sábado, 19 de febrero de 2022

PODRÍA DECIRSE (SOBRE LAS OPORTUNIDADES)

 


EL GUERRERO


"puedo decir del amor que tuve
que no es inmortal puesto que es llama
pero que es infinito en tanto dure..."
Vinicius de Moraes

El cuerpo gigantesco del guerrero sumerio estaba arado de cicatrices y su piel curtida por el sol y la nieve.

Su nombre era Jormá, y cuenta esta historia que cierta vez, mientras cabalgaba con tres de sus amigos de una ciudad a otra, sufrieron una emboscada a manos de sus más crueles enemigos.

Los cuatro guerreros combatieron con fiereza pero sólo Jormá consiguió sobrevivir, sus tres amigos cayeron muertos durante la lucha.

Ensangrentado y exhausto, Jormá se dió cuenta de que necesitaba descansar, reponer fuerzas y sanar sus heridas.

Miró a su alrededor en busca de un lugar seguro y divisó una pequeña caverna excavada en una montaña cercana.

Casi arrastrándose llegó hasta allí y una vez dentro de la cueva, extendió sobre el piso su piel de osos y se quedó profundamente dormido.

Horas o días después, lo despertó el hambre.

Sintió que su estómago reclamaba algo caliente. Todavía dolorido Jormá decidió salir a juntar algunas ramas y troncos secos para prender un pequeño fuego en su guarida transitoria y comer así un poco de la carne salada que llevaba consigo.

Cuando la luz de las llamas iluminó el interior del refugio, el guerrero no podía creer lo que veía: El reducto que había encontrado no era simplemente una cueva, era un templo, un templo excavado en la roca.

... Por las inscripciones y los símbolos, el sumerio descubrió que el templo había sido construido en honor a un sólo dios...

El dios Gotzú.

Jormá había aprendido a desconfiar de las casualidades , y quizás por eso no dudó en pensar que sus pasos habían sido conducidos hasta la cueva por el mismísimo dios del templo, para poder así guardar su sueño.

Jormá concluyó que esta era una señal:

Desde entonces encomendaría su espalda al dios Gotzú.

Se quedaría allí hasta que sus heridas curasen.

Mientras tanto, prendería un gran fuego debajo del altar que presidía la inmensa imagen en piedra del dios y cazaría algún animal al que sacrificar en su honor.

Cinco días y cinco noches más estuvo el guerreo en la cueva de la montaña, reponiéndose y honrando a Gotzú.

Durante ese tiempo nunca dejó que se apagara la llama que iluminaba el altar.

Al sexto día, Jormá se dio cuenta de que era hora de seguir su camino, y quiso dejar, antes de partir, una ofrenda a Gotzú en señal de gratitud.

- Una llama eterna - pensó - pero ¿cómo conseguirla?

Jormá salió de la cueva y se sentó en una roca al borde del sendero a meditar sobre el problema.

Sabía que un poco de aceite ayudaría a mantener la llama, pero no era suficiente.

Pensó, por un momento que quizás debía buscar mucha leña, tanta como para que nunca se consumiera; tanta, que durara eternamente... pero rápidamente se dio cuenta de lo vano del esfuerzo... mucha madera aumentaría la intensidad del fuego pero no la duración de la llama...

Un monje, de túnica blanca, que caminaba por el sendero se detuvo frente a Jormá.

Tal vez de puro curioso o quizás por la sorpresa de ver a un guerrero en tan reflexiva actitud, el caso es que el monje se sentó frente al sumerio y se quedó inmóvil mirándolo como si pasara a ser parte del paisaje.

Horas después, cuando el sol ya caía, Jormá, todavía seguía pensando...

Lo ocupaba tanto su problema que no se sorprendió demasiado, cuando el monje le habló:

- ¿Qué te pasa guerrero?. Parece preocupado... ¿Puedo ayudarte?.

