmente «caer en el amor», porque la ilusión de la separación cae, y lo que queda es el amor que siempre ha estado presente, pero que hemos pasado por alto mientras lo buscábamos.


Nunca ha habido dos personas que se hayan enamorado. El amor es la muerte de «dos»; es donde la ilusión de la separación termina.

En el instante en que creo que cualquier persona puede completarme, surge en mí el deseo de aferrarme a ella, de poseerla, de que me pertenezca, de retenerla conmigo. Cuando me olvido del amor que está siempre aquí, del amor que soy en esencia, y caigo en la ilusión de que el amor está contenido, de algún modo, en otra persona, quiero hacerla «mía». Si indagas a fin de descubrir cuál es el origen del conflicto en las relaciones, probablemente descubrirás que en la mayoría de los casos se reduce a esta ilusión básica de la posesión: «Me perteneces», «Eres mía», «Mi novia», «Mi novio», «Mi marido», «Mi esposa», «Mi pareja», «Mi amiga». «Y necesito que sigas siendo mía, porque ¿qué sería yo sin ti?».

¿De verdad tiene alguien el poder de completarte? ¿Hay alguien que contenga la completitud que buscas? ¿Puede alguien darte de verdad amor? ¿O es el amor que buscas en otra persona, en realidad, el amor —la profunda aceptación— que ya eres? ¿No será que en realidad te buscas a ti mismo, de un millón de maneras distintas?

En la realidad, ¿puede alguien de verdad ser mío? ¿Puede otra persona ser propiedad tuya? ¿Hace referencia a algo real la palabra «mío», a algo que no sea un relato del pensamiento que aparece en el momento? No tiene nada de malo, por supuesto, creer que alguien es tuyo y que te completa. Es un cuento muy bonito que contar una y otra vez, si eso te hace feliz. Pero he aquí el problema: cuando intentas retener a alguien, inevitablemente empezarás a manipularlo de maneras sutiles y no tan sutiles. Cuando buscas el amor, la aprobación, la aceptación, el elogio o incluso la comprensión de otro ser humano, da igual quién sea, inevitablemente empiezas a decir y a hacer cosas para agradarle, para influir en él y para controlarlo, para ganártelo, para que siga en tu vida, para impedir que te deje. Y todo nace de tu miedo a la pérdida y, en última instancia, de tu miedo a estar solo e incompleto otra vez. Por supuesto, el resultado de esta manipulación es siempre el dolor, tanto para ti como para la persona a la que tratas de controlar.

Cuando intentamos retener a aquellos a quienes amamos, nuestro amor se vuelve condicional. Nos olvidamos de que el amor es incondicional por naturaleza, lo mismo que el océano es incondicional al acoger y aceptar sus olas. Nos olvidamos de quiénes somos realmente y empezamos a buscar el amor fuera de nosotros. Nos olvidamos de que el amor nunca es resultado de la manipulación. Y nunca se puede perder o ganar; simplemente es.

Tal vez no busques la iluminación, las riquezas, la fama, o el éxito, pero ¿hasta qué punto te aferras, manipulas o intentas cambiar a otros seres humanos en tu búsqueda de amor? ¿Hasta qué punto está siendo tu búsqueda origen de conflictos en tus relaciones más íntimas? ¿Hasta qué punto evitas expresarte realmente delante de las personas que quieres retener en tu vida, por miedo al rechazo o a perderlas del todo? Es bastante probable que, si hay conflicto en tus relaciones personales íntimas, se deba a que buscas algo que la otra persona no puede darte. Vamos a profundizar un poco más.



Extracto del libro:
La más profunda aceptación
Jeff Foster
Fotografías tomadas de Internet

lunes, 26 de junio de 2023

BUSCANDO LA MENTE AQUIETADA


He estado viéndote en vídeo, y he sentido una gran claridad y 
revelación. Ha habido días en los que me he sentido muy centrado y la mente ha estado muy serena. En el pasado he hecho mucha meditación y tengo esta idea de que verdad o iluminación significan una mente aquietada. Ahora la meditación ya no parece funcionar para mí. Cuando me siento a meditar me pregunto quién está haciéndolo, y simplemente no ocurre.

¿Qué es lo que no ocurre?

Sencillamente ya no es satisfactorio. He practicado la Meditación Trascendental y otras técnicas y he visto que la meditación sigue siendo algo de la mente.

Entiendo que la palabra meditación significa "no-mente". El momento de meditación es el momento en que se reconoce que la no- mente está en el núcleo de toda aparición de la mente.

