miércoles, 16 de febrero de 2022

EXPLORANDO EL CONTROL


P: Pienso que querer controlarlo todo en nuestras vidas es malo. Querer lograr 
que las cosas sucedan de cierto modo es causa de sufrimiento, y es un apego.

Deseo controlar las cosas en mi vida. Quiero controlarme a mi mismo y romper mis malos hábitos. Quiero que ciertas cosas sucedan de cierta manera. Pero no quiero atravesar por el sufrimiento que acompaña esa necesidad de estar en control. Espero que usted me pueda ayudar a reconciliar esa habilidad de hacer que las cosas sucedan y ser la causa y efecto de mi vida sin sentir temor de la potencial pérdida y sufrimiento que podrían surgir a raíz de ese control.

R: Seria más fácil si hubiese una sencilla respuesta para todo el tema del control. ¡Si intentar controlar las cosas en realidad fuese algo malo, entonces todos nos hubiésemos rendido hace mucho tiempo! Pero, intentar tener control es un impulso natural porque a veces funciona.

Para que un comportamiento sea reforzado, solo tiene que funcionar en algunas ocasiones. Por tanto, es natural que intentemos tener control de las cosas, incluso cuando hacerlo solo funcione ocasionalmente.

Muchas veces termina en un esfuerzo fallido e incluso sufrimiento.

La verdad es que tanto estamos en control como fuera de control en la vida. Esta es la naturaleza de la dualidad en este nivel de la realidad.

Sin embargo, esa no es la verdad total sobre el control.

Si no estamos completamente en control, ¿entonces qué es lo que controla? ¿Es la vida solamente una serie de eventos al azar, incluyendo las interacciones al azar de un grupo de individuos que aparentemente tienen libre albedrío, todos intentando controlar las cosas pero solamente lográndolo a veces? O ¿existe también algo mayor, una Presencia más sabía que afecta lo que ocurre? ¿Qué tal si una inteligencia divina dicta la vida? ¿Estamos entonces, nosotros en control de algo?

Tras todos los eventos de la vida, existe una sabiduría más profunda.

Sabe qué debe suceder y la mayor parte del tiempo logra que suceda. Digo "la mayor parte del tiempo" porque esta inteligencia mayor en realidad no tiene prisa para llegar a un punto, tiene toda la eternidad para lograrlo. Le gustan las sorpresas y cambios que los aparentes egos traen al drama de la vida, y por tanto les deja interferir hasta cierto grado. Esto es debido a que sabe que no pueden hacer ningún daño real y a la larga llegará a donde desea de todos modos.

Uno de mis amigos tiene un sistema de navegación en su carro que le dice donde doblar. Le pregunte, ¿qué sucede si no doblas donde indica?

Me dijo, por un rato intenta que te devuelvas y dobles donde te había indicado. Sin embargo, si no lo haces, calculará una nueva ruta y te dará instrucciones basado en el hecho de que no doblaste. La inteligencia profunda es así. Le permite triunfar y fracasar en su intento por controlar las cosas, luego parte de ahí y provoca que acontezca aquello que en realidad necesita suceder.

Existe un juego dinámico entre la capacidad de nuestro ego de controlar las cosas y la capacidad del Ser de controlar las cosas. ¡Eso es una fórmula de sorpresas, misterios y drama! ¡Y también están todas esas aparentes personas intentando controlar las cosas! ¡Qué baile más loco!

Cuando podemos tener esta perspectiva mayor en relación a nuestros esfuerzos por controlar, naturalmente aflojamos el control del volante.

¿Por que esforzarnos tanto por controlar todo, incluso cuando hay tantas fuerzas en el camino? Esta perspectiva no hará que deje de controlar las cosas por completo, pero si aliviará su sentido de sufrimiento al respecto. Esos esfuerzos son naturales, pero no son tan importantes.

Usted maneja dentro de su mejor habilidad, pero no controla los resultados. A veces llega donde quiere ir, otras veces no. ¡Incluso, a veces llega a lugares mejores de los que esperaba!

Quizá el ego y todas sus fuerzas de control solo son una etapa de desarrollo necesaria. Una vez usted, como ego, ha llegado tan lejos como puede con sus propios esfuerzos, alcanza un punto donde solo puede seguir avanzando si se rinde. Sin embargo, rendirse no es algo que usted como ego, puede hacer. El ego solamente puede experimentar el dilema de su impulso por esforzarse y luego ver la inutilidad de su esfuerzo, hasta que algo más sucede, la rendición.

¿Qué hay más allá de su esfuerzo? ¿Qué está sucediendo ahora que no necesita ser controlado? Al plantear la pregunta, sin buscar respuestas, otra dimensión de la experiencia puede ser revelada, una dimensión llena de paz, alegría y amor. Este no es un lugar para controlar o dejar de controlar, sino uno que brinda apertura más allá de la experiencia de control.

Es aquí que el sufrimiento, nacido de nuestros esfuerzos por controlar, es resuelto y se convierte en disfrutar el baile de la vida. La pérdida solo es un giro más dentro del baile. Solo se hace el esfuerzo para continuar el movimiento y el baile. No existe un lugar de ir o no ir, nada de hacer o no hacer.



Extracto del libro:
Eso es eso
aka Nirmala
Fotografía tomada de internet

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