- No lo creo - dijo el guerrero - Esta cueva, mi señor, es el templo del dios Gotzú, a quien hace cinco lunas he consagrado como mi protector, el destinatario de mis oraciones, el objeto último de mi lucha. Pronto deberé partir y quisiera honrarlo eternamente, pero no sé como conseguir que la llama que he encendido dure para siempre.

El monje meneó la cabeza y como si hubiera adivinado el camino que había recorrido el pensamiento del guerrero le dijo:

- Para que la llama sea eterna, necesitarás algo más que madera y aceite...

- ¿Qué cosa? - Se apuró a preguntar Jormá - ¿Qué más necesito?.

- Magia - dijo el monje secamente.

- Pero yo no soy mago, ni sé de magia.

- Sólo la magia puede conseguir que algo sea eterno.

- Yo quiero que la llama sea eterna - dijo el guerrero... y siguió - ... Si consigo la magia, ¿Me puedes asegurar que la llama para Gotzú será eterna?.

- ¿Asegurar?. Hace una semana ni siquiera sabías de la existencia de este templo a Gotzú... y hoy quieres para él, un homenaje eterno. Esto es lo que hoy deseas... ¿Es que acaso tú puedes asegurar que tu deseo será eterno?...

Jormá hizo silencio.

El guerrero se dio cuenta de que nadie podía afirmar la eternidad de un deseo...

El monje volvió a menear la cabeza y se puso de pie...

Se acercó a Jormá, y apoyándole la mano abierta en el pecho, y le dijo:

- Te diré un secreto:

¡La magia sólo dura mientras persiste el deseo!



Extracto del libro:
Cuentos para pensar
Jorge Bucay
Fotografía de Internet

jueves, 17 de febrero de 2022

LA ESPERANZA ES UNA FORMA DE POSTERGAR LA VIDA


 

LA MUERTE CONSCIENTE


 

ILUSION


Había una vez un campesino gordo y feo
que se había enamorado (¿cuándo no?)
de una princesa hermosa y rubia...

Un día, la princesa - vaya a saber por qué -,
le dió un beso al feo y gordo campesino...
y mágicamente éste se transformó
en un esbelto y apuesto príncipe
(por lo menos así lo veía ella...)
(por lo menos... así se sentía él.)



Extracto del libro:
Cuentos para pensar
Jorge Bucay
Fotografía de Internet

miércoles, 16 de febrero de 2022

EL LLAMADO DE TU CONSCIENCIA


 

EXPLORANDO EL CONTROL


P: Pienso que querer controlarlo todo en nuestras vidas es malo. Querer lograr 
que las cosas sucedan de cierto modo es causa de sufrimiento, y es un apego.

Deseo controlar las cosas en mi vida. Quiero controlarme a mi mismo y romper mis malos hábitos. Quiero que ciertas cosas sucedan de cierta manera. Pero no quiero atravesar por el sufrimiento que acompaña esa necesidad de estar en control. Espero que usted me pueda ayudar a reconciliar esa habilidad de hacer que las cosas sucedan y ser la causa y efecto de mi vida sin sentir temor de la potencial pérdida y sufrimiento que podrían surgir a raíz de ese control.

R: Seria más fácil si hubiese una sencilla respuesta para todo el tema del control. ¡Si intentar controlar las cosas en realidad fuese algo malo, entonces todos nos hubiésemos rendido hace mucho tiempo! Pero, intentar tener control es un impulso natural porque a veces funciona.

Para que un comportamiento sea reforzado, solo tiene que funcionar en algunas ocasiones. Por tanto, es natural que intentemos tener control de las cosas, incluso cuando hacerlo solo funcione ocasionalmente.

Muchas veces termina en un esfuerzo fallido e incluso sufrimiento.

La verdad es que tanto estamos en control como fuera de control en la vida. Esta es la naturaleza de la dualidad en este nivel de la realidad.

Sin embargo, esa no es la verdad total sobre el control.

