jueves, 17 de marzo de 2022
35.VERBALISMO IGNORANTE.
Observemos que las relaciones de todas clases o casi todas padecen la enfermedad de la verborrea. En la familia, en la escuela, en la universidad, en el amor (no así en el sexo), en la psicoterapia, en la política o en la ley prevalece la teoría sobre la práctica. A las palabras, los discursos, las protestas, se han asociado las emociones y los sentimientos restándoles de la acción. Esta caricatura literaria ha elevado las afirmaciones y negaciones verbales a la categoría de dogma personal, dando y quitando la razón como si fuéramos dioses psiquiátricos a quien no esté de acuerdo. Semejante exageración, especialización o extremosidad, como todas, padece los desequilibrios de hablar por hablar, hablar sin saber…
Acompañada de la imagen, alimento de la pasividad, que la televisión sobredesarrolla, la mente verbal, de la especulación y la opinión, desautorizadas por la ausencia de experiencia, parecen resucitar, sin solera, el tiempo de la retórica, habilidad elegante y juego, del hablar sin decir nada.
Un fenómeno invasivo que caracteriza la cultura juvenil y refuerza los tópicos obsesivamente, es la canción y las músicas. Este fenómeno cultural abandonado a la suerte de los que se lucran de él, consigue reunir a su alrededor a todas las adicciones en las que pican los más débiles: música, discoteca, ropas, marcas, móvil, estimulantes, alucinógenos, crack, alcohol, sexo, prostitución, violencia, histeria y trance colectivo, bandas, camellos, blancas… en toda su destructividad..
La mejor crítica a tan enfermizo exceso es la Práctica del silencio del que escucha y aprende a escuchar, la Práctica del que sólo se permite hablar cuando es preguntado y tiene algo que decir, que es la palabra ajustada al Camino, el pensamiento, el sentimiento y la acción unificadas.
Bibliografía:
La luciérnaga ciega: Soko Daido Ubalde
Fotografía tomada de internet
miércoles, 16 de marzo de 2022
1. EL GRAN CAMINO.
VAMOS A ENTRAR EN EL MARAVILLOSO MUNDO de la no-mente de un maestro zen. Sosan es el tercer patriarca zen. No se sabe mucho sobre él; así es como debe ser, porque la historia sólo registra la violencia. No registra el silencio; no puede. Lo único que registra son los conflictos. Siempre que alguien se queda realmente en silencio desaparece de todos los archivos, ya no forma parte de nuestra locura. Así es como debería ser.
Sosan fue durante toda su vida un monje errante. Nunca se quedó en ningún sitio; siempre de paso, yendo, moviéndose. Era un río; no era un estanque, no era estático. Era un constante movimiento. Eso es lo que Buda quiere decir al llamar errantes a sus monjes: no que sólo deberían vivir sin hogar en el mundo exterior, sino también en el interior, porque siempre que construyes un hogar, te aferras a él. Así, ellos debían permanecer sin echar raíces; no había más hogar para ellos que el Universo entero.
Incluso una vez que su iluminación fue un hecho reconocido, Sosan continuó en su antiguo estilo de vida de vagar mendicante. Y nada en él era especial. Era un hombre ordinario, un hombre del Tao. Una cosa quisiera decir, y tenéis que recordarla: el zen es un cruce de razas. Y al igual que de un injerto salen flores más hermosas y de un cruce de razas nacen niños más hermosos, lo mismo ocurrió con el zen. El zen es un cruce entre el pensamiento de Buda y el de Lao Tse. Es un gran encuentro, el mayor que jamás haya tenido lugar. Por eso el zen es más hermoso que el pensamiento de Buda o que el de Lao Tse. Es un raro florecimiento de las más altas cumbres y del encuentro de esas cumbres. El zen no es ni budista ni taoísta, pero contiene a ambos. La India es un poco demasiado seria acerca de la religión; un pasado largo, un enorme peso sobre la mente de la India, han hecho que la religión se haya vuelto seria. Lao Tse siempre hizo el ridículo; a Lao Tse se le conoce como "el viejo chiflado". No es serio en absoluto; de hecho no puedes encontrar a un hombre menos serio que él. El pensamiento de Buda y el de Lao Tse se encontraron, la India y China se encontraron, y de ahí nació el zen. Y Sosan estaba ahí justo al comienzo, junto a la fuente original, cuando el zen salía del útero. Él lleva consigo lo fundamental. Su biografía no tiene ninguna importancia, porque siempre que un hombre se ilumina carece de biografía. Deja de identificarse a la forma, así que su nacimiento o su muerte son hechos irrelevantes. Por eso en Oriente nunca le hemos dado importancia a las biografías o a los hechos históricos. Aquí nunca ha existido esa obsesión. Esa obsesión ha llegado ahora de Occidente; entonces la gente se ha ido interesando más por cosas irrelevantes. ¿Qué más da que un "Sosan" haya nacido un año u otro? ¿Qué importancia tiene cuándo muera?
