viernes, 5 de noviembre de 2021
28.TEORÍA Y PRÁCTICA.
Mucha gente dice: ¡Yo no creo en esto o en lo otro! Me refiero a costumbres corrientes. Sin embargo, no pueden dejar de pensar en ello. Actúan al mismo tiempo creyendo y no creyendo y este enfrentamiento con sus propias creencias es origen de sufrimiento y de malestar por lo incoherente que resulta.
Se demuestra con ello que no basta con creer o con comprender. Después de esto viene el escalón de ejercitarse, actuar con ejercicios hasta desenraizarlo.
Los Ejercicios o Prácticas de descondicionamiento son los que nos enseñan instructores y maestros. Ya están inventadas, ¿para qué resistirse?
¡Es un largo Camino pero… es muy ancho!
Bibliografía:
La luciérnaga ciega: Soko Daido Ubalde
Fotografía tomada de internet
jueves, 4 de noviembre de 2021
OBSTACULOS
Este texto que reproduzco aquí no es en realidad un cuento, sino más bien una meditación guiada, diseñada en forma de ensueño dirigido, para explorar las verdaderas razones de algunos de nuestros fracasos. Me permito sugerirte que lo leas lentamente, intentando detenerte unos instantes en cada frase, visualizándote en cada situación.
Voy andando por un sendero.
Dejo que mis pies me lleven.
Mis ojos se posan en los árboles, en los pájaros, en las piedras.
En el horizonte se recorta la silueta de una ciudad.
Agudizo la mirada para distinguirla bien.
Siento que la ciudad me atrae.
Sin saber cómo, me doy cuenta de que en esta ciudad puedo encontrar todo lo que deseo.
Todas mis metas, mis objetivos y mis logros.
Mis ambiciones y mis sueños están en esa ciudad.
Lo que quiero conseguir, lo que necesito, lo que más me gustaría ser, aquello a lo cual aspiro, lo que intento, por lo que trabajo, lo que siempre ambicioné, aquello que sería el mayor de mis éxitos.
Me imagino que todo eso está en esa ciudad.
Sin dudar, empiezo a caminar hacia ella.
A poco de andar, el sendero se hace cuesta arriba.
Me canso un poco, pero no importa.
Sigo.
Diviso una sombra negra, más adelante, en el camino.
Al acercarme, veo que una enorme zanja me impide mi paso.
Temo... dudo.
Me enoja que mi meta no pueda conseguirse fácilmente.
De todas maneras decido saltar la zanja. Retrocedo, tomo impulso y salto...
Consigo pasarla.
Me repongo y sigo caminando.
Unos metros más adelante, aparece otra zanja.
Vuelvo a tomar carrera y también la salto.
Corro hacia la ciudad: el camino parece despejado.
Me sorprende un abismo que detiene mi camino.
Me detengo. Imposible saltarlo
Veo que a un costado hay maderas, clavos y herramientas.
Me doy cuenta de que está allí para construir un puente.
Nunca he sido hábil con mis manos.
... Pienso en renunciar.
Miro la meta que deseo... y resisto.
Empiezo a construir el puente.
Pasan horas, o días, o meses.
El puente está hecho.
Emocionado, lo cruzo.
Y al llegar al otro lado... descubro el muro.
Un gigantesco muro frío y húmedo rodea la ciudad de mis sueños...
Me siento abatido...
Busco la manera de esquivarlo.
No hay caso.
Debo escalarlo.
La ciudad está tan cerca...
No dejaré que el muro impida mi paso.
Me propongo trepar.
Descanso unos minutos y tomo aire...
De pronto veo, a un costado del camino, un niño que me mira como si me conociera.
Me sonríe con complicidad.
Me recuerda a mí mismo... cuando era niño.
Quizás por eso, me animo a expresar en voz alta mi queja:
- ¿Por qué tantos obstáculos entre mi objetivo y yo?
El niño se encoge de hombros y me contesta:
- ¿Por qué me lo preguntas a mí?