Si no estamos completamente en control, ¿entonces qué es lo que controla? ¿Es la vida solamente una serie de eventos al azar, incluyendo las interacciones al azar de un grupo de individuos que aparentemente tienen libre albedrío, todos intentando controlar las cosas pero solamente lográndolo a veces? O ¿existe también algo mayor, una Presencia más sabía que afecta lo que ocurre? ¿Qué tal si una inteligencia divina dicta la vida? ¿Estamos entonces, nosotros en control de algo?

Tras todos los eventos de la vida, existe una sabiduría más profunda.

Sabe qué debe suceder y la mayor parte del tiempo logra que suceda. Digo "la mayor parte del tiempo" porque esta inteligencia mayor en realidad no tiene prisa para llegar a un punto, tiene toda la eternidad para lograrlo. Le gustan las sorpresas y cambios que los aparentes egos traen al drama de la vida, y por tanto les deja interferir hasta cierto grado. Esto es debido a que sabe que no pueden hacer ningún daño real y a la larga llegará a donde desea de todos modos.

Uno de mis amigos tiene un sistema de navegación en su carro que le dice donde doblar. Le pregunte, ¿qué sucede si no doblas donde indica?

Me dijo, por un rato intenta que te devuelvas y dobles donde te había indicado. Sin embargo, si no lo haces, calculará una nueva ruta y te dará instrucciones basado en el hecho de que no doblaste. La inteligencia profunda es así. Le permite triunfar y fracasar en su intento por controlar las cosas, luego parte de ahí y provoca que acontezca aquello que en realidad necesita suceder.

Existe un juego dinámico entre la capacidad de nuestro ego de controlar las cosas y la capacidad del Ser de controlar las cosas. ¡Eso es una fórmula de sorpresas, misterios y drama! ¡Y también están todas esas aparentes personas intentando controlar las cosas! ¡Qué baile más loco!

Cuando podemos tener esta perspectiva mayor en relación a nuestros esfuerzos por controlar, naturalmente aflojamos el control del volante.

¿Por que esforzarnos tanto por controlar todo, incluso cuando hay tantas fuerzas en el camino? Esta perspectiva no hará que deje de controlar las cosas por completo, pero si aliviará su sentido de sufrimiento al respecto. Esos esfuerzos son naturales, pero no son tan importantes.

Usted maneja dentro de su mejor habilidad, pero no controla los resultados. A veces llega donde quiere ir, otras veces no. ¡Incluso, a veces llega a lugares mejores de los que esperaba!

Quizá el ego y todas sus fuerzas de control solo son una etapa de desarrollo necesaria. Una vez usted, como ego, ha llegado tan lejos como puede con sus propios esfuerzos, alcanza un punto donde solo puede seguir avanzando si se rinde. Sin embargo, rendirse no es algo que usted como ego, puede hacer. El ego solamente puede experimentar el dilema de su impulso por esforzarse y luego ver la inutilidad de su esfuerzo, hasta que algo más sucede, la rendición.

¿Qué hay más allá de su esfuerzo? ¿Qué está sucediendo ahora que no necesita ser controlado? Al plantear la pregunta, sin buscar respuestas, otra dimensión de la experiencia puede ser revelada, una dimensión llena de paz, alegría y amor. Este no es un lugar para controlar o dejar de controlar, sino uno que brinda apertura más allá de la experiencia de control.

Es aquí que el sufrimiento, nacido de nuestros esfuerzos por controlar, es resuelto y se convierte en disfrutar el baile de la vida. La pérdida solo es un giro más dentro del baile. Solo se hace el esfuerzo para continuar el movimiento y el baile. No existe un lugar de ir o no ir, nada de hacer o no hacer.



Extracto del libro:
Eso es eso
aka Nirmala
Fotografía tomada de internet

martes, 15 de febrero de 2022

AVANZAR CON LA RENDICIÓN


 

SAMSARA


 

LA MUERTE DE MI PADRE


La muerte de mi padre no fue en absoluto una muerte. O fue la muerte total. Y ambas cosas significan lo mismo. Esperaba que muriese de este modo. Murió de una manera envidiable: murió en samadhi, murió totalmente desprendido del cuerpo y de la mente.