Tengo esos momentos de reconocimiento periódicamente a lo largo del día, pero generalmente, cuando tengo un pensamiento, me pierdo en él.

¿Te pierdes? ¿O quizá ese pensamiento: "Estoy perdido en mis pensamientos", simplemente es otro pensamiento que te estás creyendo? Asumimos que los pensamientos tienen validez, pero comprueba y verás. ¿Estás perdido en tus pensamientos?

No en este momento. Pero cuando vuelvo a mi otra vida la mente sigue parloteando, y siento que debería estar callada.

¿No es ese pensamiento, "siento que la mente debería estar callada", el más ruidoso de todos? Pero, de algún modo, crees que ese pensamiento particular es válido, como si fuera un "super" pensamiento.

¿El de estar callada?
Sí, el pensamiento de que la mente debería estar callada. Los pensamientos: "La mente debería estar callada... pero, ¿por qué no lo está?" Crees en la autoridad de esos pensamientos y creer en ese dominio es una alteración de la quietud. El silencio está presente de manera natural. No es una cuestión de que debería estar aquí.

Cuando piensas: "Estoy perdido en mis pensamientos, y no debería estarlo", simplemente detente un minuto y cuestiona esa suposición. Cuestionar directamente la suposición es preguntarte: "¿Quién está perdido?"

Sí. Cuando todo ese parloteo mental continúa, me pregunto:
"¿Quién está escuchando todo esto?"

¿Y qué descubres?
Nadie.

Y en ese momento, ¿dónde está el parloteo mental?
En ese momento no está en ninguna parte. Pero después ese instante se pasa, y la verborrea-mental vuelve a empezar.

Correcto. Los pensamientos siguen volviendo porque han sido alimentados vida tras vida. No sólo durante tu vida, sino durante las de tus antepasados, las de tus vecinos y durante todas las vidas colectivas de pensamientos que han sido nutridos con más de ellos.

El pensamiento es un poder muy hermoso. No es el enemigo.

Sólo es pensamiento. Es un producto de la imaginación y puede ser exquisito. Es capaz de ser un velo precioso sobre la realidad o uno horrible. Pero cuando se investiga el pensamiento, se descubre que no está separado de la conciencia misma.

Es la conciencia jugando consigo misma. Pero en ese juego, de algún modo ella piensa que está perdida y ese pensamiento genera otros pensamientos sobre cómo encontrarse a sí misma, sobre lo que se necesita y lo que no se hizo bien. Cada capa de pensamiento se tensa más y más, su enredo aumenta.

Da la sensación de que los pensamientos son algo que se fuera juntando y apretando.

De acuerdo, esa es la sensación que dan. Pero, cuando investigas el pensamiento, ¿qué es?

Es lo mismo que el vacío.

Correcto. Esto es evidente. No es esotérico. No es porque hayas hecho cien mil postraciones, o porque hayas estado practicando la meditación o porque no lo hayas hecho. Simplemente, cuando investigas directamente la naturaleza del pensamiento, la atención de la mente se vuelve hacia sí misma, hacia la autoindagación, en lugar de girarse hacia fuera, de construir pensamientos sobre pensamientos.

¿Quién está realmente aquí? ¿Qué está realmente aquí? ¿Qué está pasando verdaderamente? Nada puede sobrevivir a esta investigación excepto la nada absoluta.

¿Se llega alguna vez a un punto en el que el silencio es más aparente que los pensamientos?
¿A quién le importa? En este momento, dime, ¿a quién le importa?

No lo sé.

Cuando realmente diriges tu atención hacia el silencio, ¿continúa la medición? ¿Sigue habiendo más comprobación para ver si ya he llegado allí?

Ahora mismo no. Pero es muy fácil en tu presencia.

Este es el sentido de esta relación, darse cuenta de lo fácil que es la autoindagación; Este regalo viene de Ramana y de Papaji.

Experimenta la falta de esfuerzo que supone, la absoluta facilidad, y aprovecha la oportunidad para dejar de adorar los pensamientos y de creer en ellos. Ni de que los pensamientos estén equivocados. No se trata de quedarse en blanco.

Simplemente es cuestión de ver que los pensamientos son pensamientos, y de que lo que no es pensamiento, lo que no puede ser pensamiento, es quien tú eres.



Extracto del libro:
Libertad y resolución
Gangaji
Imágenes tomadas de Internet
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