Los obstáculos no estaban antes de que tú llegaras...
Los obstáculos los trajiste tú.
Extracto del libro:
Cuentos para pensar
Jorge Bucay
Fotografía de Internet
miércoles, 3 de noviembre de 2021
ESTAR PRESENTE CON LOS SENTIMIENTOS
P: Hay una compulsión que parece surgir del sentido de carencia que me obliga a sentir una necesidad de ser mejor de lo que soy, crecer, evolucionar, alcanzar mi mayor potencial. A veces está cubierto en espiritualidad, pero pienso que es una sensación de carencia, insuficiencia y miedo de que la misma provocara que sea abandonado, maltratado, o sufrimiento. Algo me dice que debo ser especial para sobrevivir y satisfacer mis necesidades; algo me dice que debo ser mejor de lo que soy y mejor que los demás. Esto no me permite relajarme y simplemente ser lo que Yo soy, lo cual no requiere esfuerzo. Somos seres por naturaleza.
¡Lo sé, pero sigo esforzándome para convertirme en algo mejor!
Tengo una sensación de desesperanza, quizá esto sea parte del desprendimiento.
Me doy cuenta de que desprenderme es necesario, pero no sé cómo rendirme.
Supongo que aquello que Soy se rendirá cuando Yo esté lo suficientemente relajada para verlo. ¿Cuáles son sus impresiones? ¿Cómo navego en estas aguas?
R: Esta bien que se esfuerce en mejorar. No hace daño, y muchas veces es cuando hemos fallado completamente al intentar ser mejores que algo mas cambia desde adentro. No nos rendimos; es algo que nos sucede.
Mientras tanto, usted puede sentir mucha curiosidad sobre la experiencia completa de lucha y miedo. Mientras más presente esté con ellos, mas podrá la consciencia en sí transformar la experiencia. Su único trabajo es estar presente ante todo y con las emociones, tanto como le sea posible. Esto fortalece su capacidad de estar con sus sentimientos mientras surgen sin suprimirlos ni expresarlos. Entonces cuando la Presencia y la entrega se revelan, podrá estar con la experiencia también. Mientras más practica estar presente con los sentimientos y su experiencia, más fácil le será.
El sufrimiento solamente es un problema cuando pensamos que lo es. Una vez deja de verlo como tal, deja de serlo. El sufrimiento es como un espejismo: cuando se acerca, ve que no existe. Eventualmente, toda su lucha le acercará más al sufrimiento en sí, donde comenzara a ver su naturaleza. Entonces se encontrara más y más capaz de descansar dentro de los patrones difíciles y ver que solo son ideas, espejismos en su propia mente.
Extracto del libro:
Eso es eso
aka Nirmala
Fotografía tomada de internet
martes, 2 de noviembre de 2021
22. MI CORAZÓN ARDE COMO EL FUEGO
Soyen Shaku, el primer maestro de zen que llegó a Estados Unidos, decía: «Mi corazón arde como el fuego, pero mis ojos están tan fríos como cenizas apagadas». Compuso las siguientes reglas que practicó todos los días de su vida.
Por la mañana, antes de vestirte, enciende incienso y medita.
Retírate a una hora regular. Toma alimentos a intervalos regulares. Come con moderación y nunca hasta quedar saciado.
Recibe a un invitado con la misma actitud que tienes cuando estás solo. Y cuando estés a solas, mantén la misma actitud que tienes al recibir invitados.
Ten cuidado con lo que dices y, digas lo que digas, practícalo.
Cuando se presenta una oportunidad, no dejes que pase de largo, pero piensa siempre dos veces antes de actuar.
No lamentes el pasado. Mira hacia el futuro.
Ten la actitud valiente de un héroe y el corazón tierno de un niño.
Al retirarte a descansar, duerme como si ése fuera tu último sueño. Al despertar, abandona de inmediato la cama, como si hubieras tirado un par de zapatos viejos.
Extracto del libro:
Zen flesh. Zen bones
Paul reps y Nyogen senzaki
Fotografía de Internet
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