Fui a verlo sólo tres veces durante todo el mes que estuvo en el hospital. Siempre que sentía que estaba justo en el límite, iba a verlo. Las dos primeras veces estaba un poco asustado porque si moría tendría que nacer otra vez; existía un pequeño apego al cuerpo. Su meditación se profundizaba cada día, pero unas pocas cadenas con el cuerpo estaban todavía intactas, no estaban rotas.

Ayer fui a verlo: estaba inmensamente feliz, ahora podía morir con una muerte verdadera. Ya no estaba interesado en el cuerpo. Ayer por la mañana temprano, a las tres, alcanzó su primer vislumbre de lo eterno e inmediatamente se hizo consciente de que ahora se moriría. Esta fue la primera vez que me llamó; las otras dos veces fui por mi propia voluntad. Ayer me llamó pues estaba seguro de que se moriría. Quería decir adiós y lo dijo hermosamente, sin lágrimas en los ojos, sin ningún anhelo por la vida.

Por lo tanto, de alguna manera no es una muerte, sino un nacimiento en la eternidad. Murió en el tiempo y nació en la eternidad. O es una muerte total; total en el sentido de que ya no volverá nunca más. Y ésta es la realización máxima; no hay nada mejor que esto.

Ayer por la mañana él era absolutamente consciente de que la muerte le llegaba. Y me llamó. Esta fue la primera vez que me llamó y en el momento en que lo vi, comprendí que no estaba más en el cuerpo. Todos los dolores del cuerpo desaparecieron. Por esto los doctores estaban desconcertados: el cuerpo funcionaba con absoluta normalidad. Que pudiese morir era lo último que los doctores se podían imaginar. Podía haber muerto cualquier día antes. Tenía un profundo dolor, había muchas complicaciones: su corazón no funcionaba bien, su pulso se estaba debilitando; había coágulos de sangre en el cerebro, en la pierna y en la mano.

Ayer estaba absolutamente normal. Le hicieron un chequeo y dijeron que parecía imposible; ya no había ningún problema, ningún peligro. Pero así es como sucede. El día del peligro, de acuerdo con los médicos, no parecía que fuera a morir. Las primeras veinticuatro horas, cuando fue ingresado en el hospital hace un mes, fueron las más peligrosas; tenían miedo de que muriera. No murió. Entonces, durante las siguientes veinticuatro horas, estaban indecisos, no podían asegurar si lo salvarían o no. Un cirujano sugirió cortarle la pierna completamente, porque si los coágulos de sangre comenzaban a formarse en otras partes sería imposible salvarlo.

Pero yo estaba en contra de que le cortaran la pierna, porque uno tiene que morir algún día, ¿por qué deformar el cuerpo y crear más dolor? Y el vivir, en sí mismo, no tiene ningún significado. Sólo prolongar la vida no tiene ningún sentido. Dije no. Se sorprendieron. Y cuando sobrevivió durante casi cuatro semanas, pensaron que yo tenía razón, que no había ninguna necesidad de cortar la pierna; la pierna estaba renaciendo, viviendo otra vez. También comenzó a caminar, por lo que el doctor Sardesai pensó que era un milagro. No tenía tantas esperanzas de que fuera capaz de caminar.

Ayer estaba perfectamente normal, todo normal. Y esto me dio la indicación de que ahora era posible la muerte. Si la meditación sucede antes de la muerte, todo se normaliza. Uno muere en perfecta salud, porque uno no está realmente muriendo sino entrando en un plano más alto. El cuerpo se convierte en un escalón.

Abandonó el mundo en silencio total, en alegría, en paz. Abandonó el mundo como una flor de loto; merecía la pena celebrarlo. Y estas son las ocasiones en las que aprendes cómo vivir y cómo morir. Cada muerte ha de ser una celebración, pero solamente puede ser una celebración si te conduce a planos más altos de la existencia.


FUENTE: OSHO: ‘Be Still and Know’, Septiembre de 1979, tomado de la dirección internet www.oshogulaab.com
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...