Sosan es lo importante, no su llegada o su salida de este mundo o de este cuerpo. Las llegadas y las salidas son del todo irrelevantes. Lo único importante está en el ser. Y estas son las únicas palabras que Sosan pronunció. Recuerda, no son palabras, porque proceden de una mente que ha transcendido las palabras. No son especulaciones, son auténticas experiencias. Todo lo que dice, lo sabe.
Él no es un hombre con conocimientos, es un sabio. Ha penetrado en el misterio, y todo lo que trae consigo tiene un enorme significado. Puede transformarte completamente, totalmente. Si le escuchas, el mero hecho de hacerlo puede transformarte, porque todo lo que dice es oro puro.
Pero aún así es difícil debido a la distancia entre tú y él: tú eres una mente y él es una no-mente. Aunque él use palabras, está diciendo algo en silencio; y tú, aunque te quedes callado, sigues charlando por dentro.
Del libro:
Hsin Hsin Ming: El libro de la nada
Osho
Fotografía tomada del internet
martes, 15 de marzo de 2022
LA ESCUCHA PROFUNDA Y LA PALABRA AMOROSA
Cuando la comunicación se interrumpe, todos sufrimos. Cuando nadie nos escucha ni nos entiende, somos como bombas a punto de explotar. Pero la escucha compasiva posibilita la curación. A veces, diez minutos de escucha profunda son suficientes para transformarnos y esbozar una sonrisa en nuestros labios.
Muchos de nosotros hemos perdido la capacidad de escuchar y emplear palabras amorosas en el marco de nuestra familia, en la que quizás no haya nadie capaz de escuchar. Así pues, incluso en el seno de nuestra familia, nos sentimos muy solos. Entonces acudimos a un terapeuta, esperando que sea capaz de escucharnos. Sin embargo, son muchos los terapeutas que también albergan un gran sufrimiento interno y que, en ocasiones, no pueden escuchar tan profundamente como les gustaría. Por ello, si realmente amamos a alguien, tenemos que aprender el arte de la escucha atenta.
También tenemos que acostumbrarnos a utilizar palabras amables. Hemos perdido la capacidad de decir las cosas sosegadamente, nos irritamos con mucha facilidad y, cada vez que abrimos la boca, nuestras palabras son agrias o amargas. Hemos perdido la capacidad de hablar bondadosamente y, en ausencia de esta capacidad, no lograremos nuestro objetivo de restablecer la armonía, el amor y la felicidad.
En el budismo se habla de los bodhisattvas, seres sabios y compasivos que permanecen en este mundo con la intención de aliviar el sufrimiento de los demás. El bodhisattva Avalokiteshvara, también llamado Kuan Yin, tiene una gran capacidad para escuchar con presencia y compasión genuinas. No en vano es conocido por su capacidad de escuchar y entender los gritos de sufrimiento del mundo.
Tienes que practicar la inspiración y la espiración atenta para que la compasión permanezca siempre contigo y puedas escuchar sin dar consejo ni emitir juicio alguno. Puedes decirte: «Estoy escuchándole porque quiero aliviar su sufrimiento». Eso es lo que se denomina escucha compasiva. Debes prestar atención de modo tal que la compasión permanezca contigo todo el tiempo que estés escuchando. En eso, precisamente, consiste este arte. Si en mitad de la escucha afloran la irritación o el rechazo, no podrás seguir escuchando profundamente.
Tienes que practicar de modo tal que, cada vez que afloren la irritación y el enfado, puedas respirar atentamente y mantener en tu interior la compasión. Poco importa lo que diga la otra persona, si su manera de ver es injusta o si nos insulta o condena, debemos seguir sentados, en completo silencio, inspirando y espirando.
Si no estás en buena forma o si te parece que no puedes seguir escuchando de ese modo, házselo saber a tu interlocutor y dile:
«¿Podríamos, querido amigo, reanudar esta conversación dentro de unos días? Necesito tiempo para descansar y entrenarme para poder escucharte mejor». Para recuperar tu capacidad de escucha compasiva, ejercita el paseo meditativo, la respiración consciente y la meditación sedente.
Extracto del libro:
Miedo
Thich Nhat Hanh
Fotografía tomada de internet
lunes, 14 de marzo de 2022
EL GRAN CAMINO
El Gran Camino no es difícil
para aquellos que no tienen preferencias.
Cuando ambos, amor y odio, están ausentes
todo se vuelve claro y diáfano.
Sin embargo, haz la más mínima distinción,
y el cielo y la tierra se distancian infinitamente.
Si quieres ver la verdad,
no mantengas ninguna opinión a favor o en contra.
La lucha entre lo que a uno le gusta
y lo que le disgusta
es la enfermedad de la mente.
Del libro:
Hsin Hsin Ming: El libro de la nada
Osho
Fotografía tomada del